El gozo de leer el Mediterr¨¢neo de M¨¢laga a Malta pasando por la Costa Azul
Historia, gastronom¨ªa, relatos o novelas, da igual: llenar la mochila de libros sobre el destino ayuda a iluminar las vacaciones y cambiar la experiencia viajera de manera radical. Aqu¨ª va una selecci¨®n de t¨ªtulos para saborear de un modo distinto seis puntos de este mar
Cuenta el fil¨®sofo Michael Marder que durante las vacaciones tan importante es el viaje exterior como el interior. Es decir, que es igual de relevante la forma de relacionarse con el destino y sus gentes como consigo mismo. ¡°No es lo mismo simplemente viajar a una ciudad que hacerlo con libros sobre su historia, su cultura o su gastronom¨ªa¡±, explica. Leer sobre un lugar sobre el terreno, entender su idiosincrasia, su pasado, gastronom¨ªa o simplemente adentrarse en una novela ambientada en ese territorio es una actividad que cambia por completo la perspectiva. Y genera unas sensaciones ¨²nicas ya sea al deambular por calles o pasar las horas en la playa. Para recorrer el Mediterr¨¢neo hay cientos, miles, de publicaciones que ni caben en una biblioteca en casa ni mucho menos en la mochila. Pero una selecci¨®n ofrece saborear seis puntos de este mar para cambiar la experiencia viajera de manera radical. Igual que lo hace enviar una postal a los seres queridos, por eso de recuperar algo de romanticismo en tiempos de Instagram.
La malague?a Costa del Sol ejerce de punto de partido de esta ruta. Durante los a?os cincuenta, sesenta y setenta este rinc¨®n fue refugio de personajes de todo tipo. Unos acababan en las playas de Torremolinos ¡ªcomo John Lennon, que pas¨® dos semanas en compa?¨ªa de Brian Epstein¡ª, y otros, en una incipiente Marbella, ciudad en la que, por ejemplo, el futbolista George Best se escondi¨® en verano de 1971 sin que en su equipo de f¨²tbol, el Manchester United, lo supieran ¡ªel futbolista tambi¨¦n pasar¨ªa alg¨²n verano en Mallorca¡ª. Harto de la presi¨®n medi¨¢tica, cambi¨® los entrenamientos por compartir carajillos con los jubilados. Esta y otras muchas historias est¨¢n recogidas en Exc¨¦ntricos en la Costa del Sol, libro de Jos¨¦ Luis Cabrera y Carlos G. Pranger que permite revisitar la zona con otros ojos. Tambi¨¦n cerrarlos para olvidar las playas hoy hasta la bandera, las tiendas de souvenirs o los restaurantes de gusto dudoso y, a cambio, revivir la visita de Brigitte Bardot, las fiestas de Gamel Woolsey y Gerald Brenan en Churriana o so?ar con aquella tranquilidad que vivieron los primeros viajeros del hotel Marbella Club entre fiestas hoy imposibles. La Costa del Sol en la hora pop, de Juan Bonilla, ofrece im¨¢genes e historias alucinantes. La otra ciudad, del fallecido Pablo Aranda, es hoy ya casi un relato antropol¨®gico de la capital provincial, M¨¢laga, que ha vivido una radical transformaci¨®n desde 2003, cuando se public¨® la novela.
Para calma, la que rodea al cortijo de El Fraile, situado ¡°entre los cerros chatos y pelados, sin m¨¢s flora que la le?a, la palma y las atochas¡±, como escribi¨® Carmen de Burgos, nacida en Rodalquilar (Almer¨ªa). A las afueras a¨²n se levanta esta cortijada donde ocurri¨® en 1928 el llamado Crimen de N¨ªjar que luego inspir¨® Bodas de sangre, de Federico Garc¨ªa Lorca y, antes, Pu?al de claveles, de la propia escritora almeriense. ¡°La bella tierra mora enclavada al l¨ªmite de Europa, donde se meci¨® mi cuna, se vive esa vida primitiva y hermosa que pretendo presentar a los lectores¡±, escrib¨ªa en otra de sus obras, Los inadaptados. Es la que tambi¨¦n encontr¨® el escritor Juan Goytisolo cuando visit¨® la zona en los a?os cincuenta del pasado siglo.
