El grito de los bosques en tierra Tolup¨¢n: 100 asesinados por protegerlos
La etnia m¨¢s antigua de Honduras se enfrenta al Estado y a empresas madereras al oponerse a la tala indiscriminada. Son apenas unos 20.000 ind¨ªgenas en un territorio que posee uno de los mejores pinares del pa¨ªs. M¨¢s de un centenar de ellos han sido v¨ªctimas mortales de esa violencia que enfrentan todos los d¨ªas los defensores ambientales en Am¨¦rica Latina
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?ngela Murillo y Jos¨¦ Mar¨ªa Pineda necesitan un d¨ªa completo para llegar desde San Francisco Locomapa en el departamento de Yoro, a la ciudad de San Pedro Sula, al norte de Honduras. En bus, a pie o en mula, tienen que atravesar caminos inexistentes donde el Estado no llega con unos m¨ªnimos servicios b¨¢sicos. Pertenecen a uno de los pueblos originarios m¨¢s antiguos de Am¨¦rica Latina, el Tolup¨¢n, y el territorio donde viven se caracteriza por tener uno de los mejores bosques de pino del pa¨ªs y ser una regi¨®n rica en oro, ¨®xido de hierro y plata.
¡°No somos pobres, el sistema nos ha empobrecido¡±, cuenta Pineda en videollamada. El l¨ªder tolup¨¢n tiene 61 a?os y trabaja por la defensa del territorio desde hace m¨¢s de 30, cuando las empresas madereras y mineras empezaron a dejar los cerros pelados, extrayendo los recursos de manera ilegal en un territorio cuyo t¨ªtulo de propiedad pertenece al pueblo Tolup¨¢n. Un documento que data de 1874 y que la ley hondure?a actual no reconoce.
Los tolupanes denuncian que la deforestaci¨®n de sus bosques se inicia a trav¨¦s de los planes anuales de manejo forestal, aprobados por el Instituto de Conservaci¨®n Forestal (ICF), y otorgados a poderosas madereras como Velomato o Inmare, propiedad de terratenientes locales. Pineda ya ha sido acusado en tres ocasiones del delito de obstaculizaci¨®n de la ejecuci¨®n de un plan de manejo forestal. Unos procesos de criminalizaci¨®n donde fue defendido por el Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia (MADJ), una organizaci¨®n que acompa?a a los tolupanes en la defensa de sus derechos. ¡°Si no fuera por este apoyo, ya llevar¨ªa ocho a?os de estar preso¡±, recalca el l¨ªder.
Un tercio de los bosques v¨ªrgenes que quedan en el mundo se encuentra en tierras administradas por pueblos ind¨ªgenas o que les pertenecen
Agrupados en 31 tribus, repartidas por los departamentos de Yoro y de San Francisco Moraz¨¢n, los tolupanes cuentan con una poblaci¨®n de unas 20.000 personas. Cada tribu cuenta con un consejo directivo que decide sobre la gesti¨®n de los recursos naturales. Sin embargo, las 996 familias de las 19 comunidades que forman el municipio de San Francisco de Locomapa se encuentran parcialmente divididas. Su Consejo Directivo ha sido acusado de negociar los bosques a espaldas de las asambleas. Y cuando se dieron cuenta, dice Pineda, ya ten¨ªan las m¨¢quinas en el territorio, sin informarles de los derechos que tienen como pueblo y vulnerando el derecho a la consulta previa, libre e informada. As¨ª, Pineda y Murillo, junto a buena parte de la comunidad, conformaron un Consejo Preventivo de Tribu, como manera de seguir luchando y protegiendo el territorio sin atender a los intereses empresariales, tanto nacionales como internacionales.
¡°Un trabajo que vale la pena¡±, dice Murillo, que a sus 42 a?os ya ha pasado tambi¨¦n por uno de estos procesos de criminalizaci¨®n por parte de las empresas. ¡°Nos mandan amenazas continuas, gasean a las comunidades y asesinan a nuestras compa?eras¡±, y recuerda a trav¨¦s de la videollamada el asesinato en 2013 de la lideresa Mar¨ªa Enriqueta Matute, junto a dos compa?eros m¨¢s, a manos de sicarios.
Es la alarmante realidad que viven los tolupanes, denunciada reiteradamente por Naciones Unidas como parte de esa violencia que enfrentan todos los d¨ªas los defensores ambientales en Am¨¦rica Latina por luchar contra un modelo extractivista, impulsado por unos Estados que no tienen en cuenta los derechos de los pueblos. Particularmente en Honduras donde, as¨ª como la activista Berta C¨¢ceres fue asesinada hace cinco a?os por defender un r¨ªo de una empresa hidroel¨¦ctrica, m¨¢s de 100 ind¨ªgenas tolupanes han pagado con su vida por luchar contra el despojo forestal en las ¨²ltimas d¨¦cadas, seg¨²n el MADJ.
