Tres d¨¦cadas de alimentos con etiqueta ecol¨®gica: bueno para el medio ambiente, pero a¨²n mejor cambiar de dieta
Los expertos consideran que para transformar el sistema alimentario los ciudadanos pueden tener m¨¢s impacto comiendo menos carne y m¨¢s productos de proximidad
¡°La diferencia de estos olivos con los de al lado es que aqu¨ª hay hierbas, hay vida, hay insectos y se escucha cantar a los p¨¢jaros¡±, dice Bel¨¦n Luque se?alando sus olivares ecol¨®gicos en una ladera de Castro del R¨ªo (C¨®rdoba). La producci¨®n ecol¨®gica, de la que Luque es una de las pioneras, cumple tres d¨¦cadas en Espa?a ¡ªpotencia europea en el sector¡ª con luces y sombras: ha ayudado a reducir la contaminaci¨®n y ha aumentado la biodiversidad en la superficie agraria; pero la mayor¨ªa se sigue exportando, no ha mejorado el uso del agua y tampoco ha transformado el sistema alimentario. Los expertos se?alan que esa transformaci¨®n depende de m¨¢s factores, como cambiar la dieta hacia una con menos carne y m¨¢s verduras y legumbres, apostar por los alimentos de temporada y de proximidad e impulsar la compra p¨²blica de estos productos.
La UE aprob¨® en 1991 el reglamento de producci¨®n ecol¨®gica, que proh¨ªbe usar qu¨ªmicos (como abonos, pesticidas o piensos) y transg¨¦nicos en la agricultura, mientras que en ganader¨ªa limita al m¨¢ximo los antibi¨®ticos, obliga a una alimentaci¨®n natural y establece un cierto bienestar animal ¡ªque excluye las macrogranjas¡ª. Quien cumple esos requisitos puede usar el logotipo con la hoja verde que certifica como eco.
¡°A finales de los 80 mi padre, Jos¨¦ Antonio Luque, decidi¨® que no quer¨ªa ser la primera generaci¨®n que aplicara pesticidas y herbicidas en su terreno, como estaban haciendo los dem¨¢s. M¨¢s tarde se certific¨® en ecol¨®gico, algo muy novedoso. Los vecinos lo miraban como si estuviera loco. Luego vieron que la producci¨®n no bajaba tanto y adem¨¢s nuestro campo estaba mucho m¨¢s bonito¡±, se?ala Bel¨¦n, de 51 a?os, que tom¨® despu¨¦s el relevo. Hoy, venden su aceite con la hoja verde en Europa, adem¨¢s de en EEUU, Corea y Jap¨®n.
¡°Espa?a es la gran protagonista del crecimiento del sector en Europa, durante muchos a?os ha sido el pa¨ªs con mayor superficie, aunque ahora es Francia¡±, se?ala Dionisio Ortiz, catedr¨¢tico de Econom¨ªa y Pol¨ªtica Agraria en la Universitat Polit¨¨cnica de Val¨¨ncia (UPV). Seg¨²n el Ministerio de Agricultura, son ya 2,68 millones de hect¨¢reas dedicadas a esta actividad, casi el 11% de la superficie agraria total ¡ªfrente al 8,7% de media en Europa¡ª. La UE ha puesto como meta que el 25% del territorio europeo de siembra est¨¦ certificado para 2030.
?Mejora el medio ambiente? ¡°La agricultura ecol¨®gica tiene grandes beneficios para la salud y el medio ambiente, ya que no usa qu¨ªmicos ni pesticidas, y eso es importante porque somos el pa¨ªs de Europa que m¨¢s pesticidas usa. Cuantas m¨¢s hect¨¢reas se pasen a este modelo, mejor¡±, apunta Javier Guzm¨¢n, presidente de la ONG Justicia Alimentaria. Ortiz, de la UPV, a?ade: ¡°Hay evidencias cient¨ªficas contrastadas de que este tipo de t¨¦cnicas suponen grandes ganancias ambientales, porque mejoran los suelos y aguas subterr¨¢neas al no contaminarlos, crean cubiertas verdes, y generan mucha m¨¢s biodiversidad, sobre todo en cuanto a insectos, polinizadores y aves. Y reduce los antibi¨®ticos en ganader¨ªa, algo fundamental¡±.
