La l¨®gica de los chistes
Los chistes guardan una estrecha relaci¨®n con los acertijos, el pensamiento lateral y el fen¨®meno eureka
Conozco a un matem¨¢tico autista (es un binomio bastante frecuente) que, cuando alguien se dispone a contar un chiste, le propone que haga una pausa antes de terminarlo para darle la posibilidad de deducir el final. A primera vista, la propuesta parece un desprop¨®sito (como muchas propuestas de matem¨¢ticos y autistas). ?C¨®mo se puede pretender ¡°deducir¡± la conclusi¨®n de un chiste? Un chiste es un microrrelato an¨¢rquico y bizarro, no tiene nada que ver con un silogismo, ni siquiera con una adivinanza¡ ?O s¨ª?
En cierto modo, s¨ª. Sin sorpresa no hay chiste, y la sorpresa es tambi¨¦n un ingrediente b¨¢sico de las adivinanzas, del pensamiento lateral y del ¡°efecto eureka¡±. Los chistes nos sorprenden desplazando el desarrollo previsible de un relato en una direcci¨®n ins¨®lita, y eso es, en ¨²ltima instancia, pensamiento lateral. Al margen de la interpretaci¨®n freudiana, hay una relaci¨®n directa entre la risa que provoca un buen chiste y la euforia de Arqu¨ªmedes al descubrir su famoso principio.
De hecho, muchos chistes se plantean expl¨ªcitamente en forma de acertijos, como esos que empiezan con preguntas del tipo ¡°?En qu¨¦ se parece¡?¡±, ¡°?Cu¨¢l es el colmo de¡?¡±, ¡°?Por qu¨¦¡?¡±, ¡°?Qu¨¦ le dijo¡?¡±, e incluso en los que no se plantean as¨ª nos preguntamos, inconscientemente, c¨®mo y en qu¨¦ momento el narrador nos sorprender¨¢ con un desenlace inesperado.
El acertijo de la semana pasada sobre el hombre que se baja del ascensor en la cuarta planta, a pesar de que va a la octava, que es un cl¨¢sico que aparece en muchos textos sobre pensamiento lateral, es, de hecho, un chiste interruptus, al gusto de mi amigo matem¨¢tico/autista. La soluci¨®n est¨¢ndar es que se trata de un enano que solo llega hasta el bot¨®n de la cuarta planta. Y es significativo que esta soluci¨®n ¡°chistosa¡± se haya impuesto sobre otras m¨¢s razonables, como la que propone Francisco Vicente: el hombre quiere hacer ejercicio, pero siete tramos de escalera son demasiados para ¨¦l, as¨ª que sube en ascensor hasta la cuarta planta y luego sigue hasta la octava a pie.
Esquemas ocultos
Isaac Asimov?era un gran contador de chistes. ¡°La modestia me impide decir que, de todos los presentes, soy el que posee el mayor repertorio de chistes y el que mejor los cuenta; pero si no fuera modesto lo dir¨ªa¡±, sol¨ªa proclamar en fiestas y reuniones. Y tambi¨¦n sol¨ªa bromear sobre su misterioso origen (el de los chistes, no el de Asimov) diciendo que formaban parte de un experimento llevado a cabo por una avanzad¨ªsima civilizaci¨®n extraterrestre, e incluso escribi¨® un relato a partir de esta hip¨®tesis: El chistoso?(Jokester, 1956). En dicho relato, de la serie de Multivac, el superordenador llega a la conclusi¨®n de que los chistes verdaderamente graciosos repiten unos esquemas b¨¢sicos muy antiguos, cuyos autores no se conocen por la sencilla raz¨®n de que no est¨¢n ni han estado nunca entre nosotros.
Esos esquemas b¨¢sicos se traducir¨ªan en una peculiar l¨®gica interna de los chistes, a partir de la cual invito a mis sagaces lectoras y lectores a terminar los siguientes chistes inconclusos:
?Qu¨¦ le dice el punto al asterisco?
?Cu¨¢l es el colmo de un calvo?
?Por qu¨¦ los elefantes no juegan a tenis?
?En qu¨¦ se parecen un socorrista y un camarero?
Y no, no me he olvidado del problema de los ascensores en el edificio de diez plantas. Para que se pueda ir directamente desde cualquier planta a cualquier otra, hacen falta un m¨ªnimo de seis ascensores. He aqu¨ª una soluci¨®n:
Ascensor 1: 1, 2, 3, 4, 5, 10
Ascensor 2: 1, 6, 7, 8, 9, 10
Ascensor 3: 1, 2, 4, 6, 8, 10
Ascensor 4: 1, 3, 5, 7, 9, 10
Ascensor 5: 1, 2, 4, 7, 9, 10
Ascensor 6: 1, 3, 5, 6, 8, 10
?Es b¨¢sicamente ¨²nica esta soluci¨®n? Si no lo es, ?cu¨¢ntas soluciones distintas hay? Y, para nota, ?se puede generalizar el resultado para un edificio de n plantas en el que cada ascensor accede a m de ellas?
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