La renta b¨¢sica deja de ser una utop¨ªa
La pandemia lleva a diversos pa¨ªses a ensayar planes de transferencias directas no universales para compensar la reducci¨®n en los ingresos de sus ciudadanos
En su punto ¨¢lgido, todas las crisis parecen llamadas a cambiar el mundo. La Gran Recesi¨®n de 2008 iba a ser la de la refundaci¨®n del capitalismo. La de deuda soberana del sur de Europa, la que sentar¨ªa las bases de una nueva Uni¨®n m¨¢s solidaria. Y esta, la del coronavirus, ¡°escribir¨¢ un nuevo mundo con otras reglas¡±, seg¨²n apuntaba la semana pasada el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton. Lo m¨¢s probable es que, como en las dos ocasiones anteriores, ese axioma se lo acabar¨¢ llevando el viento y el giro de tim¨®n se quedar¨¢ en apenas buenas palabras.
Sin embargo, lejos de los discursos altisonantes y fuera de los grandes focos, algunas ideas hasta ahora consideradas de nicho comienzan a enraizar: la renta b¨¢sica (universal o no), una suerte de garant¨ªa de ingresos a los ciudadanos por el mero hecho de serlo, ha sumado m¨¢s adeptos en apenas unos d¨ªas que en a?os, dando un salto exponencial en el debate p¨²blico y presentando una s¨®lida candidatura en el men¨² de posibles soluciones para salir del atolladero econ¨®mico y social de la pandemia. Y, algo a¨²n m¨¢s importante, empieza a calar en el terreno de los hechos, con distintos Gobiernos poniendo en marcha sus versiones propias de esta herramienta para combatir una recesi¨®n que ya es, en palabras de la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, ¡°tan mala o peor como la de 2009¡±.
Estados Unidos, un pa¨ªs en el que el debate sobre la renta b¨¢sica quedaba recluido a ¨¢mbitos acad¨¦micos relativamente estancos y a propuestas electorales minoritarias, como la del excandidato dem¨®crata a la nominaci¨®n presidencial Andrew Yang, ha dado un primer y decisivo paso en esa direcci¨®n: dar¨¢ a sus ciudadanos 1.200 d¨®lares (unos 1.100 euros) de una tacada, una cuant¨ªa que se reduce gradualmente para quienes ganan m¨¢s de 75.000 d¨®lares al a?o y que solo deja fuera a aquellos que ingresan 99.000 d¨®lares o m¨¢s. El objetivo, seg¨²n la Casa Blanca, es tratar de paliar la merma de ingresos y asegurar lo esencial. ¡°Los fundamentos son id¨¦nticos [a lo que propongo]: es una transferencia directa a individuos y hogares¡±, ha reconocido Yang en declaraciones a la radio p¨²blica NPR. ¡°La gran diferencia es que yo sugiero que sea a perpetuidad, como un derecho b¨¢sico de ciudadan¨ªa para cubrir las necesidades b¨¢sicas y el paquete de est¨ªmulos est¨¢ dise?ado para durar solo unos meses¡±.
En paralelo, Brasil acaba de anunciar un esquema de pagos ¡ªen este caso, mucho m¨¢s lejos de la universalidad¡ª de casi 115 euros mensuales (la mitad del salario m¨ªnimo) durante un trimestre para 60 millones de trabajadores informales. Y Espa?a ultima estos d¨ªas una renta m¨ªnima que, parece, estar¨¢ en el entorno de los 440 euros al mes, en l¨ªnea con la ayuda aprobada la semana pasada para los trabajadores temporales que se queden sin empleo por el par¨®n econ¨®mico desatado por el virus y con lo que propuso la autoridad fiscal (la Airef) el verano pasado. El objetivo ser¨¢, de nuevo, proteger a los colectivos m¨¢s vulnerables. En otros pa¨ªses europeos, como el Reino Unido, el ¡°ingreso universal de emergencia¡± tambi¨¦n ha irrumpido en la C¨¢mara de los Lores y en la de los Comunes, pero a¨²n no ha permeado en el tan conservador como heterodoxo primer ministro, Boris Johnson.
?Por qu¨¦ una renta b¨¢sica y por qu¨¦ ahora? Sus cada vez m¨¢s numerosos defensores ven en ella una herramienta ¨²til para contener la emergencia social que sufren quienes de la noche a la ma?ana se han quedado sin ingresos. Y, a?aden los paladines de la idea, ser¨ªa tambi¨¦n una herramienta ¨²til para reactivar la demanda cuando se puedan ir levantando las cuarentenas.
Hasta ahora, en el Viejo Continente la contingencia se ha abordado con ayudas por colectivos y, como en Italia, hasta con bonos alimentarios para tratar de rebajar la creciente tensi¨®n social en el sur del pa¨ªs. Pero en Am¨¦rica Latina y en el resto del bloque emergente, donde la informalidad (personas que trabajan, pero son totalmente invisibles para el Estado) alcanza cotas infinitamente m¨¢s altas que en Occidente, la gesti¨®n de la crisis est¨¢ siendo y ser¨¢ mucho m¨¢s complicada.
