Los horarios locos que ¡°roban vida¡± a miles de trabajadores espa?oles
Trabajamos m¨¢s horas que los pa¨ªses m¨¢s avanzados de Europa, pero nuestros principales problemas son lo diseminada que est¨¢ la jornada a lo largo del d¨ªa y lo tarde que acabamos. Espa?a es el pa¨ªs europeo en el que m¨¢s personas trabajan despu¨¦s de las 18.00
Marina trabaja como empleada del hogar en un domicilio. Llega muy temprano, antes de que tanto el padre como la madre se vayan a trabajar. Por la ma?ana limpia la casa, hace la comida, recoge a los ni?os y los cuida durante la tarde. ¡°Mis jornadas duran unas 12 horas, aunque cobro ocho. Tengo que esperar a que vuelvan y ellos siempre trabajan m¨¢s de esas ocho horas¡±, explica esta hondure?a de 48 a?os. Cobra en torno al salario m¨ªnimo (1.080 euros al mes), sin retribuciones extra por esas cuatro horas de m¨¢s. Javier Gra?a, trabajador en una gran empresa telef¨®nica, s¨ª percibi¨® durante a?os un sueldo alto a cambio de sus jornadas maratonianas, ¡°pero te aseguro que no merece la pena, termin¨¦ con ataques de p¨¢nico y un problema de ansiedad terrible¡±. Este gallego de 53 a?os acab¨® necesitando una baja tras pedir ayuda sanitaria. Raquel Lomas, de 29 a?os, es m¨¦dica en un hospital p¨²blico. Como sus compa?eros, de vez en cuando hace guardias de 24 horas seguidas. ¡°Para que no tuvi¨¦semos que hacerlas tendr¨ªan que contratar a mucho m¨¢s personal y las administraciones no est¨¢n dispuestas¡±, indica.
Las jornadas laborales de estos tres trabajadores son parte de un c¨ªrculo vicioso infinito. Rutinas como las suyas se retroalimentan. Con la misma l¨®gica, muchos comercios cierran en d¨ªas laborables a las 21.00 y bares y restaurantes a las 00.00, e incluso m¨¢s tarde. Cuando los empleados de estos negocios tienen la suerte de que sus jornadas se limiten a 40 horas, es habitual que se den en turnos partidos, de manera que se expanden a lo largo de todo el d¨ªa. ¡°Trabajar as¨ª te roba vida¡±, dice Jes¨²s, un abogado de 32 a?os que siempre est¨¢ disponible para sus clientes.
Los expertos que estudian este fen¨®meno se?alan que Espa?a tiene un grave problema de horarios, tanto laborales como vitales en general. ¡°Hay una desordenaci¨®n absoluta del tiempo de trabajo¡±, critica Miguel Basterra, profesor del departamento de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Alicante y uno de los expertos que ha participado en la elaboraci¨®n de un estudio al respecto encargado por el Ministerio de Trabajo. En su desarrollo tambi¨¦n ha participado Elisa Stinus. ¡°Estamos muy atrasados respecto a otros pa¨ªses, de los peores respecto a los que nos podemos comparar¡±, dice esta investigadora del Instituto Infancia y Adolescencia de Barcelona.
Seg¨²n los datos de Eurostat, en 2022 los empleados espa?oles trabajaron de media 36,4 horas a la semana, ligeramente por encima de la media europea (36,2). Esta situaci¨®n contrasta con la de Pa¨ªses Bajos (31,1), Noruega (33,2), Dinamarca (33,7) o Alemania (34,4), pa¨ªses con un renta per c¨¢pita alta, al contrario que aquellos que m¨¢s horas trabajan a la semana: Serbia (42,2), Grecia (39,7), Rumania (39,7) o Polonia (39,5).
¡°La cantidad de horas que trabajamos es un problema¡±, dice Basterra, ¡°pero el central, el que nos complica las cosas respecto a otros pa¨ªses, es lo diseminadas que est¨¢n a lo largo del d¨ªa¡±. Es decir, es un atraso para la conciliaci¨®n y la vida personal que trabajemos m¨¢s horas que en los pa¨ªses europeos m¨¢s avanzados, pero lo que nos destroza es que nos ocupa demasiada porci¨®n del d¨ªa. ¡°Sufrimos una gran segmentaci¨®n del tiempo de trabajo. Esto redunda en una peor organizaci¨®n de la vida¡±, a?ade Basterra. Esto ni siquiera tiene una traslaci¨®n positiva a los ¨ªndices de productividad, en los que Espa?a siempre est¨¢ en las ¨²ltimas posiciones europeas.
