La UE debe reconocer el Estado palestino
La propuesta lanzada por Borrell abre una gran v¨ªa de esperanza y por ello merece no solo el respaldo, sino el compromiso firme de todos
Los ¨²nicos marcadores que han ido definiendo la situaci¨®n actual entre Israel y Ham¨¢s son aquellos que reproducen, en bucle, la cantidad de muertes en las poblaciones civiles. Uno, Israel, pretende ¡°erradicar¡± para siempre a su adversario; el otro, Ham¨¢s, proclama la resistencia hasta la victoria final. Y ninguno de ellos puede abrir, desde luego, el camino de la paz. El alto representante para la Pol¨ªtica Exterior de la UE, Josep Borrell, acaba de romper esa din¨¢mica de violencia proponiendo, por primera vez y de modo rotundo, un plan de paz para la regi¨®n, en sinton¨ªa con el derecho internacional y el marco de la ONU.
Desde la Operaci¨®n Diluvio de al-Aqsa de Ham¨¢s contra Israel, las principales coordenadas del conflicto israel¨ª-palestino segu¨ªan caminando de forma paralela. Tres meses despu¨¦s, los bombardeos israel¨ªes se han banalizado, la ONU declara Gaza zona inhabitable y la comunidad internacional teme presenciar un genocidio.
El 7 de octubre, antes de que tuviera lugar el ataque y la masacre de civiles israel¨ªes causada por combatientes de Ham¨¢s y la Yihad Isl¨¢mica, el jefe de Ham¨¢s, Ismail Haniya, divulg¨® sus objetivos de guerra y sus razones en una entrevista en la cadena catar¨ª Al Jazeera. Explic¨® que era hora de responder frente a la ratonera en la que se encontraba atrapado el pueblo palestino: la permanente agresividad israel¨ª, la colonizaci¨®n, las encadenadas destrucciones de casas en los territorios ocupados, el tratamiento cruel a los presos palestinos, particularmente desde la pol¨ªtica supremacista del ministro de Seguridad Nacional israel¨ª, Itamar Ben Gvir, el abandono de la comunidad internacional y la peligrosa vulneraci¨®n de los derechos palestinos con los Acuerdos de Abraham (EE UU, Israel y cuatro Estados ¨¢rabes). No reaccionar significa, seg¨²n el jefe del Ham¨¢s, consentir la desaparici¨®n de la lucha de los palestinos y de la misma Palestina.
No hablaba entonces solo por la voz de Ham¨¢s, sino tambi¨¦n por la de varios grupos militares de resistencia aliados, que representan la ¡°totalidad¡± del pueblo palestino. El objetivo de la captura de rehenes se presentaba como el ¨²nico modo de negociar con Israel la liberaci¨®n de mujeres y adolescentes encarcelados y de demandar unas condiciones dignas de detenci¨®n para los dem¨¢s.
Del lado israel¨ª, los objetivos de guerra de Benjam¨ªn Netanyahu ¡ª¡°erradicar¡± a Hamas y liberar a los rehenes¡ª se han traducido en la destrucci¨®n de Gaza y la masacre a gran escala de la poblaci¨®n civil: m¨¢s de 25.000 muertos hasta ahora, millares de heridos, de deportados en las c¨¢rceles israel¨ªes, de presuntos partidarios de Ham¨¢s a veces torturados en busca de los rehenes, hospitales destruidos, etc¨¦tera. El Gobierno israel¨ª, dominado por fundamentalistas y supremacistas de extrema derecha, aprovecha tambi¨¦n para fortalecer las colonizaciones.
A esta coyuntura aterradora cabe sumar el apoyo incondicional que ha recibido Israel por parte de su protector, EE UU, y el inicial ¡°alineamiento¡± de la Uni¨®n Europea, salvo la honorable excepci¨®n del presidente del Gobierno espa?ol, Pedro S¨¢nchez, y del alto representante, Josep Borrell. Los bombardeos israel¨ªes han logrado arrancar hoy tonos de condena desde Francia, Alemania y el Reino Unido, pero los sufrimientos inhumanos de la poblaci¨®n civil no han conseguido filtrarse en el coraz¨®n de EE UU, que sigue oponi¨¦ndose tajantemente al alto el fuego.
