C¨®mo ayudar a tu hijo a pasar el duelo por su mascota
Decir la verdad, acompa?ar y validar las emociones de los ni?os y hacer rituales de despedida son algunos consejos para superar el fallecimiento de un animal de compa?¨ªa. Eso s¨ª, la edad del menor tambi¨¦n influye en c¨®mo se le debe hablar de la muerte
La relaci¨®n que se establece entre un ni?o y su mascota es muy intensa. Para los m¨¢s peque?os es un miembro m¨¢s de la familia. M¨¢s a¨²n si han pasado gran parte de su vida juntos o incluso si la mascota lleg¨® a casa antes que ellos nacieran. Se convierten as¨ª en compa?eros de juegos, y a veces en sus guardas de seguridad. Algo as¨ª es lo que cuenta Carolina Gonz¨¢lez sobre c¨®mo Simba cuidaba de sus hijos, Leo y Alejo, cuando estos eran peque?os: ¡°Yo sent¨ªa que la perra me ayudaba en la crianza de mis hijos y que pod¨ªa dejarlos un rato solos en la habitaci¨®n en su compa?¨ªa, porque ella los cuidaba¡±. Y no solo eso. La ciencia ha descrito numerosos beneficios de tener una mascota para los ni?os, como un menor nivel de estr¨¦s y ansiedad por la liberaci¨®n de oxitocina, relacionado con el sentimiento de ser amados incondicionalmente.
De este modo, perros o gatos pasan a ser, seg¨²n Adela Mart¨ªnez G¨®mez, terapeuta en acompa?amiento de duelos y p¨¦rdidas y coach motivacional, referentes de seguridad, superaci¨®n de miedos y desahogo emocional para los m¨¢s peque?os: ¡°Adem¨¢s de ayudarles a fomentar su responsabilidad como cuidadores, desarrollar la empat¨ªa y la comprensi¨®n, virtudes muy importantes en la edad temprana, y que en muchas ocasiones quedan olvidadas¡±.
Lo peor de tener mascota es que cuando hay que afrontar su fallecimiento. Y si pasar un duelo para los adultos es complicado, m¨¢s a¨²n lo puede ser para los ni?os. En primer lugar, porque, a menudo, es la primera muerte a la que se enfrentan y, por lo tanto, el primer duelo. Esto supone un reto relevante, como afirma la psic¨®loga sanitaria perinatal Diana S¨¢nchez: ¡°Si se hace de forma correcta, aprender¨¢n much¨ªsimo sobre el duelo y la vida¡±. Es decir, se trata de un momento crucial para ellos, en el que se sentir¨¢n profundamente tristes. El caso de Simba fue ejemplarizante porque a los dos meses de fallecer la perra lo hizo la querida abuela materna. ¡°Aunque solo hab¨ªan pasado dos meses de lo de la mascota, nos sirvi¨® para sobrellevar mejor lo de la abuela, porque, a pesar de tener solo 5 y 8 a?os ya les hab¨ªamos hablado de la muerte¡±, asegura Carolina Gonz¨¢lez.
En ambos casos tuvieron que pasar por el proceso de duelo. Esto supone aceptar la realidad de la muerte. ¡°Es decir, saber que ya no veremos a nuestra mascota nunca m¨¢s, no vamos a jugar con ella, no va a buscar su pelota¡±, subraya Patricia D¨ªaz Seoane, psic¨®loga especializada en duelo en la Fundaci¨®n Mario Losantos del Campo ¡ªcuyo objetivo es trabajar en el desarrollo integral del ser humano mediante acciones en el ¨¢mbito de la salud y la educaci¨®n¡ª y en Betania Psicolog¨ªa ¡ªcentro de terapia psicol¨®gica en Madrid¡ª. ¡°Tambi¨¦n implica que va a haber unas emociones asociadas a la p¨¦rdida, como tristeza, a?oranza e ira, pero tambi¨¦n alegr¨ªa por los momentos vividos¡±.
