El certificado covid se impone en el d¨ªa a d¨ªa de 21 pa¨ªses europeos
Con 300 millones expedidos en poco m¨¢s de un mes, los salvoconductos se convierten en un requisito cotidiano. En Francia y Alemania crecen las protestas entre la poblaci¨®n reacia al pinchazo
El certificado europeo covid ¡ªque acredita haber sido vacunado, disponer de un an¨¢lisis negativo o haber superado la enfermedad¡ª ha pasado, en poco m¨¢s de un mes, de ser un documento ¨²til para viajar a convertirse, de manera creciente, en un controvertido pero imprescindible salvoconducto para la vida cotidiana. Ya se han expedido m¨¢s de 300 millones de certificados en toda la UE (13 millones en Espa?a) y 21 pa¨ªses lo exigen para acceder a conciertos, espect¨¢culos, encuentros deportivos, bodas, bares o piscinas. Cada uno tiene su sistema y sus restricciones.
El certificado es requisito imprescindible para entrar en los cines de Francia, para visitar un museo en Viena, para darse un ba?o en una piscina italiana o para alojarse en cualquier hotel de Portugal. En Grecia los restaurantes se han clasificado en tres categor¨ªas que distinguen entre los que solo admiten personas con el certificado de vacunaci¨®n, los que toleran tambi¨¦n a personas con una prueba negativa y los que garantizan que todos los empleados del establecimiento han sido vacunados.
El aforo de recintos culturales o gimnasios se ampl¨ªa en Rumania si los clientes acuden con el certificado de vacunaci¨®n. Y lo mismo ocurre con el n¨²mero de invitados permitidos a las bodas en Croacia. En Dinamarca es imposible asistir a un partido de f¨²tbol con m¨¢s de 2.000 espectadores sin aportar el salvoconducto de la covid-19. Y en Malta ni siquiera se puede entrar al pa¨ªs sin un documento que hace solo tres meses parec¨ªa solo una idea remota. Solo un pu?ado de pa¨ªses, con Alemania y Espa?a entre ellos, no han introducido de momento ning¨²n uso adicional para el certificado. Otros, tienen una tasa de vacunaci¨®n tan baja que no parecen en condiciones ni siquiera de plante¨¢rselo, como es el caso de Bulgaria (17,8%).
En Espa?a, solo Galicia lo ha impuesto para el interior de la hosteler¨ªa y el ocio nocturno porque Andaluc¨ªa, Cantabria y Canarias, que quisieron hacerlo, no recibieron el aval judicial pertinente.
La mutaci¨®n del certificado en llave para el d¨ªa a d¨ªa ha provocado movimientos de protesta en pa¨ªses como Francia o Alemania, donde la poblaci¨®n reacia a la vacunaci¨®n se siente conminada a aceptarla so pena de convertirse en parias sociales. El debate parece llamado a arreciar a¨²n m¨¢s con el salto del certificado al ¨¢mbito laboral tras la decisi¨®n de algunos pa¨ªses de exigir la vacunaci¨®n a sanitarios, docentes o profesionales en contacto con poblaci¨®n vulnerable.
La Comisi¨®n Europea, presidida por Ursula Von der Leyen, celebra sin ambages el ¨¦xito del certificado como ¡°un s¨ªmbolo de una Europa abierta y segura¡±, seg¨²n descripci¨®n de una fuente oficial del organismo. Y parece innegable que en apenas unas semanas desde su entrada en vigor el 1 de julio, el proyecto ideado por la Comisi¨®n para facilitar la movilidad entre los pa¨ªses de la Uni¨®n se ha convertido en uno de los documentos que a partir de este verano convendr¨¢ llevar siempre a mano.
El sistema ya est¨¢ operativo en m¨¢s de 30 pa¨ªses, incluidos los 27 socios de la Uni¨®n, m¨¢s Suiza, Noruega, Islandia y el Vaticano. Bruselas aspira a que el pionero modelo europeo se erija como est¨¢ndar internacional. ¡°Estamos dando pasos para reconocer certificados expedidos por otros pa¨ªses, aunque para ello deben ser interoperables con sistema de la UE y permitir la verificaci¨®n de su autenticidad, validez e integridad¡±, ha se?alado esta semana el comisario europeo de Justicia, Didier Reynders.
La puesta en marcha del certificado, sin embargo, ha desencadenado protestas entre la parte de la poblaci¨®n que lo considera como una medida coercitiva para forzar la vacunaci¨®n o como una invasi¨®n en su vida privada. Las manifestaciones en contra han arreciado, sobre todo, en Francia, el pa¨ªs que ha ido m¨¢s lejos en la imposici¨®n del certificado como salvoconducto para numerosas actividades y que a partir de septiembre suspender¨¢ de empleo y sueldo al personal del sector sanitario, sociosanitario y otros profesionales que se nieguen a vacunarse.
