La econom¨ªa de guerra de Rusia
Occidente necesita urgentemente una estrategia b¨¦lica realista en lugar de financiar un conflicto interminable que Ucrania no tiene posibilidad de ganar
El gran cambio en la guerra entre Rusia y Ucrania no es el ¨²ltimo paquete de ayuda estadounidense, ni la audaz incursi¨®n ucrania en la regi¨®n rusa de Kursk. El cambio m¨¢s importante es el aumento masivo del gasto ruso en defensa el a?o que viene.
Vlad¨ªmir Putin se las ha apa?ado para convertir a Rusia en una econom¨ªa de guerra. Esta es la parte que casi todos los expertos occidentales en Rusia entendieron mal. Recuerdo haber le¨ªdo un art¨ªculo del exasesor econ¨®mico de Putin, Andrei Illarionov, en el que predec¨ªa que Putin ya se habr¨ªa quedado sin dinero a estas alturas. En una entrevista alemana en 2022, afirmaba que las reservas de Putin durar¨ªan solo un a?o m¨¢s y la consecuencia ser¨ªa una crisis monetaria.
Los comentarios de Illarionov fueron un error de juicio monumental que se ha convertido en habitual en las cr¨®nicas occidentales sobre la guerra de Rusia. Desde entonces, ha ocurrido exactamente lo contrario. La econom¨ªa rusa va viento en popa. Y si uno escucha los debates en Alemania o en Estados Unidos, puede tener la impresi¨®n de que es Occidente el que se est¨¢ quedando sin dinero. Eso tampoco es cierto. Pero nos estamos quedando sin voluntad de gastarlo.
Desde el comienzo de la guerra entre Rusia y Ucrania, Europa ha estado al borde de la recesi¨®n porque depend¨ªa del gas ruso y de las rutas de suministro industrial que pasaban por Rusia, que ha superado a todos los grandes pa¨ªses del G-7 gracias al efecto de la econom¨ªa de guerra.
Si Occidente se tomara realmente en serio lo de ayudar a Ucrania a derrotar a Rusia, tendr¨ªa que hacer exactamente lo mismo, es decir, pasar a una econom¨ªa de guerra: transferir dinero de otras partidas del presupuesto a un mayor gasto en defensa y, concretamente, destinarlas a armamento para Ucrania. Ninguno de los grandes pa¨ªses occidentales est¨¢ dispuesto a hacerlo. Alemania avanza r¨¢pidamente en la direcci¨®n opuesta al recortar todas las partidas del presupuesto de ayuda a Ucrania que a¨²n no se han asignado durante los pr¨®ximos tres a?os.
El a?o pasado, Rusia gast¨® 6,5 billones de rublos en defensa, algo m¨¢s de 62.000 millones de euros al cambio actual. Este a?o ha pasado a 10,8 billones de rublos, y se prev¨¦ que el a?o que viene suba a 13,2 billones. Esto supone m¨¢s del 6% de la producci¨®n de la econom¨ªa. Muchos pa¨ªses occidentales pasan apuros para llegar al 2%.
Hay muchas ideas confusas sobre lo que les ocurre a las econom¨ªas durante una guerra. Las econom¨ªas no se quedan sin dinero, a menos que utilicen la moneda de otros, como el d¨®lar estadounidense. Una econom¨ªa de guerra es el mayor impulso fiscal imaginable al estilo keynesiano.
La econom¨ªa de guerra rusa es ahora mucho m¨¢s fuerte y genera enormes ingresos para el Estado. Se prev¨¦ que los ingresos no procedentes del petr¨®leo y el gas aumentar¨¢n nada menos que un 73% el a?o pr¨®ximo. Rusia no financia su defensa con deuda, sino con una econom¨ªa en auge.
Insistir en que Occidente tiene que derrotar a Putin es palabrer¨ªa barata. Lo volv¨ª a escuchar la pasada semana en boca de Norbert R?ttgen, portavoz de Asuntos Exteriores de los democristianos alemanes. Aseguraba que ¡°la diplomacia solo tendr¨¢ una oportunidad si Putin reconoce que no puede conseguir nada mediante la guerra¡±. La propia CDU de R?ttgen se opone a modificar las duras normas fiscales alemanas para permitir un aumento del gasto militar. Si nos lo tom¨¢ramos en serio, nosotros tambi¨¦n duplicar¨ªamos nuestro gasto en defensa, que es lo que hizo Rusia desde el comienzo de la guerra. Primero tendr¨ªamos que ponernos de acuerdo sobre c¨®mo financiarlo. ?Subiendo los impuestos? ?Recortando las pensiones y las prestaciones sociales? ?O con una inversi¨®n todav¨ªa menor en nuestras infraestructuras p¨²blicas en ruinas? ?Quiz¨¢ con m¨¢s deuda?
