Colombia descentralizada
No ha habido un enfoque de meterse en las regiones a aprender continuamente con ellas, y ponerlas a hacer cosas con calidad mundial
Las rentas del petr¨®leo han tra¨ªdo cosas buenas a Colombia, y cosas menos buenas. En mi concepto, la m¨¢s dif¨ªcil ha sido la centralizaci¨®n del Estado y la econom¨ªa, que llev¨® a un pa¨ªs distinto de la naci¨®n cafetera del siglo XX.
En efecto, durante los primeros 80 a?os del siglo pasado, Bogot¨¢ no dirigi¨® a la econom¨ªa colombiana. En Manizales, Medell¨ªn, Pereira, Mariquita, Barranquilla, Cali y Buenaventura ocurr¨ªa lo m¨¢s interesante de Colombia, ligado a la producci¨®n y la exportaci¨®n del caf¨¦. El poder econ¨®mico tuvo un correlato en el poder pol¨ªtico y Bogot¨¢ estaba sujeta al pa¨ªs, no al contrario.
Eso se revirti¨® durante las cuatro d¨¦cadas petroleras, entre 1980 y 2020. Bogot¨¢ ha estado pendiente de los municipios productores de petr¨®leo y carb¨®n, que son pocos. Colombia ha andado pendiente de Bogot¨¢, pues desde la capital se distribuyen las inmensas rentas que emergen de los combustibles f¨®siles.
El Gobierno de Bogot¨¢ no ha parado de crecer, a pesar de que su eficacia en el territorio deja mucho que desear. La gesti¨®n del Estado se mide, supuestamente, en cifras que nadie entiende, en miles de millones o billones de pesos, que deben mitigar los problemas y resolver las necesidades de tal o cual regi¨®n.
Un joven chocoano, guajiro, nari?ense o caucano que quisiera progresar pensaba que le quedaba m¨¢s f¨¢cil si iba a vivir a Bogot¨¢. En su terru?o pasaba poco. La migraci¨®n de talento desde las regiones hacia Bogot¨¢ ha sido notable, y acentu¨® el atraso de muchas regiones.
No ha habido un enfoque de meterse en las regiones, a aprender continuamente con ellas, y ponerlas a hacer cosas con calidad mundial; es decir, gobernar en ellas, con ellas, desde ellas y para ellas. Desarrollar sus vocaciones y posicionarlas en el mundo entero.
Aparte, una parte grande del pa¨ªs carece de gobierno efectivo y est¨¢ dominada por fuerzas del mal, incluida la corrupci¨®n. La seguridad se ha deteriorado visiblemente. No hay imperio de la ley, ni qui¨¦n d¨¦ seguridad a sus pobladores.
Cambiar este estado de cosas requiere descentralizar. Pero no desde el Congreso y las normas, como pretenden algunos, sino desde la realidad cotidiana de la gente.
Vienen a la mente dos ejemplos, de estados exitosamente descentralizados, que, si bien pueden parecer distantes en el tiempo y la cultura, arrojan luces: el alem¨¢n y el estadounidense.
Muchos a?os antes de que se fundara la naci¨®n alemana, sus intelectuales y pensadores propusieron una agenda de transformaci¨®n espiritual que buscaba la autodeterminaci¨®n de cada individuo (Selbstbestimmung) como elemento central de racionalidad y de la habilidad para emanciparse y pensar por s¨ª mismo. Esa autonom¨ªa moral era la clave de su humanidad. Los seres humanos deb¨ªan ser fines en s¨ª mismos y no medios para los fines de otra persona.
Dos instituciones le dieron contenido pr¨¢ctico a esa visi¨®n del ser humano: el kindergarten, originado en Turingia en 1816, siguiendo la inspiraci¨®n del suizo Johann Heinrich Pestalozzi y de su estudiante Friedrich Fr?bel. Este ¨²ltimo le puso el nombre, y lo posicion¨® a la base de la reforma pedag¨®gica de Alemania, orientada a ¡°aprender con la cabeza, el coraz¨®n y la mano¡±.
La segunda pieza de la formaci¨®n del individuo (Bildung), lleg¨® con la propuesta de Wilhelm von Humboldt (hermano de Alexander, que estuvo por estas tierras), quien en 1809 escribi¨® un memorando sobre la nueva universidad alemana, como s¨ªmbolo de la nueva identidad del pa¨ªs.