No respetan los l¨ªmites con las fuentes de agua. Adem¨¢s, si marcan un ¨¢rbol, se llevan tres. Estas empresas son incontrolables¡±Jos¨¦ Mar¨ªa Pineda, l¨ªder ind¨ªgena
¡°Recibimos discriminaci¨®n, destierro y muerte cuando buscamos defendernos. Queremos una vida digna, no como la de ahora. Se sorprender¨ªan si vieran c¨®mo vivimos aqu¨ª, a pesar de estar rodeadas de tanta riqueza¡±. Y luchan, no solo por la salida de las empresas de los territorios, sino tambi¨¦n contra la contaminaci¨®n de los r¨ªos, por el abandono estatal en educaci¨®n, sanidad y dem¨¢s servicios b¨¢sicos, y por el racismo que sufren a la hora de exigir sus derechos. ¡°Es una odisea llegar al hospital m¨¢s cercano, a ocho horas de camino. Y cuando llegas, ves como primero atienden a la persona andina antes que a la ind¨ªgena¡±, asegura Murillo.
¡°Recuerdo las palabras de Matute cuando le preguntaba si ten¨ªa miedo¡±, dice Pineda, ¡°ella me dec¨ªa que no, porque quer¨ªa que sus hijos vivieran de manera libre en esta tierra¡±. Y tambi¨¦n evoca las palabras de otro compa?ero asesinado cuando estaba frente al sicario: ¡°No me mates, porque yo tambi¨¦n defiendo tus derechos¡±. Y el sicario le dispar¨® en la cabeza. ¡°Estas palabras y la lucha de los ca¨ªdos nos dan m¨¢s fuerza. Si no nos defendemos nosotros, nadie m¨¢s lo va a hacer¡±.
Al hablar sobre si la justicia existe en Honduras, ambos r¨ªen. ¡°Vale m¨¢s la vaca de un rico que un ind¨ªgena. Tenemos la madera detr¨¢s de la casa, pero no tenemos dinero para salvarla¡±, dice Pineda. ¡°El Gobierno es responsable de las vidas que han dado los compa?eros y compa?eras, porque no nos ha protegido y nos ha matado¡±, destaca Murillo.
El territorio donde viven los tolupanes se caracteriza por tener uno de los mejores bosques de pino de Honduras
Honduras es un pa¨ªs se?alado por organizaciones defensoras de derechos humanos por negar la existencia de los pueblos ind¨ªgenas y facilitar las condiciones del extractivismo. ¡°Al sistema no le interesa que nosotros vivamos, m¨¢s bien que desaparezcamos para hacer uso de estos territorios¡±, afirma Pineda. De poco o nada sirve estar bajo el amparo del Convenio 169 de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT), firmado tambi¨¦n por el propio pa¨ªs, que exige no adelantar proyectos en sus territorios sin un consentimiento t¨¢cito. Sin embargo, un informe de Interm¨®n se?ala que cerca del 20% de las concesiones mineras y de producci¨®n de energ¨ªa e hidrocarburos se encuentran en tierras ind¨ªgenas.
La importancia de los bosques
Naciones Unidas record¨® el pasado 3 de marzo, D¨ªa Mundial de la Vida Silvestre, que la p¨¦rdida anual de bosque equivale a una superficie mayor que la de Dinamarca y que esta destrucci¨®n implica, no solo una merma enorme de la biodiversidad, sino tambi¨¦n un freno menos al avance del cambio clim¨¢tico y la destrucci¨®n del sustento de millones de familias en el mundo. Hoy, D¨ªa Mundial de los Bosques, lo vuelve a reiterar poniendo en valor los conocimientos de las comunidades ancestrales que los han gestionado a lo largo del tiempo. Un aspecto reforzado por un nuevo estudio publicado en la revista Frontiers in Ecololgy and the Environment que afirma que m¨¢s de un tercio de los bosques v¨ªrgenes que quedan en el mundo se encuentra en tierras administradas por pueblos ind¨ªgenas o que les pertenecen. La investigaci¨®n insta al reconocimiento universal de sus derechos a la propiedad de la tierra, a elaborar pol¨ªticas que tengan en cuenta su rol en la conservaci¨®n y a reducir urgentemente la deforestaci¨®n para frenar el cambio clim¨¢tico y la p¨¦rdida de biodiversidad. Todo lo contrario de lo que sucede en territorio tolup¨¢n.
