Am¨¦rica Latina lo apuesta todo al rojo: los retos de la izquierda para reducir la pobreza en la regi¨®n
Las opciones progresistas acceden al poder en los principales pa¨ªses del subcontinente. Su mayor desaf¨ªo ser¨¢ luchar contra la desigualdad en un contexto inflacionista y de tipos de inter¨¦s al alza
Los nuevos gobiernos progresistas de Am¨¦rica Latina tienen 201 millones de razones para triunfar, una por cada una de las personas de la regi¨®n que hoy viven en situaci¨®n de pobreza. Es decir, sin los ingresos o servicios m¨ªnimos para garantizar la satisfacci¨®n de alguna de las necesidades b¨¢sicas, entre las que figuran no pasar hambre, tener un techo o que alguien los atienda cuando caen enfermos.
El reto parecer¨ªa demasiado ambicioso de no ser por los antecedentes. En los primeros 10 a?os de este siglo, Am¨¦rica Latina ya tuvo una camada de gobiernos progresistas durante la que decenas de millones de brasile?os, bolivianos y argentinos salieron de la pobreza. Con la incorporaci¨®n de Chile y Colombia y el regreso del Partido de los Trabajadores al Gobierno de Brasil, la nueva edici¨®n de lo que entonces se llam¨® la ola rosa de Am¨¦rica Latina cuenta hoy con un n¨²mero mayor de miembros, incluyendo a Argentina, Bolivia, M¨¦xico y, con grandes inc¨®gnitas tras su reciente crisis presidencial, Per¨². El problema es que tambi¨¦n tiene un contexto m¨¢s complejo.
La dificultad m¨¢s evidente es que, tras una pandemia que elev¨® los niveles de deuda p¨²blica de toda la regi¨®n, los tipos de inter¨¦s han subido impulsados por la inflaci¨®n global. Tambi¨¦n se han encarecido los d¨®lares para amortizar esas deudas y pagar las importaciones. Por no hablar de la p¨¦rdida de 25 millones de empleos que provoc¨® la pandemia, seg¨²n datos de la OCDE, o del encarecimiento en la cesta de la compra para los ciudadanos. Son condiciones que, lamentablemente, han contribuido a aumentar en 15 millones el n¨²mero de pobres en la regi¨®n (con relaci¨®n a 2019), hasta representar el 32,1% de la poblaci¨®n, seg¨²n la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe de Naciones Unidas (?CEPAL).
El panorama no pinta demasiado bien, pero hay razones para el optimismo. Aunque las materias primas que exporta la regi¨®n no hayan tocado los niveles de precios estratosf¨¦ricos de los primeros gobiernos de Luiz In¨¢cio Lula da Silva, N¨¦stor Kirchner y Evo Morales, se han visto favorecidos por la invasi¨®n rusa en Ucrania, que ha mantenido las cosechas latinoamericanas con niveles altos de precios. Tambi¨¦n est¨¢ ayudando la reconversi¨®n del planeta hacia las energ¨ªas renovables. Am¨¦rica Latina tiene el 66% de las reservas mundiales de litio y el 40% de las de cobre, dos materias primas clave para las bater¨ªas y las redes el¨¦ctricas.
Claro que depender de las materias primas es pan para el a?o de buenos precios y hambre para el resto, como la regi¨®n ha vuelto a comprobar en los ¨²ltimos tiempos, con un crecimiento promedio inferior al 1% anual desde 2014, seg¨²n la CEPAL. De acuerdo con su director, Jos¨¦ Manuel Salazar-Xirinachs, ni siquiera durante la llamada d¨¦cada perdida de los a?os ochenta Am¨¦rica Latina creci¨® tan despacio. ?C¨®mo hacer esta vez para surfear la ola sin llevarse un revolc¨®n al final?
Mart¨ªn Guzm¨¢n, exministro de Econom¨ªa del Gobierno argentino de Alberto Fern¨¢ndez, se?ala que invertir en infraestructuras y en conocimiento es una de las claves para transformar los buenos precios de las materias primas en ¡°un desarrollo industrial y tecnol¨®gico fuerte y transversal a la regi¨®n¡±. ¡°Una econom¨ªa de mercado con mayor dinamismo se logra generando abundancia relativa en aquello que no se puede mover de un continente a otro; por eso es tan importante la inversi¨®n en educaci¨®n, ciencia y tecnolog¨ªa, as¨ª como en la infraestructura p¨²blica que permita una mayor integraci¨®n del continente para ganar escala y competitividad¡±, argumenta Fern¨¢ndez.
