Los ricos latinoamericanos despiertan el alica¨ªdo mercado del arte: estas son las manos que mueven el negocio en Espa?a

El mercado de reventa de obras de arte espa?ol es peque?o. Unos 682,6 millones de euros (dato de 2022). Es la estimaci¨®n de la plataforma Mutualart.com. El gran momento del arte espa?ol es ArcoMadrid. Pero los expositores ¡ªpese a que la feria se sostiene con fondos p¨²blicos¡ª nunca han facilitado los datos de ventas. Oscuridad y sombras. Tambi¨¦n en sus estrategias de influencia y poder. ¡°No tengo dudas, son los artistas quienes nos permiten, por momentos, sentirnos, tambi¨¦n, un poco poderosos¡±, reflexiona Maribel L¨®pez, directora de la feria madrile?a. En la pasada edici¨®n, el 21% de las galer¨ªas internacionales era de Argentina, Brasil y M¨¦xico. La esperanza de la industria en Espa?a pasa por el aterrizaje de grandes fortunas latinoamericanas, algunas de ellas con sensibilidad art¨ªstica.

¡°Empieza a aparecer un sustrato muy interesante de coleccionistas¡±, reconoce Manuel Borja-Villel, que ha dirigido durante 15 a?os el Reina Sof¨ªa, el principal museo de arte contempor¨¢neo de Espa?a. No lo dice un cualquiera. Es el comisario ¡°aut¨®nomo¡± ¡ªcomo se define durante la entrevista, con iron¨ªa¡ª m¨¢s influyente espa?ol. ¡°Para un artista, Manolo es Dios¡±, certifica Nairy Baghramian, una escultora de origen iran¨ª que trabaja con Marian Goodman, una de las galer¨ªas m¨¢s poderosas del planeta.

A pesar de esta nueva hornada de coleccionistas, todav¨ªa queda mucho por hacer. Quiz¨¢ el poder en el arte resulte m¨¢s fugaz que en las finanzas. A menos que seas, por ejemplo, el empresario Juan Abell¨® (81 a?os). La directora de la colecci¨®n del empresario cierra cualquier resquicio. ¡°Lo siento, pero no puedo darle ning¨²n dato. Espero que lo entienda¡±, advierte Beatriz Moreno de Barreda.

En los tiempos de la alcald¨ªa de Ana Botella, durante 2014, Abell¨® mostr¨® en CentroCentro (Madrid) parte de los fondos de su colecci¨®n. Solo su tr¨ªptico de Bacon de 1983 supera los 80 millones de euros. Escribi¨® en el cat¨¢logo que ¡°en la medida en la que he podido, he procurado [gracias a una ley socialista de 1986] recuperar para el patrimonio espa?ol un gran n¨²mero de obras que se encontraban fuera de nuestras fronteras¡±. Adem¨¢s agradece el apoyo de su esposa, Anna Gamazo, y de sus hijos, Juan Claudio, Alejandro, Cristian y Miguel. La bibliograf¨ªa evidencia que muchas de las mejores obras se compraron fuera de Espa?a y, por tanto, podr¨ªan ponerse a la venta. El arte es una pasi¨®n que rara vez pasa de padres a hijos. El ¡°poder¡±, la decisi¨®n, recae en la familia. Igual que sucedi¨® en su d¨ªa con los V¨¢rez Fisa. Las donaciones en vida de Jos¨¦ Luis, el patriarca, ayudaron, de alguna forma, a que obtuviera permisos para vender obras en el extranjero durante 2016, pese a la indignaci¨®n de alg¨²n miembro del Prado. ¡°No podemos pararlo todo¡±, suele ser el argumento de Cultura para dejar salir ciertas piezas. Sacaron a la venta joyas. Murillo (San Jos¨¦ con el Ni?o) o Luis Paret y Alc¨¢zar (Vista de Bermeo), que termin¨® en el Bellas Artes de Bilbao gracias al BBK y a los amigos del museo en 2017 por 900.000 euros. Se deneg¨® s¨®lo la salida de David y Goliat, de Jos¨¦ de Ribera, y un bodeg¨®n de Luis Mel¨¦ndez.

