La peor sequ¨ªa es la pol¨ªtica
La gesti¨®n de los problemas ambientales en Europa se enfrenta a tres retos: mitigaci¨®n, adaptaci¨®n y transici¨®n justa. El mayor desaf¨ªo es conseguir aunarlos en la misma ecuaci¨®n
Hay muchas clases de sequ¨ªa. La meteorol¨®gica hace referencia a una escasez continuada de precipitaciones, y la socioecon¨®mica ¡ªtambi¨¦n llamada escasez¡ª se refiere a la falta de agua para cubrir todas las demandas en un territorio y momento dado. Junto a estos dos tipos, aparece un tercero cuyos efectos pueden ser devastadores: la sequ¨ªa pol¨ªtica. De todas las sequ¨ªas que hoy se dan de forma simult¨¢nea, la pol¨ªtica es la m¨¢s grave, porque lleva a un populismo que, lejos de solucionar los problemas, los agrava. As¨ª ocurre en el agua y en otros desaf¨ªos causados por la crisis clim¨¢tica, como se acaba de ver en Francia o en las ¨²ltimas decisiones de la propia Comisi¨®n Europea.
Para nadie que siga los temas relacionados con la gesti¨®n del agua esta sequ¨ªa ser¨¢ una sorpresa. Hace a?os que existen datos advirtiendo de escenarios de menor disponibilidad de agua como consecuencia de la crisis clim¨¢tica. Las sequ¨ªas en Espa?a no son nuevas, pero conforme el cambio clim¨¢tico avance ser¨¢n m¨¢s recurrentes y extremas, como vienen se?alando todas las proyecciones. Esto ha incentivado en las ¨²ltimas d¨¦cadas el desarrollo de tecnolog¨ªas que ayudan a incrementar la eficiencia y el ahorro, as¨ª como la potabilizaci¨®n de agua de mar mediante desaladoras. Al mismo tiempo, se han invertido recursos y esfuerzos en modernizar el regad¨ªo, pero los datos muestran que no es suficiente. No lo es fundamentalmente porque opera la paradoja de Jevons: a m¨¢s eficiencia, mayor consumo final, porque los ahorros obtenidos por el incremento de la eficiencia se usan para incrementar hect¨¢reas de un regad¨ªo cada vez m¨¢s intensivo.
En Espa?a, el 80% del agua va destinada a la agricultura, el 15% al abastecimiento urbano y el 5% a la industria. Mejorar el estado de las infraestructuras en las ciudades para evitar fugas, maximizar el ahorro y la eficiencia y promover la reutilizaci¨®n es clave, como lo es tambi¨¦n insistir en medidas similares en la industria. El gran desaf¨ªo, no obstante, se encuentra en la agricultura. Los agricultores viven hoy en una situaci¨®n parad¨®jica. Son los primeros que sufren las consecuencias de la crisis clim¨¢tica, por ser su sector fuertemente dependiente del medio natural, pero, al mismo tiempo, una parte de ellos culpabilizan de sus problemas a las pol¨ªticas ambientales. Un aut¨¦ntico caldo de cultivo para la ultraderecha, que no duda en aprovechar la ocasi¨®n. Con los chalecos amarillos asomando por el retrovisor, tanto Macron como la Comisi¨®n Europea han optado por la v¨ªa m¨¢s f¨¢cil: renunciar a las pol¨ªticas de transici¨®n ecol¨®gica como concesi¨®n a las demandas de una parte de los agricultores. De esta manera, no solo impiden que se avance en la lucha contra el cambio clim¨¢tico y en la adaptaci¨®n al mismo, sino que dejan en el aire justamente aquellas materias que ayudar¨ªan a hacer del campo un sector econ¨®mico m¨¢s sostenible.
La misma idea subyace en la reivindicaci¨®n, de nuevo, de trasvases de agua del Ebro a Barcelona para paliar la sequ¨ªa o de otras infraestructuras similares. Olvidan quienes as¨ª lo plantean que no sobran recursos en ninguna cuenca, que la Directiva Marco del Agua insiste en que el primer usuario del agua es el propio r¨ªo, de forma que pueda seguir manteniendo su ecosistema, y que los r¨ªos no tiran su agua en el mar. Basta con acudir al Diccionario. R¨ªo: ¡°Corriente de agua continua y m¨¢s o menos caudalosa que va a desembocar en otra, en un lago o en el mar¡±.
