La adolescencia sin filtros en Instagram
C¨®mo ser joven en tiempos de Instagram. Dos grupos de chicas conversan sobre las luces y las sombras de la plataforma m¨¢s popular. Varios estudios han hallado relaci¨®n entre una exposici¨®n excesiva a redes sociales y s¨ªntomas de depresi¨®n y ansiedad
Instagram de Sof¨ªa, 17 a?os, 2? de Bachillerato de Artes en un centro privado: atardeceres, su perro, aire libre, sitios chulos. Antes sub¨ªa fotos suyas. Le alababan el cuerpo. Ella respond¨ªa que la que hab¨ªa publicado era la mejor entre mil, que no se lo creyesen. Dej¨® de subirlas. Sof¨ªa en la realidad: pelo oscuro, ojos enmarcados en negro, jersey rojo y vaqueros pitillo rotos mostrando las rodillas. Pellizca el c¨¦sped y sentencia:
¡ªUna de las cosas malas de Instagram es estar tan enganchada. Lo vi claro cuando se cay¨® [en referencia al apag¨®n de m¨¢s de seis horas de esa red social, Facebook y WhatsApp el 4 de octubre]. Al levantarme de la siesta no cargaba nada. Y ah¨ª empiezas ya como, ?qu¨¦ est¨¢ pasando?, ?c¨®mo me voy a comunicar?, aunque luego no te comuniques con nadie. Pero est¨¢s como... y si me ha escrito alguien justo para contarme algo, ?sabes? Y ah¨ª empieza lo peor.
?Cu¨¢nto tiempo pasa Sof¨ªa en Instagram?
¡ªYo lo pas¨¦ mal. Iba a trabajar, estaba esperando al bus y dec¨ªa, ?qu¨¦ hago? ¡ªapunta Mabel, 16 a?os, melena lisa, el cuerpo enjuto de patinadora art¨ªstica adornado con cadenitas de oro. Estudia 2? de Bachillerato de Excelencia en un instituto. Se ha cambiado este a?o desde un colegio privado. Instagram de Mabel: ella y sus amigos, su perro, sitios que visita.
Interviene Beatriz, 16. Quimono estampado, botas Dr. Martens con plataforma, Bachillerato Internacional en un colegio privado. Entrena como golfista. Su Instagram: solo fotos en grupo y paisajes. Pese a los rasgos arm¨®nicos y una preocupaci¨®n evidente por el cuidado de su aspecto no se ve bien como para subir una imagen suya. Dice:
¡ªInstagram se ha convertido en un hobby, ?sabes? Me subo a la ruta por la ma?ana y lo primero que hago es mirar el m¨®vil. Cuando se cay¨® estaba en el bus y no sab¨ªa qu¨¦ hacer. Tampoco me pod¨ªa poner TikTok porque no ten¨ªa cascos. Notas que el m¨®vil se vuelve in¨²til, te lo juro. Lo sent¨ª como¡
¡ªQue solo sirve para llamar.
¡ªY nadie llama.
En pocas frases, cinco chicas sentadas bajo un ¨¢rbol en un parque circundado por chal¨¦s de una poblaci¨®n que linda con la A-6 en Madrid resumen el uso que hacen y la ambivalencia que les genera la red social m¨¢s popular entre las j¨®venes. Ellas, las adolescentes, son el perfil m¨¢s vulnerable ante los riesgos que conlleva la aplicaci¨®n. Sin ella no eres nadie, aseguran. M¨¢s tarde comentar¨¢n como an¨¦cdota que conocen a una chica que no tiene Instagram. Ellas son veteran¨ªsimas en la aplicaci¨®n; aunque no est¨¢ permitido hasta los 13 a?os, la mayor¨ªa entr¨® antes.
