Cuando el PSOE entreg¨® el relato
La malversaci¨®n va ligada a la lucha contra la corrupci¨®n y, en un asunto tan delicado, el Ejecutivo ha dejado que le fijen el marco
A menudo las sorpresas las carga el diablo, como las encuestas. Hace unos a?os, el PSOE anunci¨® que a ?ngel Gabilondo le acompa?ar¨ªa en la candidatura para Madrid Hana Jalloul, una pol¨ªtica poco conocida a la que comparaban con Kamala Harris. La comparaci¨®n la hac¨ªan en La Moncloa, no en la Casa Blanca. La designaci¨®n tuvo cierto ¨¦xito el primer d¨ªa, cuando logr¨® que alg¨²n titular picara con la idea de la Kamala Harris espa?ola, hasta que llegaron las elecciones y todo se derrumb¨®. Qu¨¦ ha podido pasar, se preguntaron los incr¨¦dulos, que son esos que a las derrotas, en vez de pretextos, les buscan explicaciones.
De aquello ya nadie se acuerda, mucho menos en Ferraz, as¨ª que han decidido para Madrid lo que deciden siempre: un proceso desde arriba (?se acuerdan de las primarias?) alimentando la expectaci¨®n sobre la candidata con el juego del qui¨¦n es qui¨¦n: dar¨¢ que hablar, ser¨¢ una mujer, no lleva gafas, empieza por r... Resuelta la inc¨®gnita, a Reyes Maroto le corresponder¨¢ demostrar su capacidad en las urnas. Por lo pronto, compite con las expectativas que ha generado su propio partido y afronta un reto mayor incluso que el de ser votada: ser conocida.
Lo relevante aqu¨ª no es tanto la estrategia, sino el momento para anunciarla: justo despu¨¦s de la multitudinaria manifestaci¨®n en defensa de la sanidad p¨²blica en Madrid. De todos los d¨ªas del calendario, el PSOE quiso reclamar la atenci¨®n aprovechando el eco de un movimiento transversal en las calles. En los partidos, a veces se calculan as¨ª las cosas, aunque sorprenda, porque dicen que tienen muchos datos y grupos de discusi¨®n que les hacen ver la realidad distinta a como la vemos quienes vivimos en ella, con una especie de rayos X. A veces, hablas con un ministro con tu ingenuidad y tus prejuicios, hechos de lo que escuchas aqu¨ª y all¨¢, de lo que te han dicho en casa, y entonces ¨¦l te pone en tu sitio con sus proyecciones, que por algo es ministro y t¨² no.
Ser¨¢ por eso que desde fuera se vea distinta la reforma del C¨®digo Penal a como la ve el PSOE, resuelto a negar que la sedici¨®n fuera en paralelo a la negociaci¨®n de los Presupuestos con Esquerra Republicana. Al cabo, el cambio legal era un compromiso de Pedro S¨¢nchez. Pero es ahora, cuando N¨²?ez Feij¨®o empezaba a frenar su ascenso en las encuestas, cuando el Gobierno entrega a los independentistas eso a lo que dan tanta importancia, el relato. No ya por la sedici¨®n, que ese ruido se daba por descontado, sino porque es Esquerra quien impulsa el debate de la malversaci¨®n, del que nadie nos avis¨®. ¡°Veremos lo que proponen¡±, dicen los ministros, descargando en ERC la iniciativa y la elecci¨®n del momento.
La malversaci¨®n no es la sedici¨®n. No lo es en el C¨®digo Penal ni tampoco para la opini¨®n p¨²blica. La malversaci¨®n va ligada a la lucha contra la corrupci¨®n y, en un asunto tan delicado, el Ejecutivo ha dejado que le fijen el marco. De un Gobierno se espera que libre y lidere los debates clave sin despacharlos como una cuesti¨®n que ya discutir¨¢n los partidos en el Congreso, como si los partidos fueran los padres. Con ese argumento, priorizar¨¢ en la C¨¢mara los asuntos que otros le piden, mientras bloquea los que esta coalici¨®n progresista prometi¨® a los ciudadanos: una ley de la vivienda, por ejemplo, o la modificaci¨®n de la ley mordaza. ?La urgencia para la izquierda est¨¢ en la malversaci¨®n? ?Qu¨¦ compromiso de legislatura era ese?
?En qu¨¦ beneficia a la convivencia un cambio que, seg¨²n los fiscales y los jueces, desembocar¨¢ en un alud de revisiones de los casos de corrupci¨®n? Si tiene argumentos, al Gobierno le corresponde darlos. En particular, al PSOE, que es la parte mayoritaria. Le corresponde explicar por qu¨¦ ahora. Si est¨¢n de verdad convencidos de la oportunidad de la reforma y no se debe a nada m¨¢s, ?por qu¨¦ dejan instalar el relato de que ceden ante ERC y por qu¨¦ entregan argumentos al PP? ?Por qu¨¦ no hablarnos como adultos? Prueben: la solidez de un Gobierno est¨¢ tambi¨¦n en su transparencia. Para eso, claro, hacen falta razones que se entiendan. Sin respuestas, uno s¨®lo puede ir atando cabos y, en esta realidad nuestra, las cosas se ven m¨¢s sencillas: tal como parecen. Que ministros no somos.
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