El documental sobre U2 en Sarajevo va de Sarajevo m¨¢s que de U2. Y est¨¢ bien as¨ª
¡®Kiss the Future¡¯ recuerda el brutal asedio de la capital bosnia y el concierto que la banda irlandesa dio al terminar la guerra. El mensaje es muy actual. Hay tantos Sarajevos todav¨ªa
Dos escenas describen este documental. En una, una mujer sale vestida de novia de un portal rodeado por coches calcinados: va a casarse en el Sarajevo que estuvo sometido a asedio entre 1992 y 1996. Los invitados celebran la boda en una casa particular, con alegr¨ªa, aunque parecen listos para correr al refugio si suenan las sirenas. En la otra, un periodista aborda a Bono, el l¨ªder de U2, para una entrevista al rev¨¦s: no quiere sacarle un titular al cantante, sino convencerlo para que apoye la causa de los bosnios durante las terribles guerras que asolaron la Yugoslavia en descomposici¨®n. Tiene 13 minutos para persuadirlo, y lo consigue.
Hay dos relatos paralelos en el documental Kiss the Future. U2 en Sarajevo, que se estren¨® el a?o pasado en la Berninale y ahora est¨¢ disponible en Movistar+. Uno es el del guionista, Bill S. Carter, un periodista estadounidense que decidi¨® permanecer en Sarajevo durante el asedio, trabajando para la televisi¨®n local; fue ¨¦l quien mantuvo la entrevista con Bono cuando la gira de U2 par¨® en Verona (Italia). La otra historia del filme, dirigido por el esloveno Nenad Cicin-Sain, es la vida cotidiana en una ciudad no solo sitiada por el ej¨¦rcito serbio, sino repleta de francotiradores en los tejados. Impresiona la entereza de quienes salen a hacer las compras imprescindibles mientras silban las balas. Y se quiere poner el foco en los creadores culturales que ayudaron a mantener el ¨¢nimo de la poblaci¨®n. Son los m¨²sicos y otros artistas que se negaron a rendirse, que organizaban fiestas con dj o bandas en directo en s¨®tanos hasta la madrugada cuando en la calle sonaba la artiller¨ªa.
Lo mejor del documental es que U2 no es el protagonista, sino la ciudad. La banda irlandesa estaba entonces en la cresta de la ola, llenaba estadios en todo el mundo, y Carter pens¨® que el suyo ser¨ªa un gran altavoz para que se prestara atenci¨®n a lo que pasaba en Sarajevo. Bono se sum¨® con entusiasmo: en los conciertos de la gira Zoo TV, empez¨® a conectar en directo con Carter y otros testigos del horror. Una vez, una chica bosnia fue insolente en su mensaje: ¡°No est¨¢is haciendo nada¡±, y Bono tuvo que darle la raz¨®n. Adem¨¢s, el cantante compuso junto a Brian Eno el tema Miss Sarajevo, sobre un concurso de belleza que form¨® parte de esa resistencia ciudadana, una canci¨®n a la que puso su gran voz Luciano Pavarotti. Las concursantes portaban una pancarta que dec¨ªa: ¡°No dej¨¦is que nos maten¡±.
Cuando termin¨® la guerra (por los acuerdos de Dayton en noviembre de 1995), Bono viaj¨® a Sarajevo a pasar la Nochevieja (hab¨ªa un alto el fuego, pero no se hab¨ªan retirado a¨²n las posiciones serbias), y estaba decidido a que U2 diera un concierto all¨ª. Se celebr¨® casi dos a?os m¨¢s tarde, el 23 de septiembre de 1997, en un estadio que tuvo que acabar de ser reconstruido a toda prisa, ante 45.000 personas que sent¨ªan que volv¨ªan a ser ciudadanos iguales en una noche ic¨®nica e ilusionante.
El documental acierta al no magnificar el peso de U2 en este conflicto, que si se decidi¨® por algo fue por la (tard¨ªa) entrada de la OTAN ante el espanto mundial por el genocidio. La mayor parte del metraje recopila grabaciones aficionadas de historias como la de la novia valiente: se llama Vesna Andree Zaimovi?, aport¨® valioso material documental al filme y ahora es la embajadora de Bosnia en Espa?a. O como la de la banda de punk Sikter, que tocaba en aquellos s¨®tanos y fue el telonero de U2 esa noche. Y tenemos los testimonios de muchos otros artistas, activistas y vecinos, el del entonces presidente de EE UU Bill Clinton y el de la periodista de la CNN Christiane Amanpour.
L¨®gicamente, el documental termina con el concierto de U2, pero no es como otros a mayor gloria del artista: a lo largo del metraje suenan casi tantas canciones de The Clash como de los irlandeses. Y de aquella actuaci¨®n solo se muestran algunos fragmentos, incluso aquellos que prueban que Bono sufri¨® mucho con su voz, lo que compensaban las ganas de cantar del p¨²blico.
Sarajevo ten¨ªa a gala ser la m¨¢s cosmopolita (multi¨¦tnica, multirreligiosa y multiling¨¹e) de las ciudades de la antigua Yugoslavia: quiz¨¢s fue eso lo que se quer¨ªa destruir. Que este documental se haya estrenado un cuarto de siglo despu¨¦s de lo que narra no le quita nada de actualidad, por desgracia. Imposible no pensar en Beirut, en Gaza, en Bucha y Mari¨²pol, en Darfur. Hay tantos Sarajevos todav¨ªa.
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