Instagram ¡ªno el tel¨¦fono, tampoco el WhatsApp¡ª es la arteria que las une a los amigos, y tambi¨¦n a las traiciones de estos: si alguno pone una excusa para no quedar, luego las stories (historias, publicaciones ef¨ªmeras) de la juerga le delatan. Subir y mirar stories es su ocupaci¨®n favorita y tambi¨¦n chatear a base de fotos. En su muro apenas tienen im¨¢genes. Las borran porque ya no les gustan o las archivan como recuerdo. Entrevistas con otras adolescentes de distintas localidades y centros educativos concertados, p¨²blicos y privados revelan el mismo patr¨®n. El feed, ese r¨ªo de fotograf¨ªas y v¨ªdeos de los perfiles que siguen supone su gran ventana al mundo. Desde la causa medioambiental al feminismo, pasando por las recetas de cocina o los referentes deportivos o musicales.
Yo tengo mejor cuerpo que t¨², soy m¨¢s guapa que t¨², tengo m¨¢s que t¨²
Instagram significa tambi¨¦n asomarse a una realidad que se exhibe imponente a base de filtros, con el lado bueno de la cara ¡ªtodas saben cu¨¢l es el suyo¡ª, y las posturitas de cuerpos hipernormativos adornados con marcas exclusivas en escenarios de ensue?o. Un lugar a veces t¨®xico y peligroso, donde la val¨ªa se mide en likes. Facebook, la propietaria de Instagram, lo sabe aunque lo hab¨ªa negado p¨²blicamente, tal y como ha revelado The Wall Street Journal. En un informe interno, de marzo de 2020, se afirma que ¡°un 32% de las chicas dicen que, cuando se sienten mal con su cuerpo, Instagram les hace sentir peor¡±.
¡ªA m¨ª no me ha pasado, sigo a influencers, a supermodelos, pero nunca he tenido el sentimiento de compararme con ellas. O sea, s¨¦ que al final llevan otro ritmo de vida, no s¨¦ qu¨¦ es real y qu¨¦ no. Nunca he tenido la sensaci¨®n de sentirme comparada o peor. Sab¨ªa diferenciar. Su vida y la m¨ªa son opuestas.
Eso dice Blanca, 17 a?os, compa?era de Sof¨ªa en el Bachillerato de Artes. Se ha quitado para el v¨ªdeo una camiseta de One Direction, el grupo que la consol¨® durante el confinamiento, con su padre enfermo en el hospital. Su Instagram es Madrid, el cielo, ella con amigas o ¡°haciendo alguna tonter¨ªa¡±.
¡ªEn las piernas me daba igual depilarme. Pues por Instagram me vi m¨¢s influenciada a decir: joder, me siento una rara.
Ainhoa, 16 a?os, va envuelta en un elegante gab¨¢n negro. Es compa?era de colegio de Sof¨ªa y Blanca. Sube fotos de su cara y su cuerpo y sigue a modelos y a gente ¡°muy natural¡±, que no se depila o que no se maquilla, ¡°aunque seguro que luego se hacen algo¡±, reflexiona, ¡°pero intento seguir esas cuentas porque me parecen lo m¨¢s natural que hay en Instagram¡±.
La red, dice, le aporta mucha seguridad y mucha inseguridad. ¡°Si subo una foto y me empieza a contestar much¨ªsima gente, pues de repente consigo seguridad. Pero si nadie me contesta, o si tiene menos likes que otras publicaciones, o no tantos comentarios como yo me esperaba, me decepciono y me entra esa inseguridad de decir, pues igual me estoy creyendo demasiado y no lo soy. Lo peor de Instagram es eso, esa comparaci¨®n que se hace entre la gente de ¡®es que yo tengo m¨¢s que t¨². Es que yo tengo mejor cuerpo que t¨². Es que yo soy m¨¢s guapa que t¨². Y es que yo tengo el Instagram mejor hecho que t¨²¡¯. A m¨ª me ha afectado much¨ªsimo el compararme. Ha sido horrible, es lo peor que he podido pasar en Instagram. Fue a m¨¢s, a m¨¢s, y empec¨¦ terapia. Me dijeron que ya est¨¢, que se acab¨®. Me hice una desintoxicaci¨®n dos meses o as¨ª. Se hizo eterno. Porque cuando eres adolescente tienes que estar todos los d¨ªas pendiente de qu¨¦ historias suben y qui¨¦n te escribe. En esos dos meses aprend¨ª que tampoco era necesario, que no tienes que estar todo el rato pendiente de eso. Ahora estoy mucho mejor, no me suelo comparar tanto¡±.
