La literatura espa?ola del siglo XXI explicada a un ni?o alem¨¢n

¡°La hora de Espa?a¡±. Ese fue el lema de la presencia espa?ola en la Feria del Libro de Fr¨¢ncfort en 1991. El de 2022 es ¡°Creatividad desbordante¡±. M¨¢s dif¨ªcil de traducir. Hace tres d¨¦cadas, la Espa?a preol¨ªmpica llevaba un lustro largo en la Uni¨®n Europea y la reunificaci¨®n alemana estaba en pa?ales tras la ca¨ªda del Muro. Este a?o la feria ha excluido a los editores rusos por la invasi¨®n de Ucrania; entonces, a los iran¨ªes por la fetua contra Salman Rush?die. La vida da pocas vueltas. A Sud¨¢frica le faltaban cuatro meses para liquidar el apartheid, pero el Nobel de Literatura se adelant¨® premiando a Nadine Gordimer. El a?o anterior hab¨ªa galardonado a Octavio Paz, que, para sorpresa de todos, sucedi¨® en el palmar¨¦s a otro autor en lengua espa?ola: Camilo Jos¨¦ Cela. Cuando la serie es de premiados anglosajones no hay sorpresa que valga.

En 2013 la editorial Cr¨ªtica public¨® el tomo de la Historia de la literatura espa?ola que se extiende de 1939 a 2010. La obra, dirigida por Jos¨¦-Carlos Mainer, la escribieron Jordi Gracia y Domingo R¨®denas, dos catedr¨¢ticos de Barcelona. Lo titularon Derrota y restituci¨®n de la modernidad. Una cantante, Bad Gyal, tambi¨¦n de Barcelona, le habr¨ªa puesto el t¨ªtulo de una de sus canciones: Flow 2000. Estos son algunos hitos de estos 22 a?os de literatura que no caben en una lista de 100 libros.

Ni una menos

El Cervantes solo ha premiado a seis mujeres en 45 a?os, cuatro de ellas desde 2000. Las espa?olas de esa media docena son Mar¨ªa Zambrano y Ana Mar¨ªa Matute. Adem¨¢s, la ¨²ltima galardonada, la uruguaya Cristina Peri Rossi, lleva casi medio siglo viviendo en Barcelona. Los premios nacionales, eso s¨ª, han sido m¨¢s ¨¢giles a la hora de ponerse al d¨ªa con una realidad que pas¨® poco a poco de las calles a las librer¨ªas. Muchas editoriales han estado tradicionalmente encabezadas por mujeres, pero solo ahora empieza a notarse en sus cat¨¢logos. La revoluci¨®n feminista es un g¨¦nero literario; la oferta y la demanda, dos.

Es la guerra (cultural)

El feminismo forma parte del debate que trata de disputar a la izquierda su tradicional hegemon¨ªa cultural, supuestamente derivada de una superioridad moral que, hablando del gran tema espa?ol del siglo XX, Andr¨¦s Trapiello expres¨® de forma gr¨¢fica: los que ganaron la Guerra Civil perdieron la historia de la literatura. Identidad frente a clase social, pijoprogres frente a rojipardos. Buena parte de las discusiones terminan en un libro: Feria, de Ana Iris Sim¨®n.

Imperiofobia dorada

Otro libro, Imperiofobia y leyenda negra, de Elvira Roca Barea, consigui¨® ¨¦l solo para la colonizaci¨®n espa?ola de Am¨¦rica lo que no hab¨ªa conseguido para el bando franquista de la Guerra Civil toda una legi¨®n de revisionistas: sembrar la duda. Al menos, en Nacho Cano. Siruela acaba de lanzar la 39? edici¨®n de ese ensayo.

Avenida de Am¨¦rica

Es posible que uno de los mejores diques de contenci¨®n contra la floreciente leyenda dorada sobre la conquista sea la cantidad de autores latinoamericanos de primera fila que viven actualmente en Espa?a: de Sergio Ram¨ªrez a M¨®nica Ojeda, pasando por Gioconda Belli, Jorge Volpi, Lina Meruane, Paulina Flores, Rodrigo Blanco Calder¨®n, Cristina Rivera Garza, Vera Fogwill o Brenda Navarro. Obligados por el exilio pol¨ªtico y econ¨®mico o llegados por decisi¨®n propia, son un patrimonio intelectual como no se hab¨ªa visto desde que, en los a?os setenta, el final del franquismo coincidi¨® con el comienzo de muchas dictaduras al otro lado del Atl¨¢ntico.

