Cuando el trastorno por d¨¦ficit de atenci¨®n afecta a la pol¨ªtica
La dolencia colectiva de Occidente se puede definir como una falta de enfoque estrat¨¦gico, con dos graves desaf¨ªos que no est¨¢ abordando: el crecimiento y la desigualdad
En este inicio de 2024, el panorama internacional es desolador. Ha estallado un nuevo conflicto en el mar Rojo. La situaci¨®n en Ucrania no pinta bien. Y lo que ...
En este inicio de 2024, el panorama internacional es desolador. Ha estallado un nuevo conflicto en el mar Rojo. La situaci¨®n en Ucrania no pinta bien. Y lo que es peor para nosotros en Occidente: el resto del mundo ya no est¨¢ de nuestra parte. Sud¨¢frica y Brasil se han distanciado claramente de Occidente a causa de Israel y tampoco nos apoyaron en la cuesti¨®n de Ucrania. La India tampoco nos apoya.
La falta de respaldo mundial es una de las razones por las que las sanciones occidentales contra Rusia no funcionan. Hay bastantes pa¨ªses dispuestos a ayudar a desviar mercanc¨ªas hacia Rusia o a comprar petr¨®leo ruso. La prohibici¨®n de Estados Unidos de exportar semiconductores a China tampoco funciona porque el Gobierno estadounidense subestim¨® la inteligencia de los ingenieros chinos.
No es dif¨ªcil detectar un patr¨®n aqu¨ª. El constante gran error de Occidente es pensar que el resto del mundo cree que somos maravillosos y quiere ser como nosotros. Nuestra versi¨®n de la democracia liberal encabez¨® las listas de popularidad mundial tras la ca¨ªda del comunismo. Eso dur¨® una d¨¦cada y termin¨® para siempre en alg¨²n momento alrededor de la crisis financiera mundial.
En la actualidad, Occidente est¨¢ inmerso en cuatro batallas monumentales: guerras subsidiarias paralelas en Ucrania, Oriente Pr¨®ximo y, pronto, quiz¨¢ en el estrecho de Taiw¨¢n; la lucha contra el cambio clim¨¢tico; la reindustrializaci¨®n, y la preservaci¨®n de la sociedad abierta liberal en el propio Occidente. Ahora mismo no lo estamos haciendo muy bien en ninguno de esos cuatro frentes. Como mucho, creo que podemos dedicarnos a dos de los cuatro. Mi preferencia ser¨ªa la preservaci¨®n de la democracia liberal y el apoyo a la innovaci¨®n tecnol¨®gica para ayudarnos a reducir las emisiones de carbono, como alternativa a la imposici¨®n de objetivos inviables.
Ya no podemos permitirnos actuar como polic¨ªas del mundo. En cuanto a la reindustrializaci¨®n, olv¨ªdense. Ser¨ªa mejor que forj¨¢ramos alianzas estrat¨¦gicas con otras partes del mundo como Latinoam¨¦rica. Es lo que hizo China cuando invirti¨® en las minas de litio chilenas. Desgraciadamente, la UE se extralimit¨® en las negociaciones comerciales con Mercosur al intentar imponer sus normas medioambientales a los pa¨ªses que lo integran. Los pa¨ªses latinoamericanos se han retirado ahora de las negociaciones, carg¨¢ndose de hecho este proyecto de 23 a?os. La era de los grandes acuerdos comerciales ha terminado. El mundo se repliega en bloques comerciales que compiten entre s¨ª.
