Empoderar a las agricultoras africanas
La inseguridad afecta las pr¨¢cticas agr¨ªcolas femeninas. Como est¨¢n en riesgo constante de perder sus tierras, invertir en mejorar la productividad a largo plazo deja de ser rentable
M¨¢s del 60% de las mujeres con empleo en ?frica subsahariana trabajan en agricultura. Pero suelen obtener una cosecha pobre, no por inclemencia del clima o mala calidad del suelo, sino por su g¨¦nero. M¨¢s precisamente, por una densa telara?a de leyes, pol¨ªticas, programas y costumbres que las colocan en una situaci¨®n de considerable desventaja.
Eliminar la disparidad de g¨¦nero en la agricultura requerir¨¢ acciones en tres frentes. El primero es la posesi¨®n legal de la tierra. En la mayor parte de ?frica subsahariana, no es com¨²n que las mujeres sean due?as de los campos. En vez de eso, suelen tener acceso a trav¨¦s de un familiar var¨®n, por lo general marido, hermano o padre. Este sistema las deja sumamente vulnerables; una muerte, un divorcio o apenas un cambio de idea de un var¨®n la pueden dejar privada de sus tierras de un d¨ªa para el otro.
La inseguridad resultante afecta las pr¨¢cticas agr¨ªcolas de las mujeres. Como est¨¢n en riesgo constante de perder sus tierras, invertir en mejorar la productividad a largo plazo deja de ser rentable. ?Por qu¨¦ construir terrazas para reducir la erosi¨®n y mejorar la salud del suelo cuando otro podr¨ªa venir a reclamar el terreno y sus mejoras tan pronto como est¨¦n terminados los trabajos? ?Por qu¨¦ cultivar un huerto que a una le quitar¨¢n en cuanto el ¨²ltimo ¨¢rbol est¨¦ plantado?
En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, muchos pa¨ªses han dado importantes pasos para la promoci¨®n y la protecci¨®n del derecho de las mujeres a la tierra. Por ejemplo, Etiop¨ªa introdujo un sistema de registro, donde el certificado de posesi¨®n incluye los nombres y las fotos del esposo y de la esposa. Esta reforma produjo un aumento comprobado de la inversi¨®n agr¨ªcola, especialmente por parte de las mujeres, y todav¨ªa mayor en el caso de aquellas que han recibido educaci¨®n sobre sus derechos, lo que resalta la importancia de implementar programas de alfabetismo jur¨ªdico.
Pero la tierra es s¨®lo el primer paso. Las mujeres tambi¨¦n carecen de acceso igualitario a los insumos, incluidos fertilizantes, semillas mejoradas, equipos mec¨¢nicos y servicios de extensi¨®n agr¨ªcola que las pongan en contacto con informaci¨®n sobre pr¨¢cticas agr¨ªcolas mejoradas. Esta desigualdad se agrava por la falta de equidad en la concesi¨®n de cr¨¦dito necesario para comprar productos agr¨ªcolas. Hay estudios que muestran que en Kenia, Malaui, Sierra Leona, Zambia y Zimbabue las mujeres tienen menos acceso a servicios financieros.
De modo que mejorar el acceso a esos servicios y a los insumos agr¨ªcolas es el segundo frente del empoderamiento. Organismos de ayuda al desarrollo y ONG han comenzado a trabajar en el dise?o de servicios y programas financieros centrados en las mujeres. Y las africanas tambi¨¦n se ayudan mutuamente; hay cada vez m¨¢s organizaciones femeninas (por ejemplo, grupos de microfinanzas) que trabajan para mejorar el acceso a servicios financieros, nuevas tecnolog¨ªas e informaci¨®n. En Kenia, por ejemplo, las integrantes de esos grupos de ayuda mutua tienen m¨¢s conocimiento de pr¨¢cticas agr¨ªcolas adaptadas al clima que otras mujeres.
El ¨²ltimo frente es tal vez el m¨¢s dif¨ªcil: el poder de toma de decisiones. En demasiados contextos, las agricultoras carecen de autoridad para administrar los cultivos que producen o los ingresos que generan. Esto tiene amplias consecuencias para el desarrollo.
En ?frica subsahariana, la agricultura es de dos a cuatro veces m¨¢s eficaz para reducir la pobreza que el crecimiento en otros sectores. Adem¨¢s, como muestra el informe Goalkeepers publicado el mes pasado por la Fundaci¨®n Bill y Melinda Gates, las mujeres invierten m¨¢s recursos bajo su control en la satisfacci¨®n de las necesidades de sus hijos (alimento y educaci¨®n) que los hombres.
En vista de lo cual, habilitar el control de las agricultoras sobre sus recursos es importante no s¨®lo para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 5 (igualdad de g¨¦nero y empoderamiento de mujeres y ni?as) sino tambi¨¦n muchos otros, incluido el de eliminar la pobreza (ODS 1) y erradicar el hambre (ODS 2).
Pese a que ya hubo algunos avances en los tres frentes del empoderamiento de las campesinas, todav¨ªa son muy insuficientes. Para alentar y guiar futuras acciones, junto con mis colegas en el Instituto de Investigaci¨®n de Pol¨ªtica Alimentaria Internacional hemos dise?ado el ?ndice de Empoderamiento de las Mujeres en la Agricultura (WEAI por la sigla en ingl¨¦s), que mide el poder de toma de decisiones, el acceso a recursos (incluido el cr¨¦dito), el control de los ingresos, el uso del tiempo y la pertenencia a grupos.
Al proveer comprensi¨®n del grado de desempoderamiento agr¨ªcola de las mujeres y de sus causas, en diversos contextos, el WEAI (junto con una adaptaci¨®n posterior, pro-WEAI, que busca facilitar la evaluaci¨®n de impacto de los proyectos) est¨¢ ayudando a gobiernos, donantes y ONG a dise?ar intervenciones eficaces. Hasta ahora, ha sido usado por 99 organizaciones diferentes en 54 pa¨ªses. Por ejemplo, datos del WEAI se usaron para el dise?o del proyecto ANGeL en Bangladesh, que busca identificar acciones e inversiones en agricultura que mejoren la nutrici¨®n y empoderen a las mujeres.
Cuando las agricultoras africanas prosperan, todos salen beneficiados: las mujeres mismas, los ni?os en quienes invierten, las comunidades a las que alimentan y las econom¨ªas a las que contribuyen. Con inversiones y pol¨ªticas acertadas, las granjas africanas manejadas por mujeres pueden producir una supercosecha de desarrollo.
Ruth Meinzen-Dick es investigadora superior en el Instituto de Investigaci¨®n de Pol¨ªtica Alimentaria Internacional (IFPRI).
Traducci¨®n: Esteban Flamini. Copyright: Project Syndicate, 2019. www.project-syndicate.org
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