Otra de las pioneras es Ernestine L¨¹deke, de 63 a?os, que en 1995 compr¨® junto a su marido una finca de 700 hect¨¢reas al norte de Huelva ¡ªFundaci¨®n Monte Mediterr¨¢neo¡ª para proteger a las aves que migran hacia Do?ana y, de paso, salvaguardar la dehesa con ganader¨ªa ecol¨®gica. ¡°Nos certificamos en 1996. Los otros ganaderos pensar¨ªan que ¨¦ramos alemanes haciendo cosas raras¡±, dice bajo un ¨¢rbol junto a una piara de cerdos que comen bellotas. ¡°La dehesa es un modelo fundamental para conservar todo tipo de especies y la ¨²ltima barrera contra el desierto¡±. Tienen 600 ovejas, 200 cerdos ib¨¦ricos de engorde y 18 vacas. ¡°No criamos m¨¢s para no forzar el terreno y por si un a?o viene con sequ¨ªa¡±, resume. La mayor parte lo venden en Espa?a.
Gloria Isabel Guzm¨¢n, directora del M¨¢ster de Agricultura y Ganader¨ªa Ecol¨®gicas de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), coincide en los efectos positivos de este modelo¡ª¡±mi olivar rebosa de vida¡±¡ª, pero pone sobre la mesa algunas de sus carencias: ¡°El gasto de agua no se contempla, porque la normativa nace en pa¨ªses de Centroeuropa que no tienen ese problema. Tampoco proh¨ªbe el uso del pl¨¢stico, que en los invernaderos es fuente de insostenibilidad. Aunque los invernaderos en ecol¨®gico han sido pioneros en abandonar plaguicidas y fertilizantes qu¨ªmicos, con lo que han abierto un camino importante para los dem¨¢s¡±.
Uno de ellos es Flor de Do?ana, con 70 hect¨¢reas de frutos rojos b¨ªo cerca del parque nacional onubense. ¡°Llevamos 25 a?os certificados. Las cubiertas son de pl¨¢stico reciclado. Cuando acaba la temporada, en julio, los volvemos a reciclar, rotamos las tierras y aportamos nutrientes naturales. Tratamos de usar el m¨ªnimo de agua posible¡±, dice entre una hilera de fresas Juan Mar¨ªa Rodr¨ªguez (57 a?os), gerente de la empresa, que vende en Europa el 88% de su producci¨®n. Ocurre algo similar con otras zonas de invernaderos: Murcia, por ejemplo, export¨® en 2023 el 85% de su producci¨®n eco. ¡°No tenemos el dato exacto de qu¨¦ parte de la producci¨®n ecol¨®gica se consume en Espa?a y qu¨¦ parte se exporta, pero el Ministerio de Agricultura hizo una estimaci¨®n en 2021 de que el 57% se vende fuera¡±, dice Diego Granado, secretario general de Ecovalia, la patronal del sector.
Ese es uno de los problemas de este modelo. ¡°Si seguimos produciendo en invernaderos, aunque sea sin qu¨ªmicos, pero siguen siendo monocultivos, que agotan la tierra y consumen mucha agua, y los destinamos a la exportaci¨®n a trav¨¦s de grandes empresas que copan el mercado, no estamos transformando el sistema alimentario¡±, se queja Marta G. Rivera, profesora de Investigaci¨®n en Ingenio (CSIC-UPV) y experta en sistemas alimentarios. Marc Gr¨¤cia, investigador del Centro de Investigaci¨®n Ecol¨®gica y Aplicaciones Forestales (Creaf), tercia: ¡°Un verdadero cambio del sistema alimentario supondr¨ªa cambiar toda la cadena, productor, intermediario y consumidor, para lograr una alimentaci¨®n m¨¢s pr¨®xima, m¨¢s local, de circuito corto¡±. Es lo que pasa en los mercados de productores, donde los consumidores compran directamente a agricultores y ganaderos.
Javier Guzm¨¢n cree que los mercados municipales deben jugar ese papel: ¡°Las administraciones tienen que impulsar estas infraestructuras p¨²blicas y abrirlas a productores locales en ecol¨®gico, porque el mercado es un oligopolio. Adem¨¢s, hay que impulsar la compra p¨²blica eco¡±. Todos los expertos consultados coinciden en que esta es una de las claves. El Ministerio de Derechos Sociales prepara un decreto de compra p¨²blica para comedores escolares que incluye la obligaci¨®n de que un 5% de los alimentos sean b¨ªo, aunque todav¨ªa no tiene fecha. Y, por ahora, no est¨¢ previsto expandirlo a otras instalaciones (residencias, c¨¢rceles, edificios p¨²blicos¡).
