?Podr¨ªa nuestro universo ser igual a un grano de arena contenido en el vientre de una ballena?
Seg¨²n el concepto de Cantor, el infinito nos ha creado y nos sustenta, incluso habita en nuestras mentes. Sin duda, el escritor Roberto Bazlen lo sab¨ªa cuando escribi¨® ¡®El capit¨¢n¡¯, su novela reci¨¦n recuperada
Si la locura fuese un estado intelectual, puede decirse que Roberto Bazlen no abandon¨® dicho estado en toda su vida. Para quien no lo conozca, baste apuntar que Roberto ¡°Bobi¡± Bazlen fue el escritor que no escribe; al estilo del Bartleby de Melville, pero de verdad; un hombre hecho de literatura y vida que enriqueci¨® los cat¨¢logos de prestigiosas edito...
Si la locura fuese un estado intelectual, puede decirse que Roberto Bazlen no abandon¨® dicho estado en toda su vida. Para quien no lo conozca, baste apuntar que Roberto ¡°Bobi¡± Bazlen fue el escritor que no escribe; al estilo del Bartleby de Melville, pero de verdad; un hombre hecho de literatura y vida que enriqueci¨® los cat¨¢logos de prestigiosas editoriales italianas como Einaudi y Adelphi.
Hace unos d¨ªas, Trama reedit¨® en castellano su ¨²nica novela titulada El capit¨¢n (2023), una novela inconclusa que fue encontrada tras su fallecimiento ocurrido en 1965. En ella, Bazlen nos cuenta las peripecias del capit¨¢n de un barco que naufraga, un hombre sin suerte al que su mujer da por muerto. Dicho as¨ª, el tema no tiene mucha enjundia. Pero si contamos que la historia se enriquece p¨¢gina a p¨¢gina gracias a la maestr¨ªa de un hombre que combinaba la literatura oral picada por la sal mediterr¨¢nea ¡ªsu madre era italiana¡ª, con el gusto exquisito y la minuciosidad sint¨¢ctica de un Borges cruzado con Cervantes por el lado humorista, si atendemos a todo esto, estamos ante un artefacto curioso y peculiar como pocos.
El capit¨¢n es tragado por una ballena. En un momento de delirio intenso, en su mon¨®logo interior expresa que el mundo ¡®apenas es un grano de arena en el vientre de una ballena mucho mayor¡¯
Ya puestos, cabe apuntar que Bazlen es el protagonista de la novela El estadio de Wimbledon (Anagrama, 1986) de Daniele Del Giudice, el autor italiano que fue pionero en utilizar la precisi¨®n del lenguaje cient¨ªfico a la hora de montar una ficci¨®n. En otro momento hablaremos de Daniele Del Giudice, pues merece una pieza en esta secci¨®n, pero ahora sigamos con la novela de Roberto Bazlen, donde su protagonista es tragado por una ballena.
Hay un momento en el que los delirios del capit¨¢n se hacen m¨¢s intensos, articul¨¢ndose en un mon¨®logo interior donde expresa que el mundo es ¡°apenas un grano de arena en el vientre de una ballena mucho mayor¡±. Lo que nos lleva hasta la idea de que nuestro mundo tridimensional est¨¢ contenido en otro mundo de cuatro dimensiones que, a su vez, est¨¢ contenido en otro de cinco dimensiones y as¨ª hasta el infinito.
Dicho a la manera cient¨ªfica, lo que ha querido expresar el capit¨¢n de la novela de Bazlen es que nuestro mundo es una configuraci¨®n en un espacio de infinitas dimensiones, lo que viene a alcanzar el tratamiento matem¨¢tico que Georg Cantor (1845-1918) dio al infinito. Seg¨²n el concepto de Cantor, el infinito nos ha creado y nos sustenta, incluso habita en nuestras mentes de tal manera que, al igual que un punto en nuestro espacio puede representarse con tres coordenadas, un punto en un espacio infinito se podr¨¢ representar por una secuencia infinita de n¨²meros al alcance de cierto grado de abstracci¨®n mental.
Con dicho planteamiento, el matem¨¢tico alem¨¢n David Hilbert (1862-1943) desarroll¨® la teor¨ªa de los espacios infinitidimensionales y, con ello, la mec¨¢nica cu¨¢ntica tuvo su interpretaci¨®n m¨¢s acertada en la d¨¦cada de 1920 cuando Heisenberg y Schr?dinger explicaron que las part¨ªculas invisibles son configuraciones en el espacio infinitidimensional (¡Þ -D) de Hilbert.
Es muy posible que un hombre como Roberto Bazlen conociera estas cosas y que, sirvi¨¦ndose del concepto de infinito de Cantor, explicase el mundo, alcanzando dimensiones elevadas con la imaginaci¨®n a partir de un grano de arena; a trav¨¦s de un juego trazado con humor cervantino.
Cantor acab¨® en un manicomio y Roberto Bazlen nunca termin¨® su novela. Ambos estaban unidos por la misma materia.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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