¡°En estos pa¨ªses, que todav¨ªa est¨¢n en una fase inicial de la pandemia, la renta b¨¢sica debe aplicarse tan r¨¢pidamente como sea posible: no puedes comprar jab¨®n ni tener agua limpia sin el dinero necesario para ello, y es m¨¢s sencillo transferirlo directamente a la gente que organizar un esquema complejo de subsidios¡±, apunta Guy Standing, profesor de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres y autor de La renta b¨¢sica: un derecho para todos y para siempre (Editorial Pasado y Presente).
Todos los esquemas dise?ados o puestos en marcha desde el inicio de la pandemia est¨¢n, sin embargo, pensados para desaparecer tan pronto baje la marea, como destaca Philippe van Parijs, profesor de la Universidad Cat¨®lica de Lovaina (B¨¦lgica). ¡°Tienen un prop¨®sito ¨²til y pueden ser la mejor herramienta disponible, pero son intr¨ªnsecamente temporales¡±, recalca el quiz¨¢ mayor embajador global del concepto.
¡°Muchos de los que la criticaban, ahora la defienden¡±
La renta b¨¢sica no ha dejado de ganar enteros con el paso de los a?os ante el avance de la desigualdad y la merma del Estado de bienestar. Pero no es, ni mucho menos, una idea nueva: empez¨® a sonar, aunque en c¨ªrculos muy reducidos, en el siglo XVIII y en su traves¨ªa ha logrado reunir en torno a s¨ª a economistas de extracci¨®n ideol¨®gica tan diversa como John Kenneth Galbraith, Milton Friedman o James Meade, entre otros. Y ha cautivado a pensadores separados por dos siglos como Thomas Paine (1737-1809) y Bertrand Russell (1872-1970). Nunca, sin embargo, ha estado tan cerca de convertirse en realidad como hoy. ¡°Creo en el utopismo oportunista. Las crisis pueden proporcionar oportunidades para grandes avances y debemos aprovechar el impulso¡±, anima Van Parijs, coautor de Ingreso b¨¢sico. Una propuesta radical para una sociedad libre y una econom¨ªa sensata (Editorial Grano de Sal).
La vertiente universal del ingreso b¨¢sico ¡ªla m¨¢s interesante, pero tambi¨¦n la m¨¢s compleja por los costes que lleva asociados¡ª est¨¢ atrayendo un inter¨¦s mayor en un momento de indefinici¨®n econ¨®mica, como reconoce Louise Haagh, del departamento de Ciencias Pol¨ªticas la Universidad de York (Reino Unido). ¡°Est¨¢ quedando patente el fallo de nuestro sistema tanto para responder espec¨ªficamente a esta crisis como, m¨¢s en general, para ofrecer una seguridad econ¨®mica real¡±, apunta por correo electr¨®nico. ¡°Es solo una pieza del puzle, pero al menos ser¨ªa un intento serio de reconocer los derechos y el estatus econ¨®mico de todos¡±. Tambi¨¦n Standing ve un cambio de patr¨®n: ¡°Muchos pol¨ªticos, economistas y medios de comunicaci¨®n, que en el pasado han sido hostiles a la idea, ahora la defienden¡±.
El coste de un ingreso b¨¢sico permanente y no ¨²nicamente de emergencia var¨ªa, y mucho, entre latitudes. La renta m¨ªnima propuesta en Espa?a por el hoy ministro de Seguridad Social, Jos¨¦ Luis Escriv¨¢, cuando estaba al frente de la Airef costar¨ªa 3.500 millones de euros si se descuentan los solapamientos con otros programas sociales y reducir¨ªa la pobreza en entre un 46% y un 60%. Una soluci¨®n m¨¢s ambiciosa, como una renta b¨¢sica aut¨¦nticamente universal y permanente de algo m¨¢s 620 euros al mes por residente, supondr¨ªa una carga de casi 190.000 millones anuales, algo menos del 18% del PIB, seg¨²n calcul¨® en 2017 el servicio de estudios del BBVA. Para ponerla en marcha, tanto en pa¨ªses europeos como emergentes, habr¨ªa que empezar por librar ¡°un combate frontal contra la evasi¨®n y la competencia fiscal [entre territorios], y repensar el objetivo de la austeridad¡±, incide Haagh, presidenta de la Red Global de Renta B¨¢sica (BIEN, por sus siglas en ingl¨¦s).
En Latinoam¨¦rica, una regi¨®n atravesada por la desigualdad y la pobreza, y donde, por tanto, su sentido se multiplica, entregar a todos los hogares el equivalente al umbral de pobreza tendr¨ªa un coste para el erario equivalente al 4,7% del PIB, seg¨²n un reciente estudio de la Cepal, el brazo de la ONU para el desarrollo econ¨®mico del subcontinente. ¡°No costar¨ªa tanto y dar¨ªa seguridad econ¨®mica en un momento de enorme incertidumbre¡±, remarca la secretaria ejecutiva del organismo, Alicia B¨¢rcena. ¡°Esta crisis nos invita a repensar la econom¨ªa, la globalizaci¨®n y el capitalismo. Se requieren soluciones innovadoras y la renta b¨¢sica es una de ellas¡±. La utop¨ªa est¨¢ m¨¢s cerca que nunca de convertirse en realidad.
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