La verdadera raz¨®n por la que dejar 14 d¨ªas el az¨²car (o el gluten, la leche...) te hace sentir euf¨®rico
Los incre¨ªbles poderes de la privaci¨®n de los reg¨ªmenes restrictivos
Puede tratarse de alguien que abandona el az¨²car durante unas semanas. Cabr¨ªa aplicarlo asimismo a los falsos intolerantes al gluten. Y, por supuesto, a los ayunadores. Incluso a los que restringen el consumo de agua ¨Ccomo propone en una de sus fases la dieta macrobi¨®tica, pese a que el agua no tiene calor¨ªas¨C. Pero, con independencia del alimento (o grupo de alimentos) del que la persona en cuesti¨®n decide prescindir, las expresiones suelen ser parecidas y oscilan entre "me siento m¨¢s vital", "con mejor ¨¢nimo", "m¨¢s optimista", "m¨¢s emprendedor", "me concentro m¨¢s en el trabajo", "duermo m¨¢s profundo", "mi piel tiene mejor aspecto"¡. Todo esto es el "empoderamiento" que acompa?a a la sensaci¨®n de controlar la dieta.
Veamos algunos testimonios extra¨ªdos de Internet: "Con el programa I quit sugar, gan¨¦ energ¨ªa, claridad mental, mejor calidad de sue?o y tuve la piel m¨¢s limpia", indica Ver¨®nica. Por su parte, Sacha Harland, un holand¨¦s de 22 a?os, verbaliz¨® as¨ª su experiencia tras participar en el documental Guy gives up added sugar and alcohol for 1 month ("Un tipo deja el az¨²car a?adido y el alcohol por un mes", en ingl¨¦s), de la productora LifeHunters: "Ahora me levanto con facilidad y tengo m¨¢s energ¨ªa. Ha sido una sorpresa agradable, ya que no pensaba que f¨ªsicamente me sentir¨ªa tan diferente". Por ¨²ltimo, la periodista Tracey Block resum¨ªa a la revista Prevention su experiencia, despu¨¦s de 100 d¨ªas con la dieta cetog¨¦nica: "Mis estados de ¨¢nimo son equilibrados, la ropa me sienta mejor y honestamente soy m¨¢s feliz. Tambi¨¦n soy m¨¢s productiva que nunca".
?Experimentar¨ªa los mismos s¨ªntomas cualquiera que dejara de tomar az¨²car u otro alimento de consumo habitual? Los expertos creen que no. En todo caso, depender¨ªa de la cantidad de este hidrato que la persona en cuesti¨®n estuviera consumiendo. Incluso teniendo esto en cuenta ser¨ªa bastante raro sentirse mejor en la oficina, con la pareja, en las relaciones familiares... si la renuncia no viniera acompa?ada de un cambio sustancial en el estilo de vida. Eso significa practicar m¨¢s actividad f¨ªsica, dormir las horas necesarias, reducir el estr¨¦s, tener aficiones y cultivarlas, que las relaciones afectivas resultaran realmente afectuosas. Todo ello sin olvidar pasar los controles m¨¦dicos indispensables para descartar que cosas como falta de ¨¢nimo, la vitalidad, el emprendimiento y el deseo sexual fueran consecuencia de una enfermedad de base.
El ¨¦xtasis est¨¢ (solo) en tu imaginaci¨®n
El az¨²car es un ejemplo de libro del empoderamiento que sienten algunas personas al restringir severamente alg¨²n alimento o grupo de alimentos. Hay mujeres y hombres, por ejemplo, que manifiestan sentirse m¨¢s felices que nunca tras dejar los hidratos de carbono, un efecto que en ocasiones se ha comparado con los s¨ªntomas de una droga como el MDMA o ¨¦xtasis. Otro tanto ocurre con quienes se someten a dietas hipocal¨®ricas. El primer caso de euforia atribuido a la cetosis fue reportado por el doctor Walter Bloom, pionero de los ayunos "terap¨¦uticos" en la d¨¦cada de 1950. Despu¨¦s de varios d¨ªas sin probar bocado, sus pacientes dec¨ªan sentirse tan supercalifragil¨ªsticamente como Mary Poppins, al menos, en un primer momento.
