La metamorfosis de la econom¨ªa que deja la covid
La pandemia provoca una nueva organizaci¨®n del trabajo, la eclosi¨®n de la digitalizaci¨®n, un mayor peso del Estado y acent¨²a la crisis de la globalizaci¨®n
Charles Dickens acu?¨® la c¨¦lebre frase ¡°el hombre es un animal de costumbres¡± y, como tal, se obstina a la hora de cambiar. Pero los acontecimientos le superan y, aunque reniegue de la evoluci¨®n, esta acaba por imponerse. La covid no ha tra¨ªdo la revoluci¨®n tecnol¨®gica, aunque s¨ª ha contribuido a acelerarla como ning¨²n otro suceso de los ¨²ltimos tiempos. Y esta velocidad quedar¨¢ impregnada en la econom¨ªa, incapaz de detenerla. De la misma manera que se habla de preguerra y posguerra, en el futuro se hablar¨¢ de un antes y un despu¨¦s del coronavirus, afirma Alejandro Beltr¨¢n, presidente de McKinsey Iberia, en la creencia de que ¡°la transformaci¨®n llegar¨¢ s¨ª o s¨ª¡±.
Desigualdad
Muchos son los cambios imprimidos por la pandemia que est¨¢n aqu¨ª para quedarse. Unas mutaciones que, al fin, conducir¨¢n al mundo por unos derroteros nuevos que dejar¨¢n claros ganadores y perdedores. La desigualdad es seguramente el mayor peaje a pagar en una sociedad a la que le cuesta repartir equitativamente las vacunas, los trabajos o la formaci¨®n; la riqueza, en definitiva. Un reciente documento del Fondo Monetario Internacional (FMI) asegura, tras comparar los efectos de la covid con cinco grandes epidemias anteriores de este siglo (SARS, H1N1, MERS, ?bola y Zika), que este virus ha provocado ¡°una disminuci¨®n persistente en el nivel del PIB per c¨¢pita, con efectos duraderos en desigualdad de ingresos y un aumento en el n¨²mero de ciudadanos que viven en la pobreza absoluta de unos 75 millones de personas¡±. Todo indica que esta brecha est¨¢ m¨¢s cerca de acentuarse que de estrecharse.
Sin embargo, el coronavirus tambi¨¦n ha derivado ¡°en un mayor peso del papel del Estado como garante ante las grandes perturbaciones de la crisis, cuando ya ten¨ªamos un problema de polarizaci¨®n y desigualdad, que se puede agudizar¡±, apunta Xavier Vives, profesor de Econom¨ªa y Finanzas de IESE Business School. Igual que en una creciente desconfianza en la cooperaci¨®n internacional y, con ella, en un declive del multilateralismo. La pandemia ha generado un ingente volumen de deuda p¨²blica que hay quien cree que llevar¨¢ a una japonizaci¨®n de la econom¨ªa, adem¨¢s de un aumento de la tensi¨®n entre China y Estados Unidos, que ha intensificado la crisis de la globalizaci¨®n iniciada durante la Gran Recesi¨®n, y que tendr¨¢ consecuencias a largo plazo en las cadenas de suministro. Del mismo modo que ha conseguido que la preocupaci¨®n por la sostenibilidad y el cambio clim¨¢tico vayan a m¨¢s.
Pero, sin duda alguna, el efecto que m¨¢s se dejar¨¢ notar en la econom¨ªa es el gigantesco impulso que la digitalizaci¨®n se ha cobrado de un d¨ªa para otro. ¡°Hemos dado un salto de 10 a?os en la adopci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas. Y va a tener impacto en el mundo laboral, en la bajada del precio de las oficinas en las grandes ciudades o en la mayor demanda de semiconductores, entre otras muchas cosas¡±, sostiene Federico Steinberg, investigador principal del Real Instituto Elcano. ¡°El proceso de disrupci¨®n digital ha adquirido un empuje sin precedentes que cambiar¨¢ el mundo del trabajo y la sociedad en que vivimos al menos en tres dimensiones: las nuevas formas de trabajo, el comercio electr¨®nico y la robotizaci¨®n de las organizaciones¡±, expresa Rafael Dom¨¦nech, responsable de An¨¢lisis Econ¨®mico de BBVA Research.
