El pacto europeo sobre migraci¨®n y asilo, una oportunidad perdida
El acuerdo alcanzado crear¨¢ m¨¢s muros, reduce la protecci¨®n y aumentar¨¢ la discriminaci¨®n Norte-Sur
Los Estados miembros de la UE han cerrado hace unos d¨ªas el pacto europeo sobre migraci¨®n y asilo, que tanto las presidentas de la Comisi¨®n y del Parlamento Europeo como el ministro del Interior espa?ol han considerado ¡°un gran ¨¦xito¡±. Sin embargo, para las organizaciones como la que represento, que trabajamos por los derechos humanos y la acogida e integraci¨®n de las personas migrantes y refugiadas, el pacto ha sido una oportunidad perdida de lograr un acuerdo equilibrado basado en los derechos humanos. Y sigue incidiendo en todo aquello que no ha funcionado en t¨¦rminos de derechos: primac¨ªa de los intereses de los Estados, mayor refuerzo en control y externalizaci¨®n de las fronteras con disminuci¨®n de garant¨ªas para impedir que las personas lleguen a la UE y expulsarlas lo m¨¢s r¨¢pido posible, con riesgo de vulneraci¨®n del ¡°principio de no devoluci¨®n¡±.
En septiembre de 2020, la Comisi¨®n Europea propuso un nuevo marco normativo que modificara el Sistema Europeo Com¨²n de Asilo: el Pacto sobre Migraci¨®n y Asilo (PMA). En principio, un nuevo sistema dise?ado para ofrecer seguridad, claridad y condiciones dignas a las personas que llegan a la UE y que tambi¨¦n permitiese a los europeos confiar en que la migraci¨®n se gestiona de manera eficaz y humana, en plena consonancia con nuestros valores y con el derecho internacional.
El origen era la crisis del sistema de asilo europeo en el a?o 2015 por la entrada masiva de los refugiados sirios, que intent¨® resolverse mediante un sistema de cuotas que vetaron los pa¨ªses del Este, lo que llev¨® a la Comisi¨®n Europea a un acuerdo con Turqu¨ªa, el llamado ¡°acuerdo de la verg¨¹enza¡±, para que, a cambio de miles de millones de euros, acogiera a los migrantes sirios impidiendo su entrada en la UE. Fue la peor experiencia de externalizaci¨®n de fronteras (Turqu¨ªa, que no se distingue por ser un pa¨ªs defensor de los derechos humanos, analizaba tambi¨¦n si cumpl¨ªan las condiciones de asilo) y puso de manifiesto las lagunas y deficiencias existentes y la lejan¨ªa de un sistema europeo com¨²n de asilo garantista y eficaz. Aunque la guerra de Ucrania mostr¨® que cuando hab¨ªa voluntad pol¨ªtica los Estados miembros pod¨ªan ponerse f¨¢cilmente de acuerdo en acoger por cuotas a las personas que hu¨ªan del conflicto y garantizarles sus derechos.
Supuso la crisis del Reglamento de Dubl¨ªn, que atribuye la responsabilidad de tramitar las solicitudes de asilo al pa¨ªs de primera entrada en la UE, normalmente y de forma masiva los pa¨ªses del sur de Europa, ante la indiferencia del resto.
El nuevo pacto incluye un mayor control de las fronteras exteriores de la UE, incluso ampliando la pr¨¢ctica de externalizaci¨®n del control de fronteras en terceros pa¨ªses ¡°seguros¡±, aunque no garanticen los derechos humanos, como T¨²nez ¡ªun juzgado italiano ya lo declar¨® no garante de los derechos humanos¡ª, Libia, Marruecos, o ahora Albania, evadiendo las responsabilidades en materia de asilo de los Estados europeos. Recordemos que el Reino Unido lo ha intentado tambi¨¦n con Ruanda y los tribunales brit¨¢nicos lo han declarado pa¨ªs no seguro.
Algunos se felicitan de una supuesta solidaridad ¡°obligatoria¡± de los 27 con los pa¨ªses fronterizos, Espa?a, Italia, Grecia y Polonia, que no es tal, sino ¡°flexible¡±, a la carta, de manera que cada Estado puede elegir entre acoger a personas migrantes llegadas a esos pa¨ªses o rechazarlas pagando 20.000 euros por cada persona rechazada. Se trata de una no solidaridad, pues ning¨²n Estado miembro estar¨¢ obligado a llevar a cabo reubicaciones, y de un reto moral, en que las personas tienen un precio tasado, como los mercados de antiguos esclavos, en grave conflicto con los valores de la Europa ilustrada.
Por otro lado, el pacto conlleva un endurecimiento general de las condiciones para los solicitantes de asilo, con un procedimiento com¨²n en frontera menos garantista en plazos y en derechos, que incluye a mujeres, ni?os y personas con discapacidad, aplicando criterios diferentes y discriminatorios en funci¨®n del Estado de origen, con el riesgo de permanecer en situaci¨®n de privaci¨®n de libertad hasta que se les autorice la entrada en la UE, en una especie de ¡°ficci¨®n jur¨ªdica de no entrada¡±.
Finalmente, el pacto no aborda la promoci¨®n de v¨ªas legales y seguras de entrada en la UE, que reivindicamos las organizaciones civiles de toda Europa, v¨ªas que garanticen la seguridad y la protecci¨®n de las personas, migrantes y solicitantes de protecci¨®n internacional, que pasan por razones laborales, de reagrupaci¨®n familiar, de estudios u otras, o mediante el uso de ¡°visados humanitarios¡±. Muchas personas que pagan a las mafias para que les traigan en cayucos o pateras pagar¨ªan un billete de avi¨®n si pudieran conseguir un visado de entrada en la UE, pero al no ser posible, seguir¨¢n prefiriendo arriesgar su vida en el Mediterr¨¢neo o el Atl¨¢ntico y continuar¨¢n muriendo tragadas por el mar. ?Hasta cu¨¢ntos muertos las gentes europeas biempensantes aguantar¨¢n?
Las reformas se basan en gran medida en la idea de que el endurecimiento de los procedimientos fronterizos reducir¨¢ el n¨²mero de migrantes y solicitantes de asilo, pero no ser¨¢ as¨ª. Las personas huyen del hambre, de la miseria, de la guerra, de la explotaci¨®n sexual, de los efectos en sus pa¨ªses del cambio clim¨¢tico. El pacto crear¨¢ m¨¢s muros, reduce la protecci¨®n y aumentar¨¢ la discriminaci¨®n Norte-Sur. La Europa ilustrada, sus valores, los derechos de las personas, han quedado marginados ante los intereses de algunos Estados, llevados por el discurso y las pol¨ªticas antimigraci¨®n de la extrema derecha europea, que ha hecho de este campo eje central de su acci¨®n, se?alando a migrantes y refugiados como una amenaza a la seguridad nacional. Una oportunidad perdida.
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