Por tu bien, di esa palabrota que tienes en mente
Estar¨¢n mal vistas, pero pueden ganarse la indulgencia de quien las escucha
Decir palabrotas est¨¢ mal visto. Desde ni?os se nos reprende al hacerlo con la t¨ªpica amenaza de lavarnos la boca con jab¨®n. Sin embargo, la mayor¨ªa las proferimos habitualmente (de alg¨²n lado lo aprenden los m¨¢s peque?os). Aunque lo cierto es que a nadie se le ocurrir¨ªa hacerlo en situaciones en las que nos interesa agradar, como puede ser una entrevista de trabajo. Pero, ?y si nos equivocamos? La ciencia parece indicarlo. Al parecer, decir tacos tiene sus beneficios (s¨ª, un ¡°joder¡± a tiempo puede ser bueno). Eso s¨ª, solo en determinadas situaciones y con matices.
Insultar nos hace m¨¢s resistentes al dolor
Una de las personas que m¨¢s sabe sobre este asunto en el mundo ¡ªdespu¨¦s de Santiago Segura¡ª es Richard Stephens, un profesor de Psicolog¨ªa de la Universidad de Keele (Reino Unido) que ha hecho de las exclamaciones soeces su objeto de estudio. ¡°Encuentro que las palabrotas son una parte interesante y en cierto modo extra?a de nuestro lenguaje¡±, asegura y a?ade que ¡°de ni?o, me parec¨ªan una ventana al misterioso mundo de los adultos. ?Mi curiosidad despert¨® a una edad muy temprana!¡±.
Las palabrotas son una parte interesante y en cierto modo extra?a de nuestro lenguajeRichard Stephens, profesor de Psicolog¨ªa de la Universidad de Keele (Reino Unido)
En su art¨ªculo m¨¢s reciente, publicado el pasado abril en la revista Frontiers, y firmado junto a su compa?era Olly Robertson, dice que repetir una palabrota beneficia la tolerancia al dolor. Para llegar a esa conclusi¨®n, reunieron a 92 participantes y les pidieron que introdujeran una mano en una ba?era de agua helada, exhort¨¢ndoles a canalizar su reacci¨®n a trav¨¦s de cuatro palabras previamente seleccionadas: una de ellas era fuck (¡°joder¡±); otras dos eran locuciones inventadas pero igualmente gruesas (fouch, twizpipe) y la cuarta, neutral. Tras analizar los cambios en ritmos cardiacos y actividad cerebral, los investigadores dieron la victoria a la rotunda y sonora fuck: al emplear esta palabra, aumentaba el umbral del dolor de los participantes (el momento en que se informa el inicio del dolor despu¨¦s de la presentaci¨®n de un est¨ªmulo doloroso, aqu¨ª sumergiendo la mano en agua helada) y tambi¨¦n su tolerancia (el tiempo que transcurre hasta que se retira la mano del agua helada).
Este nuevo estudio refuerza las conclusiones a las que Stephens ya hab¨ªa llegado en otro anterior, de 2009, tambi¨¦n con agua fr¨ªa, pero en el que se limit¨® a comparar la respuesta de los participantes con y sin palabrotas. Ya entonces pudo comprobar que las imprecaciones malsonantes aumentan la tolerancia al dolor, incrementan la frecuencia card¨ªaca y disminuyen el dolor percibido en comparaci¨®n con reacciones sin tacos. ¡°Para aliviar el dolor ¡ªnos explica Stephens¡ª, las palabrotas parecen desencadenar la respuesta natural al estr¨¦s de lucha o huye. Adem¨¢s del aumento de la adrenalina y el bombeo card¨ªaco, esto conduce a la analgesia inducida por el estr¨¦s, haci¨¦ndonos m¨¢s tolerantes al dolor¡±.
Y mejora el rendimiento f¨ªsico
Esto explicar¨ªa por qu¨¦ cuando nos damos con un martillo en el dedo o nos pillamos con una puerta lo primero que nos viene a la boca, de forma autom¨¢tica, es un urgente ¡°#??¦Ð¡±#@? ?¡®??!¡±. Aunque no seamos conscientes de ello, hace que nos duela menos. Adem¨¢s, quien lo escucha probablemente interpreta la zafiedad como lo que es, un lamento, un desahogo, y lo encaja con mayor indulgencia (puede que hasta vaya corriendo a por el botiqu¨ªn). Timothy Jay y Kristin Janschewitz ¡ªotros dos investigadores que han estudiado a fondo este tipo de lenguaje¡ª diferencian entre palabrotas intencionadas y no intencionadas, estas ¨²ltimas definidas como no planificadas, involuntarias e incontrolables, con una funci¨®n cat¨¢rtica. Estos autores afirman que las segunda no suelen ser juzgadas como descortes¨ªas porque el oyente sabe que su uso no es intencionado.
Un taco oportuno no solo rebaja la sensaci¨®n de dolor, sino que mejora el rendimiento en el ejercicio f¨ªsico. Stephens lo descubri¨® en otro art¨ªculo, este de 2017, en el que analiz¨® el rendimiento de personas que pedaleaban indoor. ¡°Se puede producir m¨¢s potencia en una bicicleta est¨¢tica cuando repite una palabrota, en comparaci¨®n con repetir una palabra neutral¡±, dice el psic¨®logo brit¨¢nico. ¡°Todav¨ªa estamos investigando por qu¨¦ sucede esto. La hip¨®tesis es que las palabrotas nos desinhiben¡±. El hallazgo es similar al efecto que se produce en el tenis: cuanto m¨¢s gru?en los jugadores al dar a la pelota, m¨¢s fuerte es el golpe.