Fuente de ingresos
La inversi¨®n en conocimiento no solo mejora la innovaci¨®n y productividad de toda la econom¨ªa, sino que puede convertirse en una fuente de ingresos per se, como demuestran los casos de Costa Rica, Uruguay y Argentina, grandes exportadores de servicios profesionales. ¡°No estamos hablando de empleados no cualificados haciendo trabajos rutinarios, sino de trabajadores cualificados, de big data y de algoritmos¡±, dice Salazar-Xirinachs. ¡°En mi pa¨ªs, Costa Rica, hay una empresa de 3.000 empleados dedicada a hacerles las ortodoncias a dentistas que les mandan desde sus pa¨ªses una imagen en tres dimensiones de lo que necesitan¡±, argumenta.
En el debate sobre el desarrollo de Am¨¦rica Latina, una tensi¨®n cl¨¢sica es la que enfrenta a los productores de materias primas con los industriales. Los primeros suelen vender su producci¨®n fuera de la regi¨®n y en d¨®lares, lo que aumenta la demanda de su moneda nacional y puede elevar su precio. El problema es que un real brasile?o caro o un peso argentino caro es lo ¨²ltimo que quiere su sector industrial, porque los hace menos competitivos en los mercados externos (encarece sus exportaciones) y abarata la llegada de productos importados.
Salazar-Xirinachs cree que la falta de diversificaci¨®n productiva que ha caracterizado hasta ahora a la regi¨®n no tiene tanto que ver con la pelea entre esos grupos de inter¨¦s, sino con la poca ambici¨®n de las pol¨ªticas p¨²blicas. En su opini¨®n, Am¨¦rica Latina tiene que abrazar una nueva generaci¨®n de desarrollo productivo haciendo apuestas verticales en determinados sectores, con el desarrollo de pol¨ªticas de clusters que fomenten la colaboraci¨®n entre el sector privado, el p¨²blico y el acad¨¦mico para incorporar las innovaciones. ¡°Seguir desarrollando planes estrat¨¦gicos como hizo M¨¦xico con el sector de la automoci¨®n, Argentina con el de maquinaria agr¨ªcola y Costa Rica con el de servicios y productos m¨¦dicos¡±, dice.
Otro campo en el que hay espacio de sobra para la mejora es el de la econom¨ªa informal, directamente relacionada con la pobreza, la falta de productividad y la baja recaudaci¨®n fiscal. Hugo ?opo, economista senior del Grupo de Pr¨¢cticas de Pobreza y Equidad del Banco Mundial, recuerda que la informalidad laboral llega en algunos pa¨ªses de la regi¨®n hasta el 80% de los trabajadores. En su opini¨®n, para solucionarlo hay que hacer tres cosas: bajar las barreras a la formalizaci¨®n (reduciendo impuestos y regulaciones iniciales, por ejemplo), mejorar la eficacia estatal para perseguir los incumplimientos y promover un cambio cultural que deje de considerar aceptable ¡°que en un negocio te pregunten si quieres comprar con factura o sin factura¡±. Son cambios que requieren ¡°paciencia y perseverancia¡±, avisa ?opo. ¡°No debemos esperar sentados, sino perseverar y hacer muchos tiros a la porter¨ªa, usando la met¨¢fora futbolera¡±.
En un subcontinente de dimensiones gigantescas, tener las infraestructuras adecuadas es clave para la exportaci¨®n y la integraci¨®n. El problema es que cubrir las enormes distancias que separan a los pa¨ªses tambi¨¦n es mucho m¨¢s costoso. Seg¨²n Alicia Montalvo, del Banco de Desarrollo de Am¨¦rica Latina (CAF, por sus siglas anteriores), este es el momento de hacer el esfuerzo de invertir en ¡°infraestructuras de transporte, de energ¨ªa y de conducciones de agua¡±, entre otras, porque muchos pa¨ªses de la regi¨®n ¡°no est¨¢n preparados para los impactos del cambio clim¨¢tico, y eso, en algunos casos, est¨¢ suponiendo p¨¦rdidas de entre el 2% y el 3% del PIB¡±.
