El camino al infierno
La Uni¨®n Europea debe aplazar la aplicaci¨®n de la regulaci¨®n de deforestaci¨®n europea ¡ªEUDR¡ª y apoyar a los pa¨ªses latinoamericanos en el cumplimiento de las condiciones que impone
Se le atribuye a San Bernardo de Claraval, un monje cisterciense franc¨¦s del siglo XII, haber dicho que ¡°de buenas intenciones est¨¢ empedrado el camino al infierno¡±. No sabemos si lo dijo, pero aplica a lo que su Francia natal, con los dem¨¢s pa¨ªses de la Uni¨®n Europea (UE), podr¨ªan estar logrando con la regulaci¨®n anti-deforestaci¨®n europea conocida como EUDR (por su nombre en ingl¨¦s, European Union Deforestation Regulation).
Esas buenas intenciones pueden ¡ªadem¨¢s¡ª estar empeorando la situaci¨®n de los migrantes indocumentados de Am¨¦rica Latina que, escapando de la pobreza, buscan llegar a cualquier costo a Estados Unidos, al igual que muchos africanos a Europa. Este es un tema que deber¨ªan mirar muy de cerca quienes se ocupan de la dif¨ªcil situaci¨®n de los campesinos, las migraciones y la pobreza, tanto en Bruselas como en Washington.
?Pero qu¨¦ tienen que ver las regulaciones ambientales de Europa con las migraciones de Latinoam¨¦rica hacia Estados Unidos? Veamos: En junio de 2019, la UE aprob¨® el Pacto Verde Europeo, o Green Deal, que busca primordialmente la neutralidad clim¨¢tica de esa parte del mundo para 2050. Para lograrlo, la UE viene dise?ando pol¨ªticas y tomando acciones, entre ellas la expedici¨®n por la Comisi¨®n Europea del Reglamento de Deforestaci¨®n, el famoso EUDR, que entr¨® en vigor el 29 de junio del a?o pasado.
De acuerdo con esas normas, el caf¨¦, el cacao, la soja, el caucho, el aceite de palma y la carne (y sus derivados) que se importen a los pa¨ªses de la UE, no pueden provenir de zonas en las que se haya deforestado a partir del 1 de enero de 2021. Adem¨¢s, deben cumplir con la legislaci¨®n nacional de su pa¨ªs, incluyendo derechos humanos, y con el proceso de debida diligencia. Las aduanas europeas aplicar¨¢n los controles a partir del 31 de diciembre de 2024, dentro de solo medio a?o.
Hasta aqu¨ª todo suena muy bien. ?Qui¨¦n puede cuestionar que la UE quiera que los productos que consume est¨¦n libres de deforestaci¨®n y cumplan con la legislaci¨®n nacional? Motherhood and Apple Pie, o Maternidad y Pastel de Manzana, como describen los estadounidenses, algo que consideran un valor intr¨ªnsecamente bueno.
Sin embargo, la cosa no es tan f¨¢cil cuando se miran en detalle los procedimientos para demostrar el cumplimiento, lo cual se expresa a trav¨¦s de una declaraci¨®n en la que el operador en Europa hace constar que ¡ªtras haber llevado a cabo la debida diligencia¡ª el producto est¨¢ libre de deforestaci¨®n y fue legalmente producido. Para poder asegurar esto, se requieren varias actividades, incluyendo, por ejemplo, costosas y complejas mediciones por geolocalizaci¨®n de las ¨¢reas agr¨ªcolas de que se trate, en pol¨ªgonos de 4 hect¨¢reas y plataformas digitales dif¨ªciles de entender, asimilar y pagar.
La reglamentaci¨®n se expidi¨® sin mucho entendimiento por parte de los comisionados en Bruselas sobre las realidades en el campo en pa¨ªses en desarrollo y ha dejado muchas m¨¢s preguntas que respuestas. Incluso para quienes cumplen, recabar la informaci¨®n, usar la tecnolog¨ªa, preparar la documentaci¨®n, hacer la trazabilidad, etc., est¨¢ siendo dif¨ªcil y costoso y no es claro como se har¨¢ ni como se van a aplicar los controles.