¡°En Espa?a¡±, explica el secretario de Estado de Empleo, Joaqu¨ªn P¨¦rez Rey, ¡°tenemos un problema cuantitativo con la jornada laboral. No puede ser que vivamos en un d¨ªa de la marmota con las mismas horas de trabajo que hace d¨¦cadas pese a lo mucho que ha mejorado la tecnolog¨ªa¡±. Pero, como el resto de expertos consultados, tambi¨¦n atisba un problema cualitativo: ¡°Muchas veces lo que agobia a las personas no es el exceso de jornada, sino que se desarrolla en los momentos m¨¢s inoportunos para una vida ordenada¡±.
Los datos de Eurostat confirman lo poco compactadas que est¨¢n las jornadas en Espa?a: entre las 8.00 y las 8.10 trabajan o estudian el 14,3% de los espa?oles y entre las 20.00 y las 20.10, el 10,9%. En Italia, por ejemplo, hay m¨¢s personas trabajando o estudiando a primera hora (20,2%) pero es un desfase mucho menor respecto a Espa?a que el que se da a ¨²ltima hora de la tarde (4,3%). As¨ª, madrugamos algo menos pero somos muchos m¨¢s trabajando hasta bastante m¨¢s tarde. Este panorama se repite respecto a otros pa¨ªses comparables a Espa?a, como Francia (trabaja el 16,4% por la ma?ana y el 4,1% por la tarde). De los pa¨ªses que recoge la oficina estad¨ªstica europea ¡ªcuyas cifras son de 2010, pero tienen valor comparativo¡ª, en ning¨²n otro hay tantas personas trabajando entre las 18.00 y las 20.00.
Los expertos se?alan varias razones que explican por qu¨¦ nuestras jornadas est¨¢n tan expandidas a lo largo del d¨ªa. ¡°Uno de los motivos¡±, explica Stinus, ¡°son esas dos horas de pausa para comer que tienen tantas empresas. Es una herencia del franquismo, cuando era habitual ese par¨®n porque se trabajaba en un sitio por la ma?ana y en otro por la tarde¡±. Esto se aprecia en la comparaci¨®n con otros pa¨ªses europeos: descansamos m¨¢s tiempo para comer y, sobre todo, m¨¢s tarde, lo que acaba estirando la jornada.
C¨¦sar Mart¨ªn, presidente de la Comisi¨®n Nacional para la Racionalizaci¨®n de los Horarios Espa?oles (ARHOE), tambi¨¦n cree que influye nuestro modelo productivo, con un peso important¨ªsimo del turismo, tan acostumbrado a cerrar tarde. ¡°?De verdad es necesario que bares y restaurantes abran hasta las 00.00 incluso entre semana? Esto afecta de forma decisiva en la vida de esos millones de trabajadores¡±, comenta Mart¨ªn, e insiste en que este es un debate que trasciende a lo laboral. ¡°Todo est¨¢ conectado. Si cen¨¢semos a las 18.00 o a las 20.00 en vez de a las 22.00, como hacen muchas personas, bares y restaurantes cerrar¨ªan antes. Entonces el prime time televisivo empezar¨ªa antes y no terminar¨ªa m¨¢s all¨¢ de la 1.00, lo que nos agota por la ma?ana¡±.
Este experto cree que lo laboral es ¡°lo m¨¢s importante¡± para solucionar el problema de los horarios, ¡°pero la clave es que se acompa?e de un cambio global en muchas otras ¨¢reas, de una nueva perspectiva general¡±. ¡°Tenemos un uso horario que no es el nuestro y una inercia cultural que mantiene horarios sin sentido. Nadie quiere trabajar a las 18.00, pero s¨ª queremos que est¨¦n trabajando los dem¨¢s. La soluci¨®n debe ser de conjunto¡±, insiste el profesor de la Universidad de Alicante.
?Se puede regular?