La gesti¨®n de la sequ¨ªa en Espa?a, como otros problemas ambientales en el conjunto de Europa, se enfrenta a tres retos que deben resolverse de forma simult¨¢nea: avanzar en las medidas ambientales y de lucha contra el cambio clim¨¢tico en lo que se conoce como pol¨ªticas de mitigaci¨®n; reestructurar aquellos sectores econ¨®micos afectados por estos cambios en aplicaci¨®n de las pol¨ªticas de adaptaci¨®n a un entorno en cambio e incertidumbre, y, finalmente, ayudar y dar alternativas a aquellas personas, territorios y sectores econ¨®micos afectados por esta transformaci¨®n, en aplicaci¨®n de los criterios de transici¨®n justa. Las viejas pol¨ªticas del agua entienden esto como un trilema en el que solo uno o dos de los objetivos podr¨¢n resolverse, dejando al margen el tercero. El desaf¨ªo que afrontan las nuevas pol¨ªticas del agua y las pol¨ªticas de transici¨®n ecol¨®gica consiste en romper este trilema y convertirlo en una oportunidad, ya que cada uno de estos retos solo podr¨¢ resolverse si se solucionan todos en conjunto. Si solo se consigue dar salida a uno o dos de ellos, ser¨¢n medidas a corto plazo que impedir¨¢n encontrar una soluci¨®n de fondo, sostenida en el tiempo y sostenible en sus dimensiones econ¨®mica, social y ambiental. El gran reto de la transici¨®n ecol¨®gica, tanto si miramos a la sequ¨ªa como al sector agr¨ªcola, no es de falta de conocimiento, ni de tecnolog¨ªa disponible, ni de m¨¢s infraestructuras caducas, ni siquiera de inversi¨®n. El mayor desaf¨ªo es pol¨ªtico, y consiste en encontrar la forma de aunar estos tres elementos en la misma ecuaci¨®n. Para ello hace falta transitar, al menos, por dos caminos.
El primero, el de la innovaci¨®n pol¨ªtica. Una transformaci¨®n de fondo como la que exige la crisis clim¨¢tica no se puede abordar haciendo las cosas como siempre se han hecho. Tecnolog¨ªa e inversi¨®n deben ayudar, pero la clave es disponer de ideas que ayuden a construir la alternativa. De la misma manera que hace apenas unas d¨¦cadas nadie pensaba en un modelo energ¨¦tico distribuido como el que hoy se impulsa en toda Europa, hay que encontrar en cada sector los elementos fundamentales del cambio de modelo. En materia de agua, por citar solo un ejemplo, se pueden desarrollar mecanismos como las f¨®rmulas de reasignaci¨®n del agua a trav¨¦s de los centros de intercambio, los llamado ¡°bancos p¨²blicos de agua¡±, articulados por la Administraci¨®n con transparencia y participaci¨®n de los usuarios, con criterios econ¨®micos, sociales y territoriales; un instrumento contrario al de los contratos de cesi¨®n de derechos entre concesionarios, que introducen la l¨®gica del mercado como mecanismo de distribuci¨®n de un recurso natural insustituible y de dominio p¨²blico.
Por otro lado, y esta cuesti¨®n es quiz¨¢ la m¨¢s relevante, una gobernanza innovadora, o si se prefiere, dispositivos de innovaci¨®n social que permitan articular acuerdos entre todos los agentes afectados para asumir los desaf¨ªos. Ejemplos en Espa?a hay muchos. La Mesa Social del Agua de Andaluc¨ªa es uno de ellos. Constituida en 2018 con la participaci¨®n de sindicatos, organizaciones agrarias, empresas p¨²blicas de agua, consumidores, expertos en gesti¨®n de aguas y organizaciones ambientales, y abierta a la colaboraci¨®n con las administraciones, ha conseguido a lo largo de los a?os llegar a acuerdos sobre cuestiones sensibles como la realidad de la sobreexplotaci¨®n del agua, los l¨ªmites del regad¨ªo o el apoyo a la agricultura familiar entre actores aparentemente contrarios como son las organizaciones agrarias y las ambientales. En las conclusiones de sus ¨²ltimas jornadas se puede leer: ¡°Es imprescindible abrir las ventanas de los despachos y los archivos del agua, introducir transparencia, participaci¨®n y rendici¨®n de cuentas; saber qui¨¦n y c¨®mo reparte los recursos. Es necesario incorporar nuevos criterios y nuevas voces que representen a la mayor¨ªa de los que conforman el regad¨ªo social, familiar y profesional, y a la poblaci¨®n usuaria de los restantes servicios del agua, frente a los viejos y a los nuevos lobbies. Y tambi¨¦n, en la base de la gesti¨®n del agua, democratizar las Comunidades de Regantes y garantizar la gesti¨®n p¨²blica democr¨¢tica del ciclo urbano del agua¡±.
Los problemas complejos ense?an que para cambiar algo hay que cambiarlo todo. Este es el gran desaf¨ªo pol¨ªtico de nuestro tiempo: c¨®mo hacer que retos que parecen contradictorios se alineen en la b¨²squeda de un bien superior.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.