Empleo h¨ªbrido
Tras el teletrabajo precipitado y obligado por los confinamientos, las empresas ya no volver¨¢n a lo de antes; se imponen las nuevas formas de trabajo h¨ªbridas. En 2020, el empleo en remoto se multiplic¨® por cuatro y, aunque durante este a?o la proporci¨®n se ha reducido, las cuatro quintas partes de las organizaciones aseguran que van a hacer m¨¢s teletrabajo y a acelerar la digitalizaci¨®n del empleo, explica el economista.
Sin embargo, ¡°no vamos a pasar del 5% al 16% de personas que pueden trabajar m¨¢s de la mitad de su jornada laboral en remoto como ocurri¨® entre 2019 y 2020¡å, opina Jos¨¦ Garc¨ªa Montalvo, catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad Pompeu Fabra (UPF). El vicerrector de Estrategia Cient¨ªfica de la UPF indica que ahora el teletrabajo ha bajado al 9,4% en Espa?a. ¡°Y aunque no se implantar¨¢ tanto como pens¨¢bamos, lo cierto es que se ha duplicado y ello est¨¢ propiciando cosas nuevas. Como que los precios de la vivienda en las afueras de las grandes ciudades crezcan m¨¢s que dentro de ellas. Est¨¢ pasando en Estados Unidos y tambi¨¦n en Madrid y Barcelona, donde los alquileres bajaron un 10% el a?o pasado, aunque ahora se recuperan, pero en las zonas suburbanas suben m¨¢s, igual que al otro lado del Atl¨¢ntico¡±, opina Jos¨¦ Garc¨ªa Montalvo. Esto tiene todo tipo de implicaciones sobre la estructura de las ciudades, a?ade; una realidad que permanecer¨¢ tras la pandemia.
Andr¨¦s Rodr¨ªguez-Pose, profesor de Geograf¨ªa Econ¨®mica en la London School of Economics and Political Science, refuerza esa idea: ¡°Vamos a necesitar menos espacio de oficinas y tambi¨¦n para las actividades de cultura y ocio. En las ciudades europeas, el comercio experimenta un crecimiento cero o baja hasta un 6%, mientras Amazon crece a ritmos del 40% y supera la barrera del mill¨®n de trabajadores, cuando todo el comercio europeo ocupa a poco m¨¢s de 30 millones de personas¡±. De nuevo habr¨¢ ganadores y perdedores. En su opini¨®n, si hasta ahora eran los empleados con perfiles m¨¢s bajos los que sufr¨ªan, con la inteligencia artificial son los de la escala intermedia los que salen m¨¢s perjudicados.
Garc¨ªa Montalvo considera que el teletrabajo acabar¨¢ por implantarse entre el 15% de los empleados espa?oles, en los sectores que puedan practicarlo y, sobre todo, en aquellos que puedan conservarlo al tiempo que mantienen su productividad [la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®micos (OCDE) calcula que en las grandes ciudades el 35% del personal est¨¢ preparado para ello, pero en las zonas rurales apenas el 20%]. No ser¨¢ trabajo en remoto 100%, pero va a influir en muchas cosas, incluidos los salarios, dice, a la vista de que empresas como Google han anunciado que piensan bajar los sueldos de los empleados que se han mudado desde San Francisco o Nueva York a otras ciudades con menor coste de vida. En Espa?a esto ni pasa ni pasar¨¢, augura.
Automatizaci¨®n
La pandemia ha acelerado vertiginosamente la digitalizaci¨®n de las organizaciones. ¡°Cada vez usamos m¨¢s robots, m¨¢s algoritmos, m¨¢s inteligencia artificial en la prestaci¨®n de servicios. Los robots no enferman de covid, no causan baja¡±, aprecia Rafael Dom¨¦nech. Si entre 2010 y 2019, la d¨¦cada anterior al coronavirus, se hab¨ªa multiplicado por 2,5 la automatizaci¨®n en el planeta, todo hace pensar que en 2022 se habr¨¢ multiplicado por cuatro respecto a 2010, contin¨²a el catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada por la Universidad de Valencia. Ello no significa, desde su punto de vista, que haya ni menos trabajo ni m¨¢s desempleo: ¡°Tenemos tasas de paro muy elevadas, aunque al mismo tiempo estamos en los niveles m¨¢s altos en n¨²mero de vacantes de la ¨²ltima d¨¦cada en pa¨ªses como Estados Unidos¡±. O en el Reino Unido, apoya Garc¨ªa Montalvo, quien cree que mucha gente que sali¨® del mercado laboral con la crisis no ha vuelto a prop¨®sito. Est¨¢ esperando una oportunidad de trabajo distinta y ello est¨¢ provocando que los salarios suban. ¡°En Estados Unidos aumenta el salario m¨ªnimo e impulsa el inter¨¦s por robotizar las organizaciones, lo que a corto plazo generar¨¢ desajustes, pero a largo plazo contribuir¨¢ a que los sueldos suban¡±, aprecia.