La posidonia que une Almer¨ªa e Ibiza
Entonces aquella era una costa ¡°tan asombrosamente bella como desconocida¡±. Estaba habitada por gentes extremadamente pobres en un desierto en el que apenas crec¨ªan chumberas, hoy ya transformado en oc¨¦ano de pl¨¢stico. ¡°El d¨ªa que hagan la dichosa carretera, las casas cuadruplicar¨¢n su valor. En verano podr¨¦ alquilarlas a los turistas¡±, dec¨ªa uno de los protagonistas de Pu?al de claveles, Don Ambrosio, ya consciente del potencial almeriense. Hoy la autov¨ªa llega cerca, una red de carreteras y pistas alcanza cualquier aldea y, aunque el canto de las cigarras sigue brotando ¡°como una sorda protesta del suelo¡±, este cachito de costa es ¨²nico por su protecci¨®n administrativa. Las playas de Rodalquilar, Agua Amarga o Los Genoveses y M¨®nsul son, por ahora, excepciones en un Mediterr¨¢neo plagado de hormig¨®n que poco a poco va amenazando un para¨ªso terrenal, pero tambi¨¦n mar¨ªtimo gracias a sus praderas de posidonia.
Esta planta que filtra el agua y acoge una incre¨ªble biodiversidad marina es tambi¨¦n emblema de Ibiza, otro de esos lugares tan masificados que, salvo que lo que se busque sea precisamente fundirse entre la ruidosa marabunta, requieren afrontar el viaje con otra mentalidad. Los libros son una gran opci¨®n. Y hay posibilidades muy diversas. Si la idea es imaginar este paisaje paradis¨ªaco en sus mejores d¨ªas (y sin apenas turistas) basta acercarse a Walter Benjamin y sus cartas y textos durante las dos etapas que pas¨® en la isla balear en los primeros a?os treinta. Su serie ibicenca es un homenaje a los ritmos tranquilos, la hospitalidad, la sencillez, la naturaleza abrumadora. Vicente Valero recoge algunas de ellas en Experiencia y pobreza, como la que Benjamin escribi¨® a su amiga Gretel Karplus donde relata una cala desconocida. ¡°Y all¨ª se nos ofreci¨® una imagen de una perfecci¨®n tan inm¨®vil que tuvo en m¨ª algo extra?o¡±, contaba, para despu¨¦s hablar de un territorio interior ¡°donde uno se topa con los paisajes m¨¢s cultivados y f¨¦rtiles¡±. Era un lugar ¡°reservado y misterioso¡± que hoy ha perdido parte de su magia, pero que l¨ªneas como estas permiten reconstruir aquella utop¨ªa que sedujo a personalidades como Rafel Alberti o Albert Camus. Sus viajes y los de otros muchos son reconstruidos, tambi¨¦n por Valero, en Viajeros contempor¨¢neos. Ibiza, siglo XX.
Tambi¨¦n existe una oportunidad excelente para pasear por la Santa Eul¨¤ria des Riu de hace un siglo y recrearse en la cotidianeidad de sus habitantes, su alegr¨ªa, sus fiestas, su esfuerzo y su honestidad. Pasear por Puig d¡¯en Missa, la zona antigua, con Vida y muerte de un pueblo espa?ol, del norteamericano Elliot Paul, es una fantas¨ªa. Tambi¨¦n un golpe de realidad: si la primera parte habla del d¨ªa a d¨ªa en el para¨ªso, la segunda se adentra en el infierno tras el estallido de la Guerra Civil. Las memorias de Bonnie Cullen, When the Water Speaks, permiten igualmente viajar a la vida de los pueblos de los a?os setenta antes de que fueran arrasados ¡ªsalvo, de alguna manera, los de norte¡ª por urbanizaciones y hoteles. Mi Ibiza privada, de Antonio Escohotado, arranca en aquella ¨¦poca, anterior al estallido del turismo y con fiestas como nunca se hab¨ªan conocido antes. Son las que recoge Balearic, obra que multiplica las ganas de experimentar alguna de aquellas fiestas en las primeras versiones de Pach¨¢ y Amnesia.
