Asia en tren: 10 recorridos sobre ra¨ªles que merecen un viaje
De los trenes de juguete por el norte de la India a los trenes bala japoneses que son toda una experiencia en s¨ª mismos, pasando por trazados que resumen la historia m¨¢s reciente del sudeste asi¨¢tico
En un viaje en tren, la aventura comienza ya en la estaci¨®n. Hoy se han convertido en la alternativa m¨¢s ecol¨®gica para viajar por muchos rincones del mundo, pero no han perdido su magia ni su poder de evocaci¨®n. Para muchos viajeros, no hay nada que supere a un viaje sobre ra¨ªles, ya sea en grandes trayectos internacionales, ¨¦picos en longitud y aventura, o en breves rutas regionales por la costa. Algunos permiten disfrutar de grandes proezas de la ingenier¨ªa, otros, de ¨¦poca colonial, siguen funcionando gracias al apoyo local y la voluntad de los ferroviarios. Los hay tan c¨¦lebres que est¨¢n incluidos en la lista de patrimonio mundial de la Unesco, y tan humildes y desconocidos que su estaci¨®n de partida hay que buscarla esforzadamente en un mapa.
En Asia sigue habiendo trenes de vapor de v¨ªa estrecha que remontan a la ¨¦poca colonial, pero tambi¨¦n est¨¢n ah¨ª las grandes proezas de trazado de la ingenier¨ªa ferroviaria, ascendiendo hacia el Himalaya, y los trenes m¨¢s r¨¢pidos del mundo, como los c¨¦lebres trenes bala de Jap¨®n. Estos son algunos de los viajes en tren por el continente que merecen la pena hacer en alg¨²n momento de nuestras vidas.
Tren del camino de postas de Jap¨®n: un viaje en el tiempo
Aparte del veloc¨ªsimo tren bala tan asociado a Jap¨®n, existe uno local que sube jadeante hacia los Alpes japo?neses siguiendo el antiguo Nakasendo o camino de postas. Para en peque?as aldeas de monta?a en las que sobreviven los mismos edificios de madera que en el per¨ªodo Edo (1603-1868), y donde los artesanos locales siguen fabri?cando cuencos a mano. El Japan Rail Pass permite viajar sin l¨ªmites en este convoy, por lo que podemos pasar un d¨ªa entero, o incluso dos, subiendo y bajando para explorar bien la ruta. Si se combina con senderismo por parte del camino Nakasendo, se podr¨¢ conocer de primera mano c¨®mo surcaban esta ruta los viajeros y comerciantes de anta?o.
Más información en el libro Los mejores viajes en tren del mundo de Lonely Planet y en la web lonelyplanet.es.
Conviene relajarse, porque esta l¨ªnea no es el t¨ªpico tren bala japon¨¦s. Pero que nadie se equivoque: sale y llega a la hora prevista. Aunque eso aqu¨ª no es lo importante. Este viaje se elige porque es lento. Se abre paso por un paraje pensado para recorrerse a pie o a caballo, antes la gente necesitaba decenas de paradas hasta llegar al desti?no. En el per¨ªodo Edo, el Nakasendo comunicaba Tokio (entonces, Edo) con Kioto. Este tren sigue un tramo conocido como Kisoji, a trav¨¦s del valle de Kiso. A lo largo de la ruta se levantaron los llamados ¡°pueblos de postas¡±; estas paradas oficiales de descanso y tr¨¢nsito para el Gobierno acabaron expandi¨¦ndose para incluir alojamientos, casas de t¨¦ y tiendas para los viajeros civiles.
Tsumago es parada obligatoria para los amantes de la arquitectura: muchos de sus edificios se han restaurado con tal perfecci¨®n en los ¨²ltimos 50 a?os que el Gobierno japon¨¦s lo ha nombrado Sitio de Conservaci¨®n Arquitect¨®nica Nacional. En el tranquilo Narai, m¨¢s al norte del valle, reina la calma. Aqu¨ª, los artesanos locales venden obras que elaboran casi igual que sus antepasados desde hace siglos.