Mas grave a¨²n: desde que los partidos conservadores-fundamentalistas gobiernan Israel, ha desaparecido en este pa¨ªs el m¨¢s m¨ªnimo proyecto de soluci¨®n pol¨ªtica del conflicto. Se ha beneficiado de la complicidad del mundo occidental ¡ªes su manera de pagar por sus cr¨ªmenes contra los jud¨ªos en el pasado¡ª, del apoyo f¨¦rreo de EE UU y del silencio c¨®mplice de reg¨ªmenes dictatoriales ¨¢rabes en la regi¨®n. La propuesta avalada por la comunidad internacional de dos Estados separados, apoyada por los laboristas y el campo de la paz israel¨ªes, ha sido pisoteada por Netanyahu. Donald Trump la quiso enterrar con los Acuerdos de Abraham, armando, con sus amigos del Golfo, una ¡°soluci¨®n¡± administrativa que no ten¨ªa ninguna posibilidad de ¨¦xito frente a los palestinos.
Del mismo modo, la responsabilidad de los partidos palestinos en el bloqueo de la situaci¨®n es desalentadora. La de la Autoridad Palestina que, desde los Acuerdos de Oslo (1993), no supo, incluso incentivando un trabajo conjunto con las fuerzas de paz en Israel, crear una verdadera resistencia democr¨¢tica frente a la colonizaci¨®n. De ah¨ª, el ¨¦xito de Ham¨¢s como ¨²nica fuerza de resistencia desde las elecciones legislativas de 2006 en Gaza, que se niega a reconocer la existencia legitima de Israel; una l¨ªnea estrat¨¦gica que paralizaba de hecho esta organizaci¨®n, sobre todo desde que se ha adoptado con un amplio consenso por la Liga ?rabe una propuesta de paz basada en el reconocimiento mutuo de Israel y de los palestinos.
En su discurso del 7 de octubre, Ismail Haniya afirm¨® que Ham¨¢s ha cambiado y acepta, ahora, una soluci¨®n pol¨ªtica con Israel, refiri¨¦ndose al Documento de principios y de pol¨ªtica generales difundido por Ham¨¢s en 2017. Hoy acaba de reconocer que no ha podido controlar la violencia contra los civiles en su ofensiva y la deslegitima. Sabe que es injustificable desde cualquier causa justa. Pero la destrucci¨®n de Gaza sigue en curso, y el conflicto est¨¢ ahora desembocando en un enfrentamiento regional descontrolado que implica a los hut¨ªes de Yemen, EE UU y el Reino Unido en el mar Rojo, el Hezbol¨¢ liban¨¦s, Cisjordania, y que se puede extender a Ir¨¢n, Siria e incluso a los ciudadanos palestinos ¨¢rabes en el seno de Israel.
Ham¨¢s ha conseguido sus objetivos de guerra, pero ?a qu¨¦ precio? Estamos con millares de muertos, Israel no puede quedarse en manos de un Gobierno que solo vive de la guerra y del odio. Es el momento de abrir la v¨ªa a una paz segura y definitiva en este terrible conflicto.
La responsabilidad de la comunidad internacional es fundamental en este proceso de muerte. La ¨²nica soluci¨®n estriba en un amplio reconocimiento mundial, y sobre todo europeo, del Estado palestino para conferirle autoridad. Un Estado dentro de las fronteras de 1967 que reconozca a Israel y que sea dirigido por una coalici¨®n palestina democr¨¢tica y viviendo en paz en la regi¨®n. No hay otra manera de influir sobre EE UU, que tiene la llave de la soluci¨®n porque puede imponerla a Israel.
Europa esta dividida y teme o rechaza apoyar a los palestinos, pero sus razones son insostenibles desde la justicia. La propuesta de Borrell abre una gran esperanza, y por ello merece no solo el respaldo, sino el compromiso firme de todos. Israel naci¨® en 1948 con un compromiso de la ONU, que reconoce tambi¨¦n hoy en d¨ªa mayoritariamente al Estado palestino. Las autoridades espa?olas, en palabras del rey Felipe VI y del ministro de Asuntos Exteriores, Jos¨¦ Manuel Albares, acaban de hacerlo. Si la Uni¨®n Europea toma altura adoptando la v¨ªa espa?ola, ser¨ªa un paso de gigante para acabar con los r¨ªos de sangre derramados y crear las condiciones, con la ONU y el resto del mundo, de un encuentro pacifico entre los pueblos israel¨ª y palestino, que han de vivir juntos en esta tierra. Nunca es tarde para la paz.
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