Ser padre es vivir en el futuro, y vivir en el futuro es agotador
No existe el ¡®carpe diem¡¯ para las madres y los padres, atrapados como est¨¢n en la rueda de las responsabilidades, de las tareas pendientes, de la planificaci¨®n, de sobrevivir a un d¨ªa a d¨ªa cada vez m¨¢s dif¨ªcil
He estado una semana entera posterg¨¢ndolo todo, haciendo cosas (ir al gimnasio, ir a hacer la compra, pasar por Correos a recoger o enviar un paquete) en horas en que deber¨ªa estar trabajando para, precisamente, no trabajar; sent¨¢ndome ante al ordenador sin tener la m¨¢s remota idea de por d¨®nde seguir, sin tener la m¨¢s m¨ªnima gana siquiera de seguir, de preparar esa entrevista pendiente, de transcribir aquella otra conversaci¨®n con una fuente. Ese postergar, a su vez y en una rueda perversa, me generaba un malestar y una angustia terribles cuando ten¨ªa que ir a recoger a mis hijos por lo que no hab¨ªa hecho, por lo que ya no iba a poder hacer estando con ellos, corriendo entre extraescolar y extraescolar, por el trabajo que se acumulaba. He llegado al fin de curso acad¨¦mico de mis hijos m¨¢s agotado que ellos, arrastrado, sin un ¨¢pice de energ¨ªa.
Por la tarde, en el parque, ve¨ªa a muchas madres y padres igual. Convers¨¢bamos como zombis, como aut¨®matas que siguen haciendo las cosas m¨¢s por obligaci¨®n y por inercia que por voluntad y ganas. Cada dos o tres frases, inevitablemente, se colaba la palabra ¡°agotamiento¡±, los ¡°qu¨¦ cansado estoy¡±, los ¡°no puedo m¨¢s con la vida¡±, los ¡°no me da la cabeza para nada¡±. Las madres y los padres somos en este eterno mes de junio la cara m¨¢s visible de eso que se ha dado en llamar ¡°la era del gran agotamiento¡±.
Importa y mucho la coyuntura socioecon¨®mica: el estr¨¦s laboral, ese cada vez tener que hacer m¨¢s cosas para, con suerte, poder asumir los mismos gastos; el estr¨¦s econ¨®mico (el precio de la vivienda, el precio de todo), la precariedad y la inseguridad, convertidas ya en marcas propias del estilo de vida occidental-neoliberal. Y a todo eso, en el caso de madres y padres, se suma el tener que afrontar esa coyuntura socioecon¨®mica teniendo hijos a cargo. ¡°Vos sab¨¦s que lo adoro a mi hijo. Lo quiero m¨¢s que a nadie en el mundo. Pero a veces me agota, no tanto ¨¦l, sino mi constante preocupaci¨®n por ¨¦l¡±, reflexiona Lucas Pereyra, el protagonista de La uruguaya, de Pedro Mairal (Libros del Asteroide, 2017).
Hay que comprar pan de bocadillo y fruta para la merienda de ma?ana de los ni?os. Tenemos que ir a comprarle un ba?ador a la ni?a, que solo tiene uno para el verano. ?Has hecho ya la matr¨ªcula para el campamento de este a?o? El viernes el ni?o tiene un cumplea?os por la tarde, vamos a ver c¨®mo nos organizamos. Acu¨¦rdate de que tenemos que pedir cita para el dentista. Esta tarde hay que llevar al ni?o a m¨²sica y luego recoger a la ni?a de la piscina. Tenemos que pensar qu¨¦ vamos a hacer el a?o que viene con las extraescolares. Esta noche, a ver si sacamos tiempo para organizarnos de cara al verano, para ver c¨®mo sacamos adelante el trabajo con los ni?os en casa. Cuando lleguemos hay que poner la lavadora, que si no la ni?a no va a tener el vestido limpio para la fiesta de ma?ana. Este fin de semana he pensado que me llevo a los ni?os a la piscina para que t¨² puedas adelantar trabajo. ?Finalmente vamos a apuntar al ni?o a Ingl¨¦s para que est¨¦ m¨¢s preparado de cara a la ESO? Tendremos que hacer cuentas para ver c¨®mo vamos a pagar todo eso.
Frases como las del p¨¢rrafo anterior ¡ªsobre temas m¨¢s o menos complejos, m¨¢s o menos acuciantes, m¨¢s o menos intensos¡ª se repiten cada d¨ªa en la mente y en las conversaciones de las madres y padres (sobre todo de las madres) en cualquier hogar de Espa?a. Todas ellas tienen un nexo com¨²n: desde el presente, dirigen la mirada hacia un futuro m¨¢s o menos incierto en el que habitamos los progenitores, expulsados del para¨ªso terrenal del presente una vez que tenemos hijos. No existe el carpe diem para las madres y los padres, atrapados como estamos en la rueda de las responsabilidades, de las tareas pendientes, de la planificaci¨®n, de sobrevivir a un d¨ªa a d¨ªa cada vez m¨¢s dif¨ªcil desde un punto de vista econ¨®mico.
¡°Hijo, no sabes d¨®nde te metes¡±, le dice Farouk Hassan a su hijo Ramy en el octavo cap¨ªtulo de la segunda temporada de Ramy (disponible en Filmin), cuando este le acaba de anunciar que se va a casar y que tiene la intenci¨®n de formar una familia. ¡°No te preocupes por m¨ª¡±, le responde su hijo. ¡°?C¨®mo no voy a preocuparme? Mi trabajo consiste en preocuparme. Tengo que preocuparme por ti y por tu hermana¡±, le contesta entonces el padre, que ante la mirada at¨®nita de su hijo (¡°?Tu trabajo consiste en preocuparte?¡±) da forma en voz alta a un mon¨®logo que, seguramente, ha pensado y repensado muchas veces para s¨ª mismo: ¡°Cuando eres padre tienes que pensar en todo. S¨¦ que te he presionado mucho para que madures y seas independiente, pero en mi interior soy feliz al verte, al ver que disfrutas la vida haciendo lo que quieres sin responsabilidades. Os miro a ti y a tu hermana y quiero que disfrut¨¦is viviendo el presente. Yo no puedo vivir el presente. Tengo que vivir en el futuro. Tengo que saber qu¨¦ va a pasar, planear, proteger¡ Cuando te cases y tengas hijos, t¨² tambi¨¦n tendr¨¢s que vivir en el futuro¡±.
Ser padre es vivir en el futuro. Y vivir en el futuro es terriblemente agotador. Por eso muchos llev¨¢bamos semanas anhelando el fin de curso acad¨¦mico; esperando ya sin fuerzas las vacaciones laborales, esas semanas que, a veces, si se al¨ªan los astros y la econom¨ªa, son el ¨²nico momento que tenemos para intentar olvidarnos de todo y habitar el mismo presente que nuestros hijos.
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