Comercio electr¨®nico
Todo esto tiene que ver con el auge del comercio electr¨®nico y el consumo no presencial a causa de la covid. El hogar ha adquirido un protagonismo inusitado, ha revolucionado negocios como la comida a domicilio o el consumo de contenidos digitales en streaming, tendencias que han llegado para quedarse, en opini¨®n de Dom¨¦nech. ¡°En abril de 2020, el consumo presencial cay¨® un 51% en Espa?a. El no presencial subi¨® un 20% y estabiliz¨® su crecimiento en el 40% durante la segunda mitad del a?o pasado. Hoy, los datos del gasto con tarjetas muestran que el consumo no presencial est¨¢ un 46% por encima de agosto de 2019. La tendencia se consolida¡±, estima.
Y da lugar a nuevos negocios como el denominado live shopping, una suerte de teletienda digital que, a trav¨¦s de v¨ªdeos en vivo, permite a los usuarios conocer las propiedades de cualquier producto de forma entretenida y a las compa?¨ªas colocar sus art¨ªculos en l¨ªnea mientras interact¨²a con sus clientes. En China este formato, que ahora llega a Europa y Espa?a, ya representa el 10% del comercio electr¨®nico, con m¨¢s de 265 millones de usuarios, explica Alfredo Ouro, fundador de Onlive.site, una empresa especializada en desarrollar este tipo de plataformas de venta. Se calcula que en 2023 mover¨¢n 75.000 millones de d¨®lares en Estados Unidos. En agosto de 2020, Tommy Hilfiger realiz¨® su primera emisi¨®n con m¨¢s de 14 millones de espectadores y vendi¨® 1.300 sudaderas en tan solo dos minutos.
Pago sin contacto
El apogeo del comercio electr¨®nico y el miedo al contagio de coronavirus han provocado otra tendencia que permanecer¨¢ con nosotros: el pago sin contacto. Si 2020 fue el a?o r¨¦cord en el n¨²mero de operaciones con tarjetas ¡ªmientras las retiradas de efectivo se redujeron un tercio¡ª, en el primer trimestre de este a?o aumentaron m¨¢s del 15%, acorde con los datos del Banco de Espa?a. Un auge que ha disparado la utilizaci¨®n de aplicaciones como Bizum, que duplic¨® sus usuarios en 2020 y multiplic¨® por 3,6 sus operaciones, o de los tel¨¦fonos y relojes inteligentes. Tanto que Amazon ha puesto en marcha tiendas piloto en las que se reconoce al cliente y detecta su m¨¦todo de pago sin hacer nada, como ya sucede en China.
Con la desaparici¨®n del dinero en efectivo, la carrera por las monedas digitales ha cobrado br¨ªo durante la pandemia. El pasado junio, El Salvador se convirti¨® en el primer pa¨ªs en reconocer el bitcoin como moneda de curso legal. Pero no solo eso. Cada vez m¨¢s bancos centrales anuncian la creaci¨®n de cibermonedas, lo que a juicio de Garc¨ªa Montalvo puede crear problemas de inclusi¨®n financiera incluso en pa¨ªses como Estados Unidos. El catedr¨¢tico de la UPF cree que estos movimientos van a afectar mucho al sistema bancario. ¡°Si los bancos centrales optaran por el modelo de guardar los dep¨®sitos de los ciudadanos, los bancos comerciales podr¨ªan llegar a desaparecer¡±, advierte.
Cadenas de suministro
Todas estas tendencias se perpetuar¨¢n en la nueva econom¨ªa que nacer¨¢ tras la covid. Sin embargo, hay otras en las que los expertos no parecen estar tan de acuerdo. ¡°Est¨¢ todav¨ªa por ver que el peso de los Estados, la globalizaci¨®n o las cadenas de suministros cambien¡±, duda Dom¨¦nech. De todas las crisis se extraen lecciones, como que las empresas van a garantizar sus suministros tras el desabastecimiento vivido el a?o pasado con los productos sanitarios o el actual de microchips, ¡°pero esto no necesariamente tiene que suponer un traslado de la producci¨®n a otros pa¨ªses, sino que exista menos dependencia de un solo mercado o de un solo proveedor, algo que se puede conseguir con almacenes intermedios y m¨¢s suministradores¡±, prosigue. ¡°No creo que vaya a haber menos globalizaci¨®n, s¨ª un Estado-naci¨®n que se quiere hacer m¨¢s fuerte, pero le cuesta mucho demostrarlo, como se ha visto en la guerra comercial entre Estados Unidos y China¡±, apoya Rodr¨ªguez-Pose.
