Alberto Conejero da voz a los hijos de los exiliados republicanos en M¨¦xico
El desierto visto como lugar de resistencia e intemperie acoge la historia de ¡®Paloma negra¡¯, la tercera obra en la direcci¨®n del dramaturgo y premio nacional
¡°Interiorizar el desierto en el alma, en la mente, en los sentidos mismos, aguzando el o¨ªdo en detrimento de la vista para evitar los espejismos y escuchar las voces¡±. Fue Mar¨ªa Zambrano (1904-1991) la que habl¨® del desierto para hablar de su exilio. Un desierto como lugar de misterio y alucinaci¨®n, de supervivencia y resistencia, donde el poeta y dramaturgo Alberto Conejero ha situado la historia de su nueva obra, Paloma negra, una tragicomedia musical que tambi¨¦n dirige y que se estrena el pr¨®ximo 2 de febrero en los Teatros del Canal de Madrid. Paloma negra, cuya inspiraci¨®n viene de lejos, del teatro de Ch¨¦jov y su obra La gaviota, del drama de vivir atrapado entre dos mundos, dos realidades o dos tiempos, da voz a la segunda generaci¨®n de los exiliados republicanos que huyeron a M¨¦xico, a aquellos que nacieron lejos de la tierra de sus padres o que llegaron de ni?os. ¡°Fueron gente que am¨® una Espa?a que ya no exist¨ªa, una Espa?a que le hab¨ªa sido arrebatada a sus padres y a ellos mismos, pero que entre todos cuidaron y protegieron. Aquellos exiliados son el ejemplo de nuestra mejor Espa?a¡±, asegura Conejero, tras un ensayo de la obra en una sala del teatro.
Dividida en cuatro actos, la acci¨®n de Paloma negra, con unos enormes cactus colgantes en medio del desierto, transcurre durante una calurosa semana de los a?os setenta del siglo pasado y finaliza un oto?o dos a?os m¨¢s tarde. De un piano, semienterrado en la arena, surgen notas y canciones que van desde La llorona a Paloma negra o Los suspiros de Espa?a. La obra est¨¢ protagonizada por Jos¨¦ Bustos, Yaiza Marcos, Zaira Montes, Jos¨¦ Troncoso, Consuelo Trujillo y Juan Vinuesa.
En todo el teatro de Alberto Conejero (Ja¨¦n, 1978) hay una pulsi¨®n entre el documento y la poes¨ªa, una tensa convivencia entre lo real y la ficci¨®n. Esa es la encrucijada que interesa a este autor (premio Nacional de Literatura Dram¨¢tica en 2019 por La geometr¨ªa del trigo) que viaj¨® a M¨¦xico para escribir la obra, tras meses de investigaci¨®n literaria en Espa?a y encuentros inesperados y poderosos con hijos y nietos de exiliados en aquel pa¨ªs, que acogi¨® a tantos republicanos que hu¨ªan de la dictadura franquista. En la obra resuenan ecos bell¨ªsimos de hombres y mujeres (Mar¨ªa Zambrano, Mar¨ªa Teresa Le¨®n, Luis Cernuda, Concha M¨¦ndez, Max Aub o Manuel Altolaguirre) que llegaron a M¨¦xico desgarrados por el exilio y por el abandono de su pa¨ªs, pero que muy pronto consiguieron, en palabras de Conejero, una vida de sombras y luces. ¡°Muchos recuperaron sus trabajos, abrieron sus teatros y sus editoriales, siempre con una nostalgia torturante. Me conmueve la idea que aquellos espa?oles ten¨ªan de Espa?a, una Espa?a que les dio la espalda. El exilio en Paloma negra surge en toda su complejidad. Fueron hombres y mujeres resistentes, que mantuvieron un legado, un idioma y unos ideales, que criaron a sus hijos y formaron familias que fueron fundamentales en los a?os setenta en M¨¦xico. La lectura pol¨ªtica se la dejo al espectador¡±, asegura el autor.
Paloma negra se une a una familia de obras que ha escrito Conejero y que, seg¨²n ha ido comprendiendo con el tiempo, forman parte de un camino que dice estar recorriendo ¡°ahora de manera m¨¢s consciente que antes¡±. As¨ª, La piedra oscura miraba a la Guerra Civil espa?ola, Los d¨ªas de la nieve al franquismo y La geometr¨ªa del trigo a los a?os de la Transici¨®n. ¡°Hace un par de a?os apareci¨® el M¨¦xico de los a?os setenta y el exilio en mi coraz¨®n. Las obras se suman unas a las otras¡±, a?ade el dramaturgo que con Paloma negra firma su tercera funci¨®n como director (tras Cliff y la mencionada La geometr¨ªa del trigo). ¡°No quiero ser solo yo el director de mis textos, pero ha habido un periodo en el que nadie quer¨ªa dirigir mis obras, ni productoras privadas ni teatros p¨²blicos. Por ello, he seguido el ejemplo y la recomendaci¨®n de Juan Mayorga de no quedarme esperando. Lo que me resulta m¨¢s penoso son las tareas de la producci¨®n. Me desvela y me quita el sue?o y m¨¢s en estas circunstancias de pandemia, en la que hacer una obra es como caminar sobre un lago helado¡±.
Babelia
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