La relaci¨®n t¨®xica de Ainhoa con Instagram
Celso Arango, presidente de la Sociedad Espa?ola de Psiquiatr¨ªa y jefe de servicio de Psiquiatr¨ªa del Ni?o y del Adolescente del Hospital Gregorio Mara?¨®n de Madrid, cree que Instagram es la red m¨¢s peligrosa a priori ¡°porque ah¨ª la aceptaci¨®n de otros juega un papel m¨¢s relevante¡±, aunque no considera ¡°que a alguien con fortalezas le haga da?o¡±. Si se les pregunta a los j¨®venes, la omnipresente plataforma de im¨¢genes es tambi¨¦n la peor valorada en siete de 14 par¨¢metros de salud y bienestar, siendo YouTube la m¨¢s apreciada. Eso se desprende de un estudio realizado en 2017 por la Royal Society of Public Health y la Universidad de Cambridge. Instagram les impacta muy negativamente en la imagen corporal, en primer lugar, en las horas de sue?o y el miedo a perderse acontecimientos (FOMO, Fear Of Missing Out), creen que favorece el ciberbullying y menos frecuentemente la asocian con s¨ªntomas ansiosos, depresivos y soledad. Sobre la imagen corporal destaca en otro informe interno de Facebook, realizado con adolescentes brit¨¢nicas y estadounidenses. Hall¨® que m¨¢s del 40% de las j¨®venes que se ve¨ªan poco atractivas empezaron a sentirse as¨ª en Instagram.
Otras cuatro adolescentes de 15 a?os mantienen una conversaci¨®n similar, pero por videoconferencia. Son alumnas de un instituto p¨²blico de un barrio popular de Madrid. Yasmina luce unas largas trenzas que pasan del pecho a la espalda y viceversa. Vive cinco horas diarias en Instagram y sus amigas la consideran una influencer:
¨DMi cuerpo no me gusta y no le gusta al resto de la sociedad. Entonces siempre que veo gente en bikini, por ejemplo, me siento supermal porque me digo ojal¨¢ tener el cuerpazo de esta chica, siempre me comparo y no pienso lo que hay detr¨¢s, a lo mejor ha ido al gimnasio todos los d¨ªas para conseguir eso, siempre comparo sin saber lo que hay detr¨¢s de algo, pero s¨ª, me llego a sentir mal por mi cuerpo.
Responde Elisa, melena rizada y gafas:
¡ªEs inconsciente la comparaci¨®n porque ya la tenemos arraigada, es decir, tenemos que ser las mejores, tenemos que ser perfectas.
Blanca, la fan de One Direction del otro grupo, no sube fotos de su cara.
¡ªNo soy atractiva, pero tambi¨¦n es por el hecho de que la gente en Instagram es toda guap¨ªsima, no he visto ni una persona fea.
Todas se animan:
¡ªCu¨¢ntas veces hemos dicho de alguien: buah, es que en persona cambia un mont¨®n.
¡ªS¨ª, catfish es la palabra (un anglicismo que describe los perfiles falsos que se crean para enga?ar o ligar).
¡ªEn redes, al final sabes tu ¨¢ngulo¡
¡ªT¨² conoces bien qu¨¦ te quieres editar y luego en persona¡
La desaz¨®n por el propio aspecto al entrar en el interminable escaparate de cuerpos perfectos m¨¢s o menos reales tiene relevancia en un momento en que los trastornos de la conducta alimentaria est¨¢n disparados ¨Dhan crecido un 20%¨D. As¨ª lo cree Marian Fern¨¢ndez, psic¨®loga de la Asociaci¨®n en Defensa de la Atenci¨®n a la Anorexia Nerviosa y Bulimia (Adaner): ¡°Es un lugar donde la informaci¨®n sobre alimentaci¨®n y ejercicio est¨¢ al alcance de un clic¡±. Son vulnerables sobre todo las adolescentes perfeccionistas extremas con baja autoestima, asegura.