Memoria, historia y viceversa

En abril de 2001 se public¨® un libro que actu¨® como catalizador de una discusi¨®n pendiente: la memoria hist¨®rica. Lo firmaba un semidesconocido autor de novelas de campus con tendencia al humor, Javier Cercas. Se titulaba Soldados de Salamina. Las dos Espa?as volv¨ªan a la palestra en busca de un relato compartido. Antonio Mu?oz Molina intent¨® dar espacio a la tercera con La noche de los tiempos, y Javier Mar¨ªas hizo lo propio con Tu rostro ma?ana. En 2007, la llorada Almudena Grandes tir¨® de Machado para titular El coraz¨®n helado. Poco despu¨¦s se lanz¨® a publicar sus Episodios de una guerra interminable. Muri¨® hace un a?o. Sin terminarlos.

Espa?a vac¨ªa y asquerosa

Otro hito que desbord¨® las librer¨ªas para generar debates parlamentarios y hasta partidos pol¨ªticos fue La Espa?a vac¨ªa, publicado por Sergio del Molino en 2016. Ni Espa?a invertebrada, ni Tiempo de silencio ni Se?as de identidad ¡ªt¨ªtulos convertidos en sintagmas de uso com¨²n¡ª hab¨ªan llegado tan lejos. Tres a?os m¨¢s tarde, Mar¨ªa S¨¢nchez habl¨® en su Tierra de mujeres de ¡°Espa?a vaciada¡± y la discusi¨®n tom¨® un tinte nuevo. Como de guerra cultural a campo abierto. Santiago Lorenzo le quit¨® hierro con otro fen¨®meno editorial: Los asquerosos.

#SpanishRevolution

El 15 de mayo de 2011 se inici¨® una acampada en la Puerta del Sol de Madrid que tuvo su r¨¦plica en muchas otras ciudades. La crisis econ¨®mica de 2008 produjo el 15-M y el 15-M termin¨® desembocando en el fin del bipartidismo, de las corbatas obligatorias en el Congreso de los Dipu?tados (y Diputadas) y del reinado de Juan Carlos I. Convirti¨® en superventas un panfleto franc¨¦s titulado ?Indignaos! y dio lugar, si abrimos el radio, a obras como Lectura f¨¢cil, de Cristina Morales; Cauterio, de Luc¨ªa Lijtmaer, o Madrid ser¨¢ la tumba, de Elizabeth Duval. Sin olvidar La familia socialista, de Fruela Fern¨¢ndez; El viaje a pie de Johann Sebastian, de Carlos Pardo, o Asamblea ordinaria, de Julio Fajardo Herrero.

Libros sin burbujas

La crisis econ¨®mica y sus brutales consecuencias para los m¨¢s d¨¦biles quitaron para siempre la etiqueta de aguafiestas a escritores ¡°sociales¡± como Rafael Chirbes, Bel¨¦n Gopegui, Marta Sanz o Isaac Rosa. Como era de esperar, la recesi¨®n tambi¨¦n lleg¨® a la industria editorial, con la excepci¨®n de la literatura infantil y juvenil. Antonio Mu?oz Molina public¨® un ensayo pol¨ªtico sobre ese tiempo con un certero t¨ªtulo de ecos materialistas: Todo lo que era s¨®lido.

Patria sin muerte

En 2011, mientras Leonard Cohen recib¨ªa en Oviedo el Premio Princesa de Asturias de las Letras ¡ªluego llegar¨ªa el Nobel a Dylan¡ª, ETA anunciaba que dejaba de asesinar. Es la mejor noticia que ha dado Espa?a en d¨¦cadas. Cinco a?os m¨¢s tarde, Fernando Aramburu se consagr¨® con Patria, ese hito, una visi¨®n del fen¨®meno terrorista centrada en las v¨ªctimas. Meses antes, Gabriela Ybarra se hab¨ªa estrenado como narradora con su memoria familiar: El comensal. Una buena gu¨ªa para seguir literariamente el rastro de tanta sangre es el ensayo de Edurne Portela El eco de los disparos.

