Berdichev, en el coraz¨®n de las tinieblas: de las peores atrocidades nazis a los bombardeos de Putin
En esta ciudad de Ucrania nacieron los escritores Vasili Grossman y Joseph Conrad, y en ella se cas¨® Honor¨¦ de Balzac. Sufri¨® el Holocausto nazi y la feroz represi¨®n estalinista. Hoy, Berdichev sigue condenada a las tinieblas de la guerra
Hay una peque?a ciudad en el centro de Ucrania que pocos conocen m¨¢s all¨¢ de las fronteras de este pa¨ªs en guerra. Su nombre, Berdichev, no resulta familiar para la mayor¨ªa de europeos, pero su historia y presente concentran el alma y el dolor compartido por los pueblos del Viejo Continente. Entre sus colmenas de viviendas sovi¨¦ticas aguantan todav¨ªa bellos edificios del siglo XIX, testigos de un pasado rico en lo cultural y en lo econ¨®mico. Berdichev fue centro espiritual del juda¨ªsmo en Ucrania y cuna de una refinada aristocracia local que vio nacer a dos genios de la literatura como Vasili Grossman y Joseph Conrad. Tambi¨¦n fue el escenario de las peores atrocidades nazis y de la feroz represi¨®n comunista. Hoy vive bajo la amenaza de los misiles rusos.
Suenan las sirenas de alerta ante un posible ataque a¨¦reo y los transe¨²ntes de la calle de Europa prosiguen su camino como si nada sucediera. Han pasado ya semanas desde el inicio de la guerra y los ciudadanos se han acostumbrado a este t¨¦trico sonido, acompa?ado adem¨¢s por el doblar de las campanas de las iglesias. Las alarmas indican que los radares del Ej¨¦rcito ucranio han detectado actividad a¨¦rea del invasor en direcci¨®n a la provincia de Yit¨®mir, donde se localiza Berdichev. Pueden ser misiles, drones o aviones. Solo en una ocasi¨®n cayeron las bombas sobre el casco urbano de la ciudad.
Los ciudadanos de Berdichev se sienten confiados en los ¨²ltimos d¨ªas de marzo y aprovechan cuando sale el sol para pasear por la avenida principal, la dedicada a Europa. En las horas de alarma a¨¦rea ¨²nicamente se proh¨ªbe el acceso a la plaza frente al ayuntamiento porque es un posible objetivo del enemigo. La sede consistorial es un enorme edificio con dimensiones sovi¨¦ticas m¨¢s propias de un ministerio que de un municipio de 75.000 habitantes que dej¨® atr¨¢s su ¨¦poca m¨¢s gloriosa. A pocos metros del ayuntamiento se encuentra la iglesia de Santa B¨¢rbara. En ella contrajeron matrimonio en 1850 la condesa polaca ?veline Hanska y el escritor franc¨¦s Honor¨¦ de Balzac, uno de los padres de la novela moderna.
La condesa Hanska era una de las muchas admiradoras que tuvo Balzac. Durante dos d¨¦cadas mantuvieron una relaci¨®n epistolar que empez¨® cuando ella era la mujer del conde ucranio Vinceslas Hanski. Cuando este muri¨®, en 1841, los amantes intercalaron estancias por Europa y sobre todo en el palacio que ella hab¨ªa heredado, a 60 kil¨®metros de Berdichev. Se casaron tan solo tres meses antes de la muerte del escritor. Ella fue posteriormente enterrada junto a ¨¦l en Par¨ªs y es recordada por ser la destinataria de las Cartas a la extranjera, una recopilaci¨®n p¨®stuma de las misivas que le escribi¨® ¨¦l, textos que exponen la capilaridad de los pueblos de Europa. ¡°Piensa que estar¨¦ navegando durante quince d¨ªas por el Mediterr¨¢neo¡±, relataba Balzac en 1838 a su futura esposa, ¡°de all¨ª a Odesa es todo mar, o, como decimos en Par¨ªs, un camino pavimentado. Y de Odesa a Berdichev solo hay un paso¡±.
