Llegar a la vejez sin poder jubilarse, una realidad mexicana

Bernardo Flores nunca ha dejado de trabajar. Tiene 80 a?os y desde hace 58 labora en la misma peluquer¨ªa en la colonia San Rafael, en la Ciudad de M¨¦xico. De lunes a viernes llega a las diez de la ma?ana y se queda en el peque?o sal¨®n hasta las nueve de la noche. A lo que gana como peluquero Flores a?ade todos los meses las pensiones alimenticias que ¨¦l y su esposa reciben del Gobierno de la capital: unos 2.200 pesos (alrededor de 118 d¨®lares). ¡°Nos ayuda porque con esto voy al s¨²per a abastecer la canasta b¨¢sica¡±, dice el peluquero, mientras prepara los asientos del sal¨®n para los clientes del d¨ªa.?

Historias como la de Tino ¡ªas¨ª le conocen en la colonia¡ª son recurrentes en M¨¦xico: ancianos que no reciben una pensi¨®n digna (o no reciben nada) y que nunca consiguen dejar de trabajar o al menos reducir sus jornadas laborales.

De acuerdo con los datos m¨¢s recientes de la Comisi¨®n Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro, solo el 31% de los mexicanos de 65 a?os y m¨¢s cuentan con una pensi¨®n contributiva. Es decir, reciben por haber cotizado de alguna manera, principalmente con la seguridad social del pa¨ªs. Las mujeres que cobran este tipo de pensi¨®n reciben un promedio mensual de 5.128 pesos (275 d¨®lares) y los hombres perciben un promedio de 6.602 pesos (354 d¨®lares).

Los dem¨¢s ancianos en M¨¦xico o cobran una ayuda no contributiva pagada por el Gobierno central o por las entidades estatales ¡ªun ejemplo es la Pensi¨®n para Adultos Mayores de la Secretar¨ªa de Desarrollo Social¡ª o no reciben nada. Los datos se?alan que un 49% de los adultos mayores reciben una pensi¨®n no contributiva, pero estos beneficios tienen un valor bastante inferior: las mujeres captan un promedio de 611 pesos y los hombres 608, lo que supone unos 32 d¨®lares.

La reducida protecci¨®n social para la tercera edad conlleva a que un gran n¨²mero de mayores sigue activo en el mercado laboral. ¡°Ellos no lo est¨¢n haciendo para divertirse, quieren jubilarse. Pero el dinero no alcanza¡±, afirma Tapen Sinha, investigador de del Instituto Tecnol¨®gico Aut¨®nomo de M¨¦xico (ITAM). Este profesor explica que, entre los hombres, la mitad de los ancianos en M¨¦xico sigue trabajando en tiempo completo.?

De acuerdo con expertos consultados por EL PA?S, el reducido alcance de las pensiones en M¨¦xico es resultado principalmente de una sociedad con altos niveles de informalidad. ¡°En un ranking de la formalidad laboral en Am¨¦rica Latina, M¨¦xico est¨¢ en el d¨¦cimo lugar de 17 pa¨ªses de la regi¨®n¡±, afirma David Kaplan, especialista s¨¦nior en Mercados Laborales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). ¡°Si uno no trabaja en el sector formal no recibe y el sector formal en M¨¦xico no ha crecido mucho desde el 1985¡±, complementa Sinha, del ITAM. En M¨¦xico la tasa de informalidad laboral es de 57.1% de la poblaci¨®n con 15 a?os y m¨¢s, seg¨²n la m¨¢s reciente serie del Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Geograf¨ªa (INEGI).

Adem¨¢s, comenta?Helmut Schwarzer,?especialista de la oficina de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo para M¨¦xico y Cuba, las reglas del sistema de seguridad social en el pa¨ªs norteamericano "no permiten y no incentivan la afiliaci¨®n de una parte importante de los trabajadores". "Entre ellos por ejemplo las trabajadoras del hogar, cuya afiliaci¨®n es voluntaria, a diferencia de la experiencia internacional", afirma.?

Kaplan, del BID, llama la atenci¨®n sobre un problema que en el futuro puede agravarse. Las personas que se est¨¢n jubilando actualmente todav¨ªa lo hacen bajo el esquema anterior a 1997, a?o en que se reform¨® el sistema de pensiones en M¨¦xico. ¡°Las pensiones de las generaciones que se jubilen bajo las nuevas reglas van a ser muy bajas. Hay un consenso de que el porcentaje que van a cobrar ser¨¢ bastante peque?o¡±, comenta Kaplan. Adem¨¢s, la tendencia demogr¨¢fica indica que los que se jubilar¨¢n en el futuro tendr¨¢n menos hijos y por ende, menos posibilidad de que sus familiares les ayuden en caso de necesidad.

En la colonia San Rafael, Tino cuenta que poco despu¨¦s de haber empezado a laborar como peluquero, en el mismo sitio en el que est¨¢ hoy, el antiguo due?o del sal¨®n muri¨®. Tino hab¨ªa recibido los derechos del establecimiento. ¡°Nunca me dijeron que como patr¨®n yo deber¨ªa estar asegurado¡±, afirma. ¡°El tiempo ha seguido su marcha y yo no tuve la oportunidad de cotizar para mi protecci¨®n.¡±