Occidente tambi¨¦n est¨¢ siendo atacado desde dentro. La derecha est¨¢ en auge en casi todas partes. Donald Trump acaba de dar un primer gran paso para convertirse en el candidato presidencial del Partido Republicano. Simpatizo con Bernie Sanders, quien, en una entrevista con The Guardian, afirmaba que el problema subyacente era ¡°la creencia de que el Gobierno est¨¢ fallando a los estadounidenses de a pie¡±. Esto, en pocas palabras, es lo que est¨¢ ocurriendo en todo Occidente. Los gobiernos no resuelven los problemas. En el pasado tampoco lo hac¨ªan, pero las circunstancias eran m¨¢s propicias. Cuando el crecimiento econ¨®mico se situaba en el 3%, como era habitual en las d¨¦cadas de 1980 y 1990, y cuando los niveles de desigualdad eran m¨¢s bajos, muchos problemas se solucionaban solos. Cuando un pa¨ªs crece, hay dinero suficiente para todos, incluso para hacer varias cosas a la vez. Pero cuando se estanca y la desigualdad es alta, un aumento de la ayuda financiera a Ucrania, por ejemplo, se produce a costa de un ferrocarril que deja de construirse en ese pa¨ªs. Bienvenidos al mundo de la pol¨ªtica de suma cero.
Los gobiernos liberales salientes tienen problemas en todas partes. Joe Biden est¨¢ en grave peligro de ser derrotado en noviembre. Rishi Sunak tambi¨¦n caer¨¢ pronto en el olvido. Quiz¨¢ la mayor sorpresa sea Olaf Scholz. Empez¨® bien, pero desde entonces se ha convertido en el canciller alem¨¢n menos popular que se recuerda, porque su Gobierno no tiene ninguna estrategia para contrarrestar la r¨¢pida desindustrializaci¨®n de Alemania. En Pa¨ªses Bajos, el partido de Mark Rutte, el primer ministro liberal, fue derrotado por el derechista Partido por la Libertad de Geert Wilders en las elecciones del a?o pasado.
Los graves desaf¨ªos que Occidente no est¨¢ abordando son el crecimiento y la desigualdad. La reacci¨®n contra la inmigraci¨®n es una consecuencia de este fracaso. No es la causa profunda. Sol¨ªamos quejarnos de que las pol¨ªticas fiscales de la era de Thatcher generaban desigualdad. La generaban, pero no era nada comparado con lo que ha sucedido desde entonces. A finales de la d¨¦cada de 1990, la Reserva Federal, el banco central estadounidense, empez¨® a rescatar a los mercados financieros recortando los tipos de inter¨¦s. Desde entonces, los bancos centrales occidentales intensificaron el apoyo a los mercados financieros mediante programas de flexibilizaci¨®n cuantitativa en los que compraron deuda p¨²blica en cantidades sin precedentes. Al mismo tiempo, los gobiernos impusieron la austeridad para compensar la bonanza financiera de los bancos centrales. Esa combinaci¨®n se convirti¨® en una m¨¢quina apocal¨ªptica de desigualdad.
Lo que mejor refleja cu¨¢l era la actitud imperante es un comentario de Mario Draghi, quien fue presidente del Banco Central Europeo. Afirm¨® que har¨ªa lo que fuera ¡°necesario¡± para salvar a la zona euro de la embestida de los inversores financieros. Entre los pol¨ªticos occidentales se ha puesto de moda utilizar variantes de esa expresi¨®n. David Cameron, ministro de Asuntos Exteriores, declar¨® que el Reino Unido apoyar¨¢ a Ucrania durante ¡°el tiempo que haga falta¡±. La realidad pol¨ªtica es que ya no podemos hacer promesas as¨ª. Occidente seguir¨¢ ayudando a Ucrania mientras una mayor¨ªa pol¨ªtica lo quiera. En Estados Unidos, la ayuda se ha terminado. Es probable que Europa siga con ella este a?o, pero no indefinidamente porque, sencillamente, no hay dinero suficiente para todo.
La dolencia colectiva de Occidente se puede definir como una falta de enfoque estrat¨¦gico. Esto suena casi como el diagn¨®stico m¨¦dico del trastorno por d¨¦ficit de atenci¨®n con hiperactividad (TDAH). Como nos informa el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, los seres humanos afectados por el TDAH tienen problemas para concentrarse y poca capacidad de atenci¨®n. Y a menudo act¨²an sin pensar.