Ven¨ªan de la derrota en manos de Napole¨®n en 1806, y necesitaban una nueva inspiraci¨®n para salir de esa crisis. Lo que idearon fue un sistema descentralizado, dedicado a la investigaci¨®n, a entrenar funcionarios estatales, y avanzar el conocimiento. A lo largo del pa¨ªs hubo una mejora en una cantidad de universidades: Gotinga, Leipzig, Heidelberg, Marburgo, Tubinga, Jena, Halle y, por supuesto, Berl¨ªn, en la que hoy se llama la Universidad de Humboldt.
Alemania era ya un pa¨ªs pol¨ªticamente descentralizado, pues estaba compuesto de principados, condados y ducados, que solo se unieron con Bismark en el ¨²ltimo cuarto del siglo XIX. Pero el verdadero milagro alem¨¢n lo constituy¨® su reforma educativa, base de su ¨¦xito posterior en las industrias de qu¨ªmica, farmac¨¦utica, ingenier¨ªa y tecnolog¨ªa. Fue el ejemplo que copiaron las universidades norteamericanas y que se mantienen hasta el presente.
Lo central fue educar a sus ciudadanos a pensar por s¨ª mismos, autoeducarse, autodeterminarse y autorrealizarse. Ni?os-j¨®venes-econom¨ªa-Estado parece ser la cadena exitosa que en tres cuartos de siglo a?os llev¨® a Alemania de ser un estado agrario y desmembrado, de segundo orden en Europa, a convertirse en la naci¨®n l¨ªder de ese continente.
Por su parte, Estados Unidos muestra otros elementos de una descentralizaci¨®n exitosa basada en el paradigma republicano de un Gobierno representativo basado en el principio de soberan¨ªa popular, y en los contrapesos y balances.
Los norteamericanos lograron resolver la contradicci¨®n entre un Gobierno federal con suficientes poderes para forzar la obediencia a leyes nacionales, mientras manten¨ªan los principios de 1776, que buscaban limitar el poder pol¨ªtico central.
Los llamados padres fundadores, Thomas Jefferson y James Madison de un lado, y Alexander Hamilton del otro, representaban las dos fuerzas en contienda. Con pragmatismo lograron sacar ese conejo del sombrero sin derramar una sola gota de sangre, algo que result¨® imposible a los hispanoamericanos.
John Adams lo describi¨® de la siguiente manera: ¡°Todas las cuestiones cr¨ªticas fueron discutidas hasta el desespero, en momentos altamente problem¨¢ticos. Usualmente se decidieron por el voto de un solo Estado, que a su vez, con frecuencia, dependi¨® del voto de un solo individuo¡±. Como dice J. Ellis en el libro Founding Fathers, ¡°el verdadero drama de la revoluci¨®n americana fue su inherente desorden¡ Ellos iban improvisando al borde de la cat¨¢strofe¡±.
Menciono dos ejemplos del pragmatismo norteamericano. Las deudas adquiridas para la independencia estaban asfixiando a los Estados del norte. El acuerdo buscaba que la Naci¨®n asumiera esas deudas. Los Estados del sur rico, que ya hab¨ªa pagado buena parte de sus acreencias, pidieron a cambio poner la capital al sur del r¨ªo Potomac, donde hoy est¨¢ Washington DC.
Ese acuerdo fiscal posibilit¨® consolidar otras instituciones econ¨®micas clave como los impuestos (con representaci¨®n), el presupuesto y la deuda federal, y m¨¢s tarde, un banco nacional, la semilla de la Reserva Federal.
Segundo, Estados Unidos naci¨® como un crisol de religiones. En Nueva Inglaterra estaban los puritanos, de Virginia hacia el sur dominaban los anglicanos, en Maryland los cat¨®licos, en Pennsylvania los cu¨¢queros, y as¨ª sucesivamente. Los padres fundadores consideraban que la religi¨®n era crucial, pero igualmente lo era la libertad religiosa, por lo que no se impuso una fe particular. Esa tolerancia, promovida por Washington cuando conform¨® el Ej¨¦rcito Continental, la primera instituci¨®n verdaderamente nacional, dej¨® atr¨¢s dos siglos de pugnacidad religiosa.
Si en Colombia queremos en empezar el camino hacia un pa¨ªs mejor administrado, bajo premisas federales, con respeto y autonom¨ªa a cada departamento, pero con adhesi¨®n a autoridades e instituciones nacionales, debemos aprender, entro otras, de estas profundas experiencias de Alemania y Estados Unidos.
Nueva pedagog¨ªa desde temprana edad, nuevas universidades, nueva econom¨ªa, una organizaci¨®n estatal descentralizada con s¨®lidos contrapesos al poder del ejecutivo, un ambiente de tolerancia y pragmatismo que resuelva problemas y de salidas imaginativas.
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