Escandalosas, honestas y divertid¨ªsimas: doce autobiograf¨ªas de espa?oles para leer este verano
Deportistas, actores, cantantes o vedettes: todas sus vidas est¨¢n trufadas de detalles escandalosos y sorprendentes, pero tambi¨¦n de una sinceridad aplastante a trav¨¦s de la que se percibe un mundo y una sociedad ya desaparecidos
El n¨²mero de mayo ya est¨¢ disponible en formato PDF, y es descargable de forma gratuita haciendo clic aqu¨ª.
Todos estos libros tienen algo en com¨²n: est¨¢n trufados de detalles escandalosos, morbosos y sorprendentes, pero tambi¨¦n de una sinceridad aplastante -incluso cuando inventan, tergiversan o fabulan- a trav¨¦s de la que se percibe un mundo y una sociedad ya desaparecidos. El resultado es lo bastante apasionante como para que, ley¨¦ndolos, nos olvidemos durante un rato de nuestras propias vidas. A continuaci¨®n, seleccionamos doce autobiograf¨ªas espa?olas escandalosas que son perfectas para leer este verano. Tambi¨¦n te explicamos por qu¨¦.
Paco Rabal: 'Si yo te contara¡'
El personaje. Due?o de la voz aguardentosa m¨¢s famosa del cine espa?ol, Paco Rabal fue un actor respetado tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Entre los directores con los que ha trabajado se cuentan Bu?uel, Almod¨®var, Saura, Visconti, Chabrol o Antonioni.
El esc¨¢ndalo. En las memorias que Paco Rabal escribi¨® junto a Agust¨ªn Cerezales en 1994 hab¨ªa de todo. Y cuando decimos de todo es de todo. El descubrimiento precoz del sexo que inclu¨ªa masturbaci¨®n y escenas de zoofilia, la aparici¨®n de un pederasta que intent¨® abusar de ¨¦l cuando era ni?o a base de invitarle a chucher¨ªas y al cine, un amago de violaci¨®n m¨²ltiple en un hospital, el relato estremecedor de la pobreza de la ¨¦poca¡ El conjunto resulta a veces tan asombroso que algunos de los recuerdos se leen como fragmentos de una novela del realismo m¨¢gico. En un ejercicio de sinceridad, Rabal no elude su muy conocida fama de promiscuo conquistador, y junto al gran amor declarado en varias ocasiones por su esposa, la actriz Asunci¨®n Balaguer, aparecen tambi¨¦n sus m¨²ltiples infidelidades, que inclu¨ªan int¨¦rpretes conocidas, prostitutas y mujeres an¨®nimas de todo tipo.
Un fragmento. ¡°18 prostitutas de todos los colores y envergaduras. Y todas, absolutamente todas, eran lesbianas. Cuando cada una de las muchachas, rendida, se iba a dormir, de repente, como a una se?al que empezaba suave y se iba elevando hasta un griter¨ªo, se formaba un esc¨¢ndalo, un guirigay de ayes y suspiros, que atronaba en el edificio. Hac¨ªan el amor enloquecidas, furiosamente, entre ellas. Amparo me lo explicaba: 'Est¨¢n cansadas de tanto hijoputa como tienen que aguantar¡±.
Carmen Sevilla: 'Memorias'
El personaje. Actriz, bailarina y tonadillera, Carmen Sevilla representaba la imagen m¨¢s blanca, inocente y bondadosa de su ¨¦poca. Adem¨¢s formaba un matrimonio en apariencia perfecto junto al compositor Augusto Alguer¨®, al que lleg¨® virgen, como entonces estaba mandado y se esperaba de una ¡°buena chica¡± como ella. Con su regreso a la primera l¨ªnea medi¨¢tica tras varios a?os de retiro para presentar el Telecup¨®n, pas¨® a ser una se?ora mayor despistada y entra?able, tan querida como lo hab¨ªa sido en su juventud.