En la calle de Europa hay un edificio de oficinas que lleva el nombre de Balzac. Un busto del escritor preside el acceso a los ascensores que llevan al visitante a la sexta planta, donde la familia Dziuba regenta el parque infantil Marioland, una adaptaci¨®n local del famoso videojuego. La zona de actividades infantiles se ha quedado sin empleadas ni ni?os, la mayor¨ªa se han desplazado a provincias m¨¢s alejadas del frente o al extranjero. S¨ª funciona el restaurante, Luigi, que en vez de a familias da de comer a los hombres que se han quedado en la ciudad. Luda Dziuba es la hermana del propietario y durante la guerra se encarga del establecimiento. Dziuba no conoc¨ªa la historia de amor entre Balzac y Hanska, y que acabar¨ªa dando nombre al edificio en el que sirve pizzas y hamburguesas. Admite que poco sabe del pasado de su ciudad en general, pero s¨ª sabe, porque se lo ense?aron en la escuela, que los alemanes masacraron a la poblaci¨®n jud¨ªa local.
Berdichev, como buena parte de Ucrania, fue durante siglos una pieza codiciada por Polonia, Lituania y Rusia. A mediados del siglo XVIII fue la capital econ¨®mica de los territorios orientales de Polonia, pero fue posiblemente un siglo m¨¢s tarde, coincidiendo con la efem¨¦ride del matrimonio de los Balzac, el momento m¨¢s dulce de Berdichev. La ciudad era por entonces parte del Imperio ruso. La industria local permit¨ªa que floreciera un urbanismo admirado y una sociedad educada. En 1850 se levant¨® la escuela de m¨²sica y estudios hebreos de la calle Vinnitska, un elegante edificio de dos plantas, actualmente abandonado, con estucados en la fachada que reproducen el tel¨®n de un escenario. Cuando este se construy¨® hab¨ªa otros 80 centros educativos jud¨ªos, hoy solo quedan tres. A finales del siglo XIX, el 80% de la poblaci¨®n, m¨¢s de 55.000 personas, era jud¨ªa; hoy estos solo son unos 300 vecinos de Berdichev, el 0,4% de la poblaci¨®n.
Los pogromos rusos de finales del siglo XIX iniciaron la progresiva desaparici¨®n de la sociedad jud¨ªa de la ciudad. La revoluci¨®n bolchevique, que a Ucrania lleg¨® en 1920, trajo la represi¨®n religiosa, a la que sucedi¨® algo mucho peor, el exterminio nazi. Cuando el escritor Vasili Grossman dej¨® su Berdichev natal en los a?os veinte, 30.000 de sus habitantes, ¡°poco m¨¢s de la mitad del total¡±, eran jud¨ªos. Cuando volvi¨® en 1944 como corresponsal de guerra junto a las tropas sovi¨¦ticas, liberando el este de Europa en direcci¨®n a Berl¨ªn, la pr¨¢ctica totalidad hab¨ªan sido fusilados y enterrados. Grossman descubri¨® en aquel momento que una de las v¨ªctimas era su madre. A ella le dedic¨® su obra m¨¢s importante, Vida y destino.
En el n¨²mero 14 de la calle Shevchenko est¨¢ la ¨²nica placa en el espacio p¨²blico de Berdichev dedicada a uno de sus m¨¢s insignes hijos, uno de los m¨¢s importantes narradores en ruso de la segunda mitad del siglo XX. En una casa de dos plantas adyacente a la escuela de medicina, ambas construidas por el t¨ªo de Grossman, vivieron el escritor y su madre, donde pasaron sus ¨²ltimos momentos juntos. Grossman fue un revolucionario convencido al que los cr¨ªmenes del estalinismo convirtieron en un cr¨ªtico del r¨¦gimen comunista. Vida y destino fue prohibida en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y no fue hasta la d¨¦cada de los ochenta que su maestr¨ªa empez¨® a ser reconocida en su propia tierra.
En Berdichev no faltan quienes mantienen lazos afectivos con Rusia. Muchos otros los han roto a causa de la guerra
Ninguno de los vecinos o autoridades que entrevist¨® El Pa¨ªs Semanal en Berdichev hab¨ªa le¨ªdo nada de Grossman. El regreso a la ciudad natal inspira la que fue su ¨²ltima novela, Todo fluye (Galaxia Gutenberg), censurada en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pero que en 1970 pudo ser publicada en Europa Occidental. Cuenta la historia de un preso pol¨ªtico en Siberia que se beneficia de la excarcelaci¨®n masiva de v¨ªctimas del estalinismo tras la muerte del tirano, en 1953. Iv¨¢n Grig¨®rievich vuelve a sus ra¨ªces para encontrarse con que los suyos le olvidaron: ¡°Hab¨ªa desaparecido de la conciencia de la gente, de sus corazones, ya fueran fr¨ªos o ardientes; exist¨ªa en secreto, y cada vez aparec¨ªa con m¨¢s dificultad en la memoria de aquellos que lo hab¨ªan conocido¡±.
