Joe Biden y Xi Jinping abordar¨¢n en su primer encuentro en un a?o la crisis en Oriente Pr¨®ximo y Taiw¨¢n
Los presidentes de EE UU y de China se re¨²nen en San Francisco con el objetivo de estabilizar una relaci¨®n cargada de desconfianza. La lucha contra el tr¨¢fico de fentanilo tambi¨¦n est¨¢ en la agenda de la cita
Restablecer las l¨ªneas de comunicaci¨®n. Enderezar la relaci¨®n de modo que un incidente arbitrario no desencadene una crisis de consecuencias impredecibles. La muy esperada cumbre entre los dos hombres m¨¢s poderosos del mundo, el presidente de EE UU, Joe Biden, y su hom¨®logo de China, Xi Jinping, este mi¨¦rcoles en la bah¨ªa de San Francisco, tiene como objetivo primordial serenar unos lazos tan importantes como turbulentos entre las dos grandes potencias econ¨®micas mundiales. Ambos abordar¨¢n asuntos como la crisis en Oriente Pr¨®ximo, la guerra en Ucrania, Taiw¨¢n o la lucha contra el tr¨¢fico de fentanilo.
El encuentro tendr¨¢ lugar a 40 kil¨®metros del centro de San Francisco, en la hist¨®rica mansi¨®n de Filoli -una residencia campestre de principios del siglo XX con jardines de estilo ingl¨¦s muy visitada por los turistas-. Un enclave id¨ªlico, alejado de las fuertes medidas de seguridad que, debido a la la cumbre de la APEC en la que ambos participan esta semana, han convertido las cuadras del downtown en una claustrof¨®bica sucesi¨®n de jaulas.
Es la primera ocasi¨®n en que ambos tienen contacto, sea cara a cara o sea por tel¨¦fono, en un a?o entero. Nueve meses despu¨¦s de que el paso de un globo aerost¨¢tico chino por espacio a¨¦reo de EE UU hiciera entrar la relaci¨®n bilateral en barrena, el encuentro representa una se?al de inter¨¦s de los dos l¨ªderes por mantener la comunicaci¨®n. No se esperan anuncios de acuerdos espectaculares, ni avances en asuntos espinosos como Taiw¨¢n o la rivalidad tecnol¨®gica. Pero el hecho de que se sienten a conversar ya es, en s¨ª mismo, un signo de progreso y un gesto para estabilizar una relaci¨®n cuajada de antagonismo, asperezas y desconfianza.
El propio Biden apuntaba, antes de partir hacia San Francisco, que su objetivo es que las relaciones vuelvan ¡°a su curso normal de contactos¡±, aunque los dos gobiernos mantengan sus desacuerdos. ¡°Poder llamar por tel¨¦fono y hablarnos si hay una crisis. Poder asegurarnos de que nuestros militares mantienen comunicaci¨®n mutua¡±, sosten¨ªa en la Casa Blanca. ¡°No intentamos desacoplarnos de China, lo que queremos es cambiar la relaci¨®n a mejor¡±.
Un d¨ªa antes, su consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, lo hab¨ªa resumido as¨ª: ¡°los l¨ªderes abordar¨¢n algunos de los elementos fundamentales de la relaci¨®n bilateral, incluida la importancia de fortalecer las l¨ªneas abiertas de comunicaci¨®n y gestionar nuestra competici¨®n de modo responsable, para que no derive en conflicto. ¡°La manera en que podemos lograrlo es mediante una intensa diplomacia. As¨ª es como aclaramos malentendidos y evitamos sorpresas¡±.
Tanto Biden como Xi llegan a San Francisco, donde esta semana se celebra la cumbre del Foro de Cooperaci¨®n Econ¨®mica Asia Pac¨ªfico (APEC), con la necesidad de que la cumbre sea un ¨¦xito. El presidente chino aterriza en California despu¨¦s de dos a?os complicados de mandato, que han visto protestas ciudadanas sin precedentes en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas, el final de la pol¨ªtica de cero covid, una econom¨ªa que se tambalea y misteriosos relevos en el Gobierno que han dejado al Ejecutivo sin ministro de Defensa. Por su parte, el estadounidense est¨¢ a punto de entrar en el fragor de la campa?a electoral para las presidenciales de 2024 en pleno estallido del conflicto entre Israel y Ham¨¢s y mientras contin¨²a sin verse un final a la guerra en Ucrania.
Encarrilar la relaci¨®n
¡°Esta es una cumbre dise?ada para apuntalar la relaci¨®n con la esperanza de que no se deteriore m¨¢s, de cara a un a?o potencialmente muy vol¨¢til, en el que est¨¢n previstas nuestras propias elecciones a finales, y las elecciones de Taiw¨¢n en enero¡±, apunta en una charla con periodistas Mike Froman, antiguo negociador de Comercio Exterior en la Administraci¨®n de Barack Obama y ahora en el think tank Council for Foreign Affairs. ¡°Los dos quieren encarrilar la relaci¨®n, estabilizarla, para poderse centrar en sus desaf¨ªos internos¡±, opina por su parte Ian Johnson, del mismo centro.
Taiw¨¢n, la isla de r¨¦gimen democr¨¢tico que China considera parte de su territorio y no renuncia a unificar por la fuerza, es la gran l¨ªnea roja para Pek¨ªn, que vigilar¨¢ con atenci¨®n esos comicios. El Gobierno de Xi desea un triunfo del conservador Kuomintang, m¨¢s inclinado a una buena relaci¨®n con China, mientras que contemplar¨ªa con horror un nuevo triunfo del Partido Dem¨®crata Progresista y su pol¨ªtica de distanciamiento del otro lado del estrecho de Taiw¨¢n (tambi¨¦n conocido como de Formosa).