El esc¨¢ndalo. El famoso periodista Carlos Herrera fue el encargado de recoger y ordenar en 2005 los recuerdos de la popular actriz. M¨¢s all¨¢ de la terrible confesi¨®n de que el director de cine John Berry hab¨ªa intentado violarla, Carmen se atrev¨ªa a romper con su aura inmaculada relatando los dos abortos a los que se hab¨ªa sometido ya casada con Alguer¨®, y confesaba el horrendo matrimonio que vivi¨® con ¨¦l, lleno de infidelidades por parte del m¨²sico, que tambi¨¦n se gastaba grandes cantidades de dinero en los casinos. M¨¢s all¨¢ de esto, sus recuerdos ejemplificaban lo que una educaci¨®n represiva pod¨ªa obrar en una persona: el miedo al sexo y la ignorancia absoluta de todo lo que tuviese que ver con la sexualidad humana.
Un fragmento. ¡°Admiro y respeto a las parejas de hoy que se conocen y se acuestan y se respetan y luego cada uno vive en su casa. Tambi¨¦n es que quiz¨¢ tienen un coco m¨¢s despierto y saben lo que quieren y son parejas, o novios, y se acuestan o no, pero les aplaudo. Pero en aquel entonces no nos acost¨¢bamos. Ten¨ªamos nuestro cachonde¨ªto, pero de ah¨ª no pas¨¢bamos. Hab¨ªa tocamientos, besitos llenos de cari?o, pero ah¨ª terminaba todo. Yo no me acost¨¦ con nadie en ninguna cama. El meterme en la cama con un t¨ªo, aunque no hiciera nada, era para m¨ª tab¨². Meterme en la cama era perder todo. Ahora bien, en un banco del parque, en un coche, en un escal¨®n, en un jard¨ªn, en un monte¡ ah¨ª te pod¨ªas abrazar y darte una revuelta con la pareja, pero siempre vestida. La cama era un tab¨² impresionante. Yo ten¨ªa que ir virgen y casada para meterme en la cama con un t¨ªo, o sea, con mi marido¡±.
O bien. ¡°Yo no ten¨ªa ni idea. ?Que verdad m¨¢s grande que la experiencia sexual es muy importante entre el hombre y la mujer, entenderse en una cama! ?Lo es todo! De cintura para arriba, yo era divina; pero de cintura para abajo, yo no ten¨ªa ni puta idea, porque yo no ten¨ªa la experiencia de hacerle a los hombres cosas, ni yo sab¨ªa que los hombres me ten¨ªan que hacer cosas a m¨ª. ?De verdad, es muy duro, muy fuerte!¡±.
Alfredo Landa: 'Alfredo el grande. Vida de un c¨®mico'
El personaje. Actor ic¨®nico del cine espa?ol, pas¨® de representar un g¨¦nero propio -¡°el landismo¡±, comedias populares vagamente er¨®ticas anteriores al destape- a ser aceptado y reconocido como uno de los mejores actores del pa¨ªs, capaz de hacer cine dram¨¢tico, televisi¨®n o humor de todo tipo.
El esc¨¢ndalo. Marcos Ord¨®?ez ¨Cnovelista y autor tambi¨¦n de otros libros de memorias imprescindibles, como el dedicado a Nuria Espert o Beberse la vida, una historia oral sobre Ava Gardner en Espa?a¨C mantuvo largas conversaciones con Landa y logr¨® preservar su voz en un grado de autenticidad tal que el libro, publicado en 2008, se lee casi como un mon¨®logo a coraz¨®n abierto. Esto inclu¨ªa una sinceridad descarnada que levant¨® tantas ampollas como aplausos. A Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez le acusaba de robarle papeles; al productor Jos¨¦ Luis Dibildos lo tildaba de ¡°timador profesional¡±; de Josele Rom¨¢n dec¨ªa que ¡°se met¨ªa de todo¡±; de Concha Velasco, que ¡°era muy buena chica pero luego se junt¨® con el rojer¨ªo¡±; de Gracita Morales, que ¡°se fue convirtiendo en una mujer caprichosa, desp¨®tica, intratable¡ Dejaron de llamarla porque no cumpl¨ªa y, francamente, porque no la aguantaba nadie¡±¡ y cargaba tambi¨¦n contra la falta de talento y de pasi¨®n del cine espa?ol contempor¨¢neo.