Basterra cree que otra raz¨®n que explica los horarios espa?oles es el escaso protagonismo que tienen en la negociaci¨®n colectiva: ¡°Los convenios de muchos sectores apenas determinan los horarios, y a esto hay que sumar que muchos trabajadores ni tienen convenio¡±. Es m¨¢s habitual que se determine el n¨²mero de horas, pero no en qu¨¦ franjas se desarrollan, lo que conduce a la diseminaci¨®n de horas durante la jornada que tantos problemas provoca. ¡°El objetivo del empresario es tener al trabajador activo la mayor parte posible del d¨ªa sin tener en cuenta su vida. Frente a un horario cl¨¢sico ancestral de ocho horas seguidas, con momentos m¨¢s exigidos y otros m¨¢s liberados, los empresarios prefieren un horario m¨¢s segmentado, que les permita cubrir m¨¢s horas con la misma persona¡±.
¡°En nuestra regulaci¨®n¡±, insiste el experto de la Universidad de Alicante, ¡°no hay ning¨²n l¨ªmite en las interrupciones que puede haber durante la jornada diaria. Esto se ve, por ejemplo, en las empleadas de la limpieza, a las que no les cuentan como tiempo trabajado los trayectos entre un punto y otro¡±. Este problema se complica a¨²n m¨¢s en la econom¨ªa de plataformas: uno de los principales motivos por los que Uber Eats o Glovo siguen trabajando con aut¨®nomos, aunque la ley rider les obligue a contratarlos, es que adem¨¢s de ahorrarse la Seguridad Social, tampoco retribuyen los momentos llamados de ociosidad. Es decir, las empresas de reparto que respetan la ley pagan a los trabajadores por los tramos en los que est¨¢n en la calle esperando un pedido, pero las plataformas mencionadas no.
Para solucionar este tipo de problemas el Gobierno aprob¨® en 2019 la obligaci¨®n de cumplimentar un registro horario. ¡°Es un elemento decisivo para que el tiempo de trabajo no sea la selva que fue tradicionalmente¡±, dice el secretario de Estado de Empleo, que aboga por profundizar en esta pol¨ªtica con una auditor¨ªa cada vez m¨¢s afinada. Para ello defiende una informatizaci¨®n mayor y reivindica la vigilancia del algoritmo MAX de Inspecci¨®n. Indica que entre 2021 y 2022 este organismo ha realizado m¨¢s 5.000 actuaciones en materia de registro horario, que han derivado en m¨¢s de cuatro millones de euros en sanciones, que van de 751 euros a 7.500 para las empresas incumplidoras.
Los inspectores creen que son castigos escasos, ya que se penaliza con estas cantidades por compa?¨ªa y no por trabajador. ¡°Al bar de la esquina le haces mucho da?o, pero no a las grandes corporaciones¡±, dice Mar¨ªa Jos¨¦ D¨ªaz, del sindicato de inspectores UPIT. Coincide P¨¦rez Rey, que desvela que uno de los cambios que planeaba introducir su ministerio en la nueva normativa de Inspecci¨®n era un aumento ¡°importante¡± de esas sanciones, que ahora ¡°no son disuasorias para las grandes empresas¡±.
Con el abrupto final de la legislatura no quedar¨¢ margen para que se aplique este cambio legislativo, como tampoco tendr¨¢ desarrollo la prometida ley de usos del tiempo antes de las elecciones. ¡°Con esta norma pretendemos que el tiempo deje de girar en torno al trabajo, combatir esa centralidad. Esto sucede porque en Espa?a la jornada siempre se ha organizado desde el punto de vista que m¨¢s interesa a la empresa. Esta ley pretende bilateralizar esa relaci¨®n, que los trabajadores tambi¨¦n tengan derecho a colocar su trabajo en los momentos m¨¢s propicios u oportunos. Aportar mucha m¨¢s flexibilidad, que es posible gracias a las nuevas tecnolog¨ªas y la mejora de la productividad¡±, explica P¨¦rez Rey. Su jefa, la vicepresidenta segunda, ministra de Trabajo y candidata a la presidencia del Gobierno por Sumar, Yolanda D¨ªaz, propone una contracci¨®n paulatina de la jornada laboral hasta las 32 horas semanales.
El presidente de ARHOE destaca la responsabilidad de las empresas, m¨¢s all¨¢ de lo que regulen las instituciones: ¡°Favorecer horarios m¨¢s ordenados o la flexibilidad, dependiendo del sector, tiene un retorno en muchos sentidos. Reduce la bajas por estr¨¦s; cae el absentismo; el trabajador concilia mejor su vida familiar y laboral, est¨¢ m¨¢s a gusto y rinde m¨¢s... Parece que estas medidas son un favor que te hace la empresa, cuando ella es la m¨¢s beneficiada con la productividad que ganar¨ªa. Solo con el tiempo en trayectos que ahorra el teletrabajo ya se da un gran paso¡±.