Bendita dependencia
Los investigadores de Facebook afirmaban que aunque las j¨®venes eran conscientes de la toxicidad de la red no pod¨ªan alejarse de ella. O s¨ª.
¡ªMi vida sin Instagram ser¨ªa much¨ªsimo mejor ¨Dproclama Ainhoa.
¡ªBueno, es como muy paz en el sentido de que es todo¡ ¨Dtercia Blanca
¡ªMuy, muy bonito ¨Dinterviene Mabel.
¡ªEs como un desfile de moda, como muy idealizado y no todas las aplicaciones lo tienen ¡ªconcluye Blanca.
Beatriz Mart¨ªn Padura es la directora de la Fundaci¨®n de Ayuda contra la Drogadicci¨®n, que a trav¨¦s del Centro Reina Sof¨ªa sobre Adolescencia y Juventud investiga sobre la utilizaci¨®n de la tecnolog¨ªa y trabaja en ¡°el buen uso, la desconexi¨®n y promover el pensamiento cr¨ªtico¡±. Lo tiene claro: ¡°Conocen los riesgos y s¨ª, les compensa, hay que entender eso¡±. La mayor¨ªa, el 60%, son los que denomina ¡°cautos y saturados¡±. Una investigaci¨®n del centro entre j¨®venes de entre 15 y 24 a?os en 2018 hall¨® que m¨¢s de la mitad (51,5%) considera excesivo el tiempo que dedica a las redes, aunque, se?alan los investigadores, ¡°es un precio que est¨¢n dispuestos a pagar¡± para relacionarse. Llegan a hablar de ¡°adicci¨®n beneficiosa¡± o ¡°bendita dependencia¡±. Y tambi¨¦n m¨¢s de la mitad reconoce que alguna vez se ha sentido saturado ¡°hasta el punto de tener que desconectarse¡±. Mart¨ªn Padura cree que hay que comprender el yo digital de los hijos, y ocurre que ¡°a veces los progenitores no toman el papel de mediadores por falta de competencias digitales, no se sienten tan diestros como los adolescentes¡±. La madre de un chico de 15 a?os, con acceso a las cuentas de su hijo ¨Dtiene tres¨D, defiende que los padres est¨¦n al tanto de lo que hacen los adolescentes en Instagram y en su caso, ha podido evitar conductas inapropiadas o ilegales. ¡°Y eso que las fotos que manda no las ves, solo las que recibe¡±, asegura. Ha sorprendido a su hijo haciendo poses sin camiseta y recibiendo de sus amigas fotos en tanga. En cualquier caso, prosigue la experta, ¡°siempre pongo el ejemplo de que cuando los ni?os son muy peque?os les ayudamos a cruzar por una calle pero no se nos ocurre prohibirles salir¡±.
La charla en el parque sigue:
¡ªEso de que te empiece a seguir un chico y le d¨¦ like a una foto de hace 39 semanas, en plan, esta es mi forma de ligar contigo, madre m¨ªa ¨Dse lanza Sof¨ªa.
?Hab¨¦is ligado por Instagram?, inquieren los periodistas. Y se arma:
¡ªS¨ª, pero con la peor gente posible.
¡ªLuego les ves en persona y van como de mazo hombre.
¡ªEl t¨ªpico chuleta.
¡ªHorrible, horrible, asqueroso.
¡ªTe responde con un fuego y ya est¨¢, como diciendo, yo ya he hecho mi parte y ahora tienes que hacer t¨² lo tuyo.
Acoso se escribe con siete
Ligar, un horror, vale, ?y problemas m¨¢s serios? En una fiesta con su hermana mayor, Ainhoa le gust¨® a un conocido de esta, que le saca 15 a?os.