McKinsey se?ala en un reciente informe que hasta un cuarto de las exportaciones globales de bienes, 45.000 millones de d¨®lares, pueden llegar a cambiar en 2025. Porque la covid ha contribuido a un proceso de moderaci¨®n o reversi¨®n parcial de la globalizaci¨®n, que contribuir¨¢ a acercar las cadenas de valor y producci¨®n mundiales, en palabras de Xavier Vives, tal y como ha sucedido con el paracetamol, que se produc¨ªa en China y que laboratorios como Ferrer han decidido producir, en este caso en Barcelona. El profesor de IESE tambi¨¦n pone como ejemplo a Alemania, que reduce la deslocalizaci¨®n en pa¨ªses como Espa?a y otros mercados, para concentrar la industria en torno a su pa¨ªs.
Existen casos de deslocalizaci¨®n, como el del sector textil, ¡°pero no vamos a desglobalizar las cadenas de valor porque esto tiene mucho impacto en los costes¡±, sostiene Steinberg. Cuando, como detalla McKinsey, cualquier compa?¨ªa puede esperar un par¨®n de su producci¨®n que dure un mes o m¨¢s cada 3,7 a?os, lo que indica que son contingencias predecibles. ¡°Las empresas tendr¨¢n que calcular el riesgo de que su cadena de suministro se rompa y buscar alternativas, algo que encarece. Cada ¨¢rea geogr¨¢fica tendr¨¢ que tener su propio suministro de material sanitario, chips, incluso reservas de petr¨®leo y energ¨¦ticas para garantizar el suministro cuando las tensiones geopol¨ªticas se acrecientan¡±, indica el profesor de la UPF.
?l si cree que el reforzamiento del peso del Estado como consecuencia de la pandemia ha llegado para quedarse: ¡°Lo que vemos actualmente es una transici¨®n en el mercado laboral y la tecnolog¨ªa que dejar¨¢ ganadores y perdedores. El Estado tendr¨¢ que proteger a los m¨¢s vulnerables de todas las desigualdades educativas y de renta que habr¨¢ a medio plazo para evitar situaciones dram¨¢ticas¡±, afirma. El reforzamiento de las pol¨ªticas redistributivas que ha tra¨ªdo la pandemia tiene un claro ejemplo en el cambio de las pol¨ªticas fiscales que est¨¢ protagonizando Joe Biden en Estados Unidos, con la subida de impuestos a los m¨¢s ricos, agrega Steinberg.
Globalizaci¨®n
El investigador del Real Instituto Elcano aprecia que el auge del nacionalismo o la defensa cerrada de los mercados y movimientos de capitales, que la pandemia ha reavivado, por ejemplo con una nueva fiscalidad para las multinacionales, puede agudizarse. Igual que el declive del multilateralismo. Aunque con Biden Estados Unidos ha reforzado la presencia en las organizaciones internacionales, contin¨²a con la pol¨ªtica de America First, indica Vives. ¡°La gran cuesti¨®n es la guerra de Estados Unidos y China, que ni est¨¢ ni se la espera en las instituciones mundiales. Estamos creando un mundo bilateral y Europa tendr¨ªa que esforzarse por tener un papel m¨¢s relevante. Pero parece que la tendencia es reafirmar el nacionalismo econ¨®mico y pol¨ªtico, como hemos comprobado con el Brexit¡±, lamenta el profesor de IESE. Al igual que la mayor¨ªa de expertos consultados, opina que la hegemon¨ªa mundial gravitar¨¢ en torno a China en el futuro. Su mejor salida de la crisis de la covid ha acelerado tambi¨¦n este proceso.
