Los casos y el estilo del destituido juez Sergio Mu?oz que marcaron por casi tres d¨¦cadas a la justicia chilena
El Senado vis¨® este mi¨¦rcoles la acusaci¨®n constitucional en su contra impulsada por la derecha y resistida por la izquierda. El resultado puso fin a la carrera del influyente magistrado de la Corte Suprema
Como si fuera su tercer apellido, la palabra ¡®influyente¡¯ ha acompa?ado a Sergio Mu?oz Gajardo (67) por los casi veinte a?os que el juez cumplir¨ªa en 2025 en la Corte Suprema chilena, donde marc¨® un estilo de trabajo y una jurisprudencia, controvertida para algunos e innovadora y progresista para otros, desde que en el 2005 lleg¨® a integrar el m¨¢ximo tribunal, la mayor parte de ellos como presidente de la sala constitucional. Ese a?o, el mandatario socialista Ricardo Lagos (2000-2006) lo nomin¨® para su ascenso ¡ªven¨ªa de la Corte de Apelaciones de Santiago¡ª y el Senado ratific¨® su designaci¨®n.
El destino de Mu?oz, a quien previo a su destituci¨®n este mi¨¦rcoles en el Senado le restaban ocho a?os en el Poder Judicial, cambi¨® sorpresivamente cuando el 9 de septiembre Chile Vamos, el conglomerado de la derecha tradicional, anunci¨® una acusaci¨®n constitucional en su contra, y que concret¨® d¨ªas despu¨¦s. La lig¨® al mismo libelo de la entonces magistrada ?ngela Vivanco, pese a que los hechos que le imputaron a cada uno no ten¨ªan relaci¨®n entre s¨ª, lo gener¨® un fuerte debate jur¨ªdico y pol¨ªtico en Chile. Mientras Vivanco ha sido imputada por su involucramiento directo en el esc¨¢ndalo del caso Audios (fue removida por sus pares de la Suprema la semana pasada e inhabilitada por el Senado), al magistrado le cargaron dos hechos de 2022, que fueron reflotados dos a?os despu¨¦s.
Sergio Mu?oz, que ha negado las imputaciones, ha sido acusado por Chile Vamos de anticipar un fallo a su hija Graciel Mu?oz, tambi¨¦n jueza, de una causa que tramitaba la sala constitucional de la Suprema sobre un proyecto inmobiliario en el que ella ten¨ªa inter¨¦s patrimonial, y no manifestar ¨¦l su inhabilidad en esa causa. El segundo cargo tambi¨¦n se relaciona con su hija: le achacaron haber omitido denunciar su falta disciplinaria cuando ella, durante la pandemia, dirigi¨® audiencias judiciales telem¨¢ticas desde Italia, lo que implica que ejerci¨® fuera de la jurisdicci¨®n chilena.
La exoneraci¨®n de Mu?oz votada por el Senado ha puesto punto final a un estilo de trabajo y una jurisprudencia en la sala constitucional. Su salida tambi¨¦n ha reconfigurado la integraci¨®n, y probablemente el criterio de este tribunal, que desde ahora solo cuenta con tres de sus cinco jueces, y la pr¨®xima semana perder¨¢ a un cuarto, pues el magistrado Mario Carroza ha pedido un cambio a la sala civil.
Mu?oz era parte del Poder Judicial hace 42 a?os, pero llevaba casi tres d¨¦cadas ocupando altos cargos, tanto en la Corte de Apelaciones de Santiago como en la Suprema, primero como relator, en 1996, y luego como ministro, hasta su destituci¨®n por ¡°notable abandono de deberes¡±.
Su discusi¨®n con el temido auditor militar
Mu?oz empez¨® su carrera desde abajo en el Poder Judicial, como oficial primero de un tribunal en 1982. En 1994 fue juez del crimen en Santiago y en 1996 relator de la Corte Suprema, un cargo que implica estudiar las causas para luego explicarlas y contarlas a los ministros antes de fallar.
En una ocasi¨®n, en los a?os noventa, cuando el poder militar estaba incrustado en la Corte Suprema, Mu?oz, conocido por su car¨¢cter fuerte, protagoniz¨® un roce con Fernando Torres Silva, el entonces auditor general del Ej¨¦rcito que integraba el m¨¢ximo tribunal y que con su voto imped¨ªa que avanzaran las causas de violaciones a los derechos humanos. Precisamente, por uno de esos casos es que Mu?oz, entonces un joven relator, lo increp¨®.