El eurodiputado socialista Juan Fernando L¨®pez Aguilar, negociador parlamentario del reglamento que estableci¨® en tiempo r¨¦cord el certificado digital, subraya que su objetivo exclusivo ¡°es reactivar la circulaci¨®n de personas en el seno de la UE y con pa¨ªses terceros y en ning¨²n caso puede utilizarse para otros prop¨®sitos¡±. Durante la elaboraci¨®n del reglamento se tom¨® en cuenta el riesgo de que provocase una discriminaci¨®n entre las personas vacunadas y no vacunadas, sobre todo, en un momento en que la tasa de pinchazos por habitante era todav¨ªa muy baja. Por ello se a?adi¨® la posibilidad de incluir en el certificado la superaci¨®n de la enfermedad o un an¨¢lisis negativo, y se regul¨® su uso solo para los desplazamientos con cruce de fronteras.
Medidas inevitables
Pero L¨®pez Aguilar, que preside la comisi¨®n parlamentaria que tramit¨® el reglamento, ve ¡°inevitable que si la pandemia no da tregua, los Estados miembro aprovechen el certificado para adoptar medidas restrictivas en su legislaci¨®n nacional, como ya ha ocurrido en Francia o Italia¡±.
Alberto Alemanno, profesor de derecho europeo en la escuela de negocios HEC de Par¨ªs, se?ala que ¡°los certificados covid-19 pueden parecer la promesa de una soluci¨®n m¨¢gica para recuperar la movilidad global y reabrir las econom¨ªas, pero se corre el riesgo de que creen nuevas fronteras y nuevas formas de desigualdad¡±. Alemanno teme que el certificado introduzca un mecanismo de clasificaci¨®n y exclusi¨®n de las personas basado ¡°en delimitar qu¨¦ cuerpos son seguros y cuales inseguros¡±.
La eurodiputada liberal holandesa Sophie in¡¯t Veld, que estuvo muy involucrada en la negociaci¨®n del reglamento, cree que ¡°sin el certificado, la situaci¨®n ser¨ªa a¨²n mucho peor en Europa¡±. La europarlamentaria lamenta, sin embargo, que las restricciones adicionales que toman como base el certificado ¡°se est¨¦n adoptando a nivel nacional y no a nivel europeo, con una falta de armonizaci¨®n y un caos m¨¢s propio del salvaje oeste¡±.
El riesgo, sin embargo, es que a falta de base legal europea o nacional, el sector privado introduzca sus propias normas y limite derechos fundamentales sin control pol¨ªtico o judicial previo. ¡°Muchas compa?¨ªas ya est¨¢n adoptando sus propias restricciones, desde no admitir clientes sin vacunar a obligar a sus trabajadores¡± advierte In¡¯t Veld. El profesor Alemanno augura ¡°una creciente resistencia, tambi¨¦n a trav¨¦s de los tribunales, contra la naturaleza inherentemente discriminatoria de los certificados¡±.
De momento, sin embargo, los partidarios de explotar al m¨¢ximo el certificado se han apuntado una importante victoria. El Constitucional franc¨¦s valid¨® el jueves la mayor parte de las medidas adoptadas por el gobierno de Emmanuel Macron, incluida la vacuna obligatoria para el sector sanitario y el certificado como requisito para acceder a bares, restaurantes o centros comerciales. Par¨ªs ya planea expedir el certificado tambi¨¦n a los turistas extracomunitarios que visiten Francia y que puedan demostrar que se han vacunado con alguna de las vacunas autorizadas por la Agencia Europea del Medicamento, lo que excluye la rusa Sputnik y las chinas, que son mayoritarias en pa¨ªses pobres.
L¨®pez Aguilar, ex ministro de Justicia, se?ala que las medidas coercitivas francesas ¡°en Espa?a requerir¨ªan una ley org¨¢nica, porque afectan a derechos fundamentales¡±. Y advierte de que su aplicaci¨®n a las bravas por parte del sector privado provocar¨¢ ¡°una espiral de impugnaciones que conducir¨¢ a un escenario de inseguridad jur¨ªdica¡±.
En Espa?a, cinco comunidades aut¨®nomas ya han reclamado al Gobierno que impulse una ley para imponer la vacunaci¨®n obligatoria al personal sanitario. Tambi¨¦n lo han hecho las patronales de las residencias de mayores. En EE UU, algunas grandes compa?¨ªas ya lo exigen a sus empleados e incluso despiden a los que se resisten. Varias fuentes reconocen que la tendencia cruzar¨¢ el Atl¨¢ntico, aunque advierten que en muchos pa¨ªses, incluida Espa?a, ese tipo de despido ser¨ªa con toda probabilidad declarado ilegal por los jueces.
