La UE admite que cada pa¨ªs ponga l¨ªmites al pasaporte de vacunaci¨®n
Cada pa¨ªs podr¨¢ imponer medidas a las personas inmunizadas, como cuarentenas o pruebas diagn¨®sticas, si se considera necesario por razones sanitarias
El certificado de vacunaci¨®n no ser¨¢ una carta blanca para viajar por la Uni¨®n Europea como pretend¨ªa inicialmente Bruselas. Los 27 pa¨ªses de la Uni¨®n han pactado este mi¨¦rcoles reservarse la posibilidad de imponer restricciones y cuarentenas a todos los viajeros, incluso a los que lleguen provistos de un documento que acredite haber recibido una vacuna contra la covid-19. Los socios comunitarios quieren dejar claro que el llamado ¡°certificado verde digital de vacunaci¨®n¡± no es un pasaporte para cruzar libremente las fronteras y que su reconocimiento o no depender¨¢ de las medidas vigentes en cada pa¨ªs para frenar la expansi¨®n del virus.
El acuerdo de los Veintisiete especifica que el reglamento del certificado ¡°no debe abarcar las decisiones de los Estados miembros de imponer o eximir de restricciones a la libertad de movimiento¡±. El texto a?ade que ¡°el uso del certificado verde digital con vistas a levantar las restricciones debe seguir siendo responsabilidad de los Estados miembros¡±. La precisi¨®n ha sido incluida en la propuesta presentada por Portugal, pa¨ªs que ocupa la presidencia semestral de la UE, a los embajadores permanentes de los Veintisiete en Bruselas, reunidos este mi¨¦rcoles para fijar la posici¨®n negociadora del Consejo de la UE.
¡°Doy la bienvenida a este primer paso¡±, ha se?alado el primer ministro portugu¨¦s, Ant¨®nio Costa, tras alcanzarse el acuerdo. Costa considera que ¡°el certificado verde digital facilitar¨¢ la libertad y seguridad de movimiento¡±. Pero este consenso subraya de manera tajante que el certificado no es un documento de viaje, ¡°para reforzar el principio de no discriminaci¨®n, en particular, hacia las personas no vacunadas¡±.
El giro de los Estados miembros para restringir el uso del certificado coincide con una creciente resistencia de la opini¨®n p¨²blica a la introducci¨®n de un salvoconducto que, de momento, solo estar¨ªa disponible para una peque?a parte de la poblaci¨®n. En EE UU, la Casa Blanca descartaba la semana pasada la introducci¨®n de una credencial de ¨¢mbito federal que acredite la vacunaci¨®n. La administraci¨®n de Joe Biden aduc¨ªa razones de privacidad y derechos fundamentales para rechazar ese tipo de iniciativas. En el Reino Unido, un nutrido grupo de parlamentarios de todo el espectro pol¨ªtico han suscrito una carta en contra de la creaci¨®n de un documento que, a la larga, podr¨ªa limitar la vida social de los ciudadanos brit¨¢nicos.
Las autoridades europeas de protecci¨®n de datos tambi¨¦n han alertado sobre el peligro de que el certificado de vacunaci¨®n acabe convirti¨¦ndose en un requisito imprescindible para acceder a ciertos lugares p¨²blicos o realizar determinadas actividades. ¡°Esto puede llevar a consecuencias imprevistas y a riesgos para los derechos fundamentales de los ciudadanos de la UE¡±, se?alaron el Comit¨¦ Europeo de Protecci¨®n de Datos y el Supervisor Europeo de Protecci¨®n de Datos en un dictamen conjunto sobre la propuesta de reglamento de la Comisi¨®n.
Los Veintisiete se han hecho eco de ese dictamen y han limitado dr¨¢sticamente tanto las potestades reconocidas al futuro certificado como la discrecionalidad de la Comisi¨®n Europea para prolongar o ampliar su utilizaci¨®n. A falta de la posici¨®n del Parlamento Europeo, cabe ahora la posibilidad de que el proyecto quede tan diluido que ponga en duda su objetivo de facilitar la movilidad dentro de la UE y salvar la campa?a tur¨ªstica del pr¨®ximo verano.
El Consejo parece dispuesto a asumir ese riesgo antes que a permitir que el certificado se convierta en un pasaporte de facto. Los embajadores incluso han a?adido al proyecto la obligaci¨®n de que el documento incorpore una taxativa declaraci¨®n sobre su verdadero car¨¢cter. ¡°Este certificado no es un documento de viaje¡±, se?ala la leyenda pactada por los embajadores y que deber¨¢ aparecer tanto en el formato digital como en papel del futuro certificado.
