Espa?a se va de camping: del Seat 600 y la tienda canadiense a las villas y los parques acu¨¢ticos
El turismo internacional impuls¨® la apertura de los primeros terrenos de acampada en los a?os cincuenta, sus precios los transformaron en destino popular y la pandemia impuls¨® una revoluci¨®n que hoy parece no tener l¨ªmites
Bocatas, chanclas, aventuras, siestas y diversi¨®n. La infancia de Mario Gianni, de 56 a?os, estuvo protagonizada por largos veranos en los que hac¨ªa amigos alemanes, belgas o franceses, disfrutaba de la piscina a todas horas e iba de excursi¨®n al Delta del Ebro para visitar un barco semihundido. Se crio en el camping Els Alfacs, fundado por su familia en 1956. Con la licencia n¨²mero 13, es uno de los m¨¢s antiguos de Espa?a y pionero en una forma de entender los viajes que hoy vuelve a ser tendencia. Eran vacaciones largas junto a playas tranquilas y lejos de un turismo cuya masificaci¨®n ni se sospechaba. Hoy Gianni dirige el recinto, que acaba de renovarse con caba?as prefabricadas y una arquitectura singular. No es el ¨²nico. Los camping viven una verdadera revoluci¨®n y en los ¨²ltimos a?os se est¨¢n modernizando tanto que sus comodidades y precios se asemejan a los hoteles. Ba?o privado, aire acondicionado y conceptos como el glamping han hecho que las maletas con ruedas hayan sustituido a las cl¨¢sicas mochilas. Sin embargo, guardan algo del romanticismo original. El de aquellas familias enteras de viaje embutidas en un Seat 600 y jornadas eternas sin nada que hacer que reflejan pel¨ªculas como La ardilla roja, de Julio Medem.
¡°El camping tiene algo de peque?o pueblo de colonizadores de lejano Oeste¡±, escribe Esther Garc¨ªa-Llovet en Los guapos, novela publicada este a?o y ambientada en los arrozales junto a uno de estos alojamientos en El Saler (Valencia). All¨ª, adem¨¢s de cantina ¡°con cierto aire sovi¨¦tico¡±, hay tiendas de campa?a y piscina, as¨ª como alemanes en tumbonas, franceses en bicicleta, mochileros, ecoturistas y veintea?eras de despedida de soltera. La breve descripci¨®n de la escritora malague?a parece resumir la historia de los camping espa?oles, que se remonta a principios del siglo pasado, con noticias que hablan ya en 1911 de las organizaciones juveniles de exploradores. Las sociedades excursionistas se desarrollaron durante las siguientes d¨¦cadas y, antes de la Guerra Civil, dejaron un buen poso para su verdadero desarrollo, ligado al turismo en los a?os cincuenta, durante los inicios del aperturismo internacional del franquismo.
Los primeros en aprovecharlos fueron los europeos gracias a sus vacaciones pagadas, aunque el r¨¦gimen ten¨ªa sus dudas porque supon¨ªa la presencia de biquinis y demasiada proximidad entre hombres y mujeres. En 1955, el propio ministro de Informaci¨®n y Turismo, Arias Salgado, reconoc¨ªa en una reuni¨®n que su criterio era contrario por razones morales y sanitarias, ¡°pero tambi¨¦n aseguraba que era una oportunidad que no pod¨ªa ignorarse para que los extranjeros hablaran bien del r¨¦gimen¡±, relata Rafael Vallejo, historiador de la Universidad de Vigo y autor de Historia del turismo en Espa?a 1928-1962. ¡°Propuso una reglamentaci¨®n que se aprob¨® en 1956¡å, a?ade Vallejo.
Los nuevos turistas cruzaban a Espa?a desde Francia por la Nacional 340 y, por ello, los establecimientos pioneros nacieron en Catalu?a: Girona, Barcelona, Tarragona ¡ªque entonces ten¨ªa m¨¢s plazas de camping que de hoteles¡ª acog¨ªan en 1960 a 70 de los 117 que hab¨ªa en toda Espa?a, seg¨²n los datos recogidos por el investigador Francisco Feo. La mayor¨ªa se ubicaba entre la carretera y la costa. Sus instalaciones eran m¨ªnimas. Se llamaban terrenos de acampada porque eran solo eso: un lugar donde aparcar la caravana o el coche y montar la tienda de campa?a junto a unos ba?os, unas duchas y un sencillo bar. ¡°El nuestro era as¨ª¡±, rememora Gianni, que recuerda que su madre iba a Barcelona, donde estudiaba, ¡°con un Renault 4L pintado donde se le¨ªa Camping Alfacs¡± para promocionar el negocio. Los barceloneses, como el resto de espa?oles, apenas pod¨ªan viajar y pensaban que acampar era muy ex¨®tico. Hasta que todo cambi¨®.