Para llegar a la fosa com¨²n de Khazhyn hay que recorrer ocho kil¨®metros de una carretera secundaria controlada por las patrullas de las Fuerzas de Defensa Territorial, la divisi¨®n militar que moviliza a los ciudadanos ucranios armados. En el arc¨¦n saltan los cuervos y las palomas, y en los ¨¢rboles, todav¨ªa pelados por el invierno reci¨¦n finalizado, solo verdean las formas redondas del mu¨¦rdago. El bosque, poco frondoso y mojado por la lluvia, conduce a un promontorio en el que hay dos estelas conmemorativas: la m¨¢s reciente fue erguida hace tres a?os por el Memorial de los Jud¨ªos Asesinados en Europa y el Ministerio de Exteriores de Alemania. Incluye informaci¨®n del lugar y de los cr¨ªmenes all¨ª cometidos. La estela m¨¢s antigua, de la d¨¦cada de los ochenta, solo indica que se levant¨® ¡°a la memoria de los ciudadanos sovi¨¦ticos aqu¨ª ca¨ªdos¡±.
Un total de 12.000 personas fueron ejecutadas en la fosa de Khazhyn. Donde reposan los restos de los muertos, las autoridades desplegaron recientemente una red de alambre y sobre ella volcaron toneladas de piedras. Genadi Kisluk, presidente de la comunidad jud¨ªa de Berdichev, explica que cada a?o hab¨ªa profanaciones por parte de ladrones en busca de joyas y otros objetos de valor.
Kisluk tiene 55 a?os y naci¨® en Berdichev, como sus padres y sus abuelos. Ellos se salvaron del Holocausto porque antes de la llegada de los alemanes fueron evacuados a Kazajist¨¢n. Administra el cementerio jud¨ªo de Berdichev, uno de los destinos de peregrinaje m¨¢s importantes de los jud¨ªos ortodoxos jas¨ªdicos: en ¨¦l est¨¢ enterrado el rabino Levi Yitzchok, uno de los l¨ªderes del jasidismo en el siglo XVIII. Cien mil de sus fieles procedentes de Israel y Estados Unidos visitan cada a?o el lugar, pero en esta primavera bajo la sombra de la guerra solo se deja ver alg¨²n que otro vecino que pasea a su perro.
Aqu¨ª la colaboraci¨®n de parte de la poblaci¨®n local con los nazis en el exterminio jud¨ªo sigue siendo un tema tab¨²
Las l¨¢pidas m¨¢s antiguas tienen una forma particular de la regi¨®n, de la que Kisluk dice no tener explicaci¨®n. ¡°Las llamamos los zapatos¡±. Muchas han sido tumbadas por las inclemencias del tiempo, otras fueron vandalizadas. Kisluk comenta que en su camposanto no hay nada financiado por los alemanes, y se?ala un discreto monumento sufragado por un ruso descendiente de Berdichev. Preguntado por su opini¨®n sobre la invasi¨®n rusa, Kisluk responde que ¨¦l no habla de pol¨ªtica: ¡°Los rusos ser¨¢n siempre bienvenidos en este lugar¡±. El administrador del camposanto subraya adem¨¢s que durante la Uni¨®n Sovi¨¦tica los jud¨ªos no tuvieron nunca problemas.
¡°La frase ¡®yo no entro en pol¨ªtica¡¯ es la mejor manera de saber que alguien est¨¢ a favor de Rusia¡±, afirma Stanislav Shostak, el int¨¦rprete de esta publicaci¨®n en la visita a Berdichev. A Shostak, hijo de un ucranio jud¨ªo residente en Israel, la reacci¨®n de Kisluk le sulfur¨®. ¡°Mi padre ha roto muchas amistades con rusos israel¨ªes que tambi¨¦n le dec¨ªan que no quer¨ªan hablar de la guerra porque no entran en pol¨ªtica¡±.
