No hay pandemia que frene al tren chino en Duisburgo
La ciudad alemana, punto de llegada en el centro de Europa de la Nueva Ruta de la Seda, lucha por atraer capital en un clima de creciente tensi¨®n pol¨ªtica con Pek¨ªn
Los trenes chinos llegan cargados a Duisburgo. En el gran puerto interior de Europa recalan ahora incluso m¨¢s convoyes procedentes de China que antes de la pandemia. ¡°Las exportaciones chinas se han recuperado muy r¨¢pido. Ahora recibimos entre 45 y 60 trenes semanales¡±, explica Martin Murrack, responsable de Finanzas del Ayuntamiento de la ciudad alemana. Se trata de una cifra r¨¦cord frente a los 35 de ¨¦pocas anteriores. Mientras las relaciones diplom¨¢ticas entre Europa y China se tensan a ra¨ªz de la gesti¨®n de una epidemia que ha acabado por contagiar al mundo entero, a pie de v¨ªa las relaciones comerciales gozan de excelente salud. La Nueva Ruta de la Seda ha burlado a la pandemia a su llegada a Europa en tren.
La realpolitik se siente con especial intensidad en esta ciudad del oeste de Alemania. Aqu¨ª los chinos son una suerte de M¨ªster Marshall al que las autoridades se esfuerzan por seducir. El man¨¢ asi¨¢tico se concibe vital para la reconversi¨®n de esta antigua localidad minera de 500.000 habitantes, que no acaba de despegar y que de alguna forma representa el dilema de otras ciudades del continente, ¨¢vidas de inversiones chinas pero recelosas del impacto pol¨ªtico en la protecci¨®n de derechos y en la opini¨®n p¨²blica que acompa?a a la expansi¨®n asi¨¢tica.
Duisburgo es la puerta de entrada a Europa de los trenes de la Nueva Ruta de la Seda, a trav¨¦s de la cual llegan mercanc¨ªas chinas. Es el centro de distribuci¨®n y desde aqu¨ª la mercanc¨ªa se carga en otros trenes, barcos o camiones, que despu¨¦s recorren Europa. Italia, Francia, el Reino Unido o los pa¨ªses escandinavos son algunos de los destinos finales de los productos.
Noah Barkin, investigador del German Marshall Fund en Berl¨ªn, piensa que en Alemania ¡°hay una gran divergencia entre el debate pol¨ªtico, que se ha vuelto m¨¢s cr¨ªtico hacia China, y las relaciones econ¨®micas sobre el terreno¡±. Esa divergencia se acent¨²a con una pandemia que paraliz¨® las econom¨ªas europeas y las ha abocado a una recesi¨®n. ¡°Alemania ve a China como una v¨ªa de salida de la recesi¨®n. China fue el primer pa¨ªs afectado [por la covid-19] y tambi¨¦n el primero en superarlo. Las empresas alemanas tienen mucho inter¨¦s en recuperar el comercio con China¡±, defiende.
Cuando estall¨® la pandemia, los trenes procedentes de Wuhan ¡ªuno de los cinco lugares de origen de los convoyes y zona cero de la covid¡ª se pararon durante un par de semanas, pero enseguida reanudaron sus trayectos. ¡°Mi impresi¨®n es que los chinos est¨¢n produciendo m¨¢s debido al virus para compensar el tiempo perdido¡±, explica Daniel Thomas, de la empresa Duisburg Intermodal Terminal (DIT), que trabaja en el puerto. Alemania, prosigue, recibe ahora m¨¢s material m¨¦dico, como un cargamento que ha llegado hace poco con destino al Reino Unido de mascarillas y trajes protectores para el personal sanitario. A cambio, llegan menos peque?os electrodom¨¦sticos y en general bienes de consumo, ante la mayor prudencia de los consumidores europeos.
El volumen de mercanc¨ªas transportadas por tren es todav¨ªa mucho menor que por v¨ªa mar¨ªtima, pero el repunte general de las importaciones procedentes de China resulta evidente. Los ¨²ltimos datos de la oficina alemana de estad¨ªsticas indican que en junio la mayor¨ªa de las importaciones que llegaron al pa¨ªs proced¨ªan del gigante asi¨¢tico, con un incremento de un 20,2% con respecto al mismo mes del a?o pasado y un 5,7% m¨¢s que en los seis primeros meses de 2019. Adem¨¢s, las exportaciones de Alemania a China crecieron en junio un 15,4% en comparaci¨®n con igual mes del pasado ejercicio, lo que significa que el comercio con ese pa¨ªs ya est¨¢ jugando un importante papel en la recuperaci¨®n de la econom¨ªa alemana tras la pandemia.