Aunque la manera de afrontarlo depender¨¢ de la edad del ni?o, hay determinados consejos que le ayudar¨¢n a superar el duelo. Para empezar, es recomendable decir la verdad con palabras adaptadas a su edad. ¡°Si mentimos a los ni?os y nos descubren se genera mucha desconfianza en situaciones importantes que con el tiempo pasan factura¡±, asegura D¨ªaz. Por eso es relevante hablarles con franqueza y naturalidad, validando lo que sienten. ¡°Conviene acompa?arles en sus emociones explic¨¢ndoles que son normales, y que es algo que con el tiempo ir¨¢ mejorando¡±, puntualiza S¨¢nchez. ¡°Adem¨¢s, es bueno exponerles tambi¨¦n nuestra propia tristeza dejando espacio para esas emociones, valid¨¢ndolas y dici¨¦ndoles, por ejemplo, que el perro era muy valioso para ¨¦l y para toda la familia¡±.
Para evolucionar en el proceso de duelo, las expertas consultadas recomiendan los ritos de despedida, en los que los ni?os, sea cual sea su edad, deben participar. Escribirle cartas, recopilar fotos o hacerle dibujos son buenas ideas. Eva Soto, por ejemplo, despidi¨® a Roy junto a sus hijos, Guille y Carla, de 6 y 3 a?os respectivamente, enterrando su collar en el campo, en una zona a la que les encantaba acudir a pasear. D¨ªaz apunta tambi¨¦n que puede ser una buena idea donar las pertenencias del animal a una protectora: ¡°Su bebedero, su cama o sus juguetes¡±.
Finalmente, llega otra pregunta inevitable: ¡°?Cu¨¢ndo es adecuado que llegue a casa otra mascota? ¡±Est¨¢ bien tener otra, pero hay que dejar el tiempo suficiente para pasar el duelo en todas sus fases, pasar por todas las emociones¡±, relata S¨¢nchez. Lo que no es buena idea, seg¨²n explica esta experta, es comprar o adoptar una para sustituir la anterior o tapar la p¨¦rdida: ¡°Pero habiendo resuelto bien el proceso del duelo, aceptando la p¨¦rdida de forma sana, cuando ya vemos que est¨¢n mejor y preparados, tener otra mascota es adecuado¡±.
La psic¨®loga Adela Mart¨ªnez G¨®mez da algunas pautas para que madres y padres puedan ayudar a su hijo a afrontar el duelo de una mascota, algo en lo que influye la edad que tenga el menor:
? De 0 a 3 a?os el menor no tiene sentido de permanencia, por lo que no es necesario hablarle de la muerte, aunque s¨ª conviene mantener algunas de las rutinas que el ni?o ten¨ªa con la mascota¡±, asegura Mart¨ªnez G¨®mez.
? De 3 a 6 a?os los ni?os viven envueltos en la imaginaci¨®n y la fantas¨ªa. Por eso, la psic¨®loga aconseja no ¡°fomentar a¨²n m¨¢s esta fantas¨ªa a la hora de explicarles la muerte¡±. Nada de ¡°se ha convertido en una estrella¡±. Hay que explicarles que lo que les ha pasado es un proceso natural.
? De 6 a 12 es la etapa en la que el menor plantear¨¢ m¨¢s preguntas sobre la muerte. ¡°?l mismo tendr¨¢ miedo a morir y por eso debemos dec¨ªrselo con mucha naturalidad. Es la etapa del desarrollo de la gesti¨®n emocional¡±, afirma la terapeuta.
? La adolescencia. Es un momento complicado porque, como dice Mart¨ªnez G¨®mez, ¡°nos enfrentamos a un individuo que ya no es un ni?o, pero tampoco un adulto. La comunicaci¨®n con los adultos es dif¨ªcil y la gesti¨®n emocional se suele ver reprimida. Debemos estar presentes para ellos y abrir di¨¢logo¡±.
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