Ascenso y ca¨ªda del ¡®rey del caf¨¦ de la India¡¯
Una carta del empresario V. G. Siddhartha publicada tras su desaparici¨®n denunciaba el acoso del fisco
El ¨²ltimo d¨ªa de julio, el cuerpo sin vida del empresario V. G. Siddhartha fue encontrado a orillas de un r¨ªo cercano a Mangalore, ciudad costera al sur de la India. El hombre que logr¨® que un pa¨ªs adicto al t¨¦ se enganchara al caf¨¦ tuvo un final amargo, marcado por una deuda millonaria y una acusaci¨®n de hostigamiento por parte del fisco.
La vida de quien domin¨® la industria del caf¨¦ en el vasto subcontinente indio acab¨® donde hab¨ªa empezado. Los terrenos de Karnataka, productor de m¨¢s del 70% del caf¨¦ del pa¨ªs, fueron cultivo para generaciones de su familia durante 130 a?os. Hasta que, en 1996, Siddhartha abri¨® la primera cafeter¨ªa del pa¨ªs. Caf¨¦ Coffee Day lleg¨® a Asia y Europa y su creador fue uno de los mayores comerciantes del mundo cuando la India se abr¨ªa al mercado global. Pero la caza del fisco ha acabado con el rey del caf¨¦ de la India, causando estupor en el mundo empresarial nacional.
Siddhartha comenz¨® su carrera como banquero de inversiones en los ochenta en Bombay, tras dejar la plantaci¨®n familiar de Chikmagalur, una de las m¨¢s grandes de Asia. Pero la liberalizaci¨®n de la econom¨ªa india y el fin de la restricci¨®n al comercio cafetero le llevaron de vuelta a su tierra natal. Para 1993, su compa?¨ªa vend¨ªa 28.000 toneladas de caf¨¦ por valor de cinco millones de d¨®lares anuales. En dos a?os, se convirti¨® en una de las mayores exportadoras (ahora Coffeeday Group factura 355 millones de d¨®lares). Un a?o m¨¢s tarde emprend¨ªa el negocio que cambi¨® la cultura del caf¨¦ y de los j¨®venes emprendedores del pa¨ªs.
Bajo el eslogan Todo puede pasar tomando un caf¨¦, el primer local de Caf¨¦ Coffee Day abr¨ªa sus puertas en Bangalore, capital de Karnataka. La idea de crear una cadena india de cafeter¨ªas era ninguneada por sus colegas, que dudaban de que el capuchino sobreviviese en la segunda mayor naci¨®n productora de t¨¦ y donde la toma de tisanas se remonta a la tradici¨®n milenaria ayurv¨¦dica. Pero el caf¨¦ se convirti¨® en un ¨¦xito entre veintea?eros y la popularidad de la marca, conocida como CCD, se expandi¨® durante dos d¨¦cadas. Caf¨¦ Coffee Day abri¨® su primer local internacional en Viena en 2005, y en 2018 ten¨ªa m¨¢s de 1.700 cafeter¨ªas en 200 ciudades indias, dando trabajo a m¨¢s de 30.000 empleados.
¡°CCD es s¨ªmbolo de la cultura empresarial india, crecida en sus cafeter¨ªas¡±, dice Tarun Sharma, fundador de una start-up de Bombay y quien conoce decenas de negocios nacidos en locales de la cadena cuando los emprendedores no ten¨ªan oficina propia y los espacios de coworking (oficinas de trabajo colaborativas) no exist¨ªan en las metr¨®polis del pa¨ªs. Harish Bijoor, asesor de empresas en Bangalore, describe a Siddhartha como la versi¨®n india de Howard Schultz, el l¨ªder de Starbucks que hizo de la estadounidense una marca global ic¨®nica. ¡°Siddhartha revolucion¨® la cultura del caf¨¦ en la India. Fue el rey del caf¨¦ sin discusi¨®n¡±, dijo a la BBC.
Al caf¨¦ barato le siguieron locales con m¨¢s capacidad, mejor men¨² y conexi¨®n wifi; un lujo en la India de hace un lustro. Tras una d¨¦cada de crecimiento sin competidores, CCD se enfrent¨® al desembarco de cadenas internacionales. En 2015, la empresa sali¨® a cotizaci¨®n p¨²blica para recaudar fondos, pero se estren¨® con una ca¨ªda del 18% en su primer d¨ªa en Bolsa. El cierre posterior de cafeter¨ªas no rentables alivi¨® al grupo, que logr¨® beneficios en los tres ¨²ltimos a?os fiscales.
Pero Coffeeday Group entr¨® en el radar de las autoridades tributarias indias, que registraron sus oficinas en 2017 sospechando ingresos ilegales. A principios de 2018, las acciones de CCD hab¨ªan alcanzado un r¨¦cord hist¨®rico, elevando su valor a m¨¢s de 1.000 millones. Desde entonces cayeron sin embargo en picado, hasta disminuir en m¨¢s del 35% desde que se conoci¨® la desaparici¨®n de Siddhartha a finales de junio. En marzo de 2019, final de su ejercicio fiscal anual, la empresa acumulaba una deuda de cerca de 1.000 millones de d¨®lares.
Durante la b¨²squeda de Siddhartha, la compa?¨ªa public¨® una carta en la que el empresario asum¨ªa ser ¡°¨²nico responsable¡± de ¡°la crisis de liquidez¡± de la sociedad, pero tambi¨¦n acusaba al anterior director general de recaudaci¨®n de impuestos ¡°de acoso¡±.
Esta misiva vuelve a tensar la relaci¨®n de la comunidad empresarial con el fisco, incapaz de impulsar el desarrollo de la India mediante impuestos. La repercusi¨®n medi¨¢tica de casos de corrupci¨®n de magnates crean descr¨¦dito social, pero se critica que las autoridades escarmientan a ciudadanos honestos de bajo perfil.
El Gobierno indio dice luchar contra el ¡°terrorismo fiscal¡± que da?a la inversi¨®n, flexibilizando el mercado al tiempo que trata la evasi¨®n fiscal con medidas como la desmonetizaci¨®n de la econom¨ªa. Pero la estrecha relaci¨®n del primer ministro Narendra Modi con magnates como Anil Ambani y Gautam Adani, con deudas multimillonarias sin auditar, hace que se critique la preponderancia del alineamiento pol¨ªtico para favorecer la supervivencia empresarial. El ascenso de Siddhartha concluy¨® con el fin del Gobierno nacional en el que su suegro, exl¨ªder Karnataka, fue ministro de Exteriores. Tan pronto como el nuevo Ejecutivo tom¨® el poder, empez¨® la caza fiscal al rey del caf¨¦ de la India, que acab¨® con su ca¨ªda al r¨ªo Nevaratri, al sur del pa¨ªs.
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