Fiscalidad

Este es el mercado espa?ol del arte, peque?o y poco importante. ?Cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que Espa?a gan¨® la Bienal de Venecia, con el impulso que supone para todos los creadores del pa¨ªs? ?Y qu¨¦ cr¨ªticos tienen la relevancia de construir relatos, exposiciones, que sit¨²en, ah¨ª fuera, a los artistas espa?oles al mismo nivel, tambi¨¦n econ¨®mico, que alemanes o italianos? ?O qu¨¦ muestras consiguen un tratamiento itinerante? ¡°El coleccionismo se ha delegado en el Estado y muchos particulares no se animan, aunque tampoco contribuye la estructura fiscal, que en Estados Unidos, por ejemplo, resulta muy ventajosa¡±, reflexiona el comisario Gabriel P¨¦rez-Barreiro.

La falta de una ley de mecenazgo, por ejemplo, es igual de doloroso que esperar a alguien que jam¨¢s llega. ¡°Las ¨¦lites econ¨®micas espa?olas no tienen al arte como una prioridad; es decoraci¨®n¡±, critica uno de los principales comisarios espa?oles, quien solicita el anonimato. Y agrega: ¡°Las grandes empresas apoyan los deportes, que son muy importantes, pero est¨¢n lejos de sostener el pensamiento¡±. La izquierda ¡ª?ahonda¡ª surgida del 15-M entiende el arte como un privilegio de ricos, no un bien com¨²n: ¡°Quien lo quiera que lo pague¡±.

El mercado del arte es el reflejo de la historia de una tierra. El Prado existe porque una vez Espa?a fue un imperio y Felipe IV era un apasionado de la pintura contempor¨¢nea. Pues los artistas que adquir¨ªa en almonedas, colecciones privadas o directamente en los estudios eran la vanguardia de su tiempo. Con todas sus grandezas y miserias, representaba lo mejor de s¨ª mismo.

El problema es que el campo del arte est¨¢ agostado. Si crece algo, son matojos. ¡°No existen muchos compradores extranjeros de arte espa?ol contempor¨¢neo¡±, ahonda Jorge P¨¦rez, mecenas, uno de los principales coleccionistas del mundo y fundador de la constructora con sede en Miami Related Group. Y a?ade: ¡°Se ven muy pocos creadores de Espa?a en las galer¨ªas de Nueva York, Los ?ngeles o Berl¨ªn. O en los centros m¨¢s importantes. Algo parecido les ocurre a los artistas de Am¨¦rica Latina¡±. Y eso que es una voz llena de arte muy cercano. En el ¨²ltimo Arco adquiri¨®, entre otros, a Zush, Jos¨¦ Luis Alexanco, Antonio Ballester Moreno, Cristina Mej¨ªas, Irene Infantes, Mike Leal, dibujos de Cristina Lucas o el nombre del momento: Cristina Banban. Sin olvidar, fuera ya de la colecci¨®n de P¨¦rez, el ¨¦xito en Asia de Edgar Plans, Javier Calleja o Rafa Macarr¨®n. Especies end¨¦micas del mercado del arte y el dinero. En otra orilla, la de la excelencia, Patricia Cisneros, una de las grandes mecenas del planeta, revela que est¨¢ ¡°centrada, principalmente, aunque no de forma exclusiva, en adquirir obras de artistas del Caribe y, sobre todo, de la Rep¨²blica Dominicana, donde hay excelentes creadores¡±.

Sin embargo, hay un fen¨®meno interesante, una especie de retrocolonizaci¨®n. La llegada, sobre todo a Madrid, de venezolanos, mexicanos, argentinos, peruanos, estadounidenses y brasile?os con elevado poder de compra. Adquieren casas y necesitan decorarlas. ¡°En los ¨²ltimos a?os¡±, narra Yolanda Romero, conservadora de la colecci¨®n Banco de Espa?a, ¡°al fr¨¢gil coleccionismo espa?ol, se ha unido otro actor: el coleccionista latinoamericano, que ha activado el mercado¡±. Esto tambi¨¦n explica la apertura de galer¨ªas internacionales (Hilario Galguera, Carlier Gebauer o Hauser & Wirth, ¨¦sta en Menorca) que animan la escena. A niveles sorprendentes. ¡°Madrid va a ser el nuevo Berl¨ªn¡±, defiende Ulrich Gebauer, quien tambi¨¦n tiene galer¨ªa en la ciudad alemana. ¡°Hay una energ¨ªa enorme¡±. Su optimismo ¡ªinaugur¨® un espacio cerca del barrio de Chamber¨ª¡ª choca frente a la ausencia de las palabras. ¡°Resulta interesante constatar c¨®mo la cr¨ªtica y la academia han ido perdiendo su papel de prescriptor en favor de ferias o bienales¡±, incide Romero.