Seg¨²n datos de Eurostat, los espa?oles son los europeos menos satisfechos con su conciliaci¨®n laboral y personal, a¨²n m¨¢s atenazada por la hiperconectividad desatada desde la pandemia. El poco respeto de muchas compa?¨ªas por la desconexi¨®n digital es uno de los factores que ha multiplicado las sanciones de Inspecci¨®n por vulnerar el tiempo de trabajo. En 2022, este organismo interpuso multas por valor de 13,7 millones de euros, el doble que antes de la covid.
Una tarde libre, ¡°un sue?o er¨®tico¡±
Jes¨²s, abogado de 32 a?os, est¨¢ agotado. Empieza a trabajar a eso de las 9.00 y la hora de salida es a las 20.00, con una parada de hora y media para comer. ¡°Echar horas de m¨¢s est¨¢ completamente normalizado en la abogac¨ªa, y adem¨¢s no se retribuyen ¡ªel 49% de las horas extra no se abonan en Espa?a¡ª. Es una putada y una jodienda, pero hay una aceptaci¨®n t¨¢cita. No pasar por el aro implica quedarte fuera, se pondr¨ªa en duda tu compromiso¡±, lamenta. Su testimonio recuerda al de los empleados de las grandes consultoras, en la diana de Inspecci¨®n de Trabajo por las jornadas eternas a las que someten a sus plantillas. Esta situaci¨®n obliga a Jes¨²s a desarrollar en fin de semana (adem¨¢s de mucho trabajo que no alcanza a terminar pese a sus largu¨ªsimas jornadas) todas las actividades del d¨ªa a d¨ªa fuera de lo laboral, como hacer la compra o limpiar, lo que recorta a¨²n m¨¢s sus momentos de ocio.
¡°Yo era muy deportista, pero ahora no me veo ni con las fuerzas, ni con el tiempo, ni con la motivaci¨®n¡±, indica este abogado, que cataloga como ¡°sue?o er¨®tico¡± la vida de algunos de sus amigos funcionarios: ¡°Disponer de una tarde libre en mi sector es algo inalcanzable¡±. Aunque por lo general en el empleo p¨²blico los horarios son m¨¢s amables que en el privado, sanitarios como Raquel Lomas se?alan el ¡°efecto negativo¡± de las guardias de 24 horas: ¡°Hay pocas quejas porque te mejoran mucho el sueldo, pero objetivamente cualquiera te dir¨¢ que es perjudicial para la salud. Lo que deber¨ªamos tener es un mejor salario sin necesidad de hacer guardias tan largas¡±.
Marina, la empleada dom¨¦stica, tambi¨¦n ha trabajado 24 horas seguidas, pero a cambio de un salario muy inferior y, en ocasiones, los siete d¨ªas de la semana. ¡°Ahora soy externa, pero durante muchos a?os fui interna cuidando a una se?ora. Siempre echaba muchas horas de m¨¢s, much¨ªsimas. No te dejaba tiempo para nada ni desconectas nunca, ya que vives donde trabajas. Las migrantes lo tenemos m¨¢s dif¨ªcil porque la experiencia que traemos de nuestros pa¨ªses no vale nada¡±, explica esta hondure?a, que reclama alguna v¨ªa para que Inspecci¨®n pueda revisar de oficio las condiciones de ella y sus compa?eras dentro de los domicilios.
M¨¢s all¨¢ de su empresa, Jes¨²s tambi¨¦n carga parte de la responsabilidad en sus clientes: ¡°Ellos de verdad esperan que siempre est¨¦s disponible¡±. La misma sensaci¨®n tiene Gra?a, el comercial de una gran telef¨®nica. ¡°Est¨¢s siempre para el cliente, y esto creo que pasa tambi¨¦n en otros sectores, porque t¨² eres el ¨²nico que puede solucionar sus problemas, ya sea fin de semana, vacaciones o Nochebuena. La empresa te hace pensar que eres imprescindible, pero la realidad no es esa. Te convierten en imprescindible para que nunca dejes de trabajar, pero solo lo eres mientras t¨² ocupes ese puesto. Cuando t¨² no puedas m¨¢s ser¨¢ otro¡±.
