Petro y la Constituyente: el debate m¨¢s cr¨ªtico de 2024 se qued¨® en nada
El debate en vano de la Asamblea Constituyente ilustr¨® a la perfecci¨®n los rasgos que definen al actual Gobierno, y la manera en que el presidente Petro ha desperdiciado el m¨¢s valioso activo: su tiempo en el poder
Qui¨¦n iba a imaginar a comienzos del a?o que reci¨¦n acaba, cuando el presidente Gustavo Petro le plante¨® al pa¨ªs la inconveniente propuesta de convocar una Asamblea Constituyente, que luego de un enorme desgaste la iniciativa se quedar¨ªa en el olvido total. En medio del desorden y la falta de claridad, la apuesta pol¨ªtica m¨¢s grande y controvertida del Gobierno en 2024 termin¨® qued¨¢ndose en nada.
Despu¨¦s de conocerse el anuncio del presidente, que argumentaba que ante el fracaso de sus reformas en el Congreso tendr¨ªa que tramitarse una modificaci¨®n estructural a la Constituci¨®n del 91, el Gobierno public¨® una lista de temas que buscar¨ªa incluir en la discusi¨®n de la Constituyente, como la cobertura de la educaci¨®n, la descentralizaci¨®n administrativa y el acceso al agua potable. M¨¢s parec¨ªa un conjunto de promesas de campa?a que una agenda de cambios a la Constituci¨®n, y desconoc¨ªa algo esencial: que muchas de esas premisas ya hacen parte del robusto texto de nuestra carta pol¨ªtica, la misma de la que tantas veces Petro ha reclamado una enga?osa autor¨ªa. Cada vez quedaba m¨¢s claro que a la vez que el Gobierno abr¨ªa un camino tan lleno de riesgos como la modificaci¨®n de la Constituci¨®n, no contaba con ninguna hoja de ruta definida.
Desde el inicio, los riesgos de una Constituyente en un contexto de tanta divisi¨®n quedaron claros, mientras el pa¨ªs se encontraba ante el deseo de un Gobierno de institucionalizar para las d¨¦cadas futuras sus miradas pol¨ªticas y sus interpretaciones de la historia y la justicia. La propuesta de la Asamblea Constituyente consigui¨® muy poco apoyo en el debate p¨²blico y en las semanas que siguieron fueron realmente escasas las voces de la pol¨ªtica nacional que se sumaron a este llamado. La apuesta de la Constituyente tampoco emocion¨® demasiado a la ciudadan¨ªa, lo que se vio plasmado en su baja aceptaci¨®n en las encuestas y en las cortas manifestaciones de apoyo popular a este proceso, que a pesar de ser convocadas directamente por el Gobierno lograron una asistencia muy distinta a la esperada.
Una ambig¨¹edad llena de riesgos defini¨® su proceder desde el comienzo. El presidente Petro empez¨® por decir que convocar¨ªa a una Asamblea Constituyente ante la falta de progreso de sus reformas en el Congreso, pero, poco a poco, al ver el limitado entusiasmo y la gran controversia que la iniciativa hab¨ªa suscitado, comenz¨® a usar t¨¦rminos m¨¢s relativos. As¨ª, el pa¨ªs conoci¨® con el paso de las semanas la confusa divagaci¨®n sobre un ¡°proceso constituyente¡± y de c¨®mo la ciudadan¨ªa ¨Cluego denominada ¡°poder constituyente¡±¨C entrar¨ªa en un permanente ¡°modo constituyente¡±, capaz de abarcar todo y nada. Nunca se defini¨® una metodolog¨ªa, ni un cronograma, y en medio de tantos juegos de palabras y figuras ret¨®ricas, la principal apuesta del ejecutivo para 2024 se desmoron¨® hasta quedarse en otra promesa incumplida. M¨¢s parece que para el Gobierno la Constituyente representaba un camino para presionar a los partidos antes que un objetivo real.
Esta discusi¨®n tambi¨¦n mostr¨® uno de los lados de mayor terquedad y que m¨¢s generan dudas sobre la noci¨®n de democracia del presidente Petro, al repetir en varios eventos que la Constituyente ser¨ªa protagonizada por lo que ¨¦l denomina ¡°el pueblo¡± (es decir, el pueblo que lo apoya a ¨¦l), pero a su vez podr¨ªa saltarse los mecanismos regulares de la ley. En una de las pocas entrevistas que el presidente ofreci¨® a lo largo de todo el a?o ¨CPetro es uno de los mandatarios que menos tiempo ha dedicado a responder las preguntas de los periodistas¨C, indic¨® que lo importante no era la manera de llegar al ¡°proceso constituyente¡± sino lo que ser¨ªa abordado ah¨ª. Pero cuando se trata de proteger la Constituci¨®n de los afanes de los dirigentes para modificarla, las formas son esenciales, pues revelan el verdadero respeto de un l¨ªder por la integridad de una democracia.
La confusa iniciativa de la Asamblea Constituyente que se qued¨® en nada ilustr¨® con total precisi¨®n la manera en que el presidente Petro ha desperdiciado el m¨¢s valioso activo de cualquier gobierno: su tiempo en el poder. Entre ires y venires, furia y peleas contra todos los sectores, desde la divagaci¨®n y la permanente falta de claridad, ha transcurrido casi un a?o desde que inici¨® la discusi¨®n sobre la bandera a la que quiso apostar todo y los logros en ese sentido fueron nulos. Fueron tantas las horas perdidas en controversias innecesarias, en medio de la evidente improvisaci¨®n sobre estos planes, que ya los tiempos no le dan al presidente Petro para modificar la Constituci¨®n del 91 desde los caminos establecidos por la ley.
El debate en vano de la Constituyente ilustr¨® a la perfecci¨®n los rasgos que definen al actual Gobierno: retrat¨® lo poco que le importa en ocasiones el respeto por las reglas de juego, ilustr¨® su falta absoluta de claridad sobre los objetivos de su propia agenda m¨¢s all¨¢ de la ret¨®rica y los discursos, y record¨® el desorden que caracteriza el c¨®mo-hacer en esta administraci¨®n. Lo verdaderamente grave del asunto es que, en medio de tanta improvisaci¨®n e incertidumbre, el Gobierno haya decidido arriesgar el futuro de algo tan sagrado para la democracia como la integridad de la Constituci¨®n pol¨ªtica. Para fortuna de toda la ciudadan¨ªa colombiana, la Constituci¨®n del 91 resisti¨® una de las presiones m¨¢s fuertes ejercidas en su contra y esa ha sido, sin duda, la noticia del a?o.
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