Tambi¨¦n es revelador recorrer algunas salas de subasta nacionales, sobre todo de nicho (Alcal¨¢, Ansorena, Goya, Duran, Segre), y ver artistas latinoamericanos que antes eran una rareza. Carlos Cruz-Diez (Venezuela) o los cubanos Lol¨® Soldevilla, Kcho o Wifredo Lam. Llegan en las maletas de esta retrocolonizaci¨®n. Quiz¨¢ porque bastantes no son tan privilegiados. La feria Estampa, dirigida por Chema de Francisco, tiene un programa de 200 expatriados de Am¨¦rica Latina que utilizan el encuentro no solo para comprar arte, sino para integrarse en el pa¨ªs. ¡°Suelen gastar, como el comprador espa?ol, unos 20.000 euros¡±, confirma el responsable.

M¨¢s por circunstancias sobrevenidas que por vocaci¨®n art¨ªstica, el mercado espa?ol vive en el laissez faire. ¡°No es de los punteros internacionalmente. Digamos que ha estado sometido a demasiados altibajos¡±, reflexiona Vicente Todol¨ª, exdirector de la Tate Modern. Y nadie lo controla. Est¨¢ abierto. ¡°No existen galer¨ªas suficientemente potentes para manejarlo ni las casas de subasta que trabajan aqu¨ª son muy relevantes¡±, analiza el coleccionista Paco Cantos. Pero existe un ambiente que mezcla esa peque?a alegr¨ªa de la que hablaba el marchante alem¨¢n y una profunda pena. ¡°El panorama del coleccionismo en Espa?a es desolador. Falta apoyo institucional. ?Por qu¨¦ no viajan las exposiciones? ?Por qu¨¦ no hay ayudas econ¨®micas a la promoci¨®n del arte fuera del pa¨ªs? El arte resulta m¨¢s caro que nunca. ?Tiras 30.000 euros en alguien que sabes que no existir¨¢ profesionalmente en un par de a?os?¡±, lamenta la coleccionista Estefan¨ªa Meana.

Empecemos contando el presente, por el pasado. Ya sea con permiso de exportaci¨®n, o sin ¨¦l, los pocos coleccionistas particulares de arte antiguo buscan los mismos nombres espa?oles. Vel¨¢zquez, Goya, Murillo, Ribera, Zurbar¨¢n, S¨¢nchez Cot¨¢n (y sus bodegones), Juan de Zurbar¨¢n y Luis Egidio Mel¨¦ndez. La lista procede de Jos¨¦ Antonio de Urbina, director de la galer¨ªa madrile?a Caylus. Quien ya tiene en su web el alonso cano (un San Francisco) que perteneci¨® a la colecci¨®n del pol¨ªtico espa?ol Evaristo P¨¦rez de Castro, que guardaba el caravaggio madrile?o. Dado el origen de la tela resulta dif¨ªcil que Cultura permita su exportaci¨®n. Fuera podr¨ªa lograr unos 300.000 euros. En enero, Goya alcanz¨®, en Christie¡¯s, su precio m¨¢s elevado. Unos 16,4 millones de d¨®lares por dos retratos. Do?a Mar¨ªa Vicenta Barruso Vald¨¦s y Do?a Leonora Antonia Vald¨¦s. Los ¨²ltimos que quedaban en manos de particulares fuera de Espa?a. ?Una cifra alta? Un rothko mediocre supera ese precio.

El papel de los museos

En la feria TEFAF Maastricht 2023, la galer¨ªa Colnaghi ped¨ªa nada menos que 12 millones por un murillo. No tiene ese mercado. Por ejemplo, Jos¨¦ de Ribera puede oscilar entre los 200.000 euros y los dos millones. El precio depende de la calidad de la tela, el a?o y una atribuci¨®n documentada. TEFAF demostr¨® algo. Est¨¢n comprando, sobre todos, los museos. Metropolitan (Nueva York), Kunsthistorisches (Viena), Meadows (Dallas) o la Hispanic Society (Nueva York). Caylus vendi¨®, entre otras piezas, una Virgen con el Ni?o de Luis de Morales por 300.000 euros y la galer¨ªa Artur Ram¨®n un sorolla (Muchachas en la playa) por 2,7 millones de euros.