Un fragmento. ¡°Se me ha ido la envidia sana, la que te da mecha. El otro d¨ªa vi a Tommy Lee Jones, uno de mis actores favoritos, haciendo el poli retirado de En el valle de Elah. Extraordinaria pel¨ªcula, de las mejores del a?o. Y Tommy Lee Jones estaba del carajo la vela. Tiempo atr¨¢s, yo ve¨ªa una cosa como ¨¦sa y se me llevaban los demonios, me dec¨ªa: ¡°Joder, qu¨¦ bueno es este t¨ªo, yo quiero hacer algo as¨ª¡±. O el actor alem¨¢n de La vida de los otros. Esos son personajes y pel¨ªculas que me hubiera vuelto loco por hacer. Y ahora no. Qu¨¦ raro, pens¨¦. Se me acab¨® la envidia, las ganas. ?Te parece triste? Pues no s¨¦ si es triste. Es as¨ª¡±.
Sara Montiel: 'Vivir es un placer'
El personaje. ¡°Sarit¨ªsima¡± fue actriz, cantante, icono er¨®tico y una de las primeras espa?olas en irse a Hollywood con ¨¦xito. Su voz, sus gestos excesivos y su aura de diva glamourosa la convert¨ªan en uno de los rostros m¨¢s reconocibles del panorama patrio.
El esc¨¢ndalo. Fiel a su fama de seductora imbatible, en sus recuerdos recogidos por Pedro Manuel V¨ªllora, Sara repasaba sus romances con escritores como Mihura ¨Csiendo ella menor de edad y ¨¦l teniendo m¨¢s de 40 a?os¨C, con su primer marido Anthony Mann o con Ernest Hemingway, pero la pol¨¦mica lleg¨® por contar que hab¨ªa mantenido un largo affaire con Severo Ochoa, entonces casado. Los herederos del cient¨ªfico calificaron este episodio de ¡°delirio pat¨¦tico de anciana que se sirvi¨® de ¨¦l para promocionar un libelo infame¡±. Se crea o no en el testimonio de la actriz, sus memorias constituyen una lectura trepidante, en la que lo mismo cuenta c¨®mo prob¨® por primera vez el yogur que su amistad con Burt Lancaster o sus avatares en la industria del cine.
Un fragmento. ¡°No es ya que me considerasen una mujer soltera, es que me consideraban una mujer mala, como se dec¨ªa entonces, una pecadora. Y adem¨¢s, como me hice tan famosa y popular, Franco no quiso que se diese ese ejemplo de libertad a la gente. Aquel era un mundo totalmente horrible, y no hace falta que sea yo quien lo diga. Lo dice la Historia, y la Historia no la he escrito yo, pero s¨ª la he vivido. En aquel mundo labr¨¦ mi carrera, y aquel mundo quiso aprovecharse de m¨ª. Franco me utiliz¨®: a trav¨¦s de Ces¨¢reo Gonz¨¢lez, me utiliz¨®. Cuando mis pel¨ªculas se convirtieron en aut¨¦nticos bombazos en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y sus pa¨ªses sat¨¦lites, me mandaron a Rusia y a Ruman¨ªa; a Rusia fue a cambio de petr¨®leo, y a Ruman¨ªa a cambio de madera¡±.
Poli D¨ªaz: 'A golpes con la vida'
El personaje. Fue uno de los ¨²ltimos boxeadores profesionales de este pa¨ªs conocidos por el gran p¨²blico. ¡°El potro de Vallecas¡± encarnaba los valores de una Espa?a depauperada que sal¨ªa adelante, de forma literal, a hostias. Su ca¨ªda en desgracia en forma de drogadicci¨®n e indigencia lo convert¨ªa en una met¨¢fora amarga de los peligros del ¨¦xito.