Vacaciones pagadas por el Mediterr¨¢neo
¡°En los sesenta, las clases populares consiguieron un nivel de confort que, aunque era muy bajo, nunca hab¨ªan tenido¡±, revela Maribel Rossell¨®, profesora del Departament de Teoria i Hist¨°ria de la Universitat Polit¨¨cnica de Catalunya (UPC). Las vacaciones ¡ªcon suerte, pagadas¡ª se convirtieron en una posibilidad y los camping, muy econ¨®micos, en el principal destino. El Seat 600 fue el elemento fundamental que hizo realidad aquellos desplazamientos con la casa a cuestas. ¡°El d¨ªa que los espa?oles se subieron al?600 empezaron a alejarse de su pasado e iniciar una excursi¨®n de fin de semana de la que a¨²n no han vuelto¡±, escribi¨® Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n. Las im¨¢genes de familias enteras en su reducido espacio interior y cargadas de maletas se hicieron ic¨®nicas. Como las cl¨¢sicas tiendas de campa?a canadienses, de lona impermeable azul y naranja. Su aspecto triangular es tan m¨ªtico como las dificultades para ponerlas en pie.
La costa catalana fue, de nuevo, pionera en la evoluci¨®n y en ponerle nombre: adoptaron el neologismo camping y las instalaciones nac¨ªan ya con piscina, restaurante y pistas deportivas. E incluso con inter¨¦s por la arquitectura, como demostr¨® La Ballena Alegre, en Viladecans, dise?ado por Francesc Mitjans, que tambi¨¦n firm¨® Camp Nou. Hoy ya parcialmente demolido, recog¨ªa las ideas de la Ciudad de Reposo y Vacaciones del GATCPAC ¡ªproyecto de los a?os treinta que nunca se construy¨®¡ª y las influencias de Le Corbusier. ¡°La llamada Playa de Barcelona, es decir, toda la zona sur de la ciudad hasta Sitges, ten¨ªa una arquitectura m¨¢s libre y experimental¡±, recalca Rossell¨®, que ha publicado un monogr¨¢fico sobre el desarrollo de campings en esa ¨¢rea. Florec¨ªan igualmente por todo el pa¨ªs, sobre todo por el Mediterr¨¢neo, pero tambi¨¦n en ¨¢reas monta?osas, donde manten¨ªan el esp¨ªritu excursionista. En 1980, cuando ya hab¨ªa 637, se alojaron en ellos 1,6 millones de personas, todav¨ªa con mayor¨ªa extranjera, seg¨²n los datos publicados por el Gabinete de Investigaci¨®n Tur¨ªstica C. Guitart. Y se editaron miles de postales para atraer m¨¢s campistas.
Cerca de un pantano se ubicaba La Ardilla Roja, camping de ¡°ambiente mediterr¨¢neo¡±, seg¨²n se le¨ªa en el cartel de entrada al recinto, que dio nombre a una pel¨ªcula de Julio Medem (1993). El cineasta defini¨® estos espacios como ¡°un microcosmos donde est¨¢n todas las intimidades a la vista¡± y su filme es un buen ejemplo, con almuerzos y cenas al aire libre y un erotismo a contraluz. A mediados de los noventa ocurri¨® la tragedia de Biescas, una riada que se llev¨® por delante a 87 personas y oblig¨® a cambiar las normativas, pero el n¨²mero de instalaciones sigui¨® creciendo y lleg¨® a niveles m¨¢ximos en todo el pa¨ªs. En 1999 hab¨ªa ya 1.167 establecimientos que ofrec¨ªan m¨¢s de 700.000 plazas y 212.000 parcelas, seg¨²n los datos del INE. Dos tercios de quienes se alojaban en ellos eran ya espa?oles.