Kisluk es un ejemplo de las estrechas ra¨ªces culturales e identitarias que parte de la poblaci¨®n ucrania comparte con Rusia. Pero la invasi¨®n ejecutada por el Kremlin ha provocado que muchos ucranios renuncien a este legado compartido. La escuela n¨²mero 8 de Berdichev ha sido habilitada como centro de acogida para desplazados del frente oriental y como punto de distribuci¨®n de ayuda humanitaria. Las clases se imparten a distancia y el profesorado intercala las horas lectivas frente al ordenador con trabajos de voluntariado, desde cocinar chuletas rebozadas hasta preparar conservas de pepinos, pasando por tejer redes de camuflaje para el Ej¨¦rcito. En las puertas de las aulas hay carteles en tres idiomas que indican las asignaturas que all¨ª se imparten: en ucranio, ingl¨¦s y hebreo. Pese a que es la lengua materna de un tercio de la poblaci¨®n, el ruso se excluy¨® expresamente de la escuela a ra¨ªz de la guerra separatista espoleada por Rusia en 2014 en la regi¨®n del Donb¨¢s.
¡°Nunca nos hubi¨¦ramos imaginado que nos suceder¨ªa esto con nuestros vecinos y hermanos Rusia y Bielorrusia¡±, afirma entre l¨¢grimas la subdirectora de la escuela n¨²mero 8, Alina Ryzhko. Su llanto se convierte en rabia cuando recuerda a un exalumno recientemente ca¨ªdo en el frente. Para ella, como para millones de ucranios, Rusia es el mal. ¡°Yo tengo amigos en Rusia, mejor dicho, ten¨ªa amigos, es muy duro porque apoyan esta guerra¡±, dice esta maestra. ¡°Rusia hab¨ªa visto muchas cosas en mil a?os de historia¡±, anot¨® Grossman en Todo fluye con un lamento parecido al de Ryzhko: ¡°Durante los a?os sovi¨¦ticos el pa¨ªs hab¨ªa sido testigo de victorias militares mundiales, enormes construcciones, ciudades nuevas, presas que deten¨ªan el curso del Dni¨¦per y el Volga y canales que un¨ªan los mares, la potencia de los tractores, de los rascacielos¡ La ¨²nica cosa que Rusia no hab¨ªa visto en mil a?os era la libertad¡±.
El Museo de Historia de Berdichev es una humilde colecci¨®n de objetos variopintos y loas a los personajes m¨¢s granados de la ciudad. Es un caser¨®n en los terrenos fortificados del convento de las carmelitas descalzas, una comunidad religiosa fundada en el siglo XVII y actualmente compuesta por una docena de monjas polacas. Miles de familias se han refugiado en Polonia durante la guerra gracias a la intercesi¨®n de estas religiosas. En el patio de acceso al convento solo dejan verse perros callejeros que esperan a que alguien les d¨¦ algo de comida. Buena parte del museo est¨¢ dedicado a glorias sovi¨¦ticas, como el teniente general ruso Georgy Petrovsky, que en enero de 1944 comand¨® una columna de 20 tanques contra el ocupante alem¨¢n dentro de la ciudad. Uno de esos blindados, un T-34, preside el homenaje a aquella gesta en una plaza de Berdichev.
Ocho d¨¦cadas despu¨¦s de que Petrovsky abriera las puertas del municipio a las tropas sovi¨¦ticas, el museo ha retirado de sus salas las piezas m¨¢s valiosas y las ha puesto a buen recaudo. La direcci¨®n del centro especifica que no se han protegido por miedo a los bombardeos, sino a los posibles saqueos en el caso de que el Ej¨¦rcito de Vlad¨ªmir Putin acceda a Berdichev. En el acceso principal a la exposici¨®n se mantiene un mural con las fotograf¨ªas de una veintena de soldados de la 26? Brigada de Artiller¨ªa, que tiene su cuartel en el municipio: son los fallecidos en la guerra que provoc¨® Rusia en 2014 para separar el Donb¨¢s de Ucrania.
John Garrard es uno de los mayores expertos sobre la historia de Berdichev. Este profesor em¨¦rito de Estudios Rusos de la Universidad de Arizona ha escrito prol¨ªficamente sobre el pasado jud¨ªo de la regi¨®n y sobre Grossman. Garrard recuerda que el eje entre Berdichev y Yit¨®mir, la capital de la provincia, 40 kil¨®metros al norte, fue el escenario de la victoria m¨¢s importante de la invasi¨®n alemana en la Uni¨®n Sovi¨¦tica: fue desde all¨ª desde donde la 11? Divisi¨®n Blindada rode¨® Kiev ¡°en cuesti¨®n de horas¡± en septiembre de 1941. ¡°Los sovi¨¦ticos perdieron 400.000 hombres, asesinados o como prisioneros, en su mayor derrota en la II Guerra Mundial¡±, dice Garrard, y a?ade: ¡°Los rusos parecen ignorar su propia historia, su Ej¨¦rcito est¨¢ actuando como la Wehrmacht alemana, y el Ej¨¦rcito ucranio est¨¢ en la posici¨®n del Ej¨¦rcito Rojo¡±.