Este ritmo de trabajo acab¨® conduciendo a Gra?a a una baja m¨¦dica, al igual que a Amanda Gil. ¡°Trabajaba como auxiliar de c¨¢mara, primero en rodajes de ficci¨®n y luego en publicidad. Te pagan por las horas que echas, pero son jornadas largu¨ªsimas, de 11 horas e incluso m¨¢s. Apenas puedes ordenar tu vida porque conoces los horarios con muy poca antelaci¨®n. Esto me acab¨® pasando factura a nivel mental, con problemas de ansiedad¡±. Stinus incide en los problemas para la salud que implica este ritmo de vida: ¡°Trabajar tantas horas tiene un coste grave en la salud mental, tanto por el hecho en s¨ª como por el escaso ocio que te permite¡±.
Basterra pone el foco en otra derivada sanitaria: ¡°Hay mucha evidencia cient¨ªfica en cronobiolog¨ªa que demuestra el impacto psicosocial del trabajo nocturno. Hay que evitarlo siempre que sea posible¡±. En ese horario trabaja Lucia Anna Zazzarino, empleada de 2.00 a 10.00 por una empresa de reparto en un aeropuerto. Se dedica a tramitar facturas y albaranes. ¡°Noto un cansancio constante que se me va acumulando. Duermo tramos cortos, de tres o cuatro horas, y siempre estoy pensando en cu¨¢ndo y cu¨¢nto volver¨¦ a dormir¡±, explica a sus 32 a?os. Acaba de empezar en este empleo, pero ya le ha dado tiempo a apreciar una alta rotaci¨®n de personal: ¡°Est¨¢ bien pagado, pero ya he visto personas que lo han dejado porque les impide descansar¡±. Cree que su trabajo se podr¨ªa desarrollar ¡°perfectamente¡± sin un tramo tan nocturno, ¡°empezando a las 5.00 o las 6.00¡±, pero ¡°hay tanto movimiento de paquetes que la empresa no para nunca¡±. En la misma l¨ªnea, algunas autonom¨ªas (como la Comunidad de Madrid) han liberalizado los horarios comerciales con la excusa de la generaci¨®n de empleo. Otras, como el Pa¨ªs Vasco, son m¨¢s restrictivas.
¡°Lleg¨® un momento¡±, finaliza Gil, ¡°en el que me di cuenta que no quer¨ªa seguir as¨ª. Que s¨ª, que me encanta lo audiovisual, que es lo que estudi¨¦, pero no quiero que mi vida sea as¨ª. Ahora trabajo en una librer¨ªa, con un horario fijo. Antes cobraba m¨¢s, pero ahora me da tiempo a tener una vida¡±.
La brecha de g¨¦nero causada por los horarios
Uno de los factores que mantiene la brecha en la nómina de hombres y mujeres en España, según explican los sindicatos, son los complementos salariales. Esas partidas adicionales premian principalmente la disponibilidad o permanecer más horas en el puesto de trabajo. "Estadísticamente, un hombre tiene mayor capacidad vital y familiar para asumir horarios que impiden la conciliación", explica Stinus. Además, justo por esa mayor disponibilidad, "es más probable que opten a ascensos". Para terminar de apuntalar este desfase, ellas cogen más jornadas parciales para cuidar, normalmente por obligación. "La problemática de los horarios en España, tan desordenados, impacta en las condiciones de vida de las mujeres", añade Stinus, convencida de que es necesaria una mayor regulación de los tiempos de trabajo para corregir esta situación.
Esta experta, autora de la tesis doctoral Conciliar trabajo y familia: ¿ilusión o realidad? —en la que compara el caso español con el noruego—, cree que en España vamos con retraso. "Allí todos entienden el beneficio económico de permitir conciliar en igualdad. Ellos van 40 años por delante de nosotros". Por ejemplo, en el norte de Europa hay más flexibilidad horaria, las empresas facilitan que las jornadas laborales coincidan con las escolares, el sistema de actividades extraescolares es más robusto, no hay pausas largas a mitad de la jornada, hay más servicios públicos de guardería... "Los horarios son el tejado, pero hay mucho más que afrontar para que la conciliación sea posible", agrega Stinus.
Con todo, como el resto de expertos, Stinus insiste en que el cambio más importante es de mentalidad colectiva: "El ideal del trabajador perfecto debe dejar de ser el del hombre que está miles de horas dándolo todo. En otros países se empieza a ver como algo negativo, desde el punto de vista de los recursos humanos, que un trabajador sea tan presentista. ¿Seguro que será un buen jefe de equipo?".
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