Empieza la batalla del fondo de soberan¨ªa de la UE: ?con qu¨¦ dinero?
Los Veintisiete discuten c¨®mo financiar la autonom¨ªa estrat¨¦gica industrial en medio de una competencia descarnada con EE UU y China
Las fuerzas se van desplegando, los argumentos afilando, los tambores retumban: la batalla del fondo de soberan¨ªa europeo para respaldar la industria en sectores clave se acerca, y los pa¨ªses miembros de la Uni¨®n Europea se preparan. ?Con qu¨¦ dinero financiarlo?
El mundo avanza en una globalizaci¨®n mucho m¨¢s pol¨ªtica que aquella que conocimos desde los noventa, con un fuerte papel del Estado, en t¨¦rminos de construcci¨®n de autonom¨ªa estrat¨¦gica, apoyo a las empresas en la carrera en sectores fundamentales, con proteccionismo, restricciones a las exportaciones, etc¨¦tera. En este contexto, hay amplio consenso en que la UE debe responder a las vigorosas iniciativas de Estados Unidos y China para competir con ellos y no caer en una peligrosa dependencia en ¨¢reas como los microchips, las bater¨ªas, el hidr¨®geno, las materias primas estrat¨¦gicas... Pero el consenso abstracto plantea dilemas concretos: ?hasta qu¨¦ punto sostener esta acci¨®n industrial con ayudas de Estado? ?Hasta qu¨¦ punto recurrir a fondos comunes?
En el primer apartado, los pa¨ªses de la UE con menos margen de maniobra temen que una flexibilizaci¨®n de las normas reviente el mercado interior, dando ventaja competitiva a las empresas de los pa¨ªses m¨¢s pr¨®speros. En el segundo apartado, los pa¨ªses con mayor solidez fiscal se niegan a respaldar nuevo endeudamiento com¨²n para financiar un impulso industrial generalizado. Siete de ellos ¡ªAustria, Dinamarca, Eslovaquia, Estonia, Finlandia, Irlanda y Rep¨²blica Checa¡ª enviaron a la Comisi¨®n Europea una carta fechada el jueves y a la que tuvo acceso la agencia Reuters en la que rechazan de plano esa perspectiva. Hay otros tres, de peso, que no han firmado, pero opinan lo mismo: Alemania, Pa¨ªses Bajos y B¨¦lgica. Sostienen que gran parte de los fondos pand¨¦micos NextGeneration sigue siendo disponible, que desde el principio fueron vinculados a proyectos en las ¨¢reas digitales y verdes y que esa es la bolsa de la que hay que tirar.
Pero cunden las dudas de si eso, junto con una flexibilizaci¨®n limitada de las ayudas de Estado, es suficiente. Tan solo la iniciativa espec¨ªfica en materia verde de la Administraci¨®n de Biden mide unos 340.000 millones de euros, casi la mitad del conjunto Next Generation. Por otro lado van el est¨ªmulo para nuevas infraestructuras, de casi un bill¨®n, y el de los microchips y ciencia, de 260.000 millones de d¨®lares. El comisario para el Mercado Interior, Thierry Breton, por ejemplo, habla abiertamente de la oportunidad de emitir nueva deuda. En una tribuna publicada el jueves en Financial Times, los vicepresidentes de la Comisi¨®n Dombrovskis, Vestager y Timmermans son m¨¢s prudentes y se?alan que se prev¨¦ que el r¨¦gimen de comercio de derechos de emisi¨®n de la UE recaudar¨¢ unos 700.000 millones de aqu¨ª a 2030, que el Banco Europeo de Inversiones puede desempe?ar un papel y que ¡°otros instrumentos existentes pueden contribuir¡±.
Consciente de que la constituci¨®n del fondo de soberan¨ªa ¡ªque anunci¨® en el discurso del estado de la Uni¨®n del pasado septiembre¡ª tardar¨¢ tiempo, la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, prometi¨® medidas puente que act¨²en de forma r¨¢pida y focalizada. Dijo en el foro de Davos que ser¨ªan tanto en concepto de pr¨¦stamo como de ayuda. Los pr¨®ximos d¨ªas 9 y 10 de febrero los l¨ªderes de la UE tienen previsto celebrar una cumbre que abordar¨¢ estas cuestiones.
Pa¨ªses como Espa?a e Italia han recibido un fort¨ªsimo sost¨¦n gracias a la adjudicaci¨®n mayoritaria de los fondos NextGeneration. No se hallan en una posici¨®n pol¨ªtica c¨®moda para pedir ahora un nuevo endeudamiento com¨²n. Es cierto que queda mucho por gastar. Pero en perspectiva se ve que los competidores juegan con enormes magnitudes, y que la UE puede mantener ese ritmo y su equilibrio interno solo con fuertes mecanismos de compensaci¨®n comunitaria. Si el mundo en el que vivimos es uno de potencias con gran intervencionismo p¨²blico, la UE inevitablemente tendr¨¢ que adaptarse como conjunto. Las alternativas ¡ªquedarse en un per¨ªmetro de otras d¨¦cadas, dejarlo en manos de los Estados¡ª suponen perder la carrera internacional o la cohesi¨®n del bloque.
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