La interdependencia econ¨®mica entre China y Alemania es brutal. China fue en 2019 por cuarto a?o consecutivo el socio comercial m¨¢s importante de Alemania. El a?o pasado, el comercio bilateral sum¨® algo m¨¢s de 206.000 millones de euros, por delante de Estados Unidos y Holanda. Los datos de la Federaci¨®n de la Industria Alemana (BDI) indican adem¨¢s que en China hay 5.200 empresas alemanas. La canciller alemana, Angela Merkel, ha viajado una docena de veces en visita oficial a China y ha dedicado a las relaciones con el gigante asi¨¢tico un lugar central en la presidencia alemana de turno de la UE que arranc¨® el 1 de julio y termina a final de a?o. La gran cumbre UE-China, inicialmente prevista para septiembre en Leipzig, se ha pospuesto, de momento, a la espera de que la evoluci¨®n del virus permita un encuentro f¨ªsico.
V¨ªnculos con Wuhan
Puede que en el resto de Europa Duisburgo apenas se conozca o como mucho evoque la suciedad y el gris¨² asociados al carb¨®n, pero en China es al rev¨¦s: es sin¨®nimo de la Alemania del ¨¦xito y las oportunidades comerciales. La visita del presidente chino, Xi Jinping, a Duisburgo en 2014 puso para muchos de sus compatriotas a la ciudad germana en el mapa. Johannes Pflug, comisionado para las relaciones con China del Gobierno de Duisburgo, explica que por aquellos a?os los chinos hab¨ªan estudiado varios pa¨ªses, pero finalmente se dieron cuenta de que la ciudad era el lugar id¨®neo al estar muy bien comunicada con el resto del continente. La ciudad era concebida como una suerte de cruce de caminos por carretera, avi¨®n, tren y tambi¨¦n por r¨ªo. Los Pa¨ªses Bajos quedan solo a media hora, B¨¦lgica a una y Francia a dos y media.
Duisburgo est¨¢ hermanada con Wuhan, el foco inicial de la pandemia, desde 1982; es el hermanamiento m¨¢s antiguo entre una ciudad china y una alemana. El Ayuntamiento tiene hasta una gran sala dedicada a Wuhan donde se exhiben los adornos y obsequios de las delegaciones oficiales chinas. Las empresas de Duisburgo van a China una vez al a?o. Y 60 delegaciones chinas visitan la ciudad alemana cada a?o.
Hasta 2013, Pflug, de 73 a?os, era portavoz de la comisi¨®n de Exteriores del Partido Socialdem¨®crata en el Bundestag y cuenta que entonces el embajador chino le dijo: ¡°Tengo una sorpresa. ?Ha o¨ªdo hablar de la Ruta de la Seda? Queremos hacer de Duisburgo el punto de llegada¡±. Pflug contin¨²a: ¡°Viajamos a Chongqing y all¨ª nos hicieron una presentaci¨®n del proyecto y al final de la l¨ªnea de tren aparec¨ªa Duisburgo. Pensamos que se hab¨ªan equivocado, que igual quer¨ªan decir D¨¹sseldorf, pero no¡±. El 28 de marzo de 2014, llegaba el primer tren oficial desde Chongqing. Ahora los trenes parten de Xi¡¯an, Wuhan, Yiwu y Shilong con un ¨²nico destino: Duisburgo.
El tren tarda unos 16 d¨ªas en llegar, dependiendo del punto de partida en China. El barco, mucho m¨¢s barato, tarda entre 30 y 40 d¨ªas. De China llegan productos electr¨®nicos, ropa, juguetes, decoraciones navide?as... casi de todo. Tambi¨¦n motocicletas y bicicletas el¨¦ctricas, cada vez m¨¢s demandadas en Europa. Pero el continente tambi¨¦n exporta. Entre otras mercanc¨ªas, piezas de autom¨®viles, vino, cerveza y productos qu¨ªmicos. Alemania exporta m¨¢quinas textiles para fabricar ropa en China, que luego vuelve a Europa, trazando uno de esos c¨ªrculos propios de las din¨¢micas globalizadoras. Los avances tecnol¨®gicos en forma de contenedores refrigerados a 16 grados cent¨ªgrados han permitido ampliar el cat¨¢logo de los intercambios a productos perecederos.
