Priego de C¨®rdoba, el deleite del barroco andaluz entre olivares
Esta villa hist¨®rica, que se alza sobre un promontorio tallado por el r¨ªo Adarve, es una de las localidades m¨¢s bonitas y mejor conservadas de la provincia, que tiene en com¨²n con la capital no solo el apellido, sino coquetos barrios de calles estrechas e imponentes iglesias
Estos d¨ªas en Priego de C¨®rdoba se habla y se disfruta sobre todo de la reciente peatonalizaci¨®n de su centro hist¨®rico, muy en especial de la calle R¨ªo, una arteria comercial clave en el abigarrado casco de esta villa de la comarca de la Subb¨¦tica, que, la verdad, ha quedado de dulce. Paseas por la noche por ella, con su nuevo alumbrado acorde al entorno y sus venerables fachadas de rejer¨ªa andaluza, y te crees transportado en el tiempo, cuando caminaban por aqu¨ª prieguenses ilustres, como el polifac¨¦tico artista Francisco Ruiz Santaella o Niceto Alcal¨¢-Zamora, presidente de la II Rep¨²blica Espa?ola, que naci¨® en el n¨²mero 33 de esta misma calle, en la misma casa que hoy es museo y patronato sobre su obra.
La peatonalizaci¨®n es la ¨²ltima p¨¢tina a?adida a la epidermis urbana de esta villa hist¨®rica que se alza sobre un promontorio tallado por el r¨ªo Adarve y que ya fue capital de una cora musulmana durante Al-Andalus. Una de las localidades m¨¢s bonitas y mejor conservadas de la provincia andaluza que tiene en com¨²n con la capital provincial no solo su apellido, sino un barrio de calles estrechas y enjalbegas tan coqueto y apa?ado como la juder¨ªa de C¨®rdoba capital, aunque mucho m¨¢s reducido. A esta parte antiqu¨ªsima de Priego se le conoce como el barrio de La Villa y se ubica entre las murallas del castillo y el balc¨®n del Adarve, un cantil que se asoma al r¨ªo y que proteg¨ªa a Priego de incursiones indeseadas.
La Villa es la heredera directa de la vieja ciudad musulmana de calles laber¨ªnticas y estrechas, de sombras gratificantes que ayudan a huir del sol de plomo que funde a mediod¨ªa la campi?a andaluza, de ventanas cuajadas de macetas y de muros que se abomban bajo el peso de manos y manos de cal aplicada con esmero desde hace siglos cada primavera para reinventar la lozan¨ªa de una cuadr¨ªcula de callejas que ha sobrevivido milagrosamente al desarrollo y que permiten al viajero paladear el sosiego de una vida pasada.
Lo grande del barrio de La Villa es que, a diferencia de otros similares de ciudades tur¨ªsticas de Andaluc¨ªa, a¨²n no est¨¢ gentrificado. En sus casas de cal y adobe a¨²n viven, comercian, pasean y charlan al caer la tarde los prieguenses, ajenos al debate de la turismofobia o la subida de precios por las viviendas tur¨ªsticas. De hecho, alguno se queja incluso de lo contrario, de los pocos servicios que ofrece el barrio al visitante, m¨¢s all¨¢ de una tienda de recuerdos y productos gastron¨®micos y un par de alojamientos con encanto, entre ellos el delicioso Casa Ba?os de la Villa, construido con aires morunos mezclando la luz y el agua sobre varias casas antiguas del barrio, y con vistas desde la terraza a las cubiertas g¨®tico-mud¨¦jares de la iglesia de la Asunci¨®n.
Contiguo al barrio de La Villa est¨¢ el castillo de Priego, una gran fortaleza flanqueada por seis torres, una de ellas cil¨ªndrica, que, a diferencia de otras de la zona, no ocupa ning¨²n risco altanero de dif¨ªcil acceso, sino que se levanta en la llanura, en mitad de pueblo. Estaba en un estado lamentable hasta que en 2010 se acometi¨® un ambicioso proyecto de reforma. Buena parte del presupuesto fue para recuperar su famosa torre del Homenaje, la llamada torre Gorda, que asombra desde fuera por sus dimensiones. Gracias a esa acci¨®n se le a?adi¨® una escalera interior que permite ahora las visitas tur¨ªsticas a todos sus pisos y le devolvi¨® el esplendor que ten¨ªa a finales del siglo XVI, cuando, bajo el mando del duque de Medinaceli, Priego se convirti¨® en un gran centro seric¨ªcola que exportaba tafet¨¢n y terciopelos a media Europa y buena parte de las Indias.