Estos sentimientos se han atribuido en ocasiones a la cetosis, es decir, a la producci¨®n de cuerpos cet¨®nicos que sustituyen a la glucosa como fuente de energ¨ªa para el cerebro. Por otra parte, seg¨²n una campa?a informativa de la Comunidad de Madrid titulada Trastornos de la conducta alimentaria: c¨®mo actuar desde la familia, la sensaci¨®n de controlar la alimentaci¨®n crea, efectivamente, una cierta euforia. Pero¡ ?qu¨¦ opinan los expertos? ?Estamos ante un fen¨®meno paranormal? ?Es posible experimentar mejor¨ªas en diferentes ¨¢mbitos (laboral, sentimental, familiar¡) simplemente por renunciar a un alimento o ayunar?
El dietista-nutricionista Julio Basulto opina que no. "Lo primero que dir¨ªa es que hay que ver si eso es verdad o no, porque podr¨ªa ser que una peque?¨ªsima parte de la poblaci¨®n se sintiera realmente mejor, pero que la gran mayor¨ªa no notara ning¨²n cambio en su vitalidad, en su nivel de felicidad, en su rendimiento laboral, en el tono de su piel. Esto me recuerda a quienes proclaman: 'Mi abuelo fum¨® toda la vida y muri¨® con 92 a?os', pero, claro, nunca se dice nada de los abuelos que murieron con 60 a?os por fumar", espeta. Por otra parte, para poder atribuir esta supuesta mejor¨ªa a un cambio diet¨¦tico, en este caso, a prescindir de un alimento o grupo de alimentos, deber¨ªa existir "plausibilidad biol¨®gica". Es decir, pruebas. "Por ejemplo, hay plausibilidad biol¨®gica", ¨Clanza el coautor del libro M¨¢s vegetales, menos animales (Debolsillo)¨C "de que tomar caf¨¦ contribuye a estar m¨¢s despierto. En cambio, no la hay de que por tomar caf¨¦ sea posible aprobar una carrera sin estudiar. Pues esto es lo mismo¡"
Pero Basulto va todav¨ªa m¨¢s lejos: si fuera cierto, dice, que eliminando un alimento o uno de los tres macronutrientes existentes (prote¨ªnas, grasas e hidratos de carbono) se consiguiera experimentar mejoras psicol¨®gicas, es decir, ya no solo en el terreno nutricional, sino tambi¨¦n en el sentimental, laboral, familiar, etc¨¦tera, entonces los psiquiatras ser¨ªan unos indeseables, ya que estar¨ªan privando a la poblaci¨®n de un tratamiento muy barato (quitarse del az¨²car o de lo que fuera), que ahorrar¨ªa a muchas personas tener que tomar el mont¨®n de pastillas que suele acompa?ar a un tratamiento est¨¢ndar para paliar la ansiedad, la depresi¨®n, el estr¨¦s... "Sin embargo ¨Cprosigue el experto¨C, los estudios tienen en cuenta dichos factores, por lo que la ¨²nica hip¨®tesis razonable es que la privaci¨®n de ese alimento o macronutriente al que se est¨¢ tan acostumbrado ejerce sobre algunas personas un efecto placebo".
O lo que es lo mismo: "Si he conseguido dejar de tomar az¨²car (o hidratos de carbono o lo que sea), lo dem¨¢s es pan comido". Para la dietista-nutricionista Olga Ayll¨®n, se trata de una reacci¨®n bastante habitual que ella ha observado en su consulta. "Perder una o dos tallas de pantal¨®n proporciona mucha motivaci¨®n y lleva a pensar que es posible conseguir un autocontrol parecido en otras parcelas que nada tienen que ver con la comida", confirma.
Si el nuevo h¨¢bito es insostenible, mal vamos
"Si la persona viene de una situaci¨®n descontrolada, por supuesto que sentir control puede trasmitir una cierta sensaci¨®n de seguridad", interviene desde Logro?o Teresa Ureta, miembro del grupo de especializaci¨®n cl¨ªnica de la Academia Espa?ola de Nutrici¨®n y Diet¨¦tica. "La mayor¨ªa de la gente que hace estos cambios tan dr¨¢sticos no tiene en cuenta que muchas veces la eliminaci¨®n de un alimento en particular implica reducir la cantidad de comida en general, algo que en algunos casos viene acompa?ado de una mejor¨ªa, independientemente de los cambios biocl¨ªnicos ocasionados por prescindir de algo", detalla: "La clave radica en la sostenibilidad del cambio". Pese a ello, los hay que terminan suscribiendo informaciones sin ning¨²n tipo de base cient¨ªfica. "Cuando alguien tiene las ideas claras, no es tan vulnerable", recuerda Ureta. "Por mi experiencia, quienes realizan este tipo de dietas tienden a no tener unos h¨¢bitos saludables de base y est¨¢n excesivamente preocupados por la alimentaci¨®n".