En el puerto se ven numeroros contenedores, muchos con matr¨ªcula china. El continuo movimiento de gr¨²as gigantes es la viva imagen de una gran factor¨ªa al aire libre en la que se abre paso una v¨ªa f¨¦rrea a la que llegan los trenes de China. ¡°La imagen de Pek¨ªn no ha empeorado con la crisis [sanitaria]. La gente no deja de querer productos chinos. El apetito por hacer negocios con China no ha cambiado¡±, explica Murrack. ¡°Puede que haya una masa de gente que critique c¨®mo ha gestionado China la pandemia, pero aqu¨ª no hay cambios respecto a nuestras relaciones¡±. Este pol¨ªtico municipal considera adem¨¢s que algunas acusaciones son infundadas: ¡°Se critic¨® el confinamiento decretado por el Gobierno de Pek¨ªn, pero luego en Europa hicimos m¨¢s o menos lo mismo¡±.
Murrack se muestra consciente de que la estrecha cooperaci¨®n con China, por muy necesaria que sea, no se halla exenta de cr¨ªticas, pero recalca: ¡°Aqu¨ª es distinto, porque no hemos vendido nada a los chinos. El puerto es 100% propiedad p¨²blica. Un tercio es de la ciudad y dos tercios del Estado de Renania del Norte-Westfalia, al que pertenece Duisburgo. No queremos vender las infraestructuras¡±. Hace alusi¨®n as¨ª a la experiencia del puerto del Pireo en Atenas, cuya mayor¨ªa accionarial adquiri¨® Pek¨ªn y asumi¨® la gesti¨®n a ra¨ªz de la crisis financiera de 2008.
Reconversi¨®n industrial
Duisburgo se encuentra en la cuenca del Ruhr. Fue una de esas ciudades del oeste de Alemania que prosper¨® con la miner¨ªa, pero que con la llegada de la reconversi¨®n industrial languideci¨®. El desempleo se dispar¨® y con ¨¦l los problemas sociales y un cierto estigma, que todav¨ªa arrastra la regi¨®n. Reemplazar el carb¨®n y el acero por la log¨ªstica, de la mano de los chinos, es una decisi¨®n estrat¨¦gica que en Duisburgo est¨¢n dispuestos a explotar al m¨¢ximo, sin complejos. ¡°Las compa?¨ªas log¨ªsticas nos han ayudado mucho en ingresos y en puestos de trabajo. No tienen que ser puestos cualificados¡±, recuerda Murrack en su despacho del Ayuntamiento.
La gran terminal log¨ªstica emplea a 6.000 trabajadores en medio de la nube de empresas asociadas a la gran infraestructura portuaria. A¨²n as¨ª, el desempleo roza el 12%, una cifra muy superior a la media nacional del 5,8%. Un paseo por la ciudad deja claro que no hay ni rastro del poder¨ªo econ¨®mico que se respira en ciudades alemanas como M¨²nich, Hamburgo o la cercana D¨¹sseldorf.
Erich Staake, consejero delegado del puerto de Duisburgo, considera que muchos en Europa ¡°tienen miedo de las inversiones chinas¡± pero ¨¦l cree, sin embargo, que son buenas para ellos. En pleno pico de la pandemia, cuando casi parec¨ªa que el mundo se iba a acabar, el m¨¢ximo responsable del puerto de Duisburgo se mostraba optimista, sabedor del robusto v¨ªnculo comercial que les une con las ciudades asi¨¢ticas. Staake asegura que el objetivo del puerto es lograr m¨¢s volumen y m¨¢s contenedores de mercanc¨ªas procedentes de China. En crisis como la actual, el tren gana en atractivo respecto al transporte mar¨ªtimo, que es menos previsible y m¨¢s lento. El gran centro log¨ªstico que dirige Staake se beneficia, de hecho, de la intersecci¨®n fluvial entre los r¨ªos Rin y Ruhr; y la infraestructura se asienta sobre las antiguas acer¨ªas.
¡°Ahora [el intercambio] funciona mucho mejor que hace unos a?os. Poco a poco se han desatascado cuellos de botella como el de la frontera con Bielorrusia por el ancho de v¨ªa¡±, asegura Daniel Thomas, de la empresa Duisburg Intermodal Terminal (DIT), que trabaja en el puerto. ¡°A los chinos les interesan los negocios y saben que Europa es un buen destino para sus productos y que Alemania es una econom¨ªa fuerte. Son muy pragm¨¢ticos y quieren tener una base en Europa. Hamburgo y R¨®terdam [en los Pa¨ªses Bajos] se centran m¨¢s en el barco y Duisburgo, en el tren¡±, a?ade. Alemania es conocida adem¨¢s por ser un lugar seguro en el que los trabajadores tienen fama de ser eficientes.
