C¨®mo gestionar el desaf¨ªo continuo de los hijos a las normas: refuerzo positivo y no castigos
Estas respuestas suelen modificarse a medida que ni?os y adolescentes desarrollan habilidades sociales, emocionales y cognitivas, siempre que se encuentren en un entorno con reglas coherentes, flexibles y consistentes
Hay padres y madres que se quejan del continuo pulso al que sus hijos les someten en su d¨ªa a d¨ªa, revel¨¢ndose ante cualquier orden, iniciativa o propuesta que les plantean. Conductas desafiantes con las que los ni?os act¨²an de manera violenta, desobedeciendo, utilizando la mentira o mostrando una aptitud rencorosa o vengativa. ¡°Este patr¨®n de comportamiento desobediente y hostil hacia las figuras de autoridad como progenitores, cuidadores, maestros u otros adultos se conoce con el t¨¦rmino oposicionismo¡±, explica Jos¨¦ Antonio Tamayo, psic¨®logo sanitario del centro Activa Psicolog¨ªa, en Madrid. Puede aparecer en cualquier etapa del desarrollo evolutivo (infancia o adolescencia) y ¡°no siempre es problem¨¢tico, ya que son conductas que forman parte natural del proceso de crecimiento e individuaci¨®n¡±, sostiene Tamayo. Sin embargo, cuando el patr¨®n de comportamiento oposicionista es persistente, severo o afecta negativamente el funcionamiento diario y las relaciones, ¡°puede constituir un problema diagnosticable como Trastorno Oposicionista Desafiante (TOD)¡±, apunta.
Los ni?os con actitudes oposicionistas pueden mostrar rasgos de comportamiento como un desaf¨ªo constante a obedecer las reglas y normas; irritabilidad y enfado frecuente; desregulaci¨®n emocional no acorde a las demandas; baja tolerancia a la frustraci¨®n cuando las cosas no salen como ellos esperaban; rigidez cognitiva con tendencia a poner la responsabilidad externa, en vez de asumirla ellos; desde peque?os, frecuentes rabietas y tendencia a oponerse a las figuras de autoridad. ¡°Estas actuaciones, a menudo, reflejan la b¨²squeda de autonom¨ªa y control, pero en exceso puede indicar problemas de conducta que en ocasiones necesitan de atenci¨®n y apoyo adecuados¡±, comenta Amaya Prado, psic¨®loga educativa y vocal del Colegio Oficial de la Psicolog¨ªa de Madrid (COP).
La presencia ocasional de actuaciones desafiantes no indica necesariamente un trastorno de conducta del menor. Para que este tipo de comportamientos se clasifiquen como tal deben persistir durante un per¨ªodo prolongado y no ser simplemente una reacci¨®n a un evento estresante temporal, seg¨²n apunta esta psic¨®loga educativa. Del mismo modo, explica Prado, si su frecuencia no es habitual, pero provocan un deterioro en las relaciones familiares, acad¨¦micas o sociales, tambi¨¦n conviene consultar a expertos para que no se pueda desarrollar alg¨²n trastorno afectivo posteriormente.
Las reacciones psicol¨®gicas oposicionistas en los ni?os pueden deberse a factores diversos. ¡°Frecuentemente, son parte normal del desarrollo infantil, ya que los ni?os exploran l¨ªmites, aprenden a expresar independencia y experimentan emociones intensas¡±, asegura Prado. Otras de las posibles causas que fomentan estas actitudes est¨¢n relacionadas con necesidades no satisfechas, ya sean emocionales, f¨ªsicas o sociales; frustraci¨®n, estr¨¦s o incapacidad de comunicar sus emociones de manera adecuada; aprendizaje por imitaci¨®n de estos comportamientos u otros problemas emocionales. ¡°En algunos casos, la orientaci¨®n de profesionales de la salud mental puede ser beneficiosa para entender y abordar estos desaf¨ªos¡±, a?ade esta experta.
Las actitudes desafiantes de algunos ni?os frente a los dem¨¢s, sobre todo adultos, no suele relacionarse con la carencia de habilidades sociales. ¡°Algunos pueden tener habilidades sociales que resultan adecuadas en ciertos contextos o ante algunas personas. No siempre est¨¢ vinculado directamente con la falta de ese tipo de habilidades¡±, apunta por su parte Tamayo.
En respuesta al oposicionismo de ni?os y adolescentes los padres y madres juegan un importante rol en su manejo, y deben conocer que una actitud beligerante constante como respuesta a las conductas de sus hijos no es eficaz. ¡°El mal comportamiento del ni?o no es voluntario en la mayor¨ªa de las ocasiones¡±, agrega Pedro Javier Rodr¨ªguez Hern¨¢ndez, presidente de la Sociedad de Psiquiatr¨ªa Infantil de la Asociaci¨®n Espa?ola de Pediatr¨ªa (AEP). ¡°Por eso, la utilizaci¨®n de castigos debe reservarse para los comportamientos disruptivos significativos: deben tener poca frecuencia y duraci¨®n, no utilizar descalificaciones sobre la persona y es importante incluir un componente emocional al comunicar el castigo como, por ejemplo, diciendo: ¡®Mam¨¢ y pap¨¢ est¨¢n muy tristes por ello, me siento mal con lo que ha ocurrido¡±, sostiene.
Una alternativa ¨²til para afrontar el oposicionismo de los hijos es que los adultos utilicen el refuerzo positivo. ¡°Consiste en transmitir elogios a lo que el ni?o hace dentro de la normalidad. A veces, se pueden a?adir juguetes de poco valor o una tarde en el cine, pero las felicitaciones de los padres son m¨¢s eficaces para mejorar su comportamiento que cualquier otro tipo de premio¡±, agrega Rodr¨ªguez. Otra opci¨®n frente a esos comportamientos retadores, sobre todo en edades tempranas, es ignorar las conductas que manifiesta el ni?o. Se conoce como extinci¨®n. ¡°En las primeras ocasiones que se practica, el ni?o aumenta la intensidad de la intromisi¨®n, ya que entiende que ahora no se le hace caso cuando antes se convert¨ªa en el centro de atenci¨®n, pero no hay que ceder¡±, refiere este experto.
La mayor¨ªa de los comportamientos oposicionistas se modifican a medida que los ni?os y los adolescentes desarrollan habilidades sociales, emocionales y cognitivas, siempre que se encuentren en un entorno en el que existan normas coherentes, flexibles y consistentes. ¡°Sin embargo, a veces, pueden llegar a convertirse en un trastorno oposicionista desafiante (TOD) en la infancia o la adolescencia, que podr¨ªa evolucionar hacia trastornos de conducta en la propia adolescencia ¡ªcomo el trastorno disocial¡ª o en la adultez ¡ªcomo el trastorno de personalidad antisocial¡ª. Tambi¨¦n pueden estar vinculados a otros trastornos psicol¨®gicos, como el trastorno por d¨¦ficit de atenci¨®n e hiperactividad (TDAH), trastornos del control del impulso o trastornos del estado de ¨¢nimo¡°, enumera Tamayo.
El abordaje frente a ese tipo de actos debe hacerse lo antes posible. Prado recomienda buscar la ayuda de profesionales de la salud mental, si fuera necesario, para comprender y manejar estas conductas de manera efectiva.
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