De aquellos tiempos procede la mayor¨ªa de edificios singulares que engalanan Priego, como las Carnicer¨ªas Reales, justo detr¨¢s del castillo, un s¨®lido edificio de piedra en torno a un patio porticado utilizado como matadero municipal y mercado de carne que el Ayuntamiento levant¨® en 1576 en estilo renacentista. No deje de admirar la llamativa escalera de caracol que comunica ambos pisos. Tambi¨¦n son fruto de aquellas d¨¦cadas de desarrollo econ¨®mico la mayor¨ªa de iglesias, palacios y casas se?oriales que conforman la ampliaci¨®n dieciochesca de Priego en torno a la ya mencionada calle del R¨ªo y a la Carrera de ?lvarez. Un paseo por ellas es una lecci¨®n de arte acerca del m¨¢s delicado barroco andaluz, identificable en cada portada de columnas salom¨®nicas, en cada retablo de pan de oro o en los trabajos de rejer¨ªa que decoran balcones y ventanas.
Pero donde m¨¢s se nota la p¨¢tina barroca es en sus iglesias. Hay muchas y todas interesantes ¡ªSan Francisco, San Pedro, el Carmen, la Aurora¡ª, pero si hay que destacar una, no hay duda: la iglesia de la Asunci¨®n, cuya capilla del Sagrario est¨¢ considerada un hito del barroco espa?ol. El oratorio es obra del arquitecto Francisco Javier Pedrajas, quien la remat¨® en 1784 con una soberbia c¨²pula gallonada en la que la sucesi¨®n de ventanales crea unos juegos de luz que magnifican los grupos escult¨®ricos que la decoran.
Para rematar esta org¨ªa barroca que es un paseo por Priego conviene llegar hasta el final de la calle del R¨ªo y admirar la Fuente del Rey, un sorprendente conjunto de estanques escalonados, esculturas aleg¨®ricas de dioses mitol¨®gicos, mascarones, fuentes y 139 ca?os de agua m¨¢s propios de un palacete versallesco que de un pueblo andaluz. Y es que por algo el barroco fue la era dorada del exceso.
Si, adem¨¢s de ver monumentos urbanos, busca tambi¨¦n algo de naturaleza, Priego es una de las puertas de acceso al parque natural de las Sierras Subb¨¦ticas, un conjunto de sierras calizas encuadradas al sur de C¨®rdoba, entre los municipios de Cabra, Do?a Menc¨ªa, Zuheros, Luque, Carcabuey, Izn¨¢jar, Priego y Rute, protegidas desde 1994 por ser representativas de un tipo de morfolog¨ªa muy caracter¨ªstica de Andaluc¨ªa, con abruptos relieves, valles encajados en la roca calc¨¢rea, peque?os bosques de encinas y quejigos, donde tambi¨¦n se alternan arces, almeces y algarrobos, y una profunda interacci¨®n del hombre desde tipos inmemoriales, que se nota en las extensiones de olivar que la rodean, en actividades como la ganader¨ªa y la extracci¨®n de madera, as¨ª como en las numerosas cortijadas y caser¨ªos que a¨²n sobreviven en su interior. En el Centro de visitantes Santa Rita, en el kil¨®metro 57 de la carretera de Priego a Cabra, pueden darle cumplida informaci¨®n sobre senderos y actividades en la zona.
Y no se vaya de Priego de C¨®rdoba sin rendir homenaje a su producto gastron¨®mico estrella (y motor de su econom¨ªa): el aceite de oliva virgen extra. ¡°El mejor AOVE del mundo¡±, aseguran los locales. Se puede conocer y degustar en los cursos de catas que organiza el Consejo Regulador Denominaci¨®n de Origen Priego de C¨®rdoba o simplemente sabore¨¢ndolo en cualquiera de los restaurantes del pueblo en platos t¨ªpicos cordobeses, como el salmorejo, el remoj¨®n (naranja con bacalao) o el rabo de toro, donde el aceite de oliva virgen extra ¡ªel oro verde¡ª es el protagonista.
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