Pflug es un gran defensor de la cooperaci¨®n con China y ha visto c¨®mo las relaciones con el gigante asi¨¢tico han cambiado radicalmente en los ¨²ltimos a?os. ¡°Son un im¨¢n tambi¨¦n para otras empresas que piensan: ¡®Si vienen los chinos, nosotros tambi¨¦n vamos¡±. Pflug explica que la balanza comercial poco a poco se va compensando. Que si antes el 70% eran trenes que llegaban cargados y apenas el 30% sal¨ªan de Alemania rumbo a China, ahora la relaci¨®n se aproxima m¨¢s al 60%-40%. En el puerto aseguran, sin embargo, que de cada dos trenes que llegan, apenas uno parte de vuelta y no todos vuelven llenos.
Crecimiento estrat¨¦gico
En el consistorio, el entusiasmo no decae. ¡°Esto est¨¢ creciendo muy r¨¢pido y queremos construir otro puerto. Creemos que en los a?os que vienen [la econom¨ªa] crecer¨¢ mucho m¨¢s. No es tan grande como la producci¨®n de acero, pero est¨¢ creciendo y estamos interesados en que [los chinos] se sientan c¨®modos. El mercado chino todav¨ªa crece mucho comparado con Europa. Y sobre todo, hay un crecimiento estrat¨¦gico en ciertos sectores, como en inteligencia artificial; y tenemos mucho inter¨¦s en abrir el camino para las empresas de Duisburgo. Ellos a la vez tienen mucho inter¨¦s en nuestra transici¨®n energ¨¦tica y en las [energ¨ªas] renovables¡±, explica el n¨²mero dos del consistorio.
Kai Yu es una gestora cuya misi¨®n es traer negocios chinos a la ciudad y asegura que han logrado captar al menos a 20 empresas en el ¨²ltimo a?o, sobre todo dedicadas a la importaci¨®n/exportaci¨®n. En los ¨²ltimos tres a?os ha recibido muchas peticiones de China, tambi¨¦n para comprar oficinas, naves industriales y casas. ¡°Cada vez hay m¨¢s inter¨¦s [hacia Duisburgo]¡± indica. Kai habla tambi¨¦n de una creciente cooperaci¨®n en sectores como la inteligencia artificial, por ejemplo, para coches aut¨®nomos.
La voluntad pol¨ªtica de atraer a los inversores est¨¢ ah¨ª, pero que esa especie de M¨ªster Marshall chino no pase de largo y se marche con sus mercanc¨ªas a otra parte es el gran reto de la ciudad. Duisburgo explora su propio camino para conseguirlo. Pflug explica que ahora est¨¢n en lo que denominan la Fase III, en la que la idea es que las inversiones chinas reviertan en la ciudad; y cita como ejemplo la construcci¨®n de dos hoteles y el proyecto de Trade Center, en marcha desde hace un a?o cerca del puerto. Ese camino es espinoso, sobre todo, en relaci¨®n a su colaboraci¨®n con Huawei, el pol¨¦mico gigante de telecomunicaciones chino, enemigo declarado de Washington por el desarrollo de la red 5G. Los temores de que Pek¨ªn utilice la tecnolog¨ªa para espiar a sus rivales pol¨ªticos y comerciales est¨¢n tambi¨¦n muy presentes en los Parlamentos del Viejo Continente, incluido el Bundestag alem¨¢n.
Estudiantes
Lo curioso sin embargo, es que el fervor de los despachos por las relaciones con China apenas se siente en las calles de Duisburgo. Pflug cuenta que hay unos 2.000 estudiantes chinos en la zona, muy orientados a los negocios. Susanne L?hr, directora del Instituto Confucius de la cuenca del Ruhr, donde ense?an chino a los alemanes, matiza que los estudiantes chinos estaban en la ciudad antes de la Nueva Ruta de la Seda, que en esta zona hay muchos programas universitarios de ingenier¨ªa y que eso despierta mucho inter¨¦s entre los chinos. ¡°Preferiblemente van a Estados Unidos, pero las universidades alemanas tienen muy buena reputaci¨®n y hay colaboraci¨®n con universidades chinas¡±.