Ortiz, de la UPV, a?ade: ¡°La expansi¨®n de la agricultura ecol¨®gica es uno de los ingredientes de la transformaci¨®n, pero es m¨¢s importante todav¨ªa cambiar los h¨¢bitos alimentarios, hacer las dietas m¨¢s sostenibles, con una reducci¨®n de la carne, y m¨¢s verduras, frutas y legumbres. En cualquier caso, en Espa?a el nivel de consumo de alimentos ecol¨®gicos sigue siendo muy bajo¡±. Los suizos gastan de media 437 euros al a?o en este tipo de productos, y los daneses llegan a los 365; los espa?oles no superan los 64, aunque en 12 a?os han triplicado lo que gastan en el sector.
Uno de los problemas es el lento desembargo de los alimentos b¨ªo en las grandes cadenas de supermercados, donde compra la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. El Corte Ingl¨¦s tiene ya 3.800 productos eco y los aumenta un 5% cada a?o, mientras Alcampo cuenta con 2.470 (por comparar, la cadena ofrece unos 50.000 productos diferentes); Aldi llega a las 490 referencias y Carrefour se queda en las 360; Lidl ofrece 223 y Dia tiene 50. La excepci¨®n es Mercadona, que no cuenta con un solo producto ecol¨®gico. Una fuente del sector lo explica as¨ª: ¡°Los supermercados venden productos de bajo valor unitario con la idea de que haya mucha rotaci¨®n y vender mucho. Para incluir un producto ecol¨®gico tengo que estar seguro de que se va a vender m¨¢s que el convencional¡±. Tambi¨¦n hay cadenas especializadas en ecol¨®gico, como Veritas, con 80 establecimientos por toda Espa?a y m¨¢s de 6.000 productos eco.
En este aspecto influye tambi¨¦n la inflaci¨®n y la diferencia de precio. Seg¨²n un estudio de la OCU con 140 productos, los precios de los productos b¨ªo son, de media, un 54% m¨¢s caros que los convencionales de marca l¨ªder y tres veces m¨¢s que los productos de marca blanca no ecol¨®gica. Eso dificulta el acceso a las rentas m¨¢s bajas. ¡°La producci¨®n eco es m¨¢s cara porque refleja el coste real, mientras que la convencional externaliza los costes ambientales y sociales: contaminaci¨®n, mala salud de los agricultores y ganaderos, emisiones que produce¡¡±, resume Rivera. La producci¨®n de alimento genera alrededor del 12% de los gases de efecto invernadero en Espa?a.
Rivera prosigue: ¡°En lugar de subvencionar la agricultura convencional de grandes productores, como estamos haciendo, habr¨ªa que subvencionar la ecol¨®gica para reducir el precio de sus productos. E introducir criterios de agroecolog¨ªa, que pone m¨¢s ¨¦nfasis en el reparto de tierra para que la gente pueda producir alimentos de forma sostenible. Pero en lugar de eso la tierra cada vez se concentra en menos manos¡±. Guzm¨¢n, de la UPO, cree que ¡°faltan ayudas para mercados directos entre productor y consumidor, como los que aplican Francia y Dinamarca, y programas de compra p¨²blica con criterios de producci¨®n ecol¨®gica y de proximidad¡±. Granado, de Ecovalia, retoma: ¡°La producci¨®n ecol¨®gica es un paso importante del cambio de modelo, pero luego hacen falta adem¨¢s otros cambios productivos, como avanzar en la producci¨®n local y en el consumo de temporada¡±.
De vuelta a la dehesa onubense, Ernestine L¨¹deke mira sus ovejas y resume: ¡°En el tema de la alimentaci¨®n deber¨ªa haber m¨¢s concienciaci¨®n. No es solo sustituir los productos convencionales por ecol¨®gicos, tambi¨¦n hay que cambiar la alimentaci¨®n. En vez de comer carne cuatro d¨ªas por semana, come una vez y que sea buena carne, y la otra prote¨ªna sustit¨²yela por garbanzos, habichuelas y otras legumbres¡±.
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