¡°Cuando la empresa entra en el bosque nosotros nos quedamos con la deforestaci¨®n indiscriminada. Esto significa que el r¨ªo y la quebrada van a desaparecer. Si dejamos que esto contin¨²e as¨ª, vamos a desaparecer tambi¨¦n¡±, destaca Pineda. ¡°No respetan los l¨ªmites con las fuentes de agua. Adem¨¢s, si marcan un ¨¢rbol, se llevan tres. Estas empresas son incontrolables¡±. Efectivamente, el negocio de la explotaci¨®n de la madera en territorio tolup¨¢n no es nada transparente. As¨ª lo se?ala una investigaci¨®n del Centro de Estudios para la Democracia (CESPAD) que asegura que de enero a mayo de 2019 se habr¨ªan cortado 13.499 ¨¢rboles, 4.500 m¨¢s de lo previsto en el Plan de Manejo.
Naciones Unidas recuerda que la p¨¦rdida anual de bosques equivale a una superficie mayor que la de Dinamarca
Los recientes huracanes Iota y Eota vinieron a agravar la situaci¨®n. Causaron la p¨¦rdida de casas y escuelas, la destrucci¨®n de caminos y cultivos de caf¨¦, ma¨ªz y yuca. Y se sumaban a los efectos de una pandemia que no pueden asegurar que haya llegado al territorio, porque no hay acceso a pruebas. ¡°Todo esto nos ha dejado en una miseria total. Nos curamos con la naturaleza, porque es imposible acceder a los servicios de salud. Entonces, si nuestro entorno desaparece, nosotras tambi¨¦n con ¨¦l¡±, dice la lideresa tolupana. Un c¨²mulo de factores que han hecho que, ante la falta de oportunidades, muchos j¨®venes se hayan visto obligados a migrar en busca de mejores condiciones de vida.
La educaci¨®n en tiempos de pandemia
La dificultad para acceder a los servicios b¨¢sicos se extiende a la educaci¨®n. No tienen recursos para poder comprar un tel¨¦fono y las pocas personas que tienen uno, raramente pueden conectarse a la red. ¡°Como pueblo tolup¨¢n estamos fuera del sistema porque no tenemos esa capacidad y nos preocupa tener un grupo de personas analfabetas en un futuro¡±, afirma Pineda.
Hace unos meses, a ra¨ªz de la falta de acceso a la educaci¨®n en este pueblo, desde el ¨¢rea de formaci¨®n del MADJ se inici¨® un proyecto de una escuela de alfabetizaci¨®n que tuvo buen resultado. ¡°Los ind¨ªgenas tolupanes no han tenido la oportunidad de poder formarse. El primer curso fue muy bien, con m¨¢s de 50 personas, entre ellas un hombre de 85 a?os que no fall¨® a ninguna clase, a pesar de estar a m¨¢s de dos horas y media de camino monta?a arriba¡±, explica por videollamada Darwin Alach¨¢n, coordinador del equipo operativo del MADJ. A pesar de que la pandemia obstaculiza el inicio del segundo m¨®dulo, Alach¨¢n recalca la importancia de que estos procesos se sostengan en el tiempo, a pesar de que las comunidades tengan que salir a otros territorios por la falta de energ¨ªa el¨¦ctrica en las ¨¢reas del pueblo Tolup¨¢n. De esta manera, se podr¨¢n ir consolidando proyectos como el de la radio comunitaria, estancada debido al asesinato de Juan Samael Matute, a quien se le hab¨ªa formado en nuevas tecnolog¨ªas.
Una formaci¨®n educativa que tambi¨¦n pasa por el respeto a la lengua y la cultura tolupana. En su lengua, el tol, tolup¨¢n significa ¡°ser lleno de color producto de la tierra¡±. Este idioma est¨¢ en situaci¨®n cr¨ªtica de extinci¨®n, seg¨²n el Atlas UNESCO de las lenguas del mundo en peligro. ¡°Se mantiene vivo entre los ancianos, pero la juventud apenas habla palabras sueltas. No queremos perder nuestra cultura propia, esa es nuestra riqueza¡±, se?ala Pineda.
En medio de los mejores bosques de pino de Honduras, los tolupanes sue?an con tener por fin la radio comunitaria, viviendas dignas, educaci¨®n y sanidad de calidad, y que sus hijos e hijas puedan disfrutar de una vida libre. Esos sue?os que ya ten¨ªan Mar¨ªa Enriqueta Matute y la propia Berta C¨¢ceres, quien tambi¨¦n estuvo al lado del pueblo Tolup¨¢n, tal y como recuerda Murillo. ¡°Son ejemplos de mujeres valientes ind¨ªgenas que han dado su vida por un derecho que nos pertenece a todas. Las generaciones venideras vamos tras sus pasos, con la conciencia de continuar protegiendo los bosques y la vida¡±.
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