Hokkaido Shinkansen (Jap¨®n): un tren bala entre monta?as y bajo el mar
El shinkansen es el emblem¨¢tico tren bala y motivo de orgullo del pa¨ªs nip¨®n. El Hokkaido Shinkansen, que empez¨® a funcionar en el 2016, es su l¨ªnea m¨¢s larga y reciente: une Tokio con Hakodate, en la isla de Hokkaido, a trav¨¦s del t¨²nel Seikan. Por el camino, pasa junto a pintores?cas escenas del Jap¨®n rural, a trav¨¦s de monta?as y bajo el mar. Aunque esta ruta es solo una parte del viaje, montarse en el shinkansen ¡ªcon sus carritos de comi?da y un personal que recibe y despide con reveren?cias al viajero¡ª es toda una experiencia japonesa. El abono Japan Rail Pass ofrece uso ilimitado de la red del shinkansen durante una, dos o tres semanas.
El Hokkaido Shinkansen utiliza la ¨²ltima serie de trenes H5 para su recorrido m¨¢s r¨¢pido, llamado Hayabusa (halc¨®n peregrino), que pueden alcanzar velocidades de hasta 320 kil¨®metros por hora. A los pocos minutos de salir de la estaci¨®n de Tokio, ya se est¨¢ fuera del centro de la ciudad atravesando la periferia a toda velocidad. Y justo cuando parece que la distancia entre las casas est¨¢ empezando a aumentar, comienza a reducirse al acercarnos a Sendai, la ciudad m¨¢s grande de Tohoku, que es la regi¨®n septentrional de Honshu, la isla principal de Jap¨®n. Despu¨¦s, el tren se adentra en el Tohoku rural, considerada una de las zonas m¨¢s remotas de Jap¨®n. En el sur de la prefectura de Iwate, a medio camino entre Sendai y Morioka, hay un trecho especialmente bonito de campo japon¨¦s, con arrozales ¡ªverde esmeralda en verano, dorados en oto?o¡ª y granjas de madera tradicionales, llamadas minka e identificables por sus enormes tejados en pendiente. Conforme el tren se acerca a Morioka, aparecen en el horizonte unas monta?as descomunales, entre las que se encuentra el volc¨¢n del monte Iwate, apodado Nanbu Fuji porque se parece al monte Fuji.
Casi todo el tramo entre Morioka y Shin Aomori se hace en la oscuridad, con solo unos atisbos de monta?as boscosas entre t¨²neles. El logro m¨¢ximo es el t¨²nel de Seikan (unos 54 kil¨®metros), del que casi la mitad discurre 100 metros por debajo del lecho marino del estrecho de Tsugaru, entre las islas de Honshu y Hokkaido. Despu¨¦s, tras 20 minutos de oscuridad, estaremos ya entre las ondulantes colinas del sur de Hokkaido, en el tramo final hasta la estaci¨®n de Shin-Hakodate-Hokuto. De momento, la l¨ªnea termina aqu¨ª. Ya han comenzado las obras para ampliarla hasta Sapporo, antes de 2030.
Tokaido y Sanyo Shinkansen (Jap¨®n): trenes ultrarr¨¢pidos en una ruta de samur¨¢is
En las ¨²ltimas d¨¦cadas, se han trazado nuevas l¨ªneas de shinkansen, como la de Hokkaido. Sin embargo, la l¨ªnea original, la m¨¢s emblem¨¢tica y, de hecho, la primera l¨ªnea de alta velocidad del mundo, es la Tokaido Shinkansen que desde 1964 une Tokio y Osaka. Combinada con su prolongaci¨®n hacia el oeste, la Sanyo Shinkansen, es una forma de conocer los majestuosos paisajes y las megaciudades de Jap¨®n, aunque los trenes vayan demasiado r¨¢pido para poder apreciar las vistas.
El viaje parte de la estaci¨®n central de Tokio donde, si nos fijamos, descubriremos a los densha otaku, una subcultura de trainspotters japoneses que observan los trenes y recorren los andenes c¨¢mara en mano: est¨¢n obsesio?nados, y con raz¨®n, con los trenes de alta tecnolog¨ªa, que parecen aviones supers¨®nicos.