El objetivo de este organismo es hacer comprender a los ministros de Finanzas de la regi¨®n el coste en el que incurren por tener infraestructuras inadecuadas. ¡°Intentamos que vean en los estudios t¨¦cnicos la rentabilidad que tiene evitar los costes derivados por desastres naturales, por sequ¨ªas o por p¨¦rdidas de biodiversidad, que entiendan que se trata de una inversi¨®n¡±, explica Montalvo.
Hay pa¨ªses para los que la inversi¨®n en obras de adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico es especialmente urgente, como Panam¨¢ o Paraguay, donde la matriz energ¨¦tica es muy dependiente de las hidroel¨¦ctricas, pero, seg¨²n Montalvo, el problema de las infraestructuras insuficientes para hacer frente a los desastres naturales y cambios en el r¨¦gimen de lluvias es generalizado.
?De d¨®nde ser¨¢n las empresas que acometan las inversiones? La respuesta de Montalvo es que ser¨¢n las que presenten las mejores propuestas, pero lo cierto es que las obras que vayan de la mano de organismos multilaterales como CAF, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o el Banco Mundial (BM) suelen incluir salvaguardas medioambientales y sociales con las que las empresas europeas ya est¨¢n familiarizadas debido a las m¨¢s estrictas regulaciones en sus pa¨ªses de origen. Eso les podr¨ªa dar una ventaja con relaci¨®n a las de China, que suelen competir en precios (entre los a?os 2006 y 2017, el pa¨ªs asi¨¢tico multiplic¨® por m¨¢s de 10 su inversi¨®n en la regi¨®n).
Seg¨²n Elizabeth Marcano, de la Corporaci¨®n Financiera Internacional (la IFC, por sus siglas en ingl¨¦s, es una divisi¨®n del Banco Mundial que acompa?a a la inversi¨®n privada en sectores estrat¨¦gicos), la subida de tipos y el aumento de la incertidumbre econ¨®mica global no va a paralizar por completo a las empresas de la regi¨®n. Aunque muchas decidan esperar hasta que haya m¨¢s claridad, dice, las inversiones no se van a detener. ¡°Las empresas de la regi¨®n ya han vivido todo tipo de gobiernos y saben adaptarse y aprender a vivir en las condiciones que se presentan¡±, dice.
El fiasco de Per¨²
El Gobierno de Per¨², ¡°un pa¨ªs con finanzas supers¨®lidas y una macro buen¨ªsima¡± en palabras de Marcano, ven¨ªa figurando entre los que m¨¢s avanzaban en inversiones de infraestructura. La crisis pol¨ªtica que vive el pa¨ªs y que ha terminado con la n¨²mero dos del Gobierno, Dina Boluarte, sustituyendo a Pedro Castillo en la presidencia, no ha alterado el compromiso de la IFC con Per¨². Los proyectos van desde una gran obra para llevar agua a Lima hasta un programa de construcci¨®n de colegios y otro de hospitales. ¡°La IFC reafirma su apoyo al pa¨ªs para avanzar en los tres ejes que conforman nuestra estrategia para la regi¨®n: inclusi¨®n, productividad y cambio clim¨¢tico¡±, dice.
Como demuestra el caso peruano, donde Castillo libr¨® un enfrentamiento con el Congreso casi desde el primer d¨ªa de los 16 meses que dur¨® en el cargo, la fragilidad pol¨ªtica de los nuevos gobiernos progresistas es otra diferencia con la primera ola rosa. El Lula que ha regresado esta semana al Gobierno de Brasil lo hace con un vicepresidente de centro derecha y tras una victoria de solo el 50,8% de los votos en su segunda ronda electoral frente a Jair Bolsonaro, cuyos partidarios mantienen el control de muchos Estados brasile?os. Una fragilidad y heterogeneidad en la coalici¨®n que, con diferentes matices, se repite en los gobiernos de Gabriel Boric en Chile y de Gustavo Petro en Colombia, donde van a hacer falta muchos equilibrios para llevar adelante una reforma tributaria sobre la que descansa el plan de desarrollo y redistribuci¨®n de riqueza de los dos gobiernos.