¡ªMe solicit¨® amistad y mi hermana le dijo oye, que Ainhoa tiene 16 a?os, as¨ª que por favor. Pero me volvi¨® a solicitar y ella le dijo p¨¢rate, en serio. Y as¨ª como siete veces. Le amenazamos con que si segu¨ªa har¨ªamos p¨²blicas sus constantes peticiones. Hace unos d¨ªas me volvi¨® a solicitar y tuvimos que subir una captura a mis historias contando que era una verg¨¹enza.
La experiencia de Yasmina con el ciberacoso
Un 59% de las adolescentes espa?olas sufre acoso en las redes sociales, seg¨²n un informe de 2020 de la ONG Plan Internacional, que entrevist¨® a j¨®venes de entre 15 y 24 a?os y es Instagram en la que m¨¢s ocurre (35%). Ellas u otras chicas que conocen han recibido insultos (77%), son avergonzadas p¨²blicamente (64%) o acosadas sexualmente (58%). M¨¢s frecuentemente por personas del colegio o trabajo (41%) o usuarios an¨®nimos (30%).
Todas salvo Mabel tienen la cuenta privada. Sof¨ªa le puso el candado a la suya cuando un hombre que siempre se encuentra en la estaci¨®n de tren la empez¨® a seguir y la escribi¨®. ¡°Me asust¨¦ un poco¡±, dice.
¡ª?ltimamente no s¨¦ por qu¨¦, pero Instagram est¨¢ lleno de cuentas como porno.
¨DBuah, t¨ªo ¨Djalean las dem¨¢s. Se cuentan que reciben solicitudes de amistad, o mensajes.
¡ªQuien sigue a 900 personas y no tiene ning¨²n seguidor y en su biograf¨ªa pone, ¡°para mojarte entra aqu¨ª¡±¡ Lo que tienes que hacer es bloquear la cuenta y todas las que pueda crear.
¡ªPero a¨²n as¨ª, todos los d¨ªas y de buena ma?ana vas y te encuentras con eso¡
En la conversaci¨®n en Zoom, Luc¨ªa dice que no habla por Instagram con nadie que no conozca. Elisa y Yasmina cuentan que a trav¨¦s de la red han conocido gente. ¡°Me ha pasado¡±, dice la segunda, ¡°que alguien sigue a un artista que tambi¨¦n sigo yo, y en un momento dado le preguntas algo sobre ¨¦l y acabas siendo su amiga¡±. Yasmina solo queda con personas con las que tiene seguidores en com¨²n ¡°para poder verificar que es alguien real y que no hay otro detr¨¢s de esa pantalla¡±. Y prosigue:
¡ªMe han escrito se?ores, porque son se?ores de 40 a?os o m¨¢s, con intenci¨®n de ligar conmigo. Piensan que no somos suficientemente maduras para saber lo que est¨¢ bien y lo que est¨¢ mal.
Y Elisa:
¡ªSe creen que estamos desesperadas buscando algo. Y cada vez nos atrevemos m¨¢s a denunciarlo. Porque sabes que el entorno te va a apoyar, no te va a llamar guarra a ti, sino a la persona que te lo env¨ªa.
¡ªLa gente piensa que estamos todo el rato buscando la aprobaci¨®n del resto y creen que les vas a hacer caso, interviene Luc¨ªa. Ya van varias veces que lo escuchas o varias veces que te pasa, entonces lo acabas normalizando, aunque no es algo normal ¨Dzanja Yasmina.
Luc¨ªa, que lleva melena lisa, como la otra Luc¨ªa, cuenta algo que todas las chicas entrevistadas saben o han o¨ªdo:
¡ªHe visto que hay grupos de gente que se crea cuentas solo para criticar a alguien, y escribirle de forma an¨®nima o comentarle las fotos y les dicen que se suiciden y cosas as¨ª. Y luego otros que se crean cuentas haci¨¦ndose pasar por los que atacan y suben fotos de ¨¦l.