Los m¨¢s r¨¢pidos de la l¨ªnea Tokaido Shinkansen son los trenes Nozomi (deseo), tambi¨¦n son los que hacen menos paradas. Les siguen los Hikari (ligeros) y, a estos, los Kodama (eco), relativamente lentos en comparaci¨®n a pesar de circular a una velocidad impresionante de 285 kil¨®metros por hora. Sea cual sea el tren elegido, los pasajeros rumbo al sur pronto atraviesan el ¨¢rea metropolitana de Tokio, paran brevemente en la ciudad sat¨¦lite de Yokohama y luego bordean la bah¨ªa de la capital nipona. No hay que perderse las vistas al mar cuando se pasa por la pen¨ªnsula de Izu, ni dejar de alzar los ojos para contemplar el cono nevado del monte Fuji. Es una vista atemporal: la ruta que siguen estos trenes ha sido trazada desde tiempos inmemoriales. La l¨ªnea f¨¦rrea toma su nombre del Tokaido, una ruta del siglo XVII que un¨ªa la antigua capital, Kioto, con la nueva, Tokio, por la que transitaban mercaderes, peregrinos y samur¨¢is y que fue evocada por poetas y pintores. Aunque gran parte del camino original se ha perdido, su heredero moderno contin¨²a la tradici¨®n de idas y venidas de viajeros.
La red de l¨ªneas Shinkansen surgi¨® como s¨ªmbolo del renacimiento y recuperaci¨®n de Jap¨®n tras los estragos y la destrucci¨®n de la Segunda Guerra Mundia. Adem¨¢s, coincidi¨® con el denominado milagro econ¨®mico. En la actualidad, en el tramo final de la l¨ªnea Sanyo, los convoyes se sumergen bajo el estrecho de Kanmon y reaparecen en la isla de Kyushu, concluyendo su reco?rrido en la estaci¨®n de Hakata. Sigue siendo una espe?cie de milagro: los trenes m¨¢s r¨¢pidos viajan a Kyushu desde Tokio en poco menos de cinco horas.
De Colombo a Badulla (Sri Lanka): un tren colonial de trazado sobrecogedor
Una de las muchas cosas inolvidables de Sri Lanka es la variedad e intensi?dad de su vegetaci¨®n. Y no hay mejor forma de apreciar todo el espectro de verdes del pa¨ªs que con un viaje en tren de un d¨ªa: desde parques urbanos al nivel del mar hasta plan?taciones de t¨¦ en las tierras altas, pasando por apabullantes selvas y bosques, arrozales, monta?as y valles, parques nacionales y, tambi¨¦n, asentamientos humanos. Aqu¨ª no hay ni rastro de velocidad o alta tecnolo?g¨ªa, pero s¨ª la oportunidad de disfrutar despacio de uno de los trayectos en tren m¨¢s espectaculares del mundo.
La l¨ªnea que va de Colombo a Badulla (292 km) es hist¨®rica de principio a fin. Comienza en la centenaria estaci¨®n de Fort, en la capital, y sigue las mismas v¨ªas de la primera l¨ªnea f¨¦rrea del pa¨ªs, que se inaugur¨® en 1864. Fue ampli¨¢ndose por fases, haciendo alarde de importantes proezas de la ingenier¨ªa.
El viaje puede dividirse en cinco partes: las llanuras, tres ascensos y un descenso final con un sobrecogedor paisaje sin fin hacia el sur. El primer vag¨®n, el de primera clase, es de observaci¨®n con un gran ventanal al fondo. Los que tengan un billete para m¨¢s de 80 kil¨®metros pueden interrumpir el viaje en estaciones intermedias durante 24 horas, sin m¨¢s penalizaci¨®n que tener que hacer reservas nuevas para el d¨ªa siguiente. Hay paradas como Rambukkana, Kandy, la ¨²ltima capital real del pa¨ªs y su coraz¨®n cultural; Hatton, importante n¨²cleo del t¨¦ y puerta a la reserva forestal de Sinharaja; Pattipola, la estaci¨®n m¨¢s alta del pa¨ªs, con unas vistas impresionantes de las llanuras de Horton; o Ella, para¨ªso del senderismo de monta?a, con unas vistas del viaducto de los Nueve Arcos.
