?Y si llegan seres de otros planetas?
No existe un protocolo en el caso de que, alg¨²n d¨ªa, los alien¨ªgenas lleguen a la Tierra. De todos modos, lo m¨¢s probable es que el primer contacto sea unidireccional: captaremos un mensaje de un planeta lejano
Le pregunt¨¦ al doctor Shostak qu¨¦ ocurrir¨ªa si los alien¨ªgenas llegaran a la Tierra. ?Convocar¨¢ el presidente una reuni¨®n urgente de los jefes del Estado Mayor? ?Har¨¢ una declaraci¨®n d¨¢ndoles la bienvenida? ?Cu¨¢l es el protocolo para cuando hagamos el primer contacto??
Su respuesta fue bastante sorprendente: b¨¢sicamente, no hay protocolos. Los cient¨ªficos se re¨²nen en conferencias en las que discuten sobre esta cuesti¨®n, pero solo hacen sugerencias informales que no tienen validez oficial. Ning¨²n Gobierno se toma en serio esta cuesti¨®n.
En cualquier caso, lo m¨¢s probable es que el primer contacto sea una conversaci¨®n unidireccional: un detector de la Tierra captar¨¢ un mensaje perdido de un planeta lejano. Pero esto no significa que podamos establecer comunicaci¨®n con quien lo ha emitido. La se?al puede venir de un sistema estelar que se encuentre, por ejemplo, a cincuenta a?os luz de la Tierra, y se tardar¨ªa cien a?os en enviar un mensaje a esa estrella y recibir de vuelta un mensaje de respuesta. O sea, que la comunicaci¨®n con los extraterrestres ser¨ªa sumamente dif¨ªcil.
Suponiendo que alg¨²n d¨ªa puedan llegar a nuestro planeta, la pregunta m¨¢s pr¨¢ctica ser¨ªa: ?c¨®mo nos comunicaremos con ellos? ?Qu¨¦ clase de lenguaje usar¨¢n? En la pel¨ªcula La llegada, los extraterrestres env¨ªan enormes astronaves que se ciernen ominosamente sobre muchas naciones de la Tierra. Cuando sus habitantes entran en esas naves, son recibidos por alien¨ªgenas que parecen calamares gigantes. Los intentos de interactuar con ellos son dif¨ªciles, pues se comunican garabateando extra?os caracteres en una pantalla, que los ling¨¹istas terrestres se esfuerzan por traducir. Se produce una crisis cuando los extraterrestres escriben una palabra que podr¨ªa traducirse como ¡°instrumento¡± o como ¡°arma¡±. Confundidas por esta ambig¨¹edad, las potencias nucleares ponen sus arsenales en alerta m¨¢xima. Parece que va a estallar una guerra interplanetaria, y solo por un simple error ling¨¹¨ªstico. (En realidad, lo m¨¢s probable es que cualquier especie lo bastante avanzada como para traer naves a la Tierra haya estado captando nuestras se?ales de radio y televisi¨®n y haya descifrado nuestro lenguaje por adelantado, de modo que la comunicaci¨®n no tendr¨ªa que depender de los ling¨¹istas terrestres. Pero, en cualquier caso, no ser¨ªa juicioso entablar una guerra interplanetaria con alien¨ªgenas que podr¨ªan estar miles de a?os m¨¢s avanzados que nosotros).
?Qu¨¦ pasar¨ªa si los extraterrestres tuvieran un marco de referencia totalmente diferente para su lenguaje?
Si estos descendieran de una especie de perros inteligentes, su lenguaje podr¨ªa reflejar olores y no im¨¢genes visuales. Si lo hicieran de aves inteligentes, su lenguaje podr¨ªa basarse en complejas melod¨ªas. Si, por el contrario, procedieran de murci¨¦lagos o delfines, su lenguaje podr¨ªa consistir en se?ales de s¨®nar. Y si fueran descendientes de insectos, podr¨ªan comunicarse unos con otros mediante feromonas.
La verdad es que cuando analizamos los cerebros de estos animales podemos apreciar lo mucho que se diferencian de los nuestros. Mientras que una gran parte de nuestro cerebro est¨¢ dedicada a la visi¨®n y el lenguaje, los de otros animales se dedican a cuestiones como el olor y el sonido.