Para la eurodiputada Sophie in¡¯t Veld, las medidas de coerci¨®n ¡°son contraproducentes, cuanto m¨¢s se presione a la gente, m¨¢s resistencia habr¨¢¡±. In¡¯t Veld recuerda que ¡°se puede prohibir que la gente entre en ciertos sitios pero no se puede prohibir la entrada en todos los sitios, as¨ª que ser¨ªa mucho mejor persuadir a la gente de la necesidad de vacunarse¡±. La parlamentaria subraya el ¨¦xito de las campa?as de inmunizaci¨®n acometidas desde los a?os sesenta, que alcanzaron coberturas de hasta el 95% sin necesidad de hacerlas obligatorias.
Empuj¨®n de Macron
Pero Macron, una vez m¨¢s, ha mostrado que un empuj¨®n puede llevar a los ciudadanos m¨¢s remolones a poner el brazo delante de la jeringa. A la ma?ana siguiente de que el presidente franc¨¦s anunciase sus medidas draconianas para cerrar el paso a las personas no vacunadas, m¨¢s de 1,3 millones de personas se registraron para recibir el pinchazo, cifra que marc¨® un r¨¦cord desde el inicio de la campa?a hace siete meses en Francia.
El eurodiputado L¨®pez Aguilar est¨¢ convencido de que ¡°la mayor¨ªa de la gente est¨¢ dispuesta a aceptar ciertos filtros y condiciones para intentar recuperar la vida normal que ten¨ªamos antes de la pandemia¡±. Pero avisa de que ¡°hay una minor¨ªa que va a plantear mucha resistencia¡±. En Francia, las protestas se repiten cada s¨¢bado. Ayer fue la cuarta vez, y las manifestaciones sumaron unas 237.000 personas, 30.000 m¨¢s que el s¨¢bado anterior, seg¨²n el Ministerio del Interior. En Alemania, el pasado domingo hubo m¨¢s de 600 detenidos en el transcurso de manifestaciones no autorizadas. La batalla pol¨ªtica, social y judicial del certificado no ha hecho m¨¢s que comenzar en Europa.
Una herramienta esencial para los viajeros
En la Comisi¨®n Europea, una fuente insiste en que ¡°el certificado [covid] ayudar¨¢ a los ciudadanos a disfrutar otra vez del derecho a moverse de manera libre y segura, sobre todo, dentro de la Uni¨®n¡±. Y a?ade que, de acuerdo con la informaci¨®n de que disponen hasta la fecha, ¡°la implementaci¨®n y los controles [de verificaci¨®n del certificado en los aeropuertos] est¨¢n funcionando sin contratiempos¡±.
La Comisi¨®n cree que el desarrollo de un sistema interoperable entre los 27 Estados de la UE y entre los pa¨ªses terceros que deseen sumarse (de momento ya est¨¢n incluidos Noruega, Suiza, Islandia y el Vaticano) ¡°tambi¨¦n simboliza el liderazgo tecnol¨®gico de Europa¡±.
El certificado ha logrado ya su principal objetivo, que era facilitar los viajes transfronterizos. Los datos de Eurocontrol indican que el tr¨¢fico a¨¦reo aument¨® un 20% en el mes de julio y se ha alcanzado ya un nivel equivalente al 60% de 2019, ¨²ltimo ejercicio antes de la pandemia.
La principal patronal del sector a¨¦reo, Airlines 4 Europe (A4E), que en v¨ªsperas de la entrada en vigor del certificado alertaba sobre el riesgo de que la disparidad de medidas de control en los pa¨ªses europeos provocase colas en los aeropuertos y retrasos en los vuelos, reconoce que ¡°hasta ahora, ha demostrado ser una herramienta esencial para los viajeros de este verano¡±.
Las aerol¨ªneas se?alan, adem¨¢s, que ¡°el sistema de verificaci¨®n es r¨¢pido y eficiente¡±, aunque lamentan que todav¨ªa se produzcan ¡°duplicaciones innecesarias en los controles¡± en algunos lugares, como puede ser pedir el pasaporte covid antes de embarcar y al llegar a destino.
Tras ese ¨¦xito en el transporte a¨¦reo, el certificado empieza ahora a dar el salto a otras actividades comerciales y al ¨¢mbito laboral. La eurodiputada liberal holandesa Sophie in¡®t Veld, quien particip¨® muy activamente en las maratonianas negociaciones que concluyeron con la elaboraci¨®n del reglamento que establece c¨®mo y para qu¨¦ debe funcionar el documento, opina que la ampliaci¨®n del uso ¡°no tiene por qu¨¦ conducir a una situaci¨®n discriminatoria, siempre que se haga con una base legal adecuada¡±. En este sentido, la eurodiputada recuerda que la vacunaci¨®n es voluntaria y que el certificado, en todo caso, ofrece dos alternativas al pinchazo para disfrutar de la libre circulaci¨®n, una prueba reciente negativa o haber pasado la enfermedad.
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