Es un mundo dif¨ªcil. Escasean las buenas obras y saltarse la hoja roja del papelillo de fumar resulta tentador. ¡°En todos los pa¨ªses, en mayor o menor medida, a pesar de los sistemas de seguridad, algunas personas del comercio han exportado clandestinamente¡±, sostiene un exmiembro de la Junta de Calificaci¨®n (permite la salida o no de piezas de Espa?a). ¡°Otros han intentado vender obras mal atribuidas hasta que la polic¨ªa encargada del patrimonio hist¨®rico empez¨® a poner coto a estas operaciones, por ser, en realidad, estafas¡±, agrega. Italia tambi¨¦n se dio cuenta del ¡°truco¡± y quien lo practique se juega ocho a?os de c¨¢rcel. Traficar es un delito serio. ¡°Las condiciones para exportar las piezas es la principal duda que tienen los coleccionistas espa?oles¡±, revela Laura Gaona, abogada especialista en arte y patrimonio. Y matiza: ¡°La ley es de 1985 y est¨¢ abierta a muchas interpretaciones¡±.

Llega el momento importante. En t¨¦rminos, claro, de dinero. La gabela golpea el atril. ?Qu¨¦ artistas espa?oles cuentan en el mercado? ?Cu¨¢les son arena entre los dedos? La sala Christie¡¯s trabaja en el mercado secundario. ¡°Y hay que analizar el contexto de una forma m¨¢s amplia que bajo criterios de nacionalidades¡±, destaca su representante en Espa?a, Mar¨ªa Garc¨ªa Yelo. Citar los nombres que aparecen en subasta no describe ¡ªes cierto¡ª un fen¨®meno complejo. Obviemos los referentes hist¨®ricos. Picasso, Mir¨®, Juan Gris, Dal¨ª, Julio Gonz¨¢lez, ?scar Dom¨ªnguez, Chillida, Oteiza, T¨¤pies o Pablo Gargallo. Los segundos nombres del grupo El Paso viven otra vida. Fernando Z¨®bel, filipino, ha pasado en una d¨¦cada de costar 3.000 euros a m¨¢s de 150.000 euros por su ¨¦xito entre los millonarios asi¨¢ticos, los jos¨¦ guerrero pintados cuando trabajaba con Betty Parsons (hasta 1963), casi inencontrables ¡ªcomo un palazuelo de los a?os cuarenta¡ª, se han disparado (250.000 euros) y una exposici¨®n del Reina Sof¨ªa recuper¨® a Eusebio Sempere. Pero nadie ha tenido ese resurgir de Manolo Millares (1926-1972), cuyos hom¨²nculos alcanzan el mill¨®n. Cuando en vida apenas vend¨ªa sus arpilleras. Un rescate m¨¢s moderado tuvieron Val del Omar, Elena Asins o Miguel ?ngel Campano.

?Y hoy qu¨¦ queda? El ¨¦xito de Jaume Plensa, apoyado por la oligarqu¨ªa de los coleccionistas y olvidado por los grandes comisarios y centros de arte; Manolo Vald¨¦s (que ha encontrado en Am¨¦rica Latina una tierra prometida); el desaparecido Genov¨¦s, y, claro, Barcel¨®. ¡°Un artista¡±, explica uno de sus galeristas, ¡°cuyo problema es que solo vende a franceses y espa?oles¡±. Sus precios en subasta no son lo que fueron. Junto a Juan Usl¨¦ queda, sin duda, Juan Mu?oz (1953-2001). El futuro malogrado. Transform¨® la escenograf¨ªa en escultura y la escultura en escenograf¨ªa. Trabajaba con David Zwirner. Aunque todav¨ªa sus precios no reflejan su influencia. La exposici¨®n en la Sala Alcal¨¢ 31 (Madrid) se titula ¡ªrecurriendo a los versos de la poeta rusa Anna Ajm¨¢tova encontrados entre sus notas¡ª: Todo lo que veo me sobrevivir¨¢.