Otro tanto opina Gemma L¨®pez-Guimer¨¤, doctora en Psicolog¨ªa de la Salud y especialista en problemas de alimentaci¨®n (dietas restrictivas, alimentaci¨®n por estr¨¦s, anorexia, bulimia...). "Estos fen¨®menos son complejos, por lo que nunca hay una ¨²nica explicaci¨®n para estas verbalizaciones. Mi primer comentario es que al cerebro le gusta que exista una coherencia entre lo que pensamos y lo que hacemos", indica. "Cuando nos decantamos por una opci¨®n, lo que hacemos es sobreestimar sus beneficios y subestimar los posibles perjuicios. Por consiguiente, si yo he decidido dejar el az¨²car, mi tendencia ser¨¢ exaltar los beneficios y minimizar los inconvenientes", apunta esta profesora de Personalidad, Evaluaci¨®n y Tratamiento Psicol¨®gico de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona y m¨¢ster en Diet¨¦tica y Nutrici¨®n Humana.
"Una consecuencia de lo anterior es que si, en la pr¨¢ctica, una alternativa no resulta ser suficientemente gratificante, la persona que tom¨® la decisi¨®n de prescindir de un alimento y, en ocasiones, de ir en contra de su propia biolog¨ªa, modificar¨¢ sus creencias para que el camino que ha tomado le parezca ser m¨¢s gratificante de lo que en realidad es", recalca la especialista, con una veintena de publicaciones en revistas cient¨ªficas de referencia. "Tambi¨¦n en la anorexia hay una primera fase de exaltaci¨®n que algunas de mis pacientes dicen que es bonita, aunque en poco tiempo d¨¦ paso a un verdadero infierno, porque muchas de estas personas piensan: 'Si he sido capaz de controlar lo que como, con lo dif¨ªcil que es, c¨®mo no voy a ser capaz de conseguir otras cosas", explica.
Este es el precio de tu cabezoner¨ªa
"Una posible hip¨®tesis del porqu¨¦ de esa euforia es que al restringir un nutriente importante, el organismo se estresa y segrega adrenalina, una hormona que nos activa para estar alerta y buscar el alimento que nos falta, por lo que es muy posible que esa sensaci¨®n de mayor vitalidad se corresponda con esa dosis extra", a?ade L¨®pez-Guimer¨¤. "Otra cosa que hace el organismo cuando est¨¢ estresado por esa carencia es liberar endorfinas para bloquear la sensaci¨®n de dolor. Pero ese estado de alerta permanente por falta de alimento agota al organismo en unos d¨ªas, momento a partir del cual todo se gira en contra y donde antes exist¨ªa vitalidad comienza a haber cansancio".
Por ejemplo, algunos de sus pacientes que toman polvos proteicos le cuentan que, al cabo de unos d¨ªas, empiezan a tener rampas, se cansan m¨¢s que antes al jugar con sus hijos, etc¨¦tera. "Esto es extrapolable a cualquier dieta que comporte una restricci¨®n severa de macronutrientes o que sea muy baja en calor¨ªas. A la larga, los que siguen este tipo de ayunos est¨¢n de mal humor y su libido cae por los suelos. Es una lucha entre algo que se ha decidido mentalmente, dejar de comer, y la propia biolog¨ªa, que siempre va por delante y acaba ganando, salvo que la persona termine por desarrollar un desorden mental", advierte. Pero hay algo m¨¢s: quienes practican el apartheid con alg¨²n grupo de alimentos, suelen arrastrar un amplio historial de reg¨ªmenes a sus espaldas, adem¨¢s de oponerse frontalmente a lo "nutricionalmente correcto".
Hasta donde se sabe, prescindir de un componente en nuestra alimentaci¨®n no da lugar a un efecto cascada en otros ¨®rdenes de la vida. Si as¨ª fuera, se?ala Julio Basulto, se habr¨ªa demostrado con estudios y se instalar¨ªa en los protocolos eliminar ese nutriente (o lo que fuera) para que la gente se encontrara psicol¨®gicamente mejor. Es decir, habr¨ªa investigaciones que demostrar¨ªan el beneficio en cuesti¨®n. Pero, a falta de ellas, lo ¨²nico que se puede decir es que la vida es mucho m¨¢s compleja, aunque la humanidad haya recurrido a un talism¨¢n desde que el mundo es mundo.
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