El esc¨¢ndalo. Con tales mimbres, las memorias de Poli D¨ªaz, publicadas en 2013, ten¨ªan ya ganado parte de nuestro inter¨¦s. Con un lenguaje coloquial salpicado de expresiones ¡°cheli¡± y de humor, el boxeador desarrollaba su trayectoria desde una infancia de necesidades en la peor zona de un barrio marginal hasta el triunfo, la fama y el dinero mal digeridos. Poli D¨ªaz se embols¨® 100 millones de pesetas cuando perdi¨® el combate de su vida, se reconvirti¨® en actor porno, se enganch¨® a la hero¨ªna y acab¨® viviendo en una tienda de campa?a al lado de un supermercado de la droga madrile?o. El libro terminaba con una redenci¨®n optimista escrita desde la aparente estabilidad, aunque despu¨¦s de su publicaci¨®n Poli D¨ªaz volvi¨® a ser noticia por meterse en peleas fuera del ring.
Un fragmento. ¡°Boxeaba por dinero, y por dinero me met¨ª tambi¨¦n en el porno. Pero los polvos que a m¨ª me interesaban eran otros¡±.
Mar¨ªa Luisa Merlo: 'M¨¢s all¨¢ del teatro'
El personaje. Hija de Ismael Merlo, madre de Amparo Larra?aga y Luis Merlo, cu?ada de Amparo Rivelles y esposa de Carlos Larra?aga, Mar¨ªa Luisa Merlo es, adem¨¢s de miembro de una prolija saga de int¨¦rpretes, actriz de cine, televisi¨®n y teatro.
El esc¨¢ndalo. Al escribir las memorias de la actriz, Pedro M. V¨ªllora tuvo la virtud de mantener un tono muy coloquial que se lee como una conversaci¨®n ¨ªntima con una amiga cercana. Adem¨¢s de narrar sus tormentosas relaciones con Adolfo Marsillach, Carlos Larra?aga o Juan Diego, la Merlo sorprend¨ªa sobre todo por la cruda descripci¨®n de su adicci¨®n a la coca¨ªna y el ¨¦xtasis. Tampoco ahorraba detalles sobre su proceso de iluminaci¨®n espiritual, con retiros de meditaci¨®n en la sierra incluidos. A Carlos Larra?aga le molest¨® la visi¨®n que su ex daba de ¨¦l, al que presentaba como un don juan ¡°enfermizo¡± y sus a?os de matrimonio como ¡°una guerra civil¡±.
Un fragmento. ¡°Hac¨ªa una vida muy rara, y a las cinco de la tarde ya estaba en casa del camello. Despu¨¦s, cuando ya estaba bien puesta, me iba a rezar una hora a la iglesia que est¨¢ al lado del Eslava, porque la coca¨ªna me pon¨ªa completamente m¨ªstica; aparentemente no me hac¨ªa nada, pero lo que est¨¢ claro es que me quitaba la depresi¨®n para devolv¨¦rmela luego mucho m¨¢s fuerte. As¨ª que mi vida era camello-iglesia-trabajar, y despu¨¦s de trabajar me iba a la cama, donde bajaba el efecto de la coca¨ªna con pastillas y porro¡±.
Cayetano Mart¨ªnez de Irujo: 'De Cayetana a Cayetano'
El personaje. Jinete, duque de Arjona, hijo de la duquesa de Alba, Cayetano tal vez sea el m¨¢s medi¨¢tico de sus hermanos por su azarosa vida sentimental y la frecuencia con la que comparece ante los medios.
El esc¨¢ndalo. Estas memorias pertenecen a la categor¨ªa de libro-terapia con el que ajustar cuentas con su pasado. Desde luego, Cayetano ten¨ªa una larga lista de infamias que hab¨ªa intentado superar de las formas m¨¢s diversas a lo largo de los a?os trat¨¢ndose con varios psic¨®logos y someti¨¦ndose a t¨¦cnicas de la cienciolog¨ªa. Sus recuerdos empezaban como los de un ¡°pobre ni?o rico¡± criado sin cari?o por nannys que lo maltrataban, con una relaci¨®n muy fr¨ªa con su madre y algunos de sus hermanos y afectado para siempre por la muerte precoz de su padre, que nunca le explicaron y por la que ¨¦l sinti¨® que le estaban abandonando. Tambi¨¦n es sincero al hablar del nulo entendimiento con el segundo marido de su madre, Jes¨²s Aguirre, o su adicci¨®n a las drogas y al sexo, que ¨¦l explica como un intento de paliar esa falta de atenci¨®n en la infancia. En un apartado menos dram¨¢tico, confesaba un idilio de apenas tres meses en su juventud con la infanta Elena, algo que sus familias respectivas no pod¨ªan ver con mejores ojos.
Un fragmento. ¡°La modelo fue la horma de mi zapato en el peor de los sentidos. Yo, que pensaba que todas las mujeres estaban a mi disposici¨®n, sabore¨¦ de mi propia medicina: era una mujer maquiav¨¦lica y fr¨ªa, de doble personalidad¡±.
Fabio McNamara: 'Fabiograf¨ªa'
El personaje. Ya sea como Fabio McNamara, Fabio de Miguel o Fanny McNamara, su nombre es indisoluble de la movida, pero va mucho m¨¢s all¨¢. Cantante, pintor, actor y sobre todo estrella, su trayectoria elude cualquier definici¨®n cl¨¢sica.
El esc¨¢ndalo. Escrito por su amigo Mario Vaquerizo, McNamara repasaba su intensa vida desde la educaci¨®n cl¨¢sica del ni?o del tardofranquismo hasta su regreso a declararse cat¨®lico convencido y enemigo del aborto. Entre medias, un relato tan fiel como alucinado de los a?os de la Movida, el mundo ¡°chochoni¡±, el ¡°mariconer¨ªo¡±, las drogas, la moda, salpicado por secundarios como las Costus, Almod¨®var, Tino Casal, Alaska o Carlos Berlanga. Con su lenguaje propio y su mezcla de referentes, las memorias son un entretenid¨ªsimo paseo por el mundo propio de un personaje ¨²nico.
Un fragmento. ¡°Me atra¨ªan mucho los cementerios y quer¨ªa ir all¨ª con mis amigos, pero pasaban total; normal. Me interesaba tambi¨¦n la magia, la psicolog¨ªa, le¨ªa mucho a Freud¡ Ya se ve que yo he estado siempre un poquito loco. Alucinaba con todo lo que fuera diferente¡±.
Amparo Mu?oz: 'La vida es el precio'
El personaje. La belleza de Amparo la llev¨® a ser nombrada Miss Universo en 1974 y con ello alcanzar fama mundial, pero su renuncia a la corona apenas seis meses despu¨¦s demostr¨® que no era una mujer que siguiese con docilidad el camino marcado. Para lo bueno y para lo malo. Su carrera como actriz, sus problemas emocionales y su adicci¨®n a la hero¨ªna hicieron de ella protagonista de la noticia durante varias d¨¦cadas.
El esc¨¢ndalo. M¨¢s all¨¢ del cl¨¢sico t¨¦rmino de ¡°juguete roto¡±, las memorias de Amparo Mu?oz, escritas en colaboraci¨®n con Miguel Fern¨¢ndez, describen a la perfecci¨®n una ¨¦poca y un momento sociocultural. Su vida ten¨ªa mimbres de hero¨ªna de follet¨ªn: desde el retrato de una joven an¨®nima de M¨¢laga sin grandes ambiciones, su irrupci¨®n en los c¨ªrculos privilegiados de la jet set, los sinsabores amorosos y de ah¨ª el derrumbe por culpa de la hero¨ªna, hasta la redenci¨®n final. Mu?oz no ahorra una visi¨®n amarga del mundo de los cert¨¢menes de belleza que devoraba a las mujeres j¨®venes e inexpertas como ella, con ofertas para dedicarse a la prostituci¨®n de lujo, invitaciones a que participara en org¨ªas y la presencia de una mujer al cargo de las misses que intent¨® seducirla. El relato de sus romances con otros nombres populares como Patxi Andi¨®n, M¨¢ximo Valverde, Antonio Flores o El¨ªas Querejeta cubre la parte sentimental, y no elude su responsabilidad a la hora de contar c¨®mo se meti¨® en las drogas, desde que su entonces pareja le ofreci¨® una mezcla de coca¨ªna y hero¨ªna sobre la lona de un yate en Venecia. Quiz¨¢ uno de los aspectos en los que m¨¢s destaca es en el de mostrar lo extendido que estaba el abuso estructural, desde la oportunidad de conseguir papeles a cambio de favores sexuales a el horror de que cuando quiso abortar en M¨¦xico, todos los m¨¦dicos con los que consultaba le exig¨ªan antes de la operaci¨®n que se acostase con ellos. No en vano, estas memorias, descatalogadas ya, se venden en el mercado de segunda mano a precios estratosf¨¦ricos.
Un fragmento. ¡°Sal¨ª de M¨¢laga una ma?ana del verano de 1973 y volv¨ª treinta a?os despu¨¦s, enferma y desorientada, acostada sobre un colch¨®n, en un monovolumen¡±.
La Veneno: '?Digo! Ni puta ni santa: las memorias de La Veneno'
El personaje. De la prostituci¨®n callejera al estrellato m¨¢s absoluto y de ah¨ª a la decadencia, Cristina Ortiz ¡°La Veneno¡± fue una de las transexuales m¨¢s famosas de Espa?a. Encumbrada en los 90 por Pepe Navarro en el programa Esta noche cruzamos el Mississippi, el pa¨ªs qued¨® fascinado por su imponente presencia, su naturalidad y su idioma propio lleno de una vulgaridad genial. La fama ef¨ªmera la trastoc¨® para siempre. Tras pasar por la c¨¢rcel por estafa, una nueva generaci¨®n la redescubri¨® gracias a Internet.
El esc¨¢ndalo. Valeria Vegas consigui¨® una doble misi¨®n complicada: por un lado convencer a Cristina para que le confiase su vida a lo largo de varias sesiones de grabaci¨®n, y conseguir transcribir y ordenar toda la informaci¨®n sin que se perdiese un ¨¢pice de su gracia innata e inimitable. La vida de la Veneno estaba trufada de desgracias e incomprensi¨®n, pero su forma de contarse a s¨ª misma era tan triste como divertida, fr¨ªvola y memorable. Entre sus romances, citaba sin nombres a algunos toreros, futbolistas y presentadores, pero eso era lo de menos. Lo que brillaba es la visi¨®n a bocajarro de una supervivencia a trav¨¦s del aut¨¦ntico lumpen. Demostrando que no era un personaje de inter¨¦s tangencial, la primera edici¨®n del libro se agot¨® al poco de salir, y lo mismo ha ocurrido con reediciones posteriores. Cristina falleci¨® en 2016, apenas un mes despu¨¦s de la publicaci¨®n del libro, que recientemente se ha convertido en una serie de televisi¨®n.
Un fragmento. ¡°Cuando a la Andrea la ingresaron ya muy enferma, porque ten¨ªa el sida, yo iba a visitarla y le llevaba unos cazos de potaje que le encantaban. Delante de muchas otras que hab¨ªa all¨ª mismo, sali¨® y me dijo: 'Mira, Veneno, cuando yo me muera te vas a poner t¨² en mi sitio, en la esquina con la glorieta de Pintor Rosales'. Y all¨ª me puse y fue mi lugar para hacer la calle. Fue un gesto bonito, ella supo afrontar la muerte y en vez de derrumbarse me dej¨® en herencia lo mejor que ten¨ªa, su lugar en la calle, un lugar privilegiado¡±.
Terenci Moix: 'El peso de la paja'
El personaje. Escritor superventas, galardonado con varios premios literarios, celebridad por sus apariciones en televisi¨®n y sus escritos en prensa, Terenci Moix era uno de los intelectuales m¨¢s populares de la segunda mitad del siglo XX tanto por sus obras como por su arrolladora personalidad.
El esc¨¢ndalo. Las memorias de Terenci fueron publicadas en origen en tres vol¨²menes -El cine de los s¨¢bados, El beso de Peter Pan y Extra?o en el Para¨ªso-, y de inmediato se consideraron parte de sus mejores obras. Funcionan ya sea como experiencia personal¨ªsima, como cr¨®nica de una ¨¦poca o como ejercicio literario. Son llamativas las descripciones de la Barcelona de su infancia, la aparici¨®n del amor por el cine como ejercicio salvador y la idea del exilio no por motivos pol¨ªticos o econ¨®micos sino sexuales, para poder vivir su identidad homosexual con libertad. Otros personajes famosos como Mar¨ªa del Mar Bonet, Pasolini, Maruja Torres o N¨¦stor Almendros aparecen en este retrato de infancia, adolescencia y juventud que el autor ten¨ªa previsto continuar, pero el c¨¢ncer y la muerte se lo impideron.
Un fragmento. ¡°Despu¨¦s de retozar in¨²tilmente para crear la ilusi¨®n de un poco de deseo, ¨¦l me apart¨® despectivamente de su lado y exclam¨®: 'T¨² no tienes sexo. Entre las piernas solo te cuelga una filmoteca'. Por toda respuesta, me abrac¨¦ a su cuerpo, pensando que as¨ª negaba sus palabras, pero ¨¦l insisti¨®: 'Cuando quieres ser culto, te cuelga una biblioteca. Pero no cambia el asunto'.
Lolita: 'Flores y alguna espina'
El personaje. Cantante, actriz, hija mayor de Lola Flores, eslab¨®n de una importante dinast¨ªa del espect¨¢culo, famosa desde su nacimiento, Lolita ha logrado ser un gran personaje del coraz¨®n y a la vez artista reconocida.
El esc¨¢ndalo. Coescrito junto a Javier Men¨¦ndez Flores a modo de entrevista, el libro cubre tanto la faceta laboral de Lolita como su parte m¨¢s ¨ªntima, ofreciendo an¨¦cdotas curiosas y confesiones in¨¦ditas sobre ambas realidades. Las memorias describen el ambiente privilegiado lleno de contactos interesantes en el que creci¨®, detallan la construcci¨®n de su carrera a ra¨ªz del ¨¦xito inesperado de Amor, amor y, en un giro sorprendente, no eluden episodios a los que podr¨ªa haber sacado mayor rendimiento econ¨®mico en una entrevista televisiva que narr¨¢ndolos en una biograf¨ªa. As¨ª, Lolita relata su relaci¨®n con Paquirri o su depresi¨®n a ra¨ªz de la muerte de su madre y su hermano Antonio, que la llevaron a recurrir al alcohol y las drogas.
Un fragmento. ¡°En aquella ¨¦poca le pegaba porrazos a las puertas, con una ira muy grande y una desaz¨®n tremenda por lo de mi hermano. Estuve dos a?os muy loca. Loca en el sentido de que no dorm¨ªa, com¨ªa muy poco, beb¨ªa much¨ªsimo¡ Menos la hero¨ªna y el LDS, lo prob¨¦ todo¡±.
El n¨²mero de mayo ya est¨¢ disponible en formato PDF, y es descargable de forma gratuita haciendo clic aqu¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.