Silvia Dauder: ¡°Me he dejado el alma en el trabajo¡±

¡°Me he dejado el alma en el trabajo, y a veces hay que sufrir¡±. Silvia Dauder (Badalona, 1961) es una de las galeristas m¨¢s importantes de Espa?a. Desde 2009 es seleccionada a?o tras a?o para participar en Art Basel. La feria de los elegidos del arte. Y su propuesta no es pintura bonita ni esos fot¨®grafos o escultores que atiborran, una y otra vez, los cat¨¢logos de las grandes casas de subasta. ¡°Mi proyecto no es decorativo, ni tendencioso ni f¨¢cil; yo tampoco lo soy¡±, reconoce. Estudi¨® Biolog¨ªa en la Universidad de Barcelona. Gan¨® la matr¨ªcula de honor y una beca Fulbright de dos a?os para completar su maestr¨ªa en la Universidad californiana de Berkeley. Dauder ten¨ªa la pasi¨®n de la ecolog¨ªa y tambi¨¦n la de la historia del arte. Pudo haber completado el doctorado y ¡°terminar¡± impartiendo clases en una de las grandes universidades de Estados Unidos. Dijo no. Volvi¨® a Barcelona y trabaj¨® en una productora de cine. ¡°Termin¨¦ detestando ese trabajo¡±, admite. Pero en contra de la opini¨®n del escritor Milan Kundera: ¡°El hombre no puede saber qu¨¦ quiere en la vida, porque no tiene vidas pasadas para compararlas ni vidas futuras para enmendarlas¡±, Silvia nunca dej¨® de visitar museos. Y el 5 de febrero de 2003 abri¨® la galer¨ªa ProjecteSD. Donde est¨¢ hoy. Passatge de Mercader, 8, en Barcelona. ¡°Nunca quise que el espacio fuera una burbuja. Trabajo con muchos artistas internacionales y creo que tengo un nivel de comprensi¨®n del arte m¨¢s elevado que algunos galeristas¡±, defiende. Asier Mendizabal, Patricia Dauder, Hans-Peter Feldmann, Isidoro Valc¨¢rcel Medina, Dora Garc¨ªa, Matt Mullican y I?aki Bonillas son algunos de sus elegidos.

Juan Usl¨¦: ¡°Mi trabajo interes¨® a otros pintores establecidos¡±

Un latido. Una l¨ªnea de acr¨ªlico. Color. En su serie m¨¢s conocida, So?¨¦ que revelabas, el artista santanderino Juan Usl¨¦ (1954, Santander) coloca un enorme lienzo de m¨¢s de dos metros en posici¨®n horizontal sobre un soporte. Ha tapado todas las fuentes de luz y de sonido en el estudio. Emplea cintas. Pl¨¢sticos. Absoluto silencio. Y cada vez que escucha su latido traza una l¨ªnea con una esp¨¢tula blanca y de madera. La obra surge despu¨¦s de cientos de s¨ªstoles y di¨¢stoles. Paralelas de esfuerzo f¨ªsico y mental.

Juan Usl¨¦ es ¡ªquiz¨¢¡ª el gran pintor vivo espa?ol. Tiene el respaldo de m¨¢s de 60 museos (Guggenheim, Tate Modern, Pompidou, Reina Sof¨ªa, Smak de Gante), ha participado en la XXIII Bienal de S?o Paulo en 1985; la Documenta 9 de Kassel (la cita quinquenal m¨¢s importante del mundo del arte) durante 1992 o la 51? edici¨®n de la Bienal de Venecia (2005). En 1987 lleg¨® a Nueva York tras ganar una beca Fulbright (¡°tuve la suerte de que mi trabajo interes¨® pronto a otros pintores establecidos¡±, admite), y desde entonces pasa la mitad del a?o entre calles numeradas y sus estudios de Saro (Santander) y Benissa (Valencia). El mercado valora su trabajo. Sus acr¨ªlicos que superan los tres metros se acercan a los 150.000 euros. En los d¨ªas dorados, su galerista madrile?a, Soledad Lorenzo, ten¨ªa una lista (nombres en bol¨ªgrafo azul en una agenda de tapas marrones) de espera por sus pinturas. Acab¨® esa ¨¦poca. Pero mantiene el respaldo de comisarios como Vicente Todol¨ª (exdirector de la londinense Tate Modern). Aunque su voz suene humilde resulta consciente de su talento. ¡°Me di cuenta de que no pod¨ªa quedarme en ser solo un pintor americano. Quer¨ªa seguir exponiendo en Europa¡±, reconoce. Por eso trabaja en las orillas del Atl¨¢ntico y del Pac¨ªfico. La imprimaci¨®n de sus telas tiene su particular mezcla. Pocas exposiciones y escasas obras.