Durante la dictadura (1973-1990), Torres Silva era un fiscal militar tan temido como poderoso, considerado el brazo legal de Augusto Pinochet. A?os despu¨¦s, ambos se volver¨ªan a encontrar, pero cuando Mu?oz era ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago y estaba a cargo de la investigaci¨®n del crimen del dirigente sindical Tucapale Jim¨¦nez, asesinado en 1982 por la polic¨ªa secreta de Pinochet: a Torres lo proces¨® como encubridor.
La confesi¨®n del asesino de Tucapel Jim¨¦nez
En 1999, cuando llevaba pocos meses como ministro de la Corte de Apelaciones, la Suprema encarg¨® a Mu?oz investigar el crimen del importante dirigente sindical, y opositor a la dictadura, Tucapel Jim¨¦nez, que por 17 a?os estuvo en manos de otro juez sin lograr avances. En dos a?os, el magistrado desentra?¨® el asesinato y consigui¨® la confesi¨®n del agente Carlos Hererra Jim¨¦nez, lo que provoc¨® un efecto domin¨® en las futuras condenas de otros integrantes de la polic¨ªa secreta de Pinochet.
En pararelo, esclareci¨® el asesinato en Valpara¨ªso, en 1983, del carpintero Juan Alegr¨ªa Mundaca, cuyo crimen fue cometido por los agentes de Pinochet para encubir el homcidio de Tucapel Jim¨¦nez: montaron una operaci¨®n, simulando su suicidio, para inculparlo de matar al dirigente sindical. El obrero, admiti¨® al juez Herrera Jim¨¦nez, uno su asesinos, fue elegido como v¨ªctima porque era un hombre pobre: pensaron que nadie se ocupar¨ªa de esclarecer su asesinato.
Mu?oz tambi¨¦n tuvo en sus manos el caso de las cuentas bancarias de Pinochet en el caso Riggs, donde llam¨® a declarar a la familia del dictador.
Spiniak y el testimonio de Gemita Bueno
En noviembre de 2003, Mu?oz fue nombrado por la Corte Suprema, cuando todav¨ªa era juez de la Corte de Apelaciones de la capital chilena, para investigar las denuncias por abusos sexuales del empresario Claudio Sipinak. El caso es recordado en Chile como uno de los mayores esc¨¢ndalos de esa d¨¦cada, pues conten¨ªa una arista es que se acusaba a cinco pol¨ªticos de ser parte de la red de esos delitos.
El juez fue nombrado cuando el caso ard¨ªa de especulaciones y rumores tanto en la prensa como en los pasillos del Congreso y de los tribunales, y ya hab¨ªa pasado por la manos de dos magistrados. Tras leer los expedientes, Mu?oz se dio cuenta que hab¨ªa que hacer todo nuevo, y volver a interrogar a los cientos de testigos. Entre ellos a Gemita Bueno, una joven de entonces 20 a?os, que viv¨ªa en el hogar de un sacerdote (Jos¨¦ Luis Artiagoit¨ªa) y que aseguraba haber sido abusada por Jovino Novoa, un senador de la derecha tradicional que falleci¨® en 2021.
Bueno aseguraba adem¨¢s haber estado secuestrada por m¨¢s de un a?o en la casa de Spiniak, en El Array¨¢n, en el sector oriente de Santiago. El juez resolvi¨® el puzzle casi un a?o m¨¢s tarde, cuando proces¨® y luego conden¨® a Bueno y al sacerdote por falso testimonio por el caso de Novoa. Lo hizo despu¨¦s de que pidi¨® a un polic¨ªa que reconstruyera la vida de la joven, quien determin¨® que en los meses en que dec¨ªa haber estado encerrada, viv¨ªa fuera de Santiago.
Bueno confes¨® a dos diarios, a La Tercera y a The Clinic, que hab¨ªa mentido. Ante Mu?oz tambi¨¦n lo hizo pocos d¨ªas despu¨¦s, cuando el juez ya ten¨ªa las pruebas sobre la mesa. As¨ª, en una semana, la joven admiti¨® tres veces haber mentido.
El m¨¢s joven de la Suprema
Por su papel como investigador, en 2005 el presidente Ricardo Lagos propuso a Sergio Mu?oz para integrar la Corte Suprema. La nominaci¨®n sorprendi¨®, m¨¢s que por su nombre pues hab¨ªa ganado prestigio por el esclarecimiento de varios casos, por su edad: ten¨ªa 48 a?os, mientras que la mayor¨ªa de los jueces del m¨¢ximo tribunal bordeaban los 60 y 70 a?os.