Garrard opina que en un lugar como Berdichev confluyen otras memorias ignoradas. Por ejemplo, la de la poblaci¨®n local que colabor¨® en el exterminio jud¨ªo, algo de lo que ni se contempla todav¨ªa hablar, a diferencia de lo que ha sucedido en otros pa¨ªses europeos como Francia, una actitud heredada de la ¨¦poca sovi¨¦tica. ¡°Cuando el Ej¨¦rcito Rojo retom¨® la ciudad, el discurso sovi¨¦tico era concentrar las culpas en los alemanes e ignorar la colaboraci¨®n ucrania. Campesinos ucranios se apoderaron de las propiedades jud¨ªas, saquearon sus viviendas. Este olvido consciente ha continuado hasta hoy¡±, opina Garrard. ¡°?Qui¨¦n quiere reconocer que sus familias se beneficiaron del asesinato de sus vecinos jud¨ªos, o que incluso, en algunos casos, los instigaron?¡±, plantea.
La inercia sovi¨¦tica tambi¨¦n lleva a que la figura de Grossman, voz cr¨ªtica e incisiva sobre los cr¨ªmenes contra los jud¨ªos, contin¨²e en un segundo plano, valora Garrard: ¡°El nombre de Grossman fue rehabilitado en la d¨¦cada de los ochenta, despu¨¦s del agujero negro que fue la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pero su trabajo sobre el Holocausto, que trata igualmente sobre el doloroso y desconocido papel del colaboracionismo ucranio, contin¨²a reprimido¡±.
Vasili Grossman escribi¨® en Todo fluye algunas de sus reflexiones m¨¢s celebradas sobre la voluntad del individuo de prevalecer, la misma que le llev¨® al ostracismo: ¡°Por enormes que sean los rascacielos y potentes los ca?ones, por ilimitado que sea el poder del Estado e imponentes los imperios, todo eso no es m¨¢s que humo y niebla que desaparecer¨¢. Lo que permanece, se desarrolla y vive es solo una verdadera fuerza, que consiste en una sola cosa, la libertad. Vivir significa ser un hombre libre¡±.
Joseph Conrad, hijo de Berdichev, tambi¨¦n quiso ser libre para seguir su propio camino. A ¨¦l se le dedica otro espacio expositivo en las dependencias del convento de las carmelitas, financiado con capital polaco. J¨®zef Teodor Konrad naci¨® en 1857 en el seno de una familia latifundista de la minor¨ªa polaca local. Como recogi¨® John Stape en su biograf¨ªa The Several Lives of Joseph Conrad (Penguin), el mismo Conrad hab¨ªa admitido que Berdichev, ¡°un lugar tan remoto¡± de Inglaterra, su pa¨ªs de adopci¨®n, parec¨ªa ¡°un punto de inicio imposible¡± en su biograf¨ªa. La familia Konrad se traslad¨® de Berdichev a Varsovia cuando el peque?o J¨®zef solo ten¨ªa tres a?os. El padre era un activo opositor al imperialismo ruso, defensor de la independencia polaca. Fue deportado a Siberia. La madre muri¨® cuando el peque?o ten¨ªa 9 a?os, y el padre, cuando contaba 11. Cuid¨® de ¨¦l un t¨ªo, pero pronto, de adolescente, empez¨® a labrarse su perfil de aventurero que a los 21 a?os le llev¨® a Inglaterra.
Conrad, como Balzac, conectar¨ªa a Berdichev con la Europa Occidental. Uno en franc¨¦s y el otro ingl¨¦s, el primero desde el territorio del realismo y el segundo marcado por el romanticismo, ambos autores se aproximar¨ªan a algunos de los aspectos m¨¢s duros de la condici¨®n humana. La obra m¨¢s reconocida de Conrad, El coraz¨®n de las tinieblas, aporta p¨¢rrafos que suenan como el eco de una violencia com¨²n y at¨¢vica, sea en el r¨ªo Congo del libro o en los campos de cereales de la Ucrania occidental: ¡°De cuando en cuando se ve un campamento militar perdido en la selva, como una aguja en medio de un pajar; fr¨ªo, niebla, tempestades, enfermedad, exilio y muerte, la muerte acechando en el aire, en el agua y entre los matorrales¡±.
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