Manuel Borja-Villel: ¡°El enemigo es la extrema derecha¡±

Dentro o fuera del Museo Reina Sof¨ªa, al que ha dedicado 15 a?os (2008-2023), si existe un profesional que representa el prestigio del arte espa?ol es Manuel Borja-Villel (Burriana, Castell¨®n, 1957). Quiz¨¢ su ¨²ltimo paso sea conocido. Tal vez, menos, que estudi¨® en Yale, en la Universidad de Nueva York, gan¨® la beca Fulbright, trabaj¨® en la Hispanic Society, dirigi¨® la Fundaci¨®n T¨¤pies, el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (Macba) y, claro, el Reina Sof¨ªa. Es s¨¢bado a las 11.30. El C¨ªrculo de Bellas Artes en Madrid. Dos caf¨¦s dobles. D¨ªas despu¨¦s se anuncia que es el candidato de la Generalitat a gestionar el Museu Nacional d¡¯Art de Catalunya (MNAC) y que tiene el encargo de actualizar la red de museos catalana.

?Esperaba tanta animadversi¨®n tras su salida del Reina Sof¨ªa? ¡°Algunos amigos de otros ya me avisaron. Lo que ignoraba era que me dedicar¨ªan siete portadas. O era algo desproporcionado o quer¨ªa decir que se ha hecho un trabajo importante. Hay ciertos sectores que desean cambiar y transformar el museo¡±. Recuerda una frase del canal estadounidense ultraconservador Fox News: ¡°A los espectadores no hay que hacerles pensar, sino sentir¡±. ¡°Se trata de la visi¨®n que propone la extrema derecha, pero el arte o la literatura defiende que la emoci¨®n sea reflexiva y cr¨ªtica. Es lo que quieren robar; el gran enemigo que debemos combatir¡±. Toda buena colecci¨®n es un relato. A Manuel y a su equipo les ha costado 15 a?os de esfuerzo. ¡°Quien llegue est¨¢ en su derecho de cambiar. Pero espero que no tenga un complejo adamita. He tenido discrepancias con los directores anteriores, pero siempre he construido desde lo que se ha hecho¡±, reflexiona.

Juan Bonet: ¡°Lo realmente dif¨ªcil es que te vendan la obra¡±

Juan Bonet, mallorqu¨ªn, nacido en 1967, empresario en el sector asegurador, colecciona arte contempor¨¢neo desde hace m¨¢s de 40 a?os. Sabe que crear una buena colecci¨®n exige el mismo tiempo que le dedica a su empresa. Horas que roba a la noche para estudiar a los artistas que le interesan. Sus fondos albergan 300 piezas. Generoso. La mitad las ha prestado al Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (Macba), Artium (?lava) y Es Baluard. Aire fresco cuando los presupuestos p¨²blicos para la adquisici¨®n de obras se zarandean. Quiz¨¢ porque vive a cinco minutos del mar, su colecci¨®n es extensa: mira a la raya del horizonte. Siempre lejos de los cat¨¢logos de las casas de subasta, que anegan todo. Por eso, si se le pregunta: ?qu¨¦ artistas son esenciales en la colecci¨®n? Jam¨¢s nombrar¨¢ el canon del dinero. Navega con el aparejo suelto. Andrea B¨¹ttner, Iman Issa, Charlotte Posenenske, Sanya Kantarovsky, Sarah Buckner, Claudette Johnson, ?lvaro Barrington, Miriam Cahn, Irma Blank o Eva Kot¡¯¨¢tkov¨¢. Fue el primer coleccionista espa?ol que compr¨®, antes que los museos, dos instalaciones de Rosa Barba (Agrigento, Italia, 1972). Una artista, hoy, imprescindible. Tate, MoMA, Reina Sof¨ªa. ¡°Llega un momento en que lo realmente dif¨ªcil es que te vendan la obra¡±, reflexiona Bonet. Esto, fuera del mercado del arte, suena tan incomprensible como si la fuerza de la gravedad se comportara al rev¨¦s. ¡°Pero si quieres comprar, por ejemplo, a Rachel Jones [una pintora joven brit¨¢nica], que tiene una demanda brutal, primero van los grandes coleccionistas y no tienes acceso a su trabajo¡±, aclara. Y, desde luego, adquirir fuera tiene la ventaja de acceder a creadores que jam¨¢s llegar¨¢n a Espa?a. Entre las ¡°alegr¨ªas¡± ¡ªcomo un palo flamenco¡ª recuerda una obra de B¨¹ttner. ?Qu¨¦ pasar¨¢ en el futuro con la colecci¨®n? ¡°No lo s¨¦. Crear una fundaci¨®n est¨¢ fuera de mis posibilidades¡±, aventura.

Nicol¨¢s Cort¨¦s: ¡°Hay que dar m¨¢s peso a los artistas¡±

Nicol¨¢s Cort¨¦s (Barcelona, 1970) posee el ¨²ltimo bosco que queda en el mundo en manos privadas. Es un alucinado dibujo (Paisaje infernal) de 16 millones de euros. Su galer¨ªa madrile?a es un museo. Artemisia Gentileschi, su padre, Orazio Gentileschi (amigo de espada y trifulcas de Caravaggio), Alonso Cano, Ribera, Zurbar¨¢n.

Hasta llegar aqu¨ª ha transcurrido la memoria y la familia. Su padre, su abuelo, su bisabuelo e incluso su tatarabuelo se dedicaban al anticuariado. Vasos comunicantes. Desde los 16 a?os visitaba todos los d¨ªas El Prado y con 25 a?os abri¨® una peque?a oficina para comprar y vender obra. ¡°Soy autodidacta. Este oficio es ver, sensibilidad, pasi¨®n; y equivocarse¡±, defiende. Junto con su amigo, y posterior socio, Jordi Coll (tendr¨ªa 18 a?os), compraron un sebastiano del piombo, en la casa Fernando Dur¨¢n, por 200.000 pesetas de esos d¨ªas. Lo vendieron a un galerista brit¨¢nico (Johnny Van Haeften) por 26 millones. Vieron que hab¨ªa mirada, obras, clientes. Margen. En 2004 fundan la galer¨ªa Coll & Cort¨¦s. Eran muy j¨®venes. ¡°Nunca un anticuario espa?ol ha llegado tan lejos como nosotros¡±, reivindica. Solo al Prado le han vendido unas 16 obras y el Metropolitan neoyorquino posee dos de Pedro de Mena (una Dolorosa y un Ecce Homo) y tambi¨¦n un Entierro de La Roldana. La lista es un cat¨¢logo. Acaba de descubrir dos zurbaranes. Pero urge reinventarse. ?C¨®mo? ¡°Dando m¨¢s peso a los artistas y menos al mercado del dinero¡±. Y a?ade: ¡°Hace 10 a?os pod¨ªas traerte cualquier obra de Italia: ahora las leyes son muy duras, y me parece bien que sea as¨ª¡±, admite. En 2018 rompe, de forma amistosa, con Coll, su antiguo socio ¡ªquien gestiona el posible caravaggio madrile?o¡ª, y busca reinventarse. ¡°El problema es que existen pocos clientes y los tiempos de venta son largos, por lo que puedes tener problemas de liquidez¡±, valora Cort¨¦s.

Imma Prieto: ¡°Lo importante es tener una conciencia feminista¡±

Un perfil se puede esbozar con preguntas al igual que se trenza un cesto de mimbre. Imma Prieto (Villafranca del Pened¨¦s, Barcelona, 1975) tiene la narrativa clara y tambi¨¦n conoce el poder limitado de una instituci¨®n cultural. Elegida directora de Es Baluard Museo de Arte Contempor¨¢neo de Palma de Mallorca, en 2019, en sustituci¨®n de Nekane Aramburu, es comisaria independiente, escritora y profesora de arte contempor¨¢neo de nuevos medios de la Universidad de Girona. Pero el curr¨ªculo solo es la contabilidad de la vida. Tiene el valor del peso de la paja. Pesan las ideas.

Pregunta. ?Hay alguna diferencia entre la gesti¨®n art¨ªstica de una mujer y un hombre?

Respuesta. No. Lo importante es tener una conciencia feminista: se puede ser mujer y carecer de ella.

P. ?Existe al fin un cierto equilibrio en el espacio muse¨ªstico dominado hist¨®ricamente por hombres?

R. Cada vez la balanza se equilibra m¨¢s. Pero cuidado: si nombras a una mujer que va a reproducir los patrones patriarcales servir¨¢ de poco.

P. ?El Reina Sof¨ªa estaba en esa defensa y a su director, Manuel Borja, le cay¨® la tramontana?

R. La legislaci¨®n era clara. Pod¨ªa volverse a presentar. Con anticipaci¨®n dijo que no lo har¨ªa. Algunos medios han calentado el ambiente y superado l¨ªneas rojas, como su vida personal. El nivel es alt¨ªsimo. En 15 a?os, ¨¦l, y su equipo, lo han situado en el mundo.

Se quejaba el pintor Jos¨¦ Ribera ya en el siglo XVII de que Espa?a es una buena madrasta, pero una mala madre. Por eso jam¨¢s regres¨® a su pa¨ªs natal. Imma lucha contra la insularidad, los costes de transporte (Estados Unido es imposible) o la dificultad de conseguir ciertos pr¨¦stamos. Todo en una br¨²jula con cuatro puntos cardinales. La colecci¨®n, el car¨¢cter hist¨®rico, artistas contempor¨¢neos desde el contexto y creadores isle?os. El feminismo no est¨¢ rodeado de agua por todos lados.

Miguel Zugaza: ¡°No tenemos ning¨²n complejo en exponer obras de cualquier ¨¦poca¡±

La velocidad, el traqueteo, el paso fugaz de las catenarias. Ha viajado mucho. Por una geograf¨ªa f¨ªsica. Pero tambi¨¦n institucional. El Museo Reina Sof¨ªa, el Museo del Prado y el Bellas Artes de Bilbao. Desde muy joven, Miguel Zugaza (Durango, Bizkaia, 1964), ha descendido en sus apeaderos. En la treintena (1994-1996) fue subdirector del Museo Reina Sof¨ªa. El responsable, entonces, Jos¨¦ Guirao, falleci¨® en 2022.

Zugaza ha mirado por la ventanilla durante bastantes d¨ªas y noches. Quiz¨¢ imagin¨® tristes caballones a trav¨¦s de un tren lleno de pinturas. Entre 1996 y 2002 dirigi¨® el Bellas Artes de Bilbao. Ese a?o entr¨® en la casa de Goya. El Prado. Quiz¨¢ con Gabriele Finaldi (actual director de la National Gallery de Londres), la mejor dupla de la instituci¨®n. Primero la pol¨ªtica ¡ªgracias al acuerdo del PSOE y el PP¡ª abandon¨® el museo. ¡°El Prado no est¨¢ en el juego del poder¡±, apunta Zugaza. El Prado fija, con sus d¨ªas oscuros, la imagen de un pasado com¨²n y propone un futuro, como El Jard¨ªn del Bosco. El arquitecto brit¨¢nico Norman Foster ya ha trazado el nuevo Sal¨®n de Reinos. Un viaje mientras contemplaba pasar el tren. Quince a?os dan para alegr¨ªas. La incorporaci¨®n de El Calvario de Juan de Flandes, el descubrimiento de la sarga de Brueghel o la compra en 2003 de El barbero del Papa de Vel¨¢zquez. Y tambi¨¦n romper esa falsa creencia del desacuerdo: ¡°Manolo Borja y su equipo le han dado la vuelta al calcet¨ªn del Reina Sof¨ªa en 15 a?os, y eso es lo que hay que celebrar¡±, concede.

De regreso, por razones familiares a Bilbao y su museo, ha seguido, al igual que en El Prado, mostrando artistas contempor¨¢neos. Tambi¨¦n Foster ampliar¨¢ la instituci¨®n. ¡°No tenemos ning¨²n complejo en exponer obras de cualquier ¨¦poca¡±, defiende. Ya ha dejado de ser el baptisterio de la iniciaci¨®n al arte y ¡°llega un p¨²blico diferente¡±. Cerca, sobre la r¨ªa, brillan las losetas de titanio del Guggenheim de Frank Gehry. Un destello que atrae visitas a los Maestros Antiguos.

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