La brecha entre los sueldos y la inflaci¨®n alcanza su mayor diferencia en julio
Frente a un IPC disparado al 10,8% en el s¨¦ptimo mes, la subida salarial media en los convenios colectivos fue del 2,56%, apenas una d¨¦cima m¨¢s que en junio
Mientras la inflaci¨®n avanza a salto de liebre, los salarios lo hacen con pasos de tortuga. Pero en esta historia, que poco tiene de f¨¢bula, no est¨¢ claro que la primera acabe siendo alcanzada. De momento, y seg¨²n los ¨²ltimos datos publicados por el Ministerio de Trabajo, los sueldos ceden cada vez m¨¢s terreno ante el coste de vida. Julio marc¨®, de acuerdo con la Estad¨ªstica de Convenios Colectivos de Trabajo, un nuevo m¨¢ximo en el diferencial entre el IPC y la subida salarial media. La distancia super¨® los ocho puntos porque las remuneraciones recogidas en convenios colectivos se elevaron de media un 2,56%, mientras que la inflaci¨®n subi¨® un 10,8%, seg¨²n el dato preliminar y que el Instituto Nacional de Estad¨ªstica deber¨ªa ratificar este viernes.
No es que los salarios no avancen. De hecho, en junio sub¨ªan un 2,45%, lo que significa que s¨ª hubo un ligero progreso. Pero este es mucho menos abultado que el de la inflaci¨®n, que en el sexto mes se elevaba al 10,2%. La brecha entre salarios y coste de vida de entonces, 7,75 puntos porcentuales, ya fue la m¨¢s elevada en el periodo que permite rastrear la estad¨ªstica de Trabajo, que se remonta a 1999. Julio, por tanto, ha marcado un nuevo r¨¦cord a la espera de ver qu¨¦ sucede en agosto con el IPC, que es el que va marcando la pauta.
Cuando empiece a aflojar este indicador ¡ªalgo que los analistas esperan en esta segunda mitad del a?o, aunque nadie sabe muy bien precisar cu¨¢ndo ni cu¨¢nto¡ª el diferencial volver¨¢ a reducirse. Y solo entonces podr¨¢ precisarse cu¨¢nto poder adquisitivo han perdido los trabajadores, aunque la cuenta de momento se antoja muy desfavorable.
Los sindicatos no est¨¢n dispuestos a que esto suceda, por eso se movilizaron en julio y anunciaron protestas m¨¢s intensas a la vuelta de verano. Es llamativo que la subida salarial medida hasta julio est¨¦ casi un punto por debajo de lo que los empresarios estar¨ªan dispuestos a aceptar. En la mesa del di¨¢logo social, durante la negociaci¨®n de un pacto de rentas para paliar la merma de poder adquisitivo en amplias franjas de la poblaci¨®n, lleg¨® a haber consenso en torno a la propuesta sindical de subir los sueldos un 3,5%. La discrepancia era qu¨¦ hacer con el terreno que ya se ha perdido: las patronales no aceptaron que se impulsen cl¨¢usulas de revisi¨®n salarial retroactivas, de manera que las remuneraciones se corrijan autom¨¢ticamente en funci¨®n de la evoluci¨®n pasada de los precios.
De los 2.428 convenios colectivos de los que Trabajo ha tenido conocimiento hasta julio, solo 358 ten¨ªan una cl¨¢usula de revisi¨®n salarial. Y de estos, solo en 269 casos era retroactiva. El porcentaje mejora algo al de junio, con un 14,7% del total de los convenios protegidos por este tipo de disposiciones. Esto se traduce en 1,7 millones de trabajadores, de un total de 6,9 millones a los que cubren los convenios registrados en los siete primeros meses de 2022. Pero el porcentaje no deja de reducirse: si en marzo eran un 29%, en julio representaban un 25,3%. Es decir, apenas uno de cada cuatro trabajadores que han visto renovarse su convenio tienen alguna f¨®rmula que les ampara frente a la inflaci¨®n. Y solo un 12,7% (unos 873.000 asalariados) han visto blindar su poder adquisitivo de manera retroactiva.