El tren de juguete a Darjeeling (India): un prodigio de la ingenier¨ªa en el Himalaya
Los trenes de vapor de v¨ªa estrecha de la India son legendarios y el m¨¢s famoso de todos es el llamado tren de juguete a Darjeeling, de color azul. El trayecto desde las llanuras de Bengala hasta Darjeeling pasa por plantaciones de t¨¦ y pueblos formados por casas con techos de hojalata, mientras las nubes se precipitan sobre el macizo del monte Kanchenjunga. Aunque actualmente las locomotoras de vapor solo recorren un peque?o tramo, y casi todo el mundo llega a Darjeeling en trenes di¨¦sel, este ic¨®nico viaje de monta?a sigue teniendo un gran valor hist¨®rico.
La idea de crear una l¨ªnea f¨¦rrea desde las planicies hasta el Himalaya oriental habr¨ªa desanimado a muchos ingenieros: la l¨ªnea Darjeeling sube desde los 100 metros por encima del nivel del mar, en Nueva Jalpaiguri, hasta m¨¢s de 2.200 metros, en Darjee?ling, y se eleva a¨²n m¨¢s en Ghum, la estaci¨®n ferrovia?ria m¨¢s alta de la India (2.258 metros). Para lograr este ascenso, los ingenieros tuvieron que construir 554 puentes, seis zigzags en marcha atr¨¢s y tres vueltas completas. Las v¨ªas pasan sobre s¨ª mismas como una pista de Scalextric en un punto que recibe el apropiado nombre de Agony Point (punto de la agon¨ªa).
La tecnolog¨ªa ferroviaria ha mejorado desde la inauguraci¨®n de la l¨ªnea en 1881, pero pocos de estos avances han llegado a Darjeeling, as¨ª que, a pesar del cambio de vapor al di¨¦sel en las locomotoras, los pasajeros a¨²n tienen que pasar por la misma secuencia de paradas y arranques, desplaza?mientos adelante y atr¨¢s y delicadas piruetas. Da igual: el sobrecogedor paisaje compensa de sobra el avance del viaje a paso de caracol.
El tren de juguete a Darjeeling sigue circulando por las v¨ªas estrechas de la India, de menos de 1 metro (610 mil¨ªmetros) de ancho y solo compatibles con locomotoras y vagones en miniatura. En la actualidad, viajan en ¨¦l m¨¢s viajeros indios que extranjeros y el ambiente es de lo m¨¢s animado, con ni?os que gritan emocionados cada vez que pasan por alg¨²n lugar destacado y aparecen cascadas entre la vegetaci¨®n.
Para vivir la emoci¨®n de circular detr¨¢s ¡ªo, a veces, delante¡ª de una de las locomotoras originales de clase B de Sharp, Stewart & Co hay que montarse en el tren tur¨ªstico de Darjeeling a Ghum, con parada en el bucle de Batasia, un prodigio de la ingenier¨ªa con vistas vertiginosas de los pueblos que salpican la monta?a y del macizo nevado del Kanchenjunga.
De Kalka a Shimla (India): evocaci¨®n colonial con aire brit¨¢nico
El Himalaya indio est¨¢ delimitado por dos magn¨ªficas l¨ªneas de ferrocarril de v¨ªa estrecha: la del tren de juguete en el este y la de Kalka a Shimla en el oeste. Por ambas circulan trenes en miniatura que recorren las estriba?ciones de las monta?as m¨¢s imponentes del mundo. La l¨ªnea de Kalka a Shimla no es tan famosa como su compa?era oriental, ni llega tan alto, pero recorre una distancia mayor, ofrece unas vistas igual de evocadoras y cuenta con muchos convoys que transportan a los pasajeros hasta las alturas de Himachal Pradesh.
En 1864, Shimla se convirti¨® en la capital veraniega de la India brit¨¢nica y en el cuartel general del Ej¨¦rcito brit¨¢nico. Para que los gobernantes del Raj pudieran refrescarse con la brisa de las monta?as, hubo que trasladar a caballo, en elefante, en palanqu¨ªn y en ca?rreta de bueyes todos los elementos de la Administra?ci¨®n desde Calcuta (a unos 1.900 kil¨®metros de distancia). A principios del siglo XX, los ingenieros exploraron una ruta para un nuevo ferrocarril de v¨ªa estrecha hasta Shimla. A bordo del ferrocarril inaugural, que recorri¨® la l¨ªnea en 1903, viajaba lord Curzon, virrey de la India.