Y aun si se logra hacer¡ ?qui¨¦n pagar¨¢ esa cuenta? La respuesta me la dio recientemente un alto ejecutivo de una comercializadora de caf¨¦ en Europa: ¡°Ese es un problema que tienen que resolver los pa¨ªses productores, si quieren que les compremos el caf¨¦¡±. Es decir, la cuenta la pagar¨¢n los campesinos latinoamericanos y del mundo.
Am¨¦rica Latina produce alrededor del 60% del caf¨¦ del planeta. En la mayor parte de los pa¨ªses, las fincas cafeteras son minifundios de una familia que vive a merced de los precios internacionales y la tasa de cambio de su pa¨ªs. Muchos de ellos no podr¨ªan sobrevivir si no fuera por el apoyo de sus asociaciones de productores y Gobiernos. En Colombia, el segundo productor del continente con 550.000 familias cafeteras, el caf¨¦ es la mayor exportaci¨®n agr¨ªcola; el cultivo promedio, al igual que en otros pa¨ªses, no llega a 2 hect¨¢reas y la edad media del caficultor est¨¢ por los 57 a?os, similar a la de sus vecinos.
En Honduras, el tercer productor latinoamericano, la situaci¨®n no es m¨¢s f¨¢cil. El caf¨¦ es el mayor producto de exportaci¨®n y genera unos 1.400 millones de d¨®lares en divisas por cuenta de 120.000 familias productoras; un mill¨®n de hondure?os, casi el 10% del pa¨ªs, viven directa o indirectamente del grano.
A su vez, mientras Honduras exporta el 55% de su caf¨¦ a Europa, tiene tambi¨¦n proporcionalmente una de las mayores cantidades de migrantes en Estados Unidos, que en 2023 enviaron a sus familias casi 9.200 millones de d¨®lares, seg¨²n el Banco Central de Honduras. Unas 6,5 veces lo que genera el caf¨¦.
El envejecimiento de los productores, su dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica, las amenazas a la producci¨®n por el cambio clim¨¢tico y la inseguridad, son el marco en el cual la UE quiere imponer unas condiciones que ser¨¢n muy dif¨ªciles de cumplir y de pagar en Am¨¦rica Latina y en el mundo.
?Qu¨¦ har¨¢ un productor de caf¨¦ u otro producto regulado por la UE si ya no se lo compran? ?Buscar su comprador en un sitio diferente, al precio que le den, pero sin exigencias? ?Tal vez cambiar de actividad para producir algo que no lo obligue a cumplir ese tipo de regulaciones o simplemente irse a buscar fortuna al norte del continente? En todos los casos, es posible que el resultado neto al final sea m¨¢s da?o para el planeta y m¨¢s empobrecimiento en la regi¨®n, as¨ª pol¨ªticamente la Uni¨®n Europea pueda proclamar que el Pacto Verde va por buen camino.
Si la EUDR no se aplica adecuadamente, por m¨¢s buenas intenciones que tenga, va a empeorar esta situaci¨®n. Para beneficiar al planeta y no solo lograr un resultado para tranquilidad pol¨ªtica, la Uni¨®n Europea deber¨ªa adoptar al menos dos acciones urgentes. La primera, actuar con realismo y pragmatismo, aplazando la aplicaci¨®n de las normas un tiempo prudencial, al menos un a?o, para que los pa¨ªses productores se puedan poner en condiciones de cumplir y demostrar que lo hacen. As¨ª se lo han solicitado, entre otros, la Organizaci¨®n Internacional del Caf¨¦, el Foro Mundial de Productores de Caf¨¦ y el Gobierno de Estados Unidos (a prop¨®sito de la industria maderera). La segunda acci¨®n, tan importante como la primera, destinar recursos propios y liderar la cooperaci¨®n y direccionamiento de fondos del sector privado y de organismos internacionales para el mismo prop¨®sito.
Es posible que as¨ª la regulaci¨®n de deforestaci¨®n de Europa logre ser m¨¢s que buenas intenciones y se escape de la sentencia de San Bernardo.
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