Al llegar a la Corte Suprema integr¨® tanto la sala penal como la constitucional y, entre 2013 y 2015, fue presidente de la Corte Suprema, donde realiz¨® varias modificaciones en el Poder Judicial, entre ellas, el proceso de digitalizaci¨®n.
¡°Interpretar el derecho es un arte¡±
En la Corte Suprema, como presidente de la sala constitucional, varios de los fallos que Mu?oz emiti¨®, junto a los dem¨¢s integrantes, comenzaron a hacer ruido. Centros de pensamiento de derecha criticaron algunas de las sentencias, entre ellas una de 2012, cuando fue paralizada, por unanimidad, la construcci¨®n de la Central Castilla, el segundo mayor proyecto del pa¨ªs. Luego se sumaron otras resoluciones, y empezaron a crecer las cr¨ªticas de que su estilo se acercaba al activismo judicial.
En 2014, en una entrevista que concedi¨® a la revista Qu¨¦ Pasa cuando era presidente de la Suprema, fue consultado respecto de su estilo y sobre qu¨¦ pensaba del ¡°llamado activismo judicial¡±. Mu?oz respondi¨®: ¡°Hace mucho tiempo que la escuela de la ex¨¦gesis, que es interpretar art¨ªculo por art¨ªculo, dej¨® de ver la luz. Hoy estamos en un modelo cr¨ªtico de interpretaci¨®n de la legislaci¨®n, racional, ponderado. Y por lo mismo, es m¨¢s amplio que interpretar una disposici¨®n espec¨ªfica, a lo cual se suma que uno utiliza todas las fuentes del derecho. No usa ¨²nica y exclusivamente el texto absoluto de la ley, sino con sus principios, con su historia, con lo que han dicho la doctrina y la jurisprudencia. Son muchas cosas las que est¨¢n en la aplicaci¨®n de la ley¡±.
Y agreg¨®: ¡°Es que esto es igual que la pintura. Antes era rupestre, luego en doble plano. Despu¨¦s se fue creando la perspectiva. Posteriormente nacieron otras formas, como el realismo, el cubismo. Despu¨¦s pasa que usted es la concepci¨®n de la figura y no necesariamente de una forma. Esto es igual. Es una interpretaci¨®n. Porque interpretar el derecho es un arte, no es una ciencia¡±.
Los fallos de la sala constitucional
En la sala constitucional, que Mu?oz presidi¨® por m¨¢s de una d¨¦cada, se emitieron varios fallos que han dado dolores de cabeza a autoridades de distintos gobiernos y a empresarios. Algunos de ellos, inc¨®modos, son los que aplaude el progresismo chileno, y han sido una de las razones por las que la izquierda critic¨® que Chile Vamos presentara la acusaci¨®n en su contra, que termin¨® con su destituci¨®n.
A partir de 2017, esta sala comenz¨® a correr la barrera del derecho a la salud en sentencias que obligaban al Estado, y tambi¨¦n a las isapres, las aseguradoras privadas de salud, a costear millonarios medicamentos que no ten¨ªan cobertura, fallando en favor de los pacientes con el argumento de que primero est¨¢ el derecho a la vida. Estas resoluciones, que suelen generan debate jur¨ªdico y decenas de cartas en las p¨¢ginas editoriales de la prensa chilena, sentaron jurisprudencia.
Otro fallo que marc¨® un hito en Chile fue en 2019, cuando el tribunal cuando acogi¨® nueve recursos de protecci¨®n en favor de los habitantes de los municipios de Quintero y Puchuncav¨ª, en la Regi¨®n de Valpara¨ªso, tras una serie de episodios de contaminaci¨®n. Y dio un plazo de un a?o al Gobierno para determinar ¡°las medidas necesarias para evitar la reiteraci¨®n de eventos de contaminaci¨®n¡±. Y, dos a?os despu¨¦s, en 2021, durante la pandemia, la sala emiti¨® una sentencia en la que consider¨® que el derecho al agua era ¡°un derecho humano¡±, de acuerdo con los tratados internacionales.
Y en 2022, tras fallar por m¨¢s de una d¨¦cada en contra de las isapres, luego que sus afilados presentaron miles de recursos de protecci¨®n por el alza unilateral de sus planes de salud, la sala constitucional dio un golpe final, y orden¨® a las aseguradores que devolvieran todos los cobros en exceso, tanto a quienes recurrieron a la justicia como a quienes no lo hicieron. La sentencia, junto a una segunda resoluci¨®n por la aplicaci¨®n de las tablas de riesgo, provoc¨® un terremoto jur¨ªdico, y oblig¨® al Gobierno del presidente Gabriel Boric impulsar un proyecto de ley, que se aprob¨® en mayo.
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