Hoy Shimla ya no es una capital, pero el ferrocarril disfruta de un estatus especial al estar incluido en la lista de patrimonio de la Unesco. La l¨ªnea parte de Kalka y atraviesa bosques de pinos y cedros del Hima?laya. La primera estaci¨®n importante se encuentra en Dharampur, un peque?o pueblo al que se llega tras una serie de curvas muy pronunciadas. Solo un ferrocarril de v¨ªa estrecha era capaz de sortear curvas tan cerradas y estas peque?as locomotoras pod¨ªan superar pendientes por las que los trenes normales habr¨ªan resbalado hasta llegar al nivel del mar. La ciudad de Solan marca el ecuador de la ruta y es un buen lugar para estirar las piernas. A partir de ah¨ª, el trayecto gira hacia el norte y pronto aparece otro bello templo hind¨² en la cima de la colina de Tara Devi. Despu¨¦s, la l¨ªnea Kalka-Shimla no tarda en seguir un patr¨®n regular y armonioso, con estaciones azules provistas de jardineras en el and¨¦n y con cubos de incendios colgando en los puestos de mando. Ya en el final, sigue en l¨ªnea recta hacia Summer Hill, donde Mahatma Gandhi se quedaba durante sus visitas a Shimla. Y, al final, la estaci¨®n de Shimla, una magn¨ªfica parada de monta?a perfecta para pasear entre edificios de la ¨¦poca del Raj, con alojamientos de estilo neotudor y una iglesia neog¨®tica construida para evocar la lejana Gran Breta?a y sus tejados acostumbrados a la nieve invernal.
Tren de las monta?as Nilgiri (India): nostalgia de lo antiguo
El ¨²nico tren cremallera de la India, que sube por las monta?as Nilgiri sobre engranajes y pi?ones, tiene un cierto aire retrofuturista. Declarado tambi¨¦n patri?monio mundial de la Unesco en 2005, el viaje en tren desde Mettupalayam hasta Ooty es un cl¨¢sico tropical que se abre camino entre las f¨¦rtiles tierras altas en las que se refugia?ban los colonos brit¨¢nicos que hu¨ªan del calor de las planicies. Lo que le falta en vistas del Himalaya, en comparaci¨®n con el tren de juguete a Darjeeling o la l¨ªnea Kalka-Shimla, lo compensa con pasos por puentes algo precarios, vistas panor¨¢micas, un verde exuberante y la nostalgia por las m¨¢?quinas de vapor antiguas.
En pocas horas el tren lleva a sus pasajeros desde las llanuras tropicales a los montes frescos y tranquilos de Tamil Nadu, y cumple todos los requisitos para ser un cl¨¢sico de los viajes en tren por la India: locomotora de vapor, paisajes monta?osos, v¨ªa estrecha. Solo son 46 kil¨®metros, pero el Nilgiri Mountain Railway Line es el tren m¨¢s empinado de Asia. Adem¨¢s, es todo un prodigio de ingenier¨ªa con trechos de pendiente hacia arriba del 8,33%.
?Y que llev¨® a construir esta insensatez ferroviaria? Pues el maldito calor, que los funcionarios brit¨¢nicos no pod¨ªan soportar. Hoy suele viajar lleno de reci¨¦n casados porque muchas pel¨ªculas de Bollywood han ambientado en las frescas tierras altas sus escenas m¨¢s rom¨¢nticas. El paisaje es ¨²nico, y tambi¨¦n merece la pena por su flota de locomotoras de vapor, que los entusiastas de los trenes aprecian much¨ªsimo. Los trenes solo tienen tres o cuatro vagones, por lo que conviene reservar con mucha antelaci¨®n.