De la misma forma que ha contribuido a que la preocupaci¨®n por la sostenibilidad se impregne en la sociedad y en las empresas, seg¨²n el presidente de McKinsey Iberia. ¡°No es solo porque el medio ambiente se est¨¦ deteriorando como se aprecia con los eventos clim¨¢ticos como los incendios o las inundaciones, sino porque determinadas industrias van a sufrir mucho y porque cada vez hay m¨¢s fondos de inversi¨®n de impacto que van a mirar con lupa lo que hacen las compa?¨ªas¡±, expresa Beltr¨¢n. Los cambios vividos durante la pandemia han evidenciado las preferencias de la poblaci¨®n, asegura Aitor Jauregui, responsable de BlackRock en Espa?a, Portugal y Andorra, donde las siglas ESG (de medioambiental, social y gobernanza) cobran cada vez m¨¢s fuerza. ¡°Un punto clave en esta reactivaci¨®n de las econom¨ªas es la oportunidad de sentar los cimientos para una recuperaci¨®n basada en el desarrollo sostenible, resiliente, inclusivo y equitativo. Este es quiz¨¢ uno de los grandes cambios que podr¨ªamos esperar¡± tras la pandemia, mantiene. El futuro que est¨¢ por llegar.
Un consumidor digital, saludable y sostenible
La pandemia cambiar¨¢ para siempre algunos de los h¨¢bitos de consumo que se hab¨ªan impregnado en la sociedad. El primer efecto de la covid sobre la cesta de la compra, destaca Patricia Daimiel, directora general de Nielsen para Espa?a, Portugal e Italia, es el freno demogr¨¢fico en seco que hemos vivido. Entre enero y junio de este a?o los 160.681 nacimientos registrados en Espa?a suponen un descenso del 5,2% respecto al mismo periodo de 2020 y un 7,9% sobre 2019, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), as¨ª como la cifra m¨¢s baja en un primer semestre de toda la serie estad¨ªstica. ¡°El crecimiento del gran consumo est¨¢ ligado a la demograf¨ªa y parece que la natalidad va a seguir fren¨¢ndose, con unas nuevas generaciones preocupadas por el cambio clim¨¢tico, que sopesan mucho m¨¢s que las anteriores tener hijos¡±, aprecia. Daimiel considera que el segundo efecto de la pandemia es el impacto de la tecnolog¨ªa: ¡°Nos hemos digitalizado todos, hasta las personas m¨¢s mayores y, con el teletrabajo, hemos consumido m¨¢s en casa y comprado m¨¢s por internet. El a?o pasado se duplic¨® el comercio electr¨®nico en alimentaci¨®n y entre enero y agosto de 2021 crece a ritmos superiores al 20%¡±.
Esas son las dos tendencias que han llegado para quedarse en la industria de la alimentaci¨®n y bebidas que, eso s¨ª, lleva algunos meses recuperando la frecuencia de las compras de los ciudadanos y rebajando el tique medio. Ya no hace falta acumular y, con los ¨ªndices de vacunaci¨®n actuales, las visitas a los comercios se han vuelto mucho m¨¢s habituales. Tambi¨¦n, bares y restaurantes reconquistan la parte del pastel perdido por los confinamientos y las restricciones de aforo. Junio fue muy bueno, explica la directiva, con crecimientos de 36% sobre 2020, pero todav¨ªa un 28% por debajo de 2019. Pero en julio, la quinta ola del coronavirus volvi¨® a presionar a los establecimientos hosteleros. La perfumer¨ªa, que gana un 24% respecto a 2020, cuando baj¨® un 21%, est¨¢ cerca de las cifras registradas en 2019. La vuelta a la oficina ha impulsado la demanda de maquillaje.
Aunque queda mucho por ver hasta la vuelta a la normalidad, ya que ¡°actualmente el mercado est¨¢ muy vol¨¢til¡±, la responsable de Nielsen est¨¢ convencida de que hay tendencias que impulsadas por la covid que se volver¨¢n estructurales: ¡°A la compra por internet le queda mucho crecimiento por delante, consumiremos m¨¢s en casa porque hemos aprendido a cocinar con esta crisis y el ciudadano adquirir¨¢ m¨¢s productos naturales y sostenibles, penalizando a productos, como las galletas, que se elaboran con aceite de palma. La preocupaci¨®n por la salud y el medio ambiente tambi¨¦n ha llegado para quedarse¡±.
En el Reino Unido, la mitad de los consumidores practica una alimentaci¨®n consciente, un 38% come menos carne y el 30% tiene en cuenta la sostenibilidad al elegir los alimentos, seg¨²n McKinsey.
La consultora estrat¨¦gica destaca adem¨¢s que el mercado online ha experimentado un crecimiento mete¨®rico del 17% durante los ¨²ltimos cinco a?os, generando un 65% del crecimiento entre los 150 principales minoristas del mundo. Porque, como recuerda su presidente en Espa?a y Portugal, Alejandro Beltr¨¢n, el 65% de las personas que compraron por primera vez por internet durante la pandemia asegura que lo va a seguir haciendo despu¨¦s de ella.