Alemania, y no Rusia, tiene problemas con sus presupuestos de defensa. Y si alguien est¨¢ en peligro de reconocer que continuar la guerra es in¨²til, es menos probable que sea Putin que los cansados defensores occidentales de Ucrania.
Nuestros relatos sobre la guerra de Ucrania se basan principalmente en ilusiones: sobre Rusia qued¨¢ndose sin dinero; sobre el impacto de las sanciones en la econom¨ªa rusa; sobre nuestro apetito pol¨ªtico para apoyar a Ucrania despu¨¦s de que finalizara el periodo inicial de euforia ucrania. La alianza occidental solo tiene claras sus l¨ªneas rojas: no quiere entrar directamente en guerra con Rusia. Estoy de acuerdo con esa postura. Pero no constituye una estrategia. Teniendo en cuenta las l¨ªneas rojas, no veo ning¨²n escenario en el que Ucrania pueda liberar los territorios ocupados desde febrero de 2022. Sin embargo, s¨ª veo un escenario en el que Putin pueda lograr su principal objetivo b¨¦lico, o sea, la anexi¨®n de cuatro provincias ucranias: Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jers¨®n.
Esto no es una predicci¨®n, sino una advertencia de que Occidente necesita urgentemente adoptar una estrategia b¨¦lica m¨¢s realista, en lugar de financiar una guerra interminable que Ucrania no tiene ninguna posibilidad de ganar.
El apoyo estadounidense a Ucrania sigue manteni¨¦ndose, pero a un nivel inferior. La prioridad de la pol¨ªtica exterior estadounidense en estos momentos es Oriente Pr¨®ximo. Si Donald Trump gana el mes que viene, todas las apuestas se cerrar¨¢n de todos modos.
Pase lo que pase, los europeos no van a llenar el vac¨ªo dejado por Estados Unidos. Michel Barnier, el nuevo primer ministro franc¨¦s, acaba de anunciar un presupuesto de austeridad de 40.000 millones de euros para el pr¨®ximo a?o. La austeridad tambi¨¦n ha vuelto a Italia. Pero es en Alemania donde m¨¢s veo menguar el apoyo a Ucrania.
Recientemente, Dietmar Woidke y Michael Kretschmer, presidentes de Brandeburgo y Sajonia, respectivamente, junto con Mario Voigt, l¨ªder de la CDU de Turingia, escribieron un art¨ªculo en el Frankfurter Allgemeine en defensa de la celebraci¨®n de una conferencia de paz. La c¨²pula pol¨ªtica de Berl¨ªn lo interpret¨® correctamente como un ataque a la estrategia del Gobierno de enviar armas a Ucrania.
Los tres est¨¢n en el n¨²cleo del establishment pol¨ªtico centrista. Todos ellos dependen del apoyo de Sahra Wagenknecht, que se ha convertido en una figura influyente en la pol¨ªtica de Alemania del Este tras las recientes elecciones estatales. Es la enemiga m¨¢s abierta del apoyo de Alemania a Ucrania. El SPD de Olaf Scholz comparte su posici¨®n. Wagenknecht est¨¢ empujando al partido en la direcci¨®n que muchos de sus miembros desean.
Scholz afirma ahora que quiere reanudar el di¨¢logo con Putin. Hace dos a?os que no habla con ¨¦l. El canciller alem¨¢n necesita desesperadamente que esta guerra termine antes de las elecciones del a?o que viene. No quiere colocarse en una posici¨®n en la que ¨¦l tambi¨¦n dependa de Wagenknecht para obtener apoyos.
Scholz tambi¨¦n crey¨® en un momento dado que una guerra de desgaste favorecer¨ªa a Ucrania. La opini¨®n consensuada en Occidente era que ganar¨ªamos una contienda intermitente con Putin. Ahora que Rusia se ha pasado a una econom¨ªa de guerra, mientras que nosotros no, veo que el equilibrio de poder se inclina a favor de Rusia. Alemania tendr¨¢ que encontrar unos 30.000 millones de euros al a?o solo para cumplir el objetivo de gasto en defensa de la OTAN del 2% del PIB. Necesitar¨ªa mucho m¨¢s si quisiera proporcionar a Ucrania su parte de los fondos necesarios para derrotar a Rusia. Alemania ya es uno de los pa¨ªses con impuestos m¨¢s elevados del mundo. No hay mayor¨ªas pol¨ªticas ni siquiera para subir a¨²n m¨¢s los impuestos. O para recortar el gasto. O para un mayor endeudamiento. La coalici¨®n actual no est¨¢ dispuesta a hacer lo que sea necesario para apoyar a Ucrania.