El Expreso de la Reunificaci¨®n (Vietnam): un tren ¨¦pico lleno de historia
Unos trenes pasan por ciudades hist¨®?ricas y otros junto a costas especta?culares. Algunos, pocos, tienen una historia ¨¦pica, y uno o dos destacan por los coloridos perso?najes que transportan. El Expreso de la Reunifica?ci¨®n, tambi¨¦n conocido como Ferrocarril Norte-Sur, cumple todos estos criterios. Recorre m¨¢s de 1.700 kil¨®metros, desde Han¨®i, en el norte, hasta Ciudad Ho Chi Minh, en el sur, y no existe forma m¨¢s evocadora de moverse entre las metr¨®polis gemelas de Vietnam ni mejor manera de recorrer los tesoros que hay en medio.
La historia de este convoy es la del Vietnam moderno en miniatura. El tren naci¨® durante el domi?nio colonial franc¨¦s de Indochina como una columna vertebral que comunicara las partes norte y sur de su territorio. El cap¨ªtulo m¨¢s famoso de su historia lleg¨® con la Guerra de Vietnam, cuando la l¨ªnea se us¨® para transportar tanques y artiller¨ªa, se dinamitaron tramos de v¨ªa y se bombardearon innumerables puentes. La l¨ªnea se parti¨® en dos, entre Vietnam del Norte, comunista, y Vietnam del Sur, respaldado por Estados Unidos. Luego se convirti¨® en un s¨ªmbolo de la sanaci¨®n del pa¨ªs y la solidaridad cuando volvi¨® a comunicar la antigua Saig¨®n y Han¨®i en 1976.
Ciudad Ho Chi Minh es el lugar l¨®gico para empezar el viaje, aunque la estaci¨®n, de aspecto bastante humilde, a¨²n lleva el antiguo nombre de la ciudad: Saig¨®n. A lo largo de unos cuantos kil¨®metros, los pasajeros ven desaparecer en la distancia los rascacielos y luces de ne¨®n, y luego surge un mosaico de paisajes buc¨®licos: arrozales, platanares, pagodas y escarpadas colinas calizas. Dentro de los vagones reina el mismo colorido, desde la cocina que reparte fideos humeantes hasta la enorme variedad de estudiantes, familias y trabajadores trajeados que suben y bajan. Muchos turistas se apean en el bullicioso centro costero de Da Nang y van al cercano Hoi An, un puerto comercial centenario cuyas casas de mercaderes de color mostaza se asoman sobre los muelles.
Poco despu¨¦s llega la ciudad real de Hu¨¦. Tras muchas horas de trayecto es un alivio estirar aqu¨ª las piernas paseando por sus tranquilos patios y salones del trono dorados, junto a los fosos y bajo puertas ceremoniales. Vinh es la ¨²ltima gran ciudad del viaje y un final de etapa pr¨¢ctico para quienes vayan a Laos.
El Reunification Express Train se guarda lo mejor para el final, al acercarse a Han¨®i y pasar justo por en medio de una de las capitales m¨¢s bellas de Asia. Las v¨ªas forman un paso peatonal improvisado cuando los trenes no circulan por ellas, de modo que las casas quedan a pocos cent¨ªmetros de los vagones. Antes se montaban mercados sobre los ra¨ªles y eran muy famosos, pero hoy en d¨ªa se est¨¢n prohibiendo.
Tren de la muerte (Tailandia): el aut¨¦ntico puente sobre el r¨ªo Kwai
El llamado tren de la Muerte de Tailandia (o Thailand-Burma Railway) es una hermosa l¨ªnea con una historia oscura. En 1942, los japoneses llevaron a miles de prisioneros de guerra a Tailandia y los obligaron a construir una v¨ªa f¨¦rrea a trav¨¦s de la densa jungla hasta Myanmar, la antigua Birmania. Debido a las escasas raciones de comida, los castigos arbitrarios y las brutales condi?ciones de trabajo, miles de brit¨¢nicos, australianos, indios, malasios y otros obreros perecieron. Su histo?ria se cuenta en pel¨ªculas como El puente sobre el r¨ªo Kwai (1957). Sorprendentemente, un tramo de la l¨ªnea sigue hoy en funcionamiento, con trenes que circu?lan al oeste desde Bangkok hacia paisajes de r¨ªos perezosos, ondulantes colinas y espesa selva. Viajar en el tren de la muerte es, para muchos pasajeros, un homenaje a quienes perdieron la vida.