Y es que la desigualdad sigue siendo el gran tema de Am¨¦rica Latina, que comparte con ?frica el dudoso honor de ser el continente con m¨¢s diferencias econ¨®micas entre su poblaci¨®n. Seg¨²n la soci¨®loga Gabriela Benza, investigadora de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Buenos Aires), aunque en la primera ola rosa se avanz¨® mucho en la reducci¨®n de la pobreza y la desigualdad de ingresos, gracias a sistemas de transferencias directas como el famoso programa Bolsa Familia de Brasil, no ocurri¨® lo mismo con la desigualdad patrimonial, donde los percentiles superiores de la poblaci¨®n aumentaron su riqueza a un ritmo mayor.
¡°La pol¨ªtica redistributiva es inversi¨®n social, pero tambi¨¦n es sistema tributario, y esa segunda pata pr¨¢cticamente no estuvo en discusi¨®n durante los primeros gobiernos progresistas de la regi¨®n¡±, dice Benza. ¡°Si uno compara los sistemas impositivos de Am¨¦rica Latina con los de los pa¨ªses europeos, comprueba que el efecto redistributivo de los sistemas tributarios en la regi¨®n es muy limitado¡±. Seg¨²n esta soci¨®loga, esa deficiencia tiene que ver con el gran peso que los impuestos al consumo tienen en la recaudaci¨®n de pa¨ªses como Argentina o Brasil. ¡°Son impuestos que penalizan a las clases bajas, mientras que los impuestos a la renta, m¨¢s redistributivos, est¨¢n limitados y tienen muchas excepciones¡±.
En su opini¨®n, los actuales gobiernos tienen un escenario m¨¢s complejo para acometer las pol¨ªticas de gasto social y reformas impositivas que har¨ªan falta para reducir esa desigualdad. No solo porque el contexto econ¨®mico sea m¨¢s complejo, sin bum de materias primas y con inflaci¨®n generalizada, sino por ¡°las diferencias en el contexto pol¨ªtico¡±. ¡°Hoy la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la regi¨®n tienen una oposici¨®n de derechas fuerte que cuenta tambi¨¦n con apoyo social, y eso no ocurr¨ªa a principios de siglo¡±, dice. ¡°Adem¨¢s, el escenario se ha corrido a¨²n m¨¢s hacia el conservadurismo por lo mismo que se ve a nivel global de las tendencias m¨¢s extremistas en la derecha¡±. La excepci¨®n, seg¨²n Benza, podr¨ªan ser Colombia y Chile, con un margen mayor para hacer pol¨ªticas redistributivas. ¡°En esos pa¨ªses no se hicieron las pol¨ªticas de inclusi¨®n que s¨ª se hicieron en los dem¨¢s, y en la sociedad hay una esperanza de cambio que en los otros pa¨ªses no tiene tanta fuerza¡±.
Una de las cr¨ªticas contra la primera ola rosa es que se limit¨® a incorporar a los hogares m¨¢s vulnerables al consumo, pero no solucion¨® las deficiencias de otras instituciones que generan desigualdad, como la desprotecci¨®n de los m¨¢s pobres contra la violencia policial, su acceso a la justicia o a una educaci¨®n de calidad. ¡°Se inyectaron recursos en el sistema educativo, judicial y de seguridad, pero no impactaron de manera sostenible en la vida de los latinoamericanos, no recortaron la discrecionalidad con que se mueven las ¨¦lites¡±, dice Mariana Heredia, directora de la Maestr¨ªa en Sociolog¨ªa Econ¨®mica de la Universidad de San Mart¨ªn (Buenos Aires).
La apuesta es, seg¨²n Heredia, pasar de hablar ¨²nicamente de un Estado de bienestar redistributivo para incluir en el debate el fortalecimiento de una cultura c¨ªvica que atraviese las diferencias partidarias y sirva para consolidar instituciones ¡°como la justicia, el periodismo o la ciencia, donde se zanjen las disidencias de una manera pac¨ªfica¡±. ¡°Am¨¦rica Latina enfrenta un desaf¨ªo que es la institucionalizaci¨®n de los carismas, la institucionalizaci¨®n del entusiasmo. ?C¨®mo transformar en leyes las grandes ilusiones que hay sobre los nuevos gobiernos?¡±, se pregunta Heredia. ¡°?C¨®mo transformar esa gran emotividad que la pol¨ªtica tiene hoy en el mundo, no solo en la regi¨®n, y convencer a la gente de que pague impuestos, respete la ley, conf¨ªe en las instituciones y sienta que su esfuerzo contribuye a una sociedad m¨¢s justa?¡±.