Aunque no vale cualquier improperio
Para que funcione, los insultos tienen que ser potentes y aut¨¦nticos. ¡°En general, las palabras groseras m¨¢s fuertes producen un efecto mayor que las m¨¢s d¨¦biles. Tenemos datos no publicados en mi laboratorio que muestran un efecto de respuesta a la dosis en ese sentido¡±, revela Stephens. Pero, por otro lado, la fon¨¦tica no interviene en el proceso. En el experimento del agua helada, la palabra fouch, que suena a taco genuino pero que es inventada, no depar¨® las consecuencias positivas de fuck. ¡°Esto sugiere que las propiedades superficiales de las palabrotas, como la forma en que suenan, no explican sus efectos analg¨¦sicos¡±. En definitiva, hay que usar improperios reales y contundentes.
Estos efectos se basan m¨¢s en lo que Stephens llama el tab¨² de dichas expresiones. De ah¨ª que las personas que las incorporan a discreci¨®n en su jerga diaria, hasta despojarlas de su significado, se ven privadas de estos provechos. ¡°La finalidad de la palabrota es enfatizar¡±, se?ala Enrique Garc¨ªa Huete, director de Quality Psic¨®logos y miembro del Colegio Oficial de Psic¨®logos de Madrid. ¡°S¨ª que puede funcionar como un alivio cuando es espor¨¢dico. Sale de forma espont¨¢nea y nos ayuda. Pero una misma palabrota, repetida en otros contextos, pierde su connotaci¨®n emocional¡±. Cuanto mayor es la frecuencia de juramento, menor es el beneficio en cuanto a aguantar al dolor, como plasm¨® Stephens en un estudio de 2011.
Es mejor que un libro de autoayuda (y gratis)
Ahora que sabemos que decir palabras malsonantes tiene cosas buenas, ?deber¨ªa la sociedad ser m¨¢s tolerante hacia ellas? ¡°Es complicado¡±, dice Stephens y a?ade: ¡°En cierto sentido, s¨ª, porque en mi investigaci¨®n se ha demostrado que jurar es un medio de autoayuda barato, f¨¢cilmente disponible, neutral en calor¨ªas y libre de drogas. Aunque solo funcionan por el tab¨² que las rodea y la sensaci¨®n de que al usarlas se infringen ciertas reglas sociales. Si se eliminaran esas reglas sociales, entonces podr¨ªa decirse que jurar ya no ser¨ªa beneficioso. ?Pero no hay datos que respalden esto!¡±.
?Y qu¨¦ pasa con lo que piensen los dem¨¢s? La palabrota, en s¨ª misma, no tiene por qu¨¦ ser ofensiva, explica el psic¨®logo polaco Adam Pluszczyk, de la Universidad de Silesia, lo argument¨® as¨ª en su estudio An analysis of swearing from a positive perspective (2015): ¡°Lo que s¨ª lo es son nuestras actitudes. No es necesario usar palabras fuertes para molestar a los dem¨¢s. Y, al contrario, maldecir puede ser vulgar, pero no puede no ser descort¨¦s. De hecho, puede ser neutral o incluso positivo. Por ejemplo, las palabrotas tambi¨¦n sirven para indicar armon¨ªa y solidaridad o incluso para crear humor¡±.
?Y si en realidad no est¨¢ tan mal visto?
Como escribieron Jay y Janschewitz, las salidas de tono tambi¨¦n pueden interpretarse positivamente cuando se emplean ¡°para bromear o contar historias, controlar el estr¨¦s, adaptarse a la multitud o como un sustituto de la agresi¨®n f¨ªsica¡±. Marta Dynel, de la Universidad de Lodz (Polonia), reivindic¨® los tacos positivos: ¡°Las palabras tab¨² pueden mostrar falta de cortes¨ªa (al manifestar agresi¨®n, creaci¨®n de poder y abuso) o cortes¨ªa (al fomentar la solidaridad, la base com¨²n y el humor)¡±. Y la sociedad ha demostrado que es capaz de re¨ªrse de una palabra malsonante si resulta graciosa: en 2017, fuck fue elegida por 821 personas como la palabra m¨¢s divertida en un estudio en el que se calificaron 4.997 palabras en ingl¨¦s.
Una misma palabrota, repetida en otros contextos, pierde su connotaci¨®n emocionalRichard Stephens, profesor de Psicolog¨ªa de la Universidad de Keele (Reino Unido)
El rechazo social a los tacos es, pese a todo, relativo. De hecho, una persona malhablada es vista por los dem¨¢s como alguien de fiar, como asegura un estudio de 2017 realizado por investigadores de la Universidad de Stanford (EE UU): ¡°Existe una relaci¨®n positiva entre la blasfemia y la honestidad; la blasfemia se asocia con menos mentiras y enga?os a nivel individual y con una mayor integridad a nivel social¡±, conclu¨ªa dicha investigaci¨®n.
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