Independencia ya tal

Desaparecida ETA, el nacionalismo vasco cedi¨® su protagonismo al catal¨¢n. El proceso independentista, que culmin¨® en el fallido refer¨¦ndum del 1 de octubre de 2017, sigue semiabierto y, por tanto, a la espera de su novela definitiva, pero autores como Lola Garc¨ªa, Jordi Amat, Daniel Gasc¨®n, Nuria Amat o Jordi Ib¨¢?ez Fan¨¦s ya han dado cabalmente su versi¨®n de los hechos.

T¨² a Penguin, yo a Planeta

La ef¨ªmera declaraci¨®n de independencia a cargo de Carles Puigdemont hizo que el Grupo Planeta trasladara su domicilio social a Madrid. Fue un movimiento simb¨®lico por parte de uno de los dos gigantes de la edici¨®n literaria en espa?ol. El otro es Penguin Random House. Ambos han ido absorbiendo sellos medianos y peque?os. Jorge Herralde tir¨® por la calle de en medio y vendi¨® Anagrama al grupo italiano Feltrinelli.

Y ellas, a Tipos Infames

Frente a la concentraci¨®n, dispersi¨®n. El otro gran fen¨®meno industrial de estas dos d¨¦cadas. La digitalizaci¨®n de la producci¨®n, la profesionalizaci¨®n del entusiasmo y la complicidad de las librer¨ªas han provocado el nacimiento de decenas de editoriales de dos o tres personas. Una de ellas, Libros del K.O., lanz¨® en 2015 otro t¨ªtulo convertido en s¨ªmbolo (y en serie de televisi¨®n): Fari?a. Para demostrar que los libros siguen import¨¢ndole a alguien m¨¢s que a los lectores de El infinito en un junco, el ¨¦xito mundial de Irene Vallejo, un juez prohibi¨® temporalmente la distribuci¨®n de la cr¨®nica gallega de Nacho Carretero.

#Niund¨ªasinpoes¨ªa

El hashtag se lo invent¨® el poeta y periodista Antonio Lucas para Twitter, pero sirve para se?alar un fen¨®meno nuevo: la conversi¨®n en superventas de poetas surgidos de las redes sociales. El g¨¦nero de la minor¨ªa seduc¨ªa a la mayor¨ªa. Sobre todo, a los m¨¢s j¨®venes. Eso s¨ª, a cierta distancia todav¨ªa de novelistas como Juan G¨®mez Jurado, Ildefonso Falcones, Julia Navarro, Arturo P¨¦rez-Reverte o Mar¨ªa Due?as. Y, por supuesto, del autor espa?ol que desde 2001 uno se encontraba en el quiosco del aeropuerto de Oslo (y m¨¢s all¨¢), Carlos Ruiz Zaf¨®n, autor de ese fen¨®meno titulado La sombra del viento.

Ni una ciudad sin festival

El Sal¨®n del C¨®mic de Barcelona lleva celebr¨¢ndose desde 1981, y la Semana Negra de Gij¨®n, desde 1987. Pero fue la llegada del Hay Festival a Segovia en 2006 ¡ªven¨ªa de Cartagena de Indias y, antes, claro, de Gales¡ª lo que modific¨® para siempre el modo de presentar libros en Espa?a. Se abandon¨® el pliego de elogios a cargo de un ilustre invitado para pasar a la entrevista p¨²blica. Los festivales, adem¨¢s, se multiplicaron: los hay de poes¨ªa, de ciencia ficci¨®n, de filosof¨ªa, de autobiograf¨ªa¡­ Los de novela negra, otro g¨¦nero que no desti?e, est¨¢n tan repartidos como las diputaciones provinciales.

?Pandemia?

Hubo una. Produjo muchos diarios (y divorcios). Tambi¨¦n entrevistas, coloquios y festivales por Zoom. Como dec¨ªa el cl¨¢sico alem¨¢n de aciago recuerdo, el teletrabajo os har¨¢ libres.

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