¡°Probablemente, ambos perciben las elecciones taiwanesas como una posible chispa, y ninguno quiere que pase nada. Biden tiene en juego su reelecci¨®n y lo ¨²ltimo que necesita es otra crisis de pol¨ªtica exterior, ya tiene una entre las manos en Oriente Pr¨®ximo¡±, apunta Ian Johnson. Seg¨²n Bonnie Lin, del Centro de Estudios Estrat¨¦gicos Internacionales (CSIS), ¡°gestionar Taiw¨¢n va a ser probablemente el asunto n¨²mero uno en la agenda para China, y Pek¨ªn puede buscar garant¨ªas adicionales de Estados Unidos¡±.
Comunicaciones militares
Uno de los grandes objetivos para la Casa Blanca es lograr el restablecimiento de las comunicaciones entre las respectivas fuerzas armadas. Estos hilos se encuentran rotos desde que en agosto del a?o pasado la entonces presidenta de la C¨¢mara de Representantes, Nancy Pelosi, viaj¨® a Taiw¨¢n. Y, desde ese momento, se han producido numerosos encontronazos de patrullas a¨¦reas o marinas en cielos o aguas en torno a Taiw¨¢n y en el mar del Sur de China ¡ªcuya soberan¨ªa Pek¨ªn se atribuye casi en su totalidad, en disputa con otros pa¨ªses de la zona¡ª. Washington alega que, sin una v¨ªa de interlocuci¨®n directa, es f¨¢cil que alguno de estos incidentes pueda derivar en algo mucho m¨¢s serio.
Biden pedir¨¢ tambi¨¦n a Xi cooperaci¨®n en la lucha contra el fentanilo, un opi¨¢ceo cuyo consumo se cobra decenas de miles de vidas estadounidenses al a?o, la mayor¨ªa j¨®venes. Aunque la mayor parte de las cantidades de esta droga sint¨¦tica que llegan a EE UU entran a trav¨¦s de M¨¦xico, los precursores para su fabricaci¨®n proceden en buena parte del gigante asi¨¢tico. ¡°Para el presidente de EE UU ser¨ªa bueno poder mostrar a los estadounidenses de a pie que las relaciones con China son algo m¨¢s que una cosa esot¨¦rica, que pueden traer beneficios a la gente corriente¡±, se?ala Johnson.
Seg¨²n ha apuntado Sullivan, ambos l¨ªderes tambi¨¦n abordar¨¢n cuestiones globales de inter¨¦s com¨²n, como la guerra en Ucrania y el conflicto entre Israel y Ham¨¢s. A Pek¨ªn, seg¨²n el consejero de Seguridad Nacional, tambi¨¦n le interesa una reducci¨®n de las tensiones en Oriente Pr¨®ximo.
Un Ir¨¢n que act¨²e ¡°de manera desestabilizadora¡± no es algo que convenga a China, que ha estrechado sus relaciones con Teher¨¢n de modo significativo en los ¨²ltimos a?os. ¡°Y China, por supuesto, mantiene lazos con Ir¨¢n y puede, si lo desea, dej¨¢rselo claro directamente al Gobierno iran¨ª¡±, puntualizaba Sullivan.
Dos superpotencias distintas
Pek¨ªn, por su parte, ha ido sosegando el lenguaje en las ¨²ltimas semanas, y los ¨®rganos de propaganda han rebajado el filo de sus adjetivos hasta generar un ambiente propicio a la entrevista. ¡°Esperando el encuentro en San Francisco¡±, subtitulaba este domingo un editorial del Diario del Pueblo, altavoz oficial del Partido Comunista. La reuni¨®n, dice el texto, ¡°es de gran importancia para promover la estabilizaci¨®n y mejora de las relaciones sino-estadounidenses [...] para responder conjuntamente a los desaf¨ªos globales y promover la paz y el desarrollo mundiales¡±. El art¨ªculo establece que ambas superpotencias han sido, son y ser¨¢n distintas, pero eso no ha de impedir hallar puntos de acuerdo. ¡°China no se convertir¨¢ en otro Estados Unidos, y Estados Unidos no puede transformar China a su antojo¡±, asevera.
El art¨ªculo destaca una frase de Xi durante una videoconferencia con Biden en 2021: ¡°En los pr¨®ximos 50 a?os, la cuesti¨®n m¨¢s importante en las relaciones internacionales es que China y Estados Unidos encuentren la forma adecuada de llevarse bien¡±. Y establece l¨ªneas rojas, como el respeto a la arquitectura de acuerdos que rigen las relaciones entre ambas superpotencias desde que retomaron el di¨¢logo en los setenta, una alusi¨®n impl¨ªcita a la pol¨ªtica de una sola China con respecto a Taiw¨¢n.
Jude Blanchette, del think tank CSIS, apunta en un encuentro con corresponsales en Pek¨ªn que China considera que con unas relaciones estabilizadas tiene m¨¢s opciones de ¡°modular¡± las acciones de Washington en el futuro. Esa entente le interesa tambi¨¦n en t¨¦rminos econ¨®micos: aunque Pek¨ªn parece remontar tras un verano de noticias negras en el campo financiero, le interesa remar con Washington hacia un mundo m¨¢s estable para no perder el inter¨¦s de los inversores for¨¢neos en el gigante asi¨¢tico y evitar, por ejemplo, precios disparados de la energ¨ªa relacionados con la guerra entre Israel y Ham¨¢s.
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