La inflaci¨®n y su cara amable
A medio plazo una subida de precios moderada facilitar¨ªa la transformaci¨®n productiva
Tras tardar en reconocer el brote de inflaci¨®n que se extiende por toda Europa, el BCE cambia de discurso y se dispone a ajustar su pol¨ªtica monetaria a un ritmo acelerado. Si bien el ejercicio de realismo es meritorio, el inesperado giro plantea importantes desaf¨ªos para nuestro pa¨ªs. Tambi¨¦n algunas oportunidades.
Lo m¨¢s preocupante es la ambig¨¹edad en torno a los instrumentos a disposici¨®n del BCE para contener las primas de riesgo. La decisi¨®n m¨¢s clara que se ha tomado al respecto es acabar con las compras de deuda por razones de pandemia, algo l¨®gico en un contexto de recuperaci¨®n econ¨®mica y de incremento sostenido de precios (no olvidemos que la amenaza de deflaci¨®n fue la principal motivaci¨®n detr¨¢s de las pol¨ªticas expansivas iniciadas en la era Draghi). Sin embargo, el banco central tambi¨¦n se dispone a reducir la envergadura de su dispositivo de apoyo a la financiaci¨®n de los Estados (programa APP). Un programa que, adem¨¢s, presenta limitaciones a la tenencia de bonos de cada pa¨ªs, y que por tanto no es necesariamente el m¨¢s adecuado ante posibles parones en la financiaci¨®n por parte de los mercados.
El s¨²bito incremento del diferencial de tipos de inter¨¦s entre Espa?a y Alemania, m¨¢s de un cuarto de punto en lo que va de a?o, muestra que el riesgo no es puramente te¨®rico ¡ªsi bien de momento se trata m¨¢s bien de una vuelta a la situaci¨®n precrisis¡ª (la prima de riesgo pr¨¢cticamente iguala la media de los dos a?os anteriores a la pandemia).
La senda de tipos de inter¨¦s es otra cuesti¨®n clave, por su impacto en los costes de financiaci¨®n que se superpone a la p¨¦rdida de poder adquisitivo de los hogares. Con una inflaci¨®n tan alta durante buena parte del a?o, seg¨²n la previsi¨®n de una mayor¨ªa de analistas, el BCE carece de argumentos para mantener los tipos de inter¨¦s en terreno negativo. El ajuste es, por tanto, inevitable, pero deja en el aire la visi¨®n de medio plazo. Un horizonte macroecon¨®mico estable y cre¨ªble es, sin embargo, necesario para anclar las expectativas y evitar una espiral de precios y salarios.
Tambi¨¦n se trata de una oportunidad para lograr algo que hasta hace poco parec¨ªa inalcanzable: cumplir por fin con el objetivo de inflaci¨®n del 2% a medio plazo, frente a casi cero en la ¨¦poca previa a la pandemia. Esto tendr¨ªa m¨²ltiples ventajas, ya que no solo alejar¨ªa el espectro de la deflaci¨®n, sino que tambi¨¦n, como es evidente, aligerar¨ªa el peso de la deuda p¨²blica, casi toda no indexada.
Otro beneficio, este menos obvio, de un incremento proporcional y sostenido de precios y salarios es que facilitar¨ªa el cambio estructural que se est¨¢ produciendo a gran velocidad como consecuencia de la pandemia. La demanda mundial de bienes se ha incrementado en detrimento de los servicios, lo que genera cambios en los precios relativos. Por ejemplo, dentro de los componentes del IPC subyacente (descontando la energ¨ªa y los alimentos no elaborados) se registran alzas de los bienes industriales con alto contenido en recursos naturales, y descensos en los servicios presenciales.
Este entorno de inflaci¨®n m¨¢s elevada, y de cambios en los precios relativos que acompa?an la transformaci¨®n de la econom¨ªa tambi¨¦n requiere de una acci¨®n de nuestra pol¨ªtica econ¨®mica. Por una parte, para evitar que la inflaci¨®n provoque un deterioro de la competitividad, raz¨®n por la cual un equilibrio entre evoluci¨®n de los salarios, de los m¨¢rgenes de las empresas no energ¨¦ticas y de los ingresos del sector energ¨¦tico ser¨ªa deseable. No se trata solo de impulsar un pacto de rentas, sino tambi¨¦n de acometer reformas de los mercados energ¨¦ticos y de promover la movilidad laboral entre sectores y la recolocaci¨®n de parados. A este respecto la econom¨ªa espa?ola es una de las que disponen de m¨¢s margen de mejora. Otra oportunidad para prolongar un periodo expansivo sin demasiadas tensiones inflacionarias.
IPC
Los precios energéticos siguen marcando la pauta de la inflación. El IPC registró en enero un incremento interanual del 6,1%, cerca de un punto por encima de la media de la eurozona, como consecuencia principalmente del encarecimiento de la energía (que creció un 33%). Bajo la hipótesis relativamente favorable de un descenso del petróleo, del gas y de la electricidad a partir de la primavera, la inflación todavía se situará en el 4,6% en media anual. Si el precio de la electricidad siguiera ascendiendo durante la primavera, la tasa media anual se elevaría hasta el 5,2%.
Raymond Torres es director de coyuntura de Funcas. En Twitter: @RaymondTorres_
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