La Costa Azul picassiana
No hay excusas suficientes que impidan hacer parada en la Costa Azul francesa y su entorno. All¨ª se instal¨®, en los a?os cuarenta, el malague?o Pablo Picasso. Lo hizo atra¨ªdo por una luz que tambi¨¦n atrap¨® a Matisse, Van Gogh o Chagall. El artista sol¨ªa escapar all¨ª desde Par¨ªs para las vacaciones hasta que decidi¨® trasladarse a vivir. En Antibes le ofrecieron trabajar en un edificio que hoy es el Museo Picasso de la ciudad. Y por sus playas paseaba junto a sus hijos Claude y Paloma y a su compa?era de entonces, Fran?oise Gilot, que relata aquellos d¨ªas en su excelente Vida con Picasso. Una famosa fotograf¨ªa de aquellos d¨ªas, tomada por Robert Capa y donde el artista tapa con una sombrilla a Gilot ante la atenta mirada de su sobrino, Javier Vilat¨®, es la portada del relato de una vida extraordinaria, con tanta luces como sombras, junto a Picasso, ¡°un hombre lo suficientemente mediterr¨¢neo como para pasar las ma?anas en la playa sin hacer nada¡±, escrib¨ªa Gilot. El artista residi¨® durante siete a?os en Vallauris, peque?o pueblo donde recib¨ªa visitas como la de Brigitte Bardot. All¨ª trabaj¨® la arcilla con el equipo del taller Madoura y muchas de sus piezas se ven en el museo con su nombre que hay en la localidad, que alberga un mural extraordinario: Guerra y paz. Cannes, Vauvenargues ¡ªya en la Provenza, donde fue enterrado tras su muerte¡ª y luego Mougins son tambi¨¦n paradas en su biograf¨ªa. El relato acerca de su trayecto vital, sus visitas, sus an¨¦cdotas, su forma de pensar o sus tormentosas relaciones pisando el mismo suelo un siglo despu¨¦s es una experiencia ¨²nica.
Dos originales de Picasso tiene en las paredes de su casa en Mongibello, al sur de Italia, Dickie Greenleaf para sorpresa de su supuesto amigo Tom Ripley. Su llegada hasta el entonces remoto pueblo de la costa italiana est¨¢ descrita en El talento de Mr. Ripley, de Patricia Highsmith, con tanta evocaci¨®n que dan ganas de subirse a un autob¨²s y repetir el trayecto por lugares domo Torre del Greco o Sorrento. ¡°La carretera bordeaba el mar y atravesaba una serie de pueblecitos¡±, escribe Highsmith, formados por ¡°casitas que parec¨ªan migas de pan¡±. Mongibello es un lugar imaginario que podr¨ªa ser cualquier pueblo del litoral napolitano. La serie Ripley, estrenada hace meses por Netflix, traslada el escenario a Atrani ¡ªen la costa Amalfitana¡ª mientras que la pel¨ªcula El talento de Mr. Ripley lo hac¨ªa a las islas cercanas de Ischia y Procida. Para leer esta novela en sus paisajes originales es recomendable hacerlo con un Martini y una raci¨®n de ¡°pulpos en miniatura¡± ¡ªque tanto sorprende Ripley¡ª y so?ar con un pa¨ªs que ya no existe: ese de una belleza inabarcable y sin la constante presencia de turistas. Los viajes a N¨¢poles ¡ªy sus plazas con ¡°carretillas cargadas de uva, higos, pasteles, sand¨ªas¡±¡ª y Roma son una manera de completar el viaje al ritmo que marcan las frases de una novela que invita a perder la noci¨®n del tiempo. Igual que las de Elena Ferrante piden con fuerza perderse por las calles y barrios de la urbe napolitana donde transcurre su famosa tetralog¨ªa La amiga estupenda.
Salto a Malta
A otra isla se puede llegar gracias a la escritora Azahara Alonso y sus vivencias en un cachito de tierra de nombre tan veraniego como Gozo. Es, adem¨¢s, el t¨ªtulo del fant¨¢stico libro que public¨® en 2023. Ubicada al norte del archipi¨¦lago de Malta, parece un buen destino en busca de unos d¨ªas de desconexi¨®n. ¡°De tan peque?a, la isla es casi agua¡±, escribe Alonso, que m¨¢s all¨¢ de su d¨ªa a d¨ªa y sus reflexiones describe un destino de playas, faros y monumentos naturales. Eso s¨ª, el que fuese su mayor reclamo, la Ventana Azul, roca donde se hab¨ªa rodado Juego de tronos, cay¨® de manera natural en 2017. Este es un territorio con 365 iglesias ¡ªuna para cada d¨ªa¡ª y una coqueta ciudad donde las campanas suenan cada 15 minutos. El texto aclara que el ferri que lleva hasta este remoto rinc¨®n no cuesta nada porque se paga ¨²nicamente al salir de all¨ª. Si es que se sale, porque a estas alturas, quiz¨¢, lo mejor ser¨¢ quedarse a no hacer nada. O, al menos, hacer poco m¨¢s que leer.
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