A Heredia le preocupa que se frustren las grandes ilusiones que hay sobre los nuevos gobiernos progresistas de Chile y de Colombia. ¡°Guardemos un poco de entusiasmo para el segundo y el tercer o cuarto a?o, que esos gobiernos convenzan a sus electorados de que hay reformas que llevan tiempo, y que sus sociedades tambi¨¦n sepan acompa?arlos y no tensionar el sistema de manera caprichosa¡±.
Si en el contexto pol¨ªtico hay debilidades, en el energ¨¦tico podr¨ªa haber fortalezas. Eso es lo que piensa el exministro argentino de Econom¨ªa Guzm¨¢n sobre la posibilidad de integrar las redes en Sudam¨¦rica para ¡°convertir a la energ¨ªa, sobre todo en su forma de electricidad y gas, en un bien plenamente transable y comercializable que se pueda mover de un punto a otro de Am¨¦rica del Sur¡±.
Entendiendo la importancia del gas como energ¨ªa de transici¨®n hacia las renovables, dice el exministro, Argentina tiene un papel importante por sus reservas a¨²n por explotar en la cuenca de Vaca Muerta. ¡°Esto implicar¨ªa una reducci¨®n de los costes y una mejora en los niveles de competitividad de todo el subcontinente¡±, argumenta.
Claro que para eso har¨ªa falta un acuerdo regional, algo que tradicionalmente ha sido dif¨ªcil de lograr en Am¨¦rica Latina, y no solo por las inmensas distancias entre los pa¨ªses (un factor que explica, en parte, por qu¨¦ cuesta mucho m¨¢s integrar la regi¨®n que a la Uni¨®n Europea). Las resistencias a perder soberan¨ªa, la carencia de un proyecto unificador, el poco enraizamiento social del esp¨ªritu de integraci¨®n y la falta de infraestructura son varios de los factores que seg¨²n el soci¨®logo Juan Gabriel Tokatlian, vicerrector de la Universidad Torcuato Di Tella (Buenos Aires), han frenado el avance de la Alianza del Pac¨ªfico y del Mercosur, los dos grandes tratados comerciales de la regi¨®n.
Integraci¨®n ret¨®rica
En el caso del Mercosur, hay que sumarle el proceso de desindustrializaci¨®n de las econom¨ªas argentina y brasile?a, que quitaron incentivos a la integraci¨®n de las cadenas de valor entre los pa¨ªses. ¡°Hay una ret¨®rica de unidad pol¨ªtica que no toma en consideraci¨®n la falta de concreci¨®n posterior en el campo econ¨®mico y comercial¡±, dice Tokatlian. ¡°Ahora mismo los gobiernos tienen desaf¨ªos dom¨¦sticos enormes, lo que hace pensar que en t¨¦rminos de integraci¨®n habr¨¢ que ser muy pacientes y prudentes antes de evaluar esta nueva ola, menos exigentes porque las condiciones objetivas para una voz unificada de Am¨¦rica Latina no est¨¢n dadas¡±, a?ade.
Hasta ahora, los hechos le dan la raz¨®n. En las sesiones de la ONU sobre la invasi¨®n rusa a Ucrania hubo una gran disparidad de voto entre los distintos pa¨ªses de la regi¨®n. Lo mismo con la ¨²ltima elecci¨®n a la presidencia del BID, donde M¨¦xico, Brasil y Argentina presentaron cada uno un candidato en vez de buscar un consenso (gan¨® Ilan Goldfajn, la opci¨®n brasile?a). ¡°China, por su proyecci¨®n en la zona, y EE UU, por sus condicionamientos, son fuerzas centr¨ªfugas para Am¨¦rica Latina, no hacen que mejoremos nuestra capacidad de mancomuni¨®n para negociar colectivamente¡±, avisa Tokatlian.
El panorama no parece el mejor, pero hay oportunidades de mejora. La inversi¨®n en infraestructuras y en educaci¨®n, la ambici¨®n de nuevas pol¨ªticas de desarrollo tecnol¨®gico sectorial, las mejoras en la interconexi¨®n energ¨¦tica, la construcci¨®n de instituciones s¨®lidas, la lucha contra la informalidad y una mayor integraci¨®n regional podr¨ªan ayudar. Hay al menos 201 millones de razones para intentarlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.