El convoy actual es bastante modesto: asientos simples, vagones chirriantes, ventiladores de techo que zumban y horarios inventados. Los trenes salen de la capital tailandesa hacia la ciudad de Kanchanaburi, con pocos turistas pero muchos monjes budistas, estudiantes y trabajadores. Es la parada en la que bajarse para conocer mejor la funci¨®n de este tren durante la Segunda Guerra Mundial en el magn¨ªfico Centro del Ferrocarril Tailandia-Birmania que hay cerca de la estaci¨®n. El principal atractivo de Kanchanaburi es el puente sobre el r¨ªo Kwai (el aut¨¦ntico), una descomunal estructura de hierro en las afueras de la ciudad bombardeada por los aliados durante la guerra (la pel¨ªcula, sin embargo, se rod¨® en Sri Lanka). El tren avanza entre bosques de bamb¨² y el colof¨®n es el viaducto de Wang Pho, donde los vagones se bambolean sobre el puente desvencijado, en equilibro precario entre un risco vertical y el r¨ªo Kwai.
La l¨ªnea termina hoy en Nam Tok, a dos kil¨®metros de Kanchanaburri, desde donde es posible recorrer a pie parte del trazado f¨¦rreo original, hacia el noroeste, en direcci¨®n a la frontera de Myanmar, o dirigirse a los parques nacionales cercanos.
De Tailandia a Malasia: por el sudeste asi¨¢tico sobre ra¨ªles
Tres pa¨ªses, tres capitales, en un viaje en tren que, a velocidad de v¨¦rtigo, puede realizarse en menos de tres d¨ªas. Sin embargo, ir tan r¨¢pido significa perderse la verdadera esencia de este recorrido a lo largo de la pen¨ªnsula malaya: una l¨ªnea que se presta a la itinerancia caprichosa. Gracias a la abundancia de trenes, es posible hacer el recorrido m¨¢s pausadamente, relaj¨¢ndonos en islas tropicales, visitando plantaciones de t¨¦ en las alturas y sumergi¨¦ndonos en tres metr¨®polis en¨¦rgicas, emocio?nantes y muy distintas entre s¨ª.
La terminal Krung Thep Aphiwat de Bangkok es el nuevo cen?tro neur¨¢lgico de trenes de larga distancia de la capi?tal tailandesa. Recuerda a una terminal de aero?puerto y se halla frente al famoso mercado de Or Tor Kor, ideal para aprovisionarse de tentempi¨¦s antes de partir. Comienza el viaje siguiendo el golfo de Tailandia, una costa muy atractiva por s¨ª misma que es tambi¨¦n el punto de partida para las islas que salpican la zona. En Chumphon es donde hay que apearse para tomar un barco hacia Koh Tao, famosa por su submarinismo y sus arrecifes de coral. En Surat Thani es donde hay que desembarcar para continuar el viaje en ferri hasta los fabulosos spas de Koh Samui. Finalmente, se llega a la ciudad fronteriza de Hat Yai, desde donde parten los autobuses que llevan a Krabi y Phuket, con playas de arena blanca acariciadas por el mar de Andam¨¢n.
Desde Hat Yai, el tren atraviesa el interior hasta llegar a la frontera y, tras cambiar de vagones, se entra en Malasia. Siguiendo una llanura costera, se llega a Butterworth, puerta de entrada a Penang.
Quedan por delante m¨¢s etapas, como las Cameron Highlands, regi¨®n monta?osa con plantaciones de t¨¦ y refrescantes brisas alpinas, donde las rutas de senderismo llevan hasta cascadas solitarias y los bungal¨®s se aferran a laderas escarpadas y boscosas. Se llega f¨¢cilmente desde Ipoh, una apacible ciudad situada en la l¨ªnea de ferrocarril, al sur de Butterworth, con una estaci¨®n tan majestuosa que popularmente se la conoce como el ¡°Taj Mahal¡±. Desde Ipoh, el ferrocarril bordea verdes colinas antes de iniciar su recorrido hasta la capital malaya, donde se llega a otra magn¨ªfica terminal: la estaci¨®n de Kuala Lumpur, una espectacular combinaci¨®n de estilos asi¨¢ticos y europeos, con estructuras mogoles sobre arcos moriscos.
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