En la cafeter¨ªa de la Universidad, en Essen, dos estudiantes alemanes mantienen un intercambio ling¨¹¨ªstico con tres j¨®venes chinas. Las chicas llegaron el a?o pasado de la Universidad de Wuhan. Una de ellas, Ruoheng Yuan, explica que podr¨ªa haber ido a estudiar a Francia, pero que eligi¨® Alemania porque la econom¨ªa es fuerte. ¡°Hay muchas empresas famosas alemanas en China y tienen muy buena reputaci¨®n¡±. Conversa con ellas David Missal, un joven alem¨¢n que fue expulsado de Hong Kong, donde trabajaba como becario en una fundaci¨®n de derechos humanos. A las puertas de la biblioteca hay un cierto goteo de rostros asi¨¢ticos que entran y salen con los libros debajo del brazo.
La guerra por atraer a los inversores chinos no solo se libra con otros pa¨ªses europeos, tambi¨¦n con ciudades cercanas como D¨¹sseldorf con un gran aeropuerto y una pujante comunidad china. Cuenta con otra gran ventaja para los chinos: una oferta gastron¨®mica incomparable.
Hace dos a?os, Stefanie Meyer se anim¨® a montar una empresa consultora, dedicada a la formaci¨®n intercultural con China. Meyer hab¨ªa estudiado ciencias asi¨¢ticas y vivido en China. Cuando la ciudad decidi¨® que quer¨ªa convertirse en un polo log¨ªstico, crearon una red de empresarios interesados en contactar con potenciales inversores chinos. ¡°Duisburgo quiere ser un lugar atractivo para los inversores chinos. La idea es atraer a m¨¢s empresas con sus familias, que se instalen aqu¨ª. Poco a poco va sucediendo, pero hace falta tiempo. En China, tratan de mantener su riqueza dentro del pa¨ªs¡±. Meyer ayuda tambi¨¦n a empresarios chinos a lidiar con la sociedad alemana. No siempre es f¨¢cil. ¡°Los chinos se comunican de forma muy indirecta, pero los alemanes somos directos y podemos parecer bruscos y maleducados¡±.
Cuenta Meyer que hay tambi¨¦n muchas diferencias a la hora de hacer negocios, que los chinos son hiperflexibles, mientras que los alemanes necesitan organizar todo con tiempo. ¡°Objetivos, plazos, tareas asignadas¡ todo tiene que estar planeado¡±. Ahora tienen las esperanzas puestas en la nueva ley de inmigraci¨®n alemana, que entr¨® en vigor en primavera y que facilita la entrada de trabajadores cualificados. Meyer trabaja, entre otros, con hospitales alemanes para ense?arles c¨®mo retener a los trabajadores chinos, para explicarles qu¨¦ es lo que ellos valoran. ¡°Los alemanes tienen que entender que para muchos trabajadores chinos la f¨¢brica es tambi¨¦n la familia¡±, asegura.
Huawei y la seguridad nacional
Pflug deja claro que esta ciudad es un caso aparte. ¡°Desde hace a?os cooperamos muy bien con Huawei. La UE y la OTAN deben decidir qu¨¦ es lo relevante desde un punto de vista de seguridad y estrat¨¦gico. Lo que no puede ser es que en Berl¨ªn se dediquen a predicar las bondades de la digitalizaci¨®n y luego vengan los periodistas a preguntarnos que qu¨¦ pasa con los derechos humanos¡±.
En Duisburgo trabajan junto a Huawei en un proyecto de Smart city, de ciudad inteligente, pero reconocen que todav¨ªa no est¨¢ claro cu¨¢nto se puede implementar de su tecnolog¨ªa, porque no todo lo que funciona en China, como por ejemplo reconocimiento facial es aplicable aqu¨ª. Otros proyectos como farolas inteligentes o sensores en los aparcamientos son m¨¢s compatibles. Murrack piensa adem¨¢s que el viento sopla a su favor y que si algo ha evidenciado esta crisis es ¡°que la digitalizaci¨®n sea m¨¢s importante todav¨ªa. Incluso los m¨¢s esc¨¦pticos, se han dado cuenta. Ha aumentado el teletrabajo y la necesidad de comunicarse de forma digital¡±.
Pflug deja claro que esta ciudad es un caso aparte. ¡°Desde hace a?os cooperamos muy bien con Huawei. La UE y la OTAN deben decidir qu¨¦ es lo relevante desde un punto de vista de seguridad y estrat¨¦gico. Lo que no puede ser es que en Berl¨ªn se dediquen a predicar las bondades de la digitalizaci¨®n y luego vengan los periodistas a preguntarnos que qu¨¦ pasa con los derechos humanos¡±.
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