Ese agujero negro al estudiar
Si los amigos de Ana, 14 a?os, alumna de un instituto de Valencia quieren localizarla, ya saben que tienen que mandarle una foto por Instagram. ¡°Cuando estudio me tengo que poner el m¨®vil en la otra punta de la habitaci¨®n solamente para no tener la cosa de verlo de reojo y decir, cinco minutos, porque s¨¦ que esos cinco minutos se van a convertir en media hora¡±. La mitad de los j¨®venes sienten con mucha frecuencia un impulso de comprobar el tel¨¦fono para ver si ha pasado algo nuevo. FOMO puro y duro. Micaela tiene la misma edad que Ana y estudia en un centro concertado de Madrid. ¡°Instagram me hace perder tiempo de estudiar y si alguna vez me he quedado por la noche mir¨¢ndolo, duermo mal¡±, dice. No es la ¨²nica, Instagram es un agujero negro en el que se cae al despegar los codos de la mesa.
Yasmina: Digo, voy a estar 10 minutos y me pongo a hacer lo que tengo que hacer. Mentira, estoy 10 minutos, m¨¢s tres horas, m¨¢s luego otras dos...
Elisa: O te pones, pero que a los dos minutos te cansas y coges el m¨®vil y a ver si alguien ha subido algo nuevo. A ver si alguien me ha escrito, que no te escribe nadie.
Beatriz: Yo estudiaba en mi casa y en los descansos me pon¨ªa a mirar Instagram y he notado que ahora que estoy en la biblioteca en los descansos¡
Mabel: Hablas con la gente y te notas much¨ªsimo m¨¢s descansada que mirando el m¨®vil.
Beatriz: Y de verdad, descansas, y entras con m¨¢s ganas que cuando est¨¢s con el m¨®vil.
Mabel: Es m¨¢s, sales 10 minutos y dices oye, ?entramos ya no? Y en cambio antes cuando mirabas el m¨®vil, bueno, 10 minutos en Instagram y pasaban 10 minutos y dec¨ªas no, no, m¨¢s tiempo, necesito m¨¢s tiempo para descansar.
Una cosa es procrastinar con Instagram cayendo en esas trampas del 10 minutos m¨¢s y otra son los signos de la adicci¨®n, que se?ala Consuelo Tom¨¢s, directora del Instituto Valenciano de Ludopat¨ªa y adicciones no t¨®xicas, primer centro que se cre¨® en Espa?a para tratar los enganches al juego y sin sustancia hace m¨¢s de 30 a?os: ¡°Ocurre cuando es el eje central de su vida, cuando se disminuye el rendimiento acad¨¦mico, se prefiere estar ah¨ª antes de relacionarse en vivo y en directo o ir al cine¡±. Eso es lo que cuentan los padres cuando acuden a buscar ayuda. No es el caso de ninguna de las adolescentes entrevistadas.
Estoy de baj¨®n
Facebook tambi¨¦n sabe que cuando las j¨®venes entran en Instagram a veces se sienten m¨¢s tristes o ansiosas. En cualquier caso, la crisis de la covid, que ha maltrecho la salud mental infantojuvenil, no ayuda. Una revisi¨®n de investigaciones en las que ha participado el psiquiatra Arango sobre el efecto del confinamiento en ni?os y adolescentes ha hallado relaci¨®n entre una exposici¨®n excesiva a redes sociales y s¨ªntomas de depresi¨®n y ansiedad. El hallazgo concuerda con otros estudios. En el de Cambridge, los j¨®venes se?alaban a las redes como agravantes de su ansiedad. Y, de nuevo, tiene que ver con los amigos divirti¨¦ndose o de vacaciones y, de nuevo, las comparaciones.
Elisa: Yo ve¨ªa a gente como con much¨ªsimos amigos quedando todo el rato subiendo historias, con much¨ªsimos grupos, mencionando a la gente con fotazas, todo superincre¨ªble y much¨ªsimos seguidores y likes. Y yo pensaba, soy una pringada, no tengo amigos, no tengo vida social, no soy nada en la vida porque no tengo likes, ni seguidores ni historias... Y no, simplemente no lo subo y ya est¨¢. Hay que aprender a ver eso.