Turismo
Digital, saludable y respetuoso con el medio ambiente, as¨ª es el consumo que se impondr¨¢ tras la pandemia, en opini¨®n de Francisco Lorente, profesor de ESIC, y no solo en la cesta de la compra sino en cualquier tipo de producto. El viaje, uno de ellos. Pese a que se prev¨¦ que el turismo remonte una vez se deje atr¨¢s al coronavirus, los viajes de negocios quedar¨¢n m¨¢s que tocados. ¡°Hemos sacado mucho provecho a las reuniones virtuales durante la covid, hemos dado un salto de gigante que dif¨ªcilmente dar¨¢ marcha atr¨¢s¡±, indica Lorente. De hecho, Beltr¨¢n, pronostica que este tipo de viajes bajar¨¢n entre un 20% y un 30%.
El gasto relacionado con viajes de negocios represent¨® el 21% de los ingresos de la industria mundial de viajes y turismo en 2019 (con datos de la OCDE), pero el a?o pasado se redujo a m¨¢s de la mitad, seg¨²n la Asociaci¨®n Global de Viajes de Negocios, explica Barclays en un reciente informe sobre el sector, en el que subraya que los viajeros de negocios volver¨¢n a evaluar la cantidad de vuelos que realmente necesitan hacer, considerando el tiempo y la energ¨ªa involucrados, y la facilidad de mantener reuniones virtuales desde sus hogares y oficinas. ¡°Estos son cambios de comportamiento que pueden ser dif¨ªciles de revertir¡±, dice. Y que afectar¨¢n a la industria de la aviaci¨®n, para la que los viajeros corporativos representan solo el 12% de los pasajeros, pero son dos veces m¨¢s lucrativos que los dem¨¢s (suponen casi el 75% de las ganancias de las aerol¨ªneas en algunos casos).
La clave de la innovaci¨®n
Si algo ha puesto de manifiesto la covid-19 es que se necesita m¨¢s gasto en sanidad y salud y mayores inversiones para poder hacer frente a crisis como esta, en la que el desabastecimiento de material sanitario fue una constante durante 2020. Y en la que dinero p¨²blico y privado se han aliado para sacar adelante m¨²ltiples vacunas en tiempo r¨¦cord. ¡°Si esas lecciones se aplican a otras enfermedades, podr¨ªan desempe?ar un papel
significativo en el establecimiento de las bases para un desarrollo m¨¢s r¨¢pido de los tratamientos¡±, dice McKinsey.
En este ¨¢mbito s¨ª que se espera que los Estados redoblen sus esfuerzos, seg¨²n Rafael Dom¨¦nech, de BBVA Research. La inversi¨®n en ciencias de la vida, tecnolog¨ªa y equipos m¨¦dicos se va a reforzar tras la pandemia, pues ya se ha comprobado que est¨¢bamos poco preparados para afrontarla, apoya Xavier Vives, de IESE. A partir de ahora tanto el sector p¨²blico como el privado van a invertir m¨¢s, dice.
Sin embargo, el profesor de la Universidad Pompeu Fabra, Jos¨¦ Garc¨ªa Montalvo, no est¨¢ tan convencido de que la inversi¨®n en investigaci¨®n y desarrollo se redoble en otros ¨¢mbitos, como se atisbaba hace unos meses. ¡°S¨ª suben los fondos destinados a la salud, pero no en general¡±, sostiene, ¡°y vamos a precisar ciencia para combatir el cambio clim¨¢tico o los desastres naturales que se est¨¢n viviendo¡±, advierte.
La innovaci¨®n es el ¨²nico medio que tenemos para crecer y generar empleo, afirma tajante Andr¨¦s Rodr¨ªguez-Pose, de la LSE. Que, no obstante, considera que est¨¢ demasiado concentrada geogr¨¢ficamente. En Espa?a est¨¢ en Madrid y Barcelona, en Francia en Par¨ªs, en Reino Unido en Londres, mientras que en el resto del territorio ¡°se est¨¢n creando desiertos de innovaci¨®n, sin zonas intermedias como en Alemania, Suecia o Noruega¡±. Existe capacidad, opina, ¡°pero en Europa nos estamos obcecando con un tipo de innovaci¨®n: la de los grandes proyectos tipo Amazon o Tesla. Y hay mucho potencial que se est¨¢ obviando¡±, lamenta.
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