Europa, una voz por Ucrania

La cumbre informal sobre Ucrania celebrada este lunes en Par¨ªs result¨® sustantiva para afianzar a Europa en los proleg¨®menos de las negociaciones para el fin de la guerra que Donald Trump anunci¨® la semana pasada sin contar con Kiev ni Bruselas. Sin alcanzar conclusiones concretas ¡ªno era el objetivo de la cita¡ª, la reuni¨®n sirvi¨® para reafirmar el compromiso de apoyar a Ucrania y el objetivo de lograr una paz justa y duradera tres a?os despu¨¦s de la invasi¨®n ordenada por Vlad¨ªmir Putin. De ah¨ª que el debate pusiera sobre la mesa dos instrumentos urgentes. Por un lado, la necesidad de una financiaci¨®n que sustente ese apoyo con distintas f¨®rmulas, de la emisi¨®n de eurobonos a la flexibilizaci¨®n de las reglas fiscales ¡ªlos topes de deuda y d¨¦ficit¡ª para el gasto en defensa. Por otro, el eventual env¨ªo de tropas europeas para garantizar el mantenimiento de la paz cuando se logre.

La selecci¨®n de invitados al El¨ªseo era por s¨ª misma un mensaje. A los grandes pa¨ªses de la UE ¡ªlos de mayor capacidad financiera y militar¡ª se les uni¨® Dinamarca, un simb¨®lico recado a las pretensiones de Trump sobre Groenlandia. Tambi¨¦n acudieron el Reino Unido ¡ªla otra potencia nuclear del Viejo Continente junto a la anfitriona, Francia¡ª; el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y los presidentes de las instituciones comunitarias ejecutivas: el Consejo Europeo y la Comisi¨®n.

Europa debe participar en la negociaci¨®n porque la invasi¨®n rusa desafi¨® las fronteras continentales y los principios en que se asienta la UE. Pero, sobre todo, porque solo una presencia europea compacta asegurar¨¢ que el eventual armisticio no sea meramente ret¨®rico y respete la voluntad de Ucrania. Solo as¨ª se conseguir¨¢ una paz duradera y justa, no un cese ef¨ªmero de hostilidades que apenas sirva para contener ahora el expansionismo de Putin y legitimarlo despu¨¦s. En el mejor de los casos, adem¨¢s, permitir¨¢ revertir las concesiones previas a la negociaci¨®n ya apuntadas por la Casa Blanca. El cr¨¦dito atesorado por los europeos para desempe?ar un papel relevante lo ha reconocido incluso Trump cuando reclama que Europa tenga un papel determinante en el mantenimiento de la futura paz: no se puede pedir a nadie que arbitre un proceso cuyas reglas no ha contribuido a elaborar o no ha asumido previamente.

Adem¨¢s, la resistencia de la poblaci¨®n ucrania a la invasi¨®n obedece tanto o m¨¢s al apoyo europeo que al estadounidense. La complicidad pol¨ªtica y diplom¨¢tica con Kiev; la renuncia a la energ¨ªa barata utilizada por Putin como arma o la acogida a m¨¢s de cinco millones de ucranios huidos de la guerra demuestran la implicaci¨®n directa de la UE. Pero sobre todo, la Europa grande ¡ªesto es, los Veintisiete junto al Reino Unido, Noruega, Islandia y Suiza¡ª ha totalizado un apoyo financiero superior al de EE UU en los tres a?os de la guerra. Este conjunto de pa¨ªses ha comprometido m¨¢s de 132.000 millones de euros en ayuda ¡ªcivil y militar¡ª, por delante del segundo contribuyente, EE UU, con algo menos, 114.000 millones. Que Trump intoxique triplicando su cifra para justificar su pretensi¨®n de ser compensado con las tierras raras ucranias es otra de sus ventajistas maniobras de manipulaci¨®n. En Par¨ªs se escenific¨® lo mejor que puede hacer Europa cuando surge un problema: reunirse para intentar fijar una posici¨®n. Hay, por supuesto, grandes diferencias sobre el hipot¨¦tico env¨ªo de tropas. Diferencias comprensibles en un momento tan prematuro respecto a la paz como el que vivimos: primero hay que alcanzar un alto el fuego, en cuya negociaci¨®n Ucrania desempe?e el papel protagonista que le corresponde. EE UU y Rusia se re¨²nen hoy en Arabia Saud¨ª. Era fundamental que Europa hablase antes.