El texto recuerda que el conocimiento cient¨ªfico sobre la covid-19 sigue evolucionando, en particular, en relaci¨®n con las nuevas variantes del virus. Y pide al titular del certificado que verifique las medidas de salud p¨²blica aplicables en el pa¨ªs al que desea viajar, para comprobar si va a ser sometido a restricciones de movimiento o a cuarentenas.
La UE intentar¨¢ evitar que la disparidad de criterios en cada pa¨ªs sobre la utilidad del certificado acabe en un caos transfronterizo o en una desorientaci¨®n para los viajeros. Para asegurar la coordinaci¨®n, la propuesta exige que los Estados se informen entre s¨ª y a trav¨¦s de la Comisi¨®n ¡°sobre los requisitos que los titulares de un certificado deber¨¢n cumplir al entrar en su territorio, sea cuarentena, aislamiento, prueba o cualquier otro tipo de restricci¨®n [a las personas vacunadas]¡±.
El proyecto legislativo aprobado por los embajadores en el Consejo debe ahora ser consensuado con el Parlamento Europeo. Y ambas instituciones mantienen su objetivo de que est¨¦ en vigor a finales de junio, aunque el Consejo introduce un per¨ªodo transitorio de seis semanas durante el que podr¨ªan operar los certificados o pruebas de vacunaci¨®n adoptadas ya a nivel nacional.
Fecha de caducidad
La nueva versi¨®n del reglamento mantiene que el certificado se expedir¨¢ de forma gratuita, pero abre la puerta a que las autoridades cobren por ¡°servicios asociados¡± a su elaboraci¨®n. Y permitir¨¢ la imposici¨®n de una tasa en caso de que deba emitirse de nuevo ¡°por p¨¦rdidas repetidas¡± del original.
Siempre que sea posible, los gobiernos deber¨¢n informar con 48 horas de antelaci¨®n de las medidas restrictivas que van a imponer a las personas vacunadas, especificando el motivo para aplicarlas y su posible duraci¨®n.
La propuesta portuguesa tambi¨¦n limita la vigencia del futuro pasaporte. La Comisi¨®n Europea abogaba por mantenerlo en vigor hasta que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) declare finalizada la pandemia de covid-19. El organismo presidido por Ursula von der Leyen tambi¨¦n quer¨ªa reservarse el derecho de prolongar su uso o incluso de extenderlo a otras enfermedades contagiosas similares a la covid-19. Pero el Consejo no acepta conceder esos poderes discrecionales a los funcionarios comunitarios ni supeditar el valor de un documento europeo al pronunciamiento de una organizaci¨®n internacional como la OMS. Las enmiendas introducidas al proyecto fijan una vigencia del certificado de 12 meses, es decir, hasta junio de 2022 si finalmente se aprueba en junio de este a?o.
En el ¨²ltimo trimestre de vigencia, la Comisi¨®n deber¨¢ presentar un informe sobre los resultados de su uso. Y si Bruselas considera necesario prolongar la utilizaci¨®n del certificado, deber¨¢ presentar un proyecto legislativo que requerir¨¢ una tramitaci¨®n ordinaria, es decir, aprobaci¨®n por parte del Consejo y del Parlamento Europeo.
Limitaciones a la Sputnik
El Consejo tambi¨¦n endurece el tratamiento de las vacunas no aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en sus siglas en ingl¨¦s) a efectos del certificado. El proyecto de la Comisi¨®n permit¨ªa a los Estados reconocer las pruebas de vacunaci¨®n con productos autorizados solo a nivel nacional en alguno de los socios de la UE, como ha sido el caso de la vacuna rusa Sputnik V en Hungr¨ªa. Pero el nuevo texto subraya que solo la autorizaci¨®n centralizada en la EMA ofrece todas las garant¨ªas necesarias para que una vacuna sea reconocida como segura en los 27 Estados miembros. El proyecto de reglamento especifica que la obligaci¨®n de aceptar los certificados solo ata?e a las vacunas que han recibido una autorizaci¨®n de comercializaci¨®n de la EMA. Hasta ahora, solo cuatro laboratorios han logrado ese visto bueno: BioNTech-Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen.
La Sputnik est¨¢ a¨²n en proceso de revisi¨®n en la EMA. El reglamento, en su versi¨®n actual, prev¨¦ que el reconocimiento del certificado podr¨ªa extenderse a las vacunas que en el futuro obtengan la luz verde de la autoridad europea.
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