La diferencia no es balad¨ª. Si la subida salarial media pactada es del 2,56%, los convenios sin cl¨¢usula de revisi¨®n suben un 2,49% mientras que los que s¨ª la tienen lo hacen un 2,78%. Y eso pese a que, entre estos ¨²ltimos, los que contienen disposiciones retroactivas lo hacen solo un 2,19% (acordar a la baja en este tipo de negociaciones es m¨¢s f¨¢cil porque los trabajadores tienen asegurado que a posteriori se les reconocer¨¢ la diferencia con el coste de vida).
Tampoco es lo mismo trabajar en un sector que en otro. Los empleados agrarios, por ejemplo, est¨¢n sufriendo un mayor deterioro en su poder adquisitivo que los de la industria. Los 51 convenios colectivos registrados en lo que va de a?o en el sector primario elevan los salarios un 2,31% en promedio, y los 979 convenios industriales recogen una subida media del 3,16%. Tambi¨¦n progresan m¨¢s que la media los convenios de la construcci¨®n (3,06%), mientras que el sector servicios, que representa el grueso del mercado laboral espa?ol y tambi¨¦n de los convenios firmados en los siete primeros meses (1.352 acuerdos que afectan a casi 4,4 millones de asalariados) se anota la subida m¨¢s raqu¨ªtica: un 2,27%.
¡°Oto?o caliente¡±
Pese a que agosto se ha tomado como un par¨¦ntesis en la negociaci¨®n, los sindicatos siguen avisando peri¨®dicamente de que el pacto de rentas es prioritario en sus agendas. Comisiones Obreras mantiene una campa?a en redes sociales con la etiqueta #salariooconflicto. Y este mismo martes, el secretario confederal de UGT, Fernando Luj¨¢n, insist¨ªa en declaraciones a Radio Nacional de Espa?a: ¡°Si no se alcanzan acuerdos que garanticen el poder adquisitivo de los salarios, obviamente tendremos un oto?o caliente¡±.
Luj¨¢n asegur¨® que ¡°las grandes empresas est¨¢n generando mayores beneficios, pero ni la peque?a empresa, ni los aut¨®nomos, ni los salarios est¨¢n pudiendo repercutir el amplio incremento de precios que se est¨¢ produciendo en Espa?a¡±. Por ello, el dirigente sindical pidi¨® ¡°un pacto de rentas que proteja a los m¨¢s desfavorecidos¡±. Enfrente, ni la principal patronal espa?ola, CEOE, ni su asociaci¨®n hermana para las peque?as y medianas empresas (Cepyme) han dado de momento signos de aceptar la retroactividad de las cl¨¢usulas de revisi¨®n salarial. Los empresarios argumentan que la inflaci¨®n tambi¨¦n afecta a las compa?¨ªas, m¨¢xime cuando en la base del actual episodio de carest¨ªa se encuentra la subida de productos energ¨¦ticos y de algunas materias primas fundamentales en los procesos productivos.
La inflaci¨®n se ha contagiado cada vez a m¨¢s productos y afecta de manera creciente a la cesta de productos b¨¢sicos, lo que supone serios contratiempos para muchos hogares. Donde no se ha propagado es a los salarios, algo que la mayor¨ªa de analistas ven como positivo, puesto que uno de los mayores temores que se conjuran en el actual periodo inflacionista son los conocidos como efectos de segunda ronda.
Estos consisten, simplificadamente, en que precios y salarios entren en una espiral alcista en la que se retroalimentan unos a otros. Es lo que ha sucedido en EE UU, que actualmente tiene un IPC m¨¢s bajo que el espa?ol, pero con una inflaci¨®n subyacente (que es la que marca la tendencia a medio plazo) m¨¢s elevada. Con la estad¨ªstica de convenios de Trabajo, de momento, parece poco probable que algo similar ocurra en Espa?a. Aunque los defensores del pacto de rentas tambi¨¦n aducen que este ayudar¨ªa a disipar del todo ese peligro.
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