Scholz habla ahora de soluciones diplom¨¢ticas a la guerra. Su diplomacia entra en la categor¨ªa de desesperada, pero no seria. Hablar de paz sale barato. Scholz pidi¨® recientemente a Rusia que participara en lo que se ha anunciado como una conferencia de paz, una reuni¨®n internacional que se celebr¨® en Suiza el pasado junio. Rusia ya dijo que no est¨¢ interesada en una cita fuertemente sesgada hacia los partidarios de Ucrania.
La in¨²til diplomacia de Scholz es un recordatorio de que Occidente ha llegado a un callej¨®n sin salida en su estrategia respecto a Ucrania. La idea original era aislar a Rusia. Pero ha acabado con Rusia fortaleciendo sus alianzas con China, Ir¨¢n y Corea del Norte. Rusia y China, por ejemplo, est¨¢n consolidando sus lazos comerciales y militares. Una zona destacada para la cooperaci¨®n bilateral ruso-china es el ?rtico. El ?rtico es un punto d¨¦bil de la seguridad occidental, mientras que Rusia ha reforzado sus capacidades militares en la pen¨ªnsula de Kola, regi¨®n lim¨ªtrofe con el norte de Finlandia. La empresa estatal rusa de energ¨ªa nuclear Rosatom y la naviera china Hainan Yangpu NewNew Shipping han creado recientemente una empresa conjunta para cooperar en la construcci¨®n de infraestructuras y buques portacontenedores para operar en una ruta ¨¢rtica durante todo el a?o.
Occidente ha subestimado a China y a Rusia en todo momento. Y ha sobrestimado su capacidad para atraer a terceros pa¨ªses a la alianza occidental. India, Brasil y Sud¨¢frica dijeron no. Los europeos, mientras tanto, est¨¢n cada vez m¨¢s divididos.
Austria es uno de los pa¨ªses que sigue obteniendo la mayor parte de su gas de Rusia. El gas ruso representa el 83% de sus importaciones de gas, y llega a trav¨¦s de los gasoductos ucranios, una de las pocas rutas rusas de suministro a Europa que a¨²n funcionan. El acuerdo de tr¨¢nsito entre Ucrania y Rusia expira a finales de este a?o. Ucrania ha declarado que no quiere renovarlo.
Decir que esto molestar¨¢ a los austriacos ser¨ªa quedarse corto. Cuando Alemania se encontr¨® en la misma situaci¨®n hace dos a?os, cuando estallaron los gasoductos rusos en el mar B¨¢ltico, tuvo que hacer un gran esfuerzo para redirigir el suministro de gas. Austria se encuentra en una posici¨®n m¨¢s d¨¦bil porque no tiene acceso directo al mar y no puede construir terminales portuarias para el gas natural licuado como hizo Alemania. Tendr¨ªa que adquirir su gas en los mercados mundiales a trav¨¦s de terceros, a un coste m¨¢s elevado.
Este asunto podr¨ªa enredarse f¨¢cilmente con la formaci¨®n del nuevo Gobierno austriaco tras la victoria del ultraderechista Partido de la Libertad de Austria (FP?, por sus siglas en alem¨¢n) en las ¨²ltimas elecciones. El FP? tambi¨¦n quiere poner fin a las entregas de armas a Ucrania. Eslovaquia y Hungr¨ªa, vecinos de Austria por el Este, est¨¢n gobernadas por pol¨ªticos amigos de Putin. Incluso he notado un cambio de tono en el Gobierno polaco. Su disposici¨®n a suministrar armas a Ucrania tambi¨¦n est¨¢ llegando al l¨ªmite.
Mi consejo a cualquiera que quiera ayudar a Ucrania es que empiece a pensar en el final del juego, no en repetir mantras y posturas maximalistas. Si se enmarca la guerra en t¨¦rminos de victoria y derrota, es m¨¢s probable acabar con derrota que si se adopta una estrategia m¨¢s matizada y flexible.
Creo que la mejor forma de avanzar ser¨ªa pasar a una guerra defensiva para detener los avances de Rusia, pero no para contraatacar. Y aumentar la ayuda militar occidental para apoyar este objetivo b¨¦lico replanteado. Se necesitan menos tropas para defender un territorio que para ocuparlo. Tambi¨¦n es m¨¢s f¨¢cil organizar mayor¨ªas pol¨ªticas que apoyen una estrategia con posibilidades de ¨¦xito. Incluso este objetivo m¨¢s modesto requerir¨ªa un aumento del gasto en defensa. No ser¨ªa una opci¨®n barata, pero tampoco ser¨ªa una rendici¨®n.
Si seguimos por el camino actual, hay muchas posibilidades de que sea Occidente el que pierda el desaf¨ªo de a ver qui¨¦n parpadea antes.
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