En otras palabras, cuando contactemos por primera vez con una civilizaci¨®n extraterrestre, no podremos dar por supuesto que piensan y se comunican como nosotros.
?Qu¨¦ aspecto tendr¨¢n?
En las pel¨ªculas de ciencia-ficci¨®n, el momento m¨¢s impactante suele ser cuando por fin aparecen los extraterrestres. (De hecho, una de las cosas m¨¢s decepcionantes de la pel¨ªcula Contact, por lo dem¨¢s bastante buena, era que, despu¨¦s de much¨ªsima elaboraci¨®n, nunca lleg¨¢bamos a ver a los alien¨ªgenas). Pero en la serie Star Trek todos los extraterrestres se parecen a nosotros y hablan como nosotros, en perfecto ingl¨¦s estadounidense. La ¨²nica diferencia es que tienen diferentes tipos de narices. M¨¢s imaginativos son los alien¨ªgenas de La guerra de las galaxias, que parecen animales o peces, pero siempre proceden de planetas donde se respira aire y la gravedad es similar a la de la Tierra. En principio, se podr¨ªa afirmar que los extraterrestres pueden tener el aspecto que queramos, ya que nunca hemos contactado con ellos. Pero lo m¨¢s probable es que sigan una cierta l¨®gica. Aunque no podemos estar seguros, hay muchas posibilidades de que la vida en otros planetas se haya originado en los mares y est¨¦ formada de mol¨¦culas basadas en el carbono. Esta composici¨®n qu¨ªmica es muy adecuada para satisfacer dos criterios esenciales de la vida: la capacidad de almacenar ingentes cantidades de informaci¨®n gracias a su compleja estructura molecular y la capacidad de autorreplicarse. (El carbono posee cuatro enlaces at¨®micos, lo que le permite formar largas cadenas de hidrocarburos, incluyendo prote¨ªnas y ADN. Estas largas cadenas contienen un c¨®digo para la ordenaci¨®n ADN de sus ¨¢tomos. Las cadenas constan de dos filamentos, que se pueden separar y captar mol¨¦culas para hacer una copia de s¨ª mismos siguiendo el mismo c¨®digo).
¡°Cuando lleguen, lo m¨¢s probable es que estos seres hayan descifrado nuestro lenguaje para comunicarse con nosotros¡±
Hace poco naci¨® una nueva rama de la ciencia, llamada exobiolog¨ªa, que se dedica a estudiar la vida en mundos lejanos con ecosistemas diferentes de los que existen en la Tierra. Hasta ahora, los exobi¨®logos han tenido dificultades para encontrar una manera de crear vidas que no se basen en la composici¨®n qu¨ªmica del carbono, que nos proporciona tantas y tan variadas mol¨¦culas. Se han considerado muchas otras formas de vida posibles, como criaturas inteligentes en forma de globo que flotar¨ªan en la atm¨®sfera de los gigantes gaseosos, pero es dif¨ªcil encontrar una composici¨®n qu¨ªmica realista que las haga posibles.
Cuando era ni?o, una de mis pel¨ªculas favoritas era Planeta prohibido, que me ense?¨® una valiosa lecci¨®n cient¨ªfica. En un mundo lejano, los astronautas est¨¢n aterrorizados por un enorme monstruo que est¨¢ terminando con los miembros de la tripulaci¨®n. Un cient¨ªfico fabrica un molde de yeso de las pisadas que el monstruo deja en el suelo y se queda asombrado por lo que descubre: los pies del monstruo, declara, violan todas las leyes de la evoluci¨®n. Las garras, los dedos, los huesos, todos est¨¢n dispuestos de una manera que no tiene sentido.
Aquello me llam¨® la atenci¨®n. ?Un monstruo que infringe las leyes de la evoluci¨®n? Ese era un concepto nuevo para m¨ª: que hasta los monstruos y los extraterrestres tuvieran que cumplir con las leyes de la ciencia. Hasta entonces, cre¨ªa que los monstruos solo ten¨ªan que ser horribles y feroces. Pero ten¨ªa perfecto sentido que todas las criaturas y los extraterrestres tuvieran que obedecer las mismas leyes naturales que nosotros, pues no viven en un vac¨ªo.
Michio Kaku es f¨ªsico te¨®rico y divulgador cient¨ªfico. Este texto es un extracto de su nuevo libro El futuro de la humanidad (Debate), que se publica el 22 de noviembre.
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