La pandemia silenciosa que azota Chad

Al oeste de Chad, cerca de la mitad de los ni?os sufre retraso en el crecimiento y nunca alcanzar¨¢ su plena altura. Podr¨ªa parecer que sencillamente son m¨¢s menudos, pero en realidad est¨¢n malnutridos. Una solo se da cuenta cuando conoce su edad. Es f¨¢cil que un ni?o desnutrido pase desapercibido en esta regi¨®n. Los pueblos son peque?os, apenas existen centros de salud y no hay carreteras. Me pregunto c¨®mo Abakar, el conductor que me acompa?a, se orienta a trav¨¦s del desierto. Para no quedarnos varados en la arena, da volantazos violentos a izquierda y derecha.

Hereta ha extendido una alfombra de mimbre bajo la acacia que hay en su patio. Ah¨ª nos espera, acompa?ada por varias lagartijas de cuello naranja, que suben y bajan la cabeza a destiempo. Vamos a asistir a una sesi¨®n en la que compartir¨¢ consejos de higiene y alimentaci¨®n con sus vecinas y habr¨¢ demostraciones culinarias.

¡°Fui elegida maman lumi¨¨re (mam¨¢ luz)?por los habitantes del pueblo, porque mis hijos siempre han estado sanos. El Programa Mundial de Alimentos me form¨® para que tuviera un buen conocimiento de los recursos locales que podemos utilizar para combatir esta lacra¡±, explica Hereta mientras otras mujeres empiezan a llegar con sus beb¨¦s en brazos. Para evitar la propagaci¨®n del coronavirus, el Gobierno de Chad obliga a cubrirse la boca y la nariz ¡°con mascarilla, velo o turbante¡±; la mayor parte de ellas lleva mascarilla y se lava las manos antes de entrar.

¡°En nuestro pueblo no ha habido ning¨²n caso de coronavirus, pero hay muchas madres y ni?os que no comen bien¡±, me dice Hereta. Bajo la acacia, en un ambiente distendido, estas madres comparten experiencias, miedos y esperanzas. La maman lumi¨¨re les habla sobre lo importante que es amamantar a los beb¨¦s durante los seis primeros meses. ¡°Ten¨¦is que comer bien vosotras, pero a vuestros hijos dadles solo el pecho mientras son peque?os¡±, se vuelve y me explica que muchas creen que la leche provoca diarrea a los ni?os. No me sorprendo; s¨¦ bien que en Chad menos del 1% de las mujeres practican la lactancia materna exclusiva.

Los hijos de estas mujeres padecen malnutrici¨®n moderada. Hereta organiza estas sesiones informativas cada dos semanas y recorre el pueblo todos los d¨ªas, para visitar a las madres y sus beb¨¦s. ¡°Hago esta labor de forma voluntaria y estoy muy contenta de ser maman lumi¨¨re. Quiero ayudar a los ni?os de este pueblo a salir del c¨ªrculo vicioso de la malnutrici¨®n¡±, declara.

Muchos de los beb¨¦s duermen sobre la alfombra, aletargados por el calor del mediod¨ªa. El nivel de decibelios aumenta cuando sus madres comienzan a jugar con unas cartas que les ayudan a conocer las propiedades de los alimentos. Alg¨²n beb¨¦ entreabre los ojos, pero pronto vuelve a caer. Tras terminar la partida, llega la hora de la verdad: Hereta va a medir la circunferencia del brazo de los ni?os, para ver si han mejorado en las dos ¨²ltimas semanas. Apunta todo en un cuaderno y entrega a las madres un complemento nutricional a base de ma¨ªz listo para el uso. Si siguen los consejos de la maman lumi¨¨re y toman el producto, pronto estar¨¢n recuperados.

En el pueblo de Hereta, la malnutrici¨®n es hoy menos invisible que ayer. Gracias a su labor, las madres ya no piensan que el ni?o ha salido m¨¢s peque?o, o menos activo, o m¨¢s d¨¦bil que los dem¨¢s. Ahora se preguntan si estar¨¢ malnutrido y se esfuerzan para que crezca sano.

Mar¨ªa Gallar S¨¢nchez es responsable de comunicaci¨®n del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas en Chad. A trav¨¦s de la campa?a NUTRIDAS, el PMA, con el apoyo de la ayuda humanitaria de la Uni¨®n Europea, nos acerca las historias de cuatro mujeres que luchan contra la malnutrici¨®n en Chad.

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