Las comodidades de un hotel
Las cifras se han mantenido en los ¨²ltimos a?os, aunque el aspecto general ha cambiado debido a la renovaci¨®n de las instalaciones, la llegada de tecnolog¨ªa, la profesionalizaci¨®n y la aparici¨®n de grandes empresas que han ido sustituyendo a los tradicionales propietarios familiares. ¡°Ahora hay instalaciones de ocio y acu¨¢ticas que no tienen nada que envidiar a otro tipo de alojamientos de vacaciones¡±, sosten¨ªa hace unos d¨ªas en EL PA?S Sergio Chocarro, gerente de la Federaci¨®n Espa?ola de Campings.
La pandemia signific¨® un antes y un despu¨¦s. ¡°La gente se lanz¨® a alojamientos experienciales, de naturaleza y espacios abiertos; lo m¨¢s diferente a estar encerrado entre cuatro paredes¡±, explica Samuel Mateos, responsable de comunicaci¨®n y marketing de Kampaoh, compa?¨ªa sevillana que gestiona 90 campings en Espa?a, Francia, Italia y Portugal. Las cifras desde entonces no paran de crecer y en 2023 rompieron todos los r¨¦cords: 10 millones de viajeros ¡ªm¨¢s de la mitad, extranjeros¡ª y 47 millones de pernoctaciones, 15 m¨¢s que solo una d¨¦cada antes. Ahora, hasta los fondos de inversi¨®n se interesan por un sector que da empleo a casi 15.000 personas.
¡°Hoy se ofrecen ya experiencias m¨¢s similares a los que ofrecen los hoteles¡±, subraya Mateos. El grueso de la clientela de Kampaoh es precisamente la que antes se alojaba en hoteles y que ya encuentra las mismas comodidades: aire acondicionado, frigor¨ªfico, camas, toallas, servicio de limpieza, restaurantes gastron¨®micos o ba?o privado. Incluso m¨¦dico, como la doctora que interpretaba Mar¨ªa Le¨®n en la serie Con el culo al aire, que dur¨® dos temporadas en Antena 3 (2012-2014). Hay parcelas para montar la tienda de campa?a o aparcar caravanas o furgonetas camperizadas, pero los bungalows prefabricados y los tipis de glamping van ganando sitio. ¡°Son de madera y lona y mantienen la adrenalina de acampar en la naturaleza, pero ofrecen todas las comodidades¡±, insiste Agust¨ªn Medina, director de Desarrollo y Expansi¨®n de TAIGA Campings Resort, con alojamientos en Almer¨ªa, Conil, Tarifa, Tarragona y Zaragoza. Son recintos de tercera generaci¨®n tan parecidos a hoteles que tambi¨¦n igualan sus precios. ¡°En las nuevas categor¨ªas s¨ª, pero en las tradicionales son a¨²n una alternativa m¨¢s econ¨®mica¡±, aclara. En el de Pu?ol (Valencia), que fue escenario principal de la pel¨ªcula En temporada baja (2022) ¡ªcon Antonio Resines, Edu Soto, Coque Malla y Fele Mart¨ªnez¡ª, el bungalow cuesta 150 euros la noche. Hasta 160 euros alcanza la suite en El Canto la Gallina, donde se rodaron varias secuencias de la serie Berl¨ªn. Una de las villas del Camping Resort Playa Montroig llega a 2.000 euros semanales.
¡°Nosotros creemos que es importante no imitar a resorts ni hoteles, donde la din¨¢mica que se genera es la de consumir en todo momento¡±, apunta Mario Gianni, aunque reconoce que ¡°hay que renovarse s¨ª o s¨ª¡±. Por eso su negocio tiene una aplicaci¨®n que indica los horarios de las actividades de ocio y ha impulsado una remodelaci¨®n arquitect¨®nica. ¡°Apostamos por diferenciarnos haciendo algo aut¨¦ntico¡±, sostiene. Lo hizo de la mano de los estudios de arquitectura Bajet Giram¨¦ y JAAS, que desde 2019 han actualizado tanto los edificios como la piscina y las zonas comunes en una obra reconocida en los premios FAD de arquitectura. Los trabajos incluyen la instalaci¨®n de 24 caba?as prefabricadas de madera y tiendas de glamping. ¡°Pero no tienen lavabo propio, tienen unos comunes muy cerca. Insistimos en que no queremos perder la esencia del camping, esa de vacaciones largas y econ¨®micas¡±, concluye Gianni con cierta morri?a.
Babelia
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