Ainhoa: Te puede pasar por autoestima, por cualquier cosa, pero a m¨ª y creo que a todos. Es que veo a mis amigos salir con otras personas y a m¨ª no me han dicho nada y no duermo en toda la noche. O tienes una movida con alguien por mensajes y est¨¢s preocupada y es horrible.
Sof¨ªa: Imag¨ªnate que est¨¢s hablando con un chico y te gusta mucho y de repente ves que le da like a la t¨ªpica foto de una supermodelo rubia con ojos azules, delgada. Piensas, ?c¨®mo le voy a gustar yo si soy todo lo contrario a eso?
Yasmina: Lo pasaba muy mal por comentarios que hac¨ªa gente de mi entorno, porque igual sub¨ªa una cosa y era pensar todo el rato qu¨¦ van a pensar, qu¨¦ van a opinar, les va a gustar, no les va a gustar...
Aprender
Porque en Instagram se aprende y mucho.
¡ªMuch¨ªsimas cosas de comida, much¨ªsimas ¨Ddice Mabel
¡ªYo m¨¢s de moda, es mi hobby ¨Dcuenta Beatriz
Sof¨ªa, Ainhoa y Blanca han comenzado a seguir cuentas feministas tras cambiarse de colegio y de amigos. La lucha medioambiental tambi¨¦n est¨¢ presente. Hay alternativas antes de dejar de usar Instagram.
Lo que Blanca ha aprendido en Instagram
Elisa: Lo que tenemos que ense?ar es a no compararnos, a tener autoestima, a no tener que ser perfectas ni seguir unos roles, a respetar al resto de gente y a no criticar por criticar, porque hace da?o. M¨¢s que dejar de usarlo es importante tener la conciencia de que lo est¨¢s utilizando bien y ense?ar al resto de gente a utilizarlo bien.
Luc¨ªa: Una vez que interiorizamos c¨®mo se tiene que usar, aprendemos a distinguir las cosas y a separar lo que es Instagram de lo que es la vida real. Si sabes c¨®mo usarlo bien y eres consciente de los riesgos que puede conllevar, realmente no es tan peligroso.
Pasar la serie a doble velocidad: el efecto TikTok
A Instagram (entre una hora que lo usa Mabel a diario y las tres de Sofía en el grupo del parque, y las cinco horas que destina Yasmina o las cuatro de Elisa -sus padres le bloquean el móvil a partir de entonces- en el de Zoom) se une TikTok, la red que se reveló durante el confinamiento como la más descargada en todo el mundo. Irresistible por sus vídeos cortos, humorísticos y coreografiados.
Ainhoa: Vamos a Instagram lo primero y de repente como que vemos las cuatro historias de las personas que nos interesan, contestas a lo que tienes que contestar y ya te sales y te vas a TikTok.
Sofía: El problema de TikTok es que me ha hecho perder la paciencia. Ahora no puedo estar viendo una película de dos horas porque necesito que pase algo, al final, en un vídeo de 15 segundos está todo. Ya tenía antes poca paciencia…
Blanca: Los vídeos de tres minutos se me hacen muy largos.
El otro grupo de chicas confirma el impacto sobre la atención:
Yasmina: Yo empiezo a pasar la película, porque me aburro hasta que veo acción y cuando la parte de acción acaba, pues sigo adelantando.
Elisa: He perdido la poca capacidad de concentración que tenía.
Lucía: Los vídeos de YouTube, las series e incluso las pelis me las pongo a doble velocidad.
Ana, 14 años, alumna de un instituto de Valencia, se concentra muchísimo ante una película. “El otro día me di cuenta de que a los cinco minutos era la única viéndola. Mis amigas estaban con el móvil. Lo curioso es que la eligieron ellas y no la vieron”.