Cinco razones por las que los ni?os sensibles no deber¨ªan ser diagnosticados como PAS
La alta sensibilidad no est¨¢ recogida en el Manual Diagn¨®stico y Estad¨ªstico de los Trastornos Mentales que elabora la Asociaci¨®n Americana de Psiquiatr¨ªa, por lo que si no se incluye entre los m¨¢s de 350 que existen es que no es una psicopatolog¨ªa, sino una caracter¨ªstica normal de la personalidad
En los ¨²ltimos a?os, se viene hablando con mucha frecuencia de los ni?os altamente sensibles. Tambi¨¦n se les conoce con la etiqueta de PAS (Personas Altamente Sensibles) o NAS (Ni?os Altamente Sensibles). Estos menores tienen una mayor sensibilidad si se les compara con sus iguales: se pueden mostrar molestos ante ruidos, son extremadamente sensibles y no soportan la sobreestimulaci¨®n de luces, colores y ruidos a los que estamos sometidos. Esta extraordinaria sensibilidad les lleva a sufrir mucho y a evitar determinados lugares.
Ahora bien, que existan menores y adultos con estas caracter¨ªsticas no implica que tengan que ser diagnosticados o patologizados. Creo que debemos aceptar a cada persona con sus caracter¨ªsticas, fortalezas y debilidades, pero sin necesidad de poner el nombre de PAS. Y lo cierto es que en los ¨²ltimos a?os se viene diagnosticando mucho de PAS, tanto por parte de profesionales de la salud como por los propios padres y madres.
Me gustar¨ªa explicar por qu¨¦ no me gusta la etiqueta de PAS, aunque quiero dejar claro que a estos ni?os m¨¢s sensibles hay que aceptarlos incondicionalmente y acompa?arlos como merece cualquier otro ni?o. En primer lugar, no estoy de acuerdo con la etiqueta PAS. Considero que los psicoterapeutas debemos estar m¨¢s preocupados y dedicar m¨¢s tiempo en evaluar y comprender al paciente que en ponerle una etiqueta. La segunda raz¨®n tiene que ver con que el diagn¨®stico de PAS o NAS no est¨¢ recogido en el Manual Diagn¨®stico y Estad¨ªstico de los Trastornos Mentales en su quinta versi¨®n (DSM-5) que es elaborado por la Asociaci¨®n Americana de Psiquiatr¨ªa [conocido como la biblia de la psiquiatr¨ªa]. Por lo tanto, si no est¨¢ recogido en los m¨¢s de 350 trastornos que existen, es que no es un trastorno.
El tercer motivo es que, al no tratarse de una etiqueta diagn¨®stica, debe ser considerado como una caracter¨ªstica normal de la personalidad, no como algo patol¨®gico. Por lo tanto, si no es un trastorno, no hay nada que tratar. El hecho de que ser sensible sea una caracter¨ªstica de personalidad no implica que haya que ponerle un nombre y, mucho menos, que tenga que ser evaluado y diagnosticado por profesionales de la salud. Las personas nos diferenciamos, afortunadamente, en muchos aspectos. Que seamos diferentes los unos a los otros no quiere decir que tengamos que ser diagnosticados por la diferencia. Yo soy alto, m¨¢s alto de la media de la poblaci¨®n, pero esa caracter¨ªstica f¨ªsica o diferencia respecto a la normalidad no implica que deba ser etiquetado de ¡°alto¡±. No es patol¨®gico ser diferente o no tener las mismas caracter¨ªsticas que tiene la mayor¨ªa de la poblaci¨®n.
En cuarto lugar, parece que lo que rodea a la etiqueta de PAS se ve con buenos ojos, pero debemos ser cautos porque, en ocasiones, lo que llamamos PAS puede ser, como ya he dicho antes, un ni?o completamente sano, pero tambi¨¦n puede existir subyacentemente un verdadero trastorno. Y en quinto y ¨²ltimo lugar, veo que diagnosticamos y nos autodiagnosticamos con mucha alegr¨ªa y laxitud de Persona Altamente Sensible.
En resumen, no soy partidario de utilizar la etiqueta de Persona Altamente Sensible ni en menores ni en adultos. Ahora bien, que no me guste el diagn¨®stico no implica que estos menores existan y haya que atenderles como merecen, pues sufren mucho debido a su alta sensibilidad emocional y estimular. Al menor se le debe aceptar tal y como es. Tener estas caracter¨ªsticas no implica que pueda ser se?alado ni criticado por ello. Las etiquetas diagn¨®sticas nos hacen m¨¢s iguales los unos a los otros, cuando, en realidad, la diferencia y entender que somos ¨²nicos e imperfectamente perfectos es una verdadera bendici¨®n.
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