10 playas para el ¡®vero?o¡¯ en el Mediterr¨¢neo
De San Pedro del Pinatar a Menorca, estos anchos arenales son un acierto seguro para disfrutar de la mejor temporada playera, cuando hay menos aglomeraciones y el agua a¨²n est¨¢ templada
Adi¨®s a la falta de aparcamiento (el aut¨¦ntico numerus clausus de las playas espa?olas), a la mancha tupida de sombrillas y toallas, a los precios desorbitados y, por qu¨¦ no decirlo, a la turismofobia. Solo tenemos que cambiar de estaci¨®n para dar la bienvenida al mar buc¨®lico, al estilo de vida libre de estr¨¦s con el agua templada del Mediterr¨¢neo, al menos hasta el pr¨®ximo mes de noviembre. Cada vez m¨¢s triunfan las playas en vero?o, y mejor cuando son atractivas y espaciosas. Aqu¨ª van 10 propuestas que son un acierto seguro.
Los camaleones de San Pedro del Pinatar
Este es un play¨®n acostado en el malec¨®n norte de un puerto. De tanto como rebosa la arena, se ha tenido que elevar la pasarela que atraviesa la zona dunar desde el aparcamiento de Coterillo ¡ªdonde dejar el coche¡ª, equipado con techo, aseos y observatorios ornitol¨®gicos, hasta la playa. As¨ª llegamos a los tres kil¨®metros de largo de la id¨ªlica playa de la Torre Derribada, que guarda el parque regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar: compendio de saladares, pinares y dunas, de las mejores en su g¨¦nero de la Regi¨®n de Murcia, que avanzan como olas lent¨ªsimas empujadas por el viento. Se aconseja apuntarse a la Ruta Ornitol¨®gica, guiada y gratuita, que ofrece la oficina de turismo de la Regi¨®n de Murcia o, en su defecto, cubrir la senda circular de 3,8 kil¨®metros (una hora) y rica en aves acu¨¢ticas. El camale¨®n hace acto de presencia todo el a?o en las dunas o en la pinada, a veces incluso en la misma playa. El restaurante MardeSal sigue siendo referencia.
En defensa de las dunas marbell¨ªes
De la defensa de los ecosistemas costeros que quedan en Marbella ha hecho su causa la decidida Asociaci¨®n ProDunas Marbella. Respecto a la playa Real de Zaragoza, dicha sociedad se ha propuesto proteger sus 42.000 metros cuadrados de dunas ¡ªdeclaradas reserva ecol¨®gica¡ª, en una zona a salvo de los embates de los temporales y que es id¨®nea para proyectar la mirada. La vegetaci¨®n aut¨®ctona es f¨¦rtil y 13 colegios han apadrinado uno de los mont¨ªculos arenosos. Como contrapeso al lujoso hotel W, encontramos un kil¨®metro de senderos de madera pilotados con p¨¦rgolas, financiado por la Uni¨®n Europea e incorporado a la senda litoral.
Al no poder aparcar en el acceso al Ranch¨®n Cubano, un local veterano de ritmos caribe?os, el coche es mejor dejarlo cerca de La Plage Casanis, restaurante de referencia. Tanto el hotel Estrella del Mar como su estupendo club de playa reabrir¨¢n en 2025.
Encuentro con las picofinas en El Pinet (Elche)
Esta playa virgen del parque natural de las Salinas de Santa Pola se presenta como un gran atractivo, en particular para ni?os, por la conjunci¨®n de hermosos ecosistemas: el entorno dunar y la salinera de Bonmat¨ª, que aloja un hervidero de avifauna a solo 250 metros de la orilla. En la ecoruta de El Pinet, bordeando las balsas salineras ¡ªactivas, pero sin uso comercial, solo biol¨®gico¡ª, nos detendremos primero en el observatorio Avoceta, entre archibebes comunes, tarros blancos y flamencos, de los cuales hay registrada una poblaci¨®n estable de 2.000 ejemplares de aves. Despu¨¦s saltamos, siempre en paralelo al mar, al observatorio donde las gaviotas picofinas ¡ªtan selectivas a la hora de alimentarse como espantadizas¡ª toman el protagonismo. De la torre-observatorio podemos regresar paseando por la orilla. El aparcamiento est¨¢ 300 metros, justo antes de llegar al restaurante Galicia.
Valencia se mira en Las Arenas
Sus 300 metros de grosor, alimentados por las corrientes que chocan contra el puerto de Valencia, hacen de Las Arenas un entorno irrenunciable de sociabilidad. Al ser un arenal urbano, conserva las esencias del barrio pesquero del Cabanyal ¡ªlo ideal es comprobarlo en la calle d¡¯Escalante, del n¨²mero 189 al 243¡ª y su paseo mar¨ªtimo mantiene, en oto?o, una excelente oferta de ocio y restauraci¨®n. De las paellas de La Pepica, un restaurante abierto en 1898, a la oferta gastron¨®mica del restaurante La Sastrer¨ªa, pasando por los tratamientos termales del balneario Las Arenas o el Marina Beach Club, discoteca incluida. Tambi¨¦n es inolvidable la experiencia de contemplar la puesta de sol a bordo de un catamar¨¢n de Mundo Marino con una copa en la mano.
Atravesando el minidesierto de Sa Mesquida
El noreste de la isla de Mallorca oculta, por sus hechuras, el sorprendente cord¨®n dunar de Sa Mesquida (Capdepera). Lo que primero se aconseja es atravesarlo por la pasarela, lo cual deja boquiabiertos a los visitantes ante sus eminencias ling¨¹iformes y remontantes, cubiertas de nardos y barronales. Luego se puede subir al b¨²nker y descender al sector de playa reservado al nudismo, en un entorno de delicadas coloraciones entre blancas y verdiazules. Nunca conviene ir cuando castiga el viento norte, salvo que uno practique el surf. Eddis Reitstall propone una jornada ecuestre por la playa y, si hay ganas, hacer una peque?a excursi¨®n y encaramarse a la torre ruinosa de Son Jaumell. Y qu¨¦ decir del exclusivo hotel rural Predi Son Jaumel el cual, junto con el restaurante Bistr¨® Senzill del chef Andreu Genestra, abre hasta finales de octubre.
Cita en la begurense Sa Riera
Esta cala, una de las m¨¢s anchurosas de la Costa Brava y la m¨¢s visitada de Begur (Girona) ¡ªpese a su escueta zona de aparcamiento¡ª, es cualquier cosa menos aburrida. Sa Riera mide nada menos que 115 metros de ancho y su abundancia arenosa se achaca al nuevo espig¨®n del puerto de l¡¯Estartit. A la vista de las islas Medas, el arenal tiene como gran aliciente el Paseo de Ronda hasta la bell¨ªsima cala de Illa Roja ¡ªunos 25 minutos¡ª, nudista y con un espectacular circo de acantilados con el islote varado en la rompiente.
Familiar, tranquila y muy abierta al mar, cuando castiga el viento en Sa Riera no cabe sino trasladarse a Aiguablava. Un alojamiento con encanto es el hostal Ses Negres, dotado con restaurante de cocina ampurdanesa.
El codiciado estatus de Ahuir
El Plan de Acci¨®n Territorial de la Infraestructura Verde Litoral (PATIVEL) es un instrumento que protege los escasos tramos de costa virginal que quedan en la Comunidad Valenciana. Una de sus joyas es la playa de l¡¯Ahuir, en Gand¨ªa, cuyos dos kil¨®metros estuvieron a un tris de urbanizarse hace una d¨¦cada. Eliminar el actual aparcamiento es uno de los proyectos pendientes. A su bandera azul se unen los certificados ISO 9001 y 14001.
Ahuir cuenta con tres accesos, los dos laterales dotados con pasarelas elevadas sobre las dunas, protegidas con una talanquera en la parte que da al mar. Esta es doble en el caso de los nidos de chorlitejo patinegro, el ave playera por excelencia. En la zona norte, lindante con Xeraco, se extiende la estupenda zona abiertamente nudista.
Sotogrande tiene playas
Poco se sabe del frente mar¨ªtimo de la urbanizaci¨®n de Sotogrande, en San Roque (C¨¢diz). Creciendo a costa del espig¨®n del Puerto Sotogrande se extiende la playa de Torreguadiaro, de una anchura de 280 metros de arena gris gruesa y grava, donde se notan las mareas y en la que ondea la bandera azul. A la vista del pe?¨®n de Gibraltar se agradece el espacioso entorno, as¨ª como la presencia de La Charca ¡ªresto de la antigua desembocadura del r¨ªo Guadiaro¡ª adem¨¢s de un sector dunar bajo y bien alfombrado de vegetaci¨®n. Por no hablar de la vieja torre almenara y las casitas que delatan el antiguo barrio de pescadores. Las llamadas torres gemelas son la met¨¢fora del desarrollismo de los a?os sesenta.
Mejor comunicada, imposible: detr¨¢s de Torreguadiaro convergen la autopista AP-7 (salida 1091) y la autov¨ªa A-7. Un hotel boutique de referencia por sus vistas, su restaurante y su atento servicio, es el Milla de Plata.
Barcos navegando sobre las dunas
Los sedimentos aportados por el r¨ªo generaron, en la zona norte del parque natural del Delta del Ebro, en la provincia de Tarragona, un desierto a baja cota. Tan baja que el Mediterr¨¢neo va a dar cuenta de ¨¦l a menos que pierda fuelle el cambio clim¨¢tico. Dicho fen¨®meno invasivo se observa con nitidez en el restaurante Vascos (977 26 71 71; abierto hasta el 12 de octubre, el d¨ªa de El Pilar), protegido por un muro de contenci¨®n y tambi¨¦n el lugar donde aparcar el coche para seguir a pie un kil¨®metro bordeando la costa en direcci¨®n al faro, hasta la playa de la pen¨ªnsula de El Fangar (Deltebre). Est¨¢ en un entorno de preciosas dunas y una avifauna que cobra presencia y sonido. Los espejismos son muy habituales.
Brujuleando por Son Bou
Son Bou (Alaior), la playa m¨¢s amplia de Menorca, situada al sur de la isla balear, pide ponerse en modo senderista. Para empezar, subir a la bas¨ªlica paleocristiana, donde hacerse una idea panor¨¢mica de este playazo, que aparece en toda su grandeza. Despu¨¦s podemos acercarnos al prat (humedal), a su zona dunar, pasando el ¨¢rea de uso nudista ¡ªla arena, fina, siempre gustosa al pie¡ª y llegando, incluso, a la zona rocosa de Atalis, a 2,5 kil¨®metros del aparcamiento. Un paseo de lo m¨¢s agradable junto a una marisma litoral, entre carrizos y tarajes, y una amena presencia de aves. Eso s¨ª, hay que tener en cuenta que al estar abierta al mar el ba?o resulta peligroso los d¨ªas de marejada.
De los nuevos alojamientos situados en la cercana Llucalari dos buenas opciones son el Menorca Experimental y el exclusivo Cap Menorca Relais & Ch?teaux. Ambos cierran a finales de octubre, cuando acaba el vero?o.
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