Lideresas ind¨ªgenas le quitan el velo a la violencia de g¨¦nero en El Salvador
Un grupo de 25 activistas de los pueblos nahuat pipil, lenka y kakawira trabajan juntas para visibilizar el maltrato en sus comunidades. M¨¢s de la mitad de las mujeres ha sufrido alg¨²n tipo de agresi¨®n
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¡°Me dijeron que mi esposo hab¨ªa conseguido una escopeta para matarme¡±. ¡°?l no me deja salir sola o ir a trabajar¡±. ¡°Le gustaba tomar y me destroz¨® la matriz a golpes. Por eso lo dej¨¦¡±. Estos son algunos de los testimonios que las mujeres de los pueblos nahuat pipil, lenka y kawawira han compartido acerca del maltrato que han sufrido en El Salvador. Los ha recabado desde 2021 el Observatorio Sijsihuat Mejmetzaly (Mujer Luna), con el que lideresas ind¨ªgenas visibilizan la violencia de g¨¦nero presente en sus comunidades. ¡°El observatorio es solo una herramienta para empezar a empoderarnos¡±, sentencia Omelina M¨¦ndez desde el distrito de Santa Catarina Masahuat, al occidente del pa¨ªs.
En los ¨²ltimos tres a?os, 25 lideresas han recopilado informaci¨®n de cerca de 600 mujeres ind¨ªgenas a trav¨¦s de encuestas que miden indicadores de violencia y que delatan que m¨¢s de la mitad de ellas han sido v¨ªctimas de alg¨²n tipo de maltrato. ¡°Sab¨ªamos que era as¨ª y hasta creo que deben ser m¨¢s, lo que pasa es que muchas no denuncian. No quieren esc¨¢ndalos¡±, se?ala M¨¦ndez, que ha sufrido el mismo flagelo. ¡°Desde peque?a vi como mi padre le pegaba a mi mam¨¢¡±, cuenta la mujer de 61 a?os. ¡°Con mi esposo tambi¨¦n viv¨ª momentos de violencia, pero las cosas han cambiado porque yo he cambiado¡±, prosigue la lideresa nahuat, que ha luchado por educar a sus tres hijos varones de una forma diferente.
De esa necesidad de cambiar el futuro surgi¨® el observatorio, una iniciativa de la Red Nacional de Mujeres Ind¨ªgenas de El Salvador, con el apoyo de ONU Mujeres y al Fondo Canadiense para Iniciativas Locales. La idea naci¨® en 2020, en plena pandemia, y se consolid¨® un a?o despu¨¦s. 25 lideresas han recibido ya capacitaciones virtuales para recolectar datos en sus comunidades e identificar patrones de violencia. ¡°Fue dif¨ªcil porque no todas ten¨ªamos los medios para conectarnos. Comenzamos el proceso de formaci¨®n por Zoom con los tel¨¦fonos¡±, relata Betty Eliza P¨¦rez, lideresa nahuat de una comunidad cercana al municipio de Atiquizaya. Esta abogada fue una de las iniciadoras del proyecto que ha puesto en evidencia que el 43,4% de las mujeres ha padecido violencia psicol¨®gica y el 26,8% maltrato f¨ªsico.
Otro indicador importante que ha revelado el observatorio es que el 47% de las j¨®venes se convierten en mam¨¢s antes de los 18 a?os, lo que las lleva a asumir de manera temprana las tareas de cuidado y mantenimiento del hogar. ¡°La dependencia econ¨®mica se convierte en dependencia psicol¨®gica y ah¨ª puede empezar la violencia¡±, explica P¨¦rez, quien es madre de tres.
La mujer de 56 a?os suele conducir c¨ªrculos de escucha en los que las mujeres comparten sus historias en un cerco de confianza. Juntas, rodeadas del verde vivo de los cafetales y los campos de ma¨ªz y frijol, ponen en palabras sus experiencias. A trav¨¦s del compartir, se han podido explicar t¨¦rminos como el incesto, una situaci¨®n recurrente en las comunidades que antes pasaba desapercibida. ¡°Recuerdo el caso de una ni?a que qued¨® embarazada de su padre. La se?ora (mam¨¢ de la ni?a) ech¨® a la hija y se qued¨® criando a su nieto¡±, relata P¨¦rez, que como la mayor¨ªa de mujeres en su comunidad fue criada para apoyar las labores del campo, aunque, a diferencia de muchas, pudo terminar sus estudios. Caso opuesto al de M¨¦ndez, que apenas pudo asistir a clases por seis meses, como le sucede a la mayor¨ªa de ind¨ªgenas y campesinas del pa¨ªs.
Los datos revelados por las dos grandes encuestas realizadas por el observatorio tambi¨¦n han identificado que las mujeres sufren ataques a su identidad ind¨ªgena. ¡°Son tratadas como ciudadanas de segunda clase¡±, resalta Miriam Bandes, representante de ONU Mujeres en El Salvador, un pa¨ªs en el que hasta el 2014 cobr¨® fuerza el reconocimiento a los pueblos ind¨ªgenas, a trav¨¦s de una reforma constitucional de la Asamblea Legislativa.
Ser mujer y ser ind¨ªgena
¡°Nadie. Ni mi pap¨¢, ni la abuela, ni mi mam¨¢ nos ense?aron que ¨¦ramos ind¨ªgenas¡±, cuenta P¨¦rez, la mayor de 10 hermanos. A pesar de que creci¨® con los cuentos de sus t¨ªos y hered¨® las tradiciones de cuidar la tierra, la mujer ignor¨® por muchos a?os que era nahuat pipil. Tem¨ªa enfrentar lo que cargaba su pueblo. ¡°Antes sub¨ªan a los ind¨ªgenas a la monta?a, los ba?aban en gasolina y les prend¨ªan fuego¡±, recuerda P¨¦rez, en referencia al intento de exterminio de su comunidad en 1932. Ese miedo provoc¨® que pocas personas se reconocieran como ind¨ªgenas en el pa¨ªs, aunque esa realidad ha cambiado con los a?os. Seg¨²n datos del Banco Central de Reserva de El Salvador, en el censo de 2007 solo el 0,2% de la poblaci¨®n se autodefin¨ªa como ind¨ªgena. Ahora, en 2024, el 1,2 %, que equivale a 68.148 personas que reconocen y exaltan su identidad.
En defensa de ese legado, mujeres como P¨¦rez luchan para que la vida en sus pueblos sea mejor, en especial para las ni?as y j¨®venes. ¡°Da alegr¨ªa saber que nos estamos apoyando entre mujeres¡±, destaca la lideresa, y adelanta que el observatorio est¨¢ desarrollando la tercera gran encuesta. Los resultados se publicar¨¢n en diciembre.
La lucha por los derechos femeninos se realiza de manera conjunta con la defensa de las creencias tradicionales de los pueblos y el cuidado a la tierra. Mujeres como P¨¦rez y M¨¦ndez abogan tambi¨¦n por la preservaci¨®n de su entorno. ¡°Realizamos charlas en las escuelas en donde ense?amos sobre la protecci¨®n de la naturaleza y tambi¨¦n les hablamos a los ni?os de las violencias¡±, expone M¨¦ndez.
¡°Los datos del observatorio le permiten a ONU Mujeres hablar con el ministro y decirle: esta es la situaci¨®n de las mujeres ind¨ªgenas, ?qu¨¦ podemos hacer para solventarla?¡±, explica por su parte Bandes. El objetivo es que el observatorio se conserve de manera autosostenible en las comunidades para que las locales sean quienes impulsen las transformaciones en su entorno. ¡°A ellas se les ha dotado de herramientas para que multipliquen el conocimiento y sean agentes de cambio en sus comunidades¡± recalca.
Gracias a las lecciones aprendidas en los ¨²ltimos tres a?os, las mujeres han hecho conciencia de los abusos y han compartido sus aprendizajes. ¡°Hemos realizado talleres con hombres sobre nuevas masculinidades para que ellos tambi¨¦n sean parte del cambio¡±, explica M¨¦ndez. Adem¨¢s del observatorio, las lideresas impulsan estrategias para incentivar la autonom¨ªa femenina. ¡°Estamos trabajando en un proyecto de huertas familiares en Corinto liderado por mujeres¡±, cuenta con entusiasmo P¨¦rez, que sue?a con la posibilidad de contar con una instituci¨®n dedicada exclusivamente a la lucha de g¨¦nero: ¡°Quisiera que alg¨²n d¨ªa existiera una defensor